Un anciano monje en la sobremesa de la solemnidad de S. José, esposo, parece que lejano de María, comentaba al Abad Ferran lo poco que se conocen los monjes a pesar de vivir casi toda la vida juntos. Bueno los defectos si que los conocemos y bien que los comentamos, pero la vivencia, lo que pasa por dentro lo desconocemos...
- Mira Julio sabes mejor que nadie lo cotilla que eres, en el fondo te haría feliz que fuera un monje detrás de otro a contarte sus intimidades y lo que tenemos en lo más recóndito de corazón... pero creo que no te conviene, que podría darte un infarto de alegría... anda vete y piensa que una vida sin misterio sería una vida plana. La vida sin misterio, no sería vida. La vida no es plana, tampoco nosotros, tiene y tenemos muchos recovecos y rincones que ni queremos reconocer, si vemos una de las caras se nos oculta la otra.
Este mundo todavía es mágico. al menos lo parece en algunas ocasiones, en las que descubrimos que hay muchos "mundos" y, en cada uno de esos "mundos", hay muchos "mundillos". El misterio y la complejidad es la pluralidad de las diferencias.
Hno Julio piensa por un momento que te abres en canal y me dices entra dentro de mi y mira lo que hay, cómo soy... Y todavía me dejaría cosas que no vería y me las tendrías que contar tú.
Si te atreves y tienes fuerza para hacerlo de verdad, todo lo que airees lo convertirás en una paz difícil de imaginar. Creo que en una comunidad o un grupo de amigos no es necesario rascar tanto.
YOEL SHAOM. Valencia