Un papa "Bueno" y otro "Grande". Así describía Radio Nacional de España a los dos pontífices recién canonizados por la Iglesia Católica.
En la entrevista de RNE, un teólogo, cuyo nombre no recuerdo ha calificado a un papa como "progresista" y a otro como "conservador". Parece ser que Juan XXIII es el progresista y Juan Pablo II el conservador. "Dos tendencias que forman parte de la diversidad de la misma Iglesia. La riqueza de la Iglesia". Ha dicho el mencionado teólogo.
Bueno, a mi parecer, dichas calificaciones no me parecen muy precisas. Juan Pablo II tuvo un pontificado muy largo (más de 25 años), lo cual dio pie a muchas experiencias como pontífice. Juan XXIII, por su parte, fue papa durante unos 5 años, un espacio bastante más breve. Y esto es un dato muy importante a tener en cuenta cuando los comparamos. Dos personas provenientes de dos realidades distintas (Oriente y Occidente). Juan Pablo II quizá sea conservador en algunas cosas, en otras introdujo reformas en la Iglesia, y en otras se observó una cierta regresión. Juan XXIII ¿progresista? Bueno, según se entienda. Juan XXIII era una persona que tocaba tierra, sencilla, que veía la Iglesia más como "un jardín" que como un "museo"; y se dio cuenta de la trayectoria de la Iglesia en su tiempo e intentó volver a los orígenes, es decir, a lo que era la Iglesia original. Si volver al pasado en el presente es "progresista"... Juan Pablo II no conservó algunas de las iniciativas de la reforma del Vaticano II, si eso se puede calificar de "conservador"...
A veces, me parece curioso esas calificaciones de "conservador" y "progresista" dentro de la misma Iglesia, que no digo que no ocurra. Pero me hace más gracia todavía que se hable de progresía y conservadurismo como dos realidades juntas y habitables dentro de la misma Iglesia, presentándola como una comunidad diversa, donde esa diversidad se presenta como riqueza. Ojalá fuese así, y ojalá se pudiese vivir esa y otras diversidades más dentro de la Iglesia; pero me temo que el conservadurismo le va ganando siempre terreno a la progresía. Luego, no hay tanta horizontalidad en esa diversidad, ni por lo tanto, tanta riqueza, pues unos se van imponiendo sobre los otros.
Juan Pablo II, en el amplio magisterio que deja un largo pontificado, nos dejó una encíclica ("Orientale Lumen") sobre los dos pulmones de la única Iglesia de Cristo; cuyo aire respirado es el mismo Espíritu. De alguna manera nos invitaba a Occidente a mirar a Oriente y viceversa. Reconociendo los pros y los contras de cada Iglesia. Eso sí que es inclusividad. Y ahí Occidente tiene mucho que aprender de la visión oriental: más colegial, más ecuménica, más horizontal y más centrada en una visión trinitaria del hombre como imagen de Dios: un Dios diverso (tres personas distintas, una es también humana, otra de ellas femenina), pero unido en comunión. Distintas personas, diferentes, distintas funciones y misiones, pero Una sola naturaleza. Un Dios inclusivo. Y el hombre es imagen y semejanza de ese Dios.
Feliz Domingo de Pascua.