Después de comer, mientras tomaban un café descafeinado, hablaban con tranquilidad. Un monje se lamentaba de la crisis de Fe que padece nuestra sociedad:
- Lo religioso ya no es relevante e incluso causa rechazo. Y para mucha gente la Fe no es un problema; simplemente es algo que no les interesa y les tiene sin cuidado.
El Abad Ferran sonrió levemente, miró a lo lejos, tomó un sorbo de café y dijo:
- Los que nos creemos creyentes miramos demasiado a los demás y no nos miramos a nosotros mismo. Y quizá somos menos creyentes de lo que pensamos. No vale eso de haber nacido en una familia cristiana, estar bautizados, aceptar una serie de dogmas,practicar unos ritos...Pero, ¿ sentimos de verdad la presencia de Dios en nosotros? ¿Nos sentimos amados por Él? ¿Vivimos el día a día unidos a Él?
Tomó otro sorbo de café y prosiguió:
- Me temo que cumplimos, bien que mal, nuestras obligaciones de cristianos...pero no "vivimos" como cristianos. Hemos identificado la Fe con la creencia y la espiritualidad con instituciones que se interponen entre nosotros y Dios. Aquello que tiene la función de encarnarnos a Dios, si no es "vida",lo que hace es alejarnos de Él. Cuando la espiritualidad se convierte en una lista de creencias, normas y obligaciones, y deja de ser vida, ya no es espiritualidad. Ahí no hay Fe. Es mera ideología...
fr. bernardo yoel.valencia