Al abrir el Evangelio, cada uno puede decirse: estas palabras de Jesús son un poco como una carta muy antigua que me fuera escrita en una lengua desconocida; como esta carta está dirigida a mí por alguien que me quiere, intento comprender el sentido, y pondré enseguida en práctica en mi vida lo poco que he comprendido.
Nadie logra comprenderlo todo del Evangelio por sí mismo. Lo que yo no comprendo de la fe, otros lo comprenden y viven de ello. En esto consiste creer en Comunidad. No me apoyo solamente en mi propia fe, sino en la fe de los cristianos de todos los tiempos, de quienes nos han precedido. Y, día tras día, me dispongo interiormente a confiar en el Misterio de la Fe.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza