Ser testigo de la Fe siendo Gay no se consigue con palabras, con solemnes ni sencillas ceremonias, encuentros multitudinarios en un estadio, discursos, escritos...
Primero hemos de aprender a recibir de nuestro entorno, la familia que al menos la mía es un puzle de colores, amigos, compañeros...antes de pretender darles nada. Nos debemos sumergir en el barro de la vida, impregnarnos del dolor y del sufrimiento que reina en cerca y lejos de nosotros. Sólo después de esto podremos hablar de "nuestra Fe".
Es colocándonos codo a codo con la gente sencilla, que viven en medio de la dureza de la vida, y no estando junto a los privilegiados, que aprenderemos lo que la iglesia, adulterada a través de los siglos, no nos enseña. Sólo así nuestra Fe llegará a ser auténtica, la Fe de Jesús el Profeta de Nazaret y podremos ser auténticos testigos.
fr. bernardo yoel. valencia