El año 2009 la Editorial Sal Terrae publicó el libro de Joyce Rupp, "Abre la puerta" (Introspección al verdadero yo).
Con la metáfora de la puerta nos señala los caminos para entrar en nuestro verdadero yo, oculto muchas veces, en nuestro corazón.
Me llama la atención la cantidad de personas que entran a la página a la que no se si llamar comunidad, grupo o ninguna de las dos cosas. Puede que seamos una mezcla de todo, pero sinceramente pienso que lo que abunda son espectadores que entran leen alguna vez sin decir nada. En una comunidad y un grupo se comparte, se opina, se habla aunque las opiniones sean disparatadas y se hable mal o se escriba peor al no ser esto un concurso literario.
Como la puerta siempre la tenemos abierta (como debe ser) algunos entran apenas sin saludar. Pocos dicen de que país son o que región, comprendo que la prudencia es muy importante y no siempre se puede uno explayar como el cuerpo pide por las consecuencias que podría tener, yo soy uno de esos. Pocos cuentan si realizan alguna labor pastoral en algún grupo gay o no...
En uno de los capítulos de "engrasar los goznes" habla de los lubricantes básicos que hacen que los goznes de la puerta de nuestro corazón se muevan con suavidad. Cada uno de nosotros sabemos de qué pie cojeamos y cual es el gozne que hay que engrasar ya.
En cualquier forma la Oración, corta, larga, una mirada, una sonrisa... contribuye a la apertura de la puerta.
Es muy importante el lubricante que nos haga bendecir Bien- Decir a Dios por que nos ha creado como ha querido, hay que aceptarlo de verdad, desde lo profundo del ser, quitar esos rescoldos que quedan y nos vemos como pecadores, enfermos... Es necesario que nuestros talentos innatos nazcan a la vida y nos faciliten la apertura continuada.
Es muy posible que cada uno encuentre su lubricante particular porque cada puerta es personal.
fr. bernardo yöel. Valencia