No te asombres si lo esencial permaneciera oculto a tus ojos. El ardor de tu búsqueda encuentra ahí el aliento para avanzar hacia el Resucitado.
Al pasar de los días, presentirás lo profundo, lo inmenso de un amor que sobrepasa todo conocimiento (Ef 3, 18-19). Ahí encontraras, hasta el final de tu vida, razón para maravillarte y audacia para recomenzar una y otra vez.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza