Esta mañana, me ha parecido interesante este texto y lo comparto por aquí:
A veces las gentes se angustian y descorazonan cuando contemplan las vidas de Jesús y de los santos; piensan que no son tan santas como ellos y que ni siquiera se sienten movidas a serlo. Al no considerarse dentro de ese grupo piensan que están muy alejadas de Dios y no confían en poder ser discípulos.
Jamás pienses de esta manera.
Nadie, nunca, está separado de Dios, ni por sus imperfecciones ni por sus debilidades ni por cualquier otra razón.
Y si por alguna circunstancia te sientes rechazado por los demás, piensa entonces de manera especial que Dios está cerca de ti y que te hace mucho daño pensar que Dios está lejos. Sea que te apartes de Él o que te acerques a Él, nunca te abandona. Dios siempre está presente, y si no ha podido entrar aún en tu vida, no está muy lejos de tu puerta.
Consideremos ahora la vida ardua y difícil del discipulado. En primer lugar, mira exactamente lo que Dios te pide hacer. Él no llama a todo el mundo a recorrer el mismo camino. Puede ser que tu camino más corto no sea el de las obras o de las privaciones; que, después de todo, pueden carecer de importancia, a no ser que Dios te las exija particularmente. En este caso te dará la fuerza para recorrer ese camino sin perjuicio para tu vida espiritual. Pero si ése no es tu camino tranquilízate y sigue adelante. Puedes admirar la vida de los guerreros espirituales, pero de nada te sirve envidiarlos o desear ser como ellos. Simplemente no es tu camino.
Extraído de un Sermón del Maestro Eckhart (1260-1328)