Jesús dijo: "Quien quiera guardar la vida la perderá; y quien la gastare por mí, la recobrará en su vida eterna".
A pesar de todo me da miedo entregarla sin reservas. Un terrible instinto de conservación me lleva al egoísmo y me atormenta dar la cara en tu nombre y mi homosexualidad.
Evito los riesgos. Y además está la cobardía y si no lo soy es peor, mi lengua se convierte en viperina.
Señor Jesús, me da miedo gastar la vida. Sin embargo tu me diste la vista para gastarla. No puedo reservarla en un estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen con sonrisas ni buenas palabras: hacer un favor a quien nada puede darme a cambio; gastar la vida se que es arriesgarme incluso al fracaso, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Libra a este grupo que ya de jóvenes llevamos la cruz en el alma del que dirán, que no se enteren,que sólo estoy, no me quiere... arráncanos la prudencia cobarde, la que nos hace eludir el sacrificio y buscar la seguridad.
fr. bernardo yöel. valencia
