Un joven con espolones de un pueblo cercano a la Abadía del Tossal se acercó hablar con el Abad Ferran. Tiró la cadena de la campana y apareció un monje preguntando el motivo de la visita.
- Necesito hablar con el P. Ferran sobre un asunto muy personal.
-Tendrás que esperar un poco, esta en la granja, cuando venga a Tercia le diré que lo esperas, pasa a una sala de visitas y espera, puedes entretenerte leyendo revistas de la Orden.
Pronto abrió la puerta el Abad, saludo al joven y pregunto en qué podía servirle:
-Mire Padre me ha costado mucho llegar hasta aquí. No sé cómo empezar porque la vergüenza me bloquea. Es Vd. la primera persona a la que de digo que... soy homosexual.
- Descansa, ya has pronunciado la palabra, ¿y?.
- Padre que como Sta. Teresa que "vivo sin vivir" vivo sin ser yo, vivo con respiración asistida...
El Abad Ferran apretó las manos del joven que estaba sollozando, lo miró a los ojos y le sonrió con cariño.
- Tranquilízate y descansa, destruye los prejuicios que han encallecido en tu alma.
- Padre pretendo que mi vida sea fiel al mensaje de Jesús y peco un día si y otro también, tengo el demonio dentro de mi en forma de hombre apetecible sexualmente... no puedo controlarme.
- Comprendo tu angustia que es la misma que tienen muchos y muchas personas que son incapaces de aceptar que ser diferente no es crimen. Ser gay no es pecado. Y que una persona gay busque el amor, es lo más grande, importante y bonito que puedes hacer. Es exactamente lo mismo que lo que hacen los heterosexuales. El Cantar de los Cantares nos dice que el día de la boda del rey Salomón fue "el día en que su corazón se alegró". Negar a una pequeña minoría, no solo el día del del matrimonio sino ser perseguida, marginada, despreciada... eso es lo que el profeta de Nazaret nunca hizo. Jesús no siente necesidad de curar a los gays, Jesús no habla palabras de condenación, Dios no se equivocó en la creación.
- Cuando tengas necesidad de hablar, no dudes en venir. Que el Señor te bendiga, ve en paz.
YOEL. Valencia