Hermanos, mi fe es muy tenue, es una llamita que mueve el viento, se diría que ya está apagada... pero no. Parece mentira pero vuelve a lucir. La comparo yo con las ascuas de una hoguera que de dia no se ven pero que de noche, cuando no hay luz en el huerto, destacan en la oscuridad. Compañeros, lo confieso, soy como Tomás, y también como Santa Marta. Vaya dos. Por un lado bastante descreído, casi insultantemente descreído; por otro, creyente pero siempre pensando en los pormenores de lo material y en qué comeremos mañana.
Se me murió el año pasado la única persona que a mí me abrazaba y que me había apuntalado desde niño, me quedé sin trabajo y después caí enfermo. Echo cuentas y no me salen. Cuarentón, "aldeano", hombre honrado...
Estoy releyendo los evangelios, he seguido la Semana Santa con vosotros como nunca la había seguido. Qué homilías las de monseñor Romero!! Ha sido una bendición. El día de Ramos fui a misa... la iglesia de mi pueblo me pareció hueca. Pero el domingo oí las campanas desde casa y me imaginé el sagrario como un lugar tierno, cálido y luminoso en el vientre de la iglesia centenaria. Y allí abracé a Jesús resucitado, fuerte, fuerte.
Lo confieso, perdóname Señor, soy como Tomás... y como Marta. Pero desde ahora, tenga o no tenga fe, me voy a comportar como si de verdad la tuviera, eso voy a hacer Señor, perdóname de momento, dame margen.
En un lugar del Apocalipsis he leído que Dios vomita a los tibios. Hasta ahora he sido un tibio, voy a dejar de serlo. Hermanos rezad una oracioncina por mi. Abrazos.
X. M.; Asturias.