La fiesta de corpus Christi tiene un nombre realmente curioso: es la fiesta del cuerpo. Jesús se aproximó a nosotros con su cuerpo... cuerpo no es sólo un físico, es una capacidad de relación. Lo que los otros ven de nosotros primero es el cuerpo... y el cuerpo dice algo de nosotros aunque no lo dice todo. Más allá de si somos bajitos o altos, gordos o flacos, más bellos o no tanto, con nuestro cuerpo transmitimos algo, una aura que las fotos no pueden recoger. Es nuestro estilo, nuestra manera de estar, nuestros gestos... una sonrisa, la velocidad de nuestros movimientos... todo nuestro cuerpo nos hace únicos y es con este cuerpo que nos podemos relacionar. Pero el cuerpo en nuestra sociedad es maltratado... porque nos pone modelos que quizás hacen que dudemos de la idoneidad de nuestro cuerpo para atraer, para recibir afecto, para abrazar, para compartir lo que somos con los demás. Cuerpos explotados o maltratados por la rigidez de tener que ser como... cuerpos inflexibles o rígidos porque les falta cariño. Cuerpos despreciados por la falta de autoaceptación.
O cuerpos acariciados, por nosotros mismos o por los demás, porque son sacramento del alma que albergan.
Y Jesús tomó un poco de pan y dijo: este es mi cuerpo entregado por todos vosotros. Palabras que estamos llamados a repetir: nuestro cuerpo es para la entrega, para la generosidad, para abrazar, para animar, para sostener... para dar amor, como signo de que el Reino de Dios está en medio de nosotros.
Miquel
religioso, presbítero
