"No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo, mirad cómo nace algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?" (Is 43, 18-19)
El Evangelio trae consigo una esperanza tan clara y una llamada tal a la alegría que quisiéramos ir hasta el don de nosotros mismos para transmitirlas lejos y cerca.
¿Dónde está la fuente de esperanza y de alegría? Está en Dios que nos busca incansablemente y encuentra en nosotros la belleza profunda del alma humana.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza