Todas las semanas un joven talludito subía a la Abadía para consultar, hablar, preguntar dudas al abad Ferran. Todas las semanas sin fallar tenía algo que decir. El abad cuando lo vio entrar sin dudarlo le dijo, David que bien me vienes, acompáñame al cine que me despeje la cabeza.
Cuando salieron de ver la película "A los que aman" de Isabel Coixet, el abad dijo a David:
- ¿Te ha gustado?
- Pues la verdad es que es un tanto rara.
- David el cine hay que mirarlo, observar, no sólo ver. Está claro que el tema fundamental es ese amor que todos hemos tenido, que pudo ser, pero no fue. De los dolores sufridos en silencio... y hay una frase, quizá sin importancia, que me ha llamado la atención.
David por primera vez en meses escuchaba.
- Hay un momento en el que la niña le dice a la monja, que le gustaría recibir cartas de amor y esta rápidamente le responde, que ella también, pero está casada con Dios y Dios no escribe carta.
Ferran sonrió pícaramente y prosiguió:
- No me gusta nada que digan que las religiosas están casados con Dios. ¿Sabes por qué? porque " no hay Dios que se casen con ellas " lo que más me extraña es, que la monja diga que Dios no escribe cartas. (Tengo que decirte bromas aparte hoy hay religiosas que dan al clero y religiosos sopas con honda con lo finas que son en su reflexión teológica) Dios nos está escribiendo cartas continuamente, pero nosotros no sabemos escucharlo. Nos habla por las demás personas, nos habla por los acontecimientos, por las personas que nos quieren y por personas que aparecen "por casualidad" en nuestras vidas... Todo eso son cartas que Dios nos envía. Sólo falta que sepamos leerlas.
- David eres una persona muy inquieta, muy hablador, muy observador... pero nunca has hablado de "tu" problema. No se cual es, pero tienes que decirlo a alguien, si no puedes hablando, escríbelo, que con esa actitud impides recibir cartas de amor.
fr. bernardo yoel.valencia