Un monje había oído decir tantas veces al P. Abad, que lo importante es el amor y no la ley, que en pleno capítulo le preguntó:
- ¿Por que no dejamos la ley de lado de una vez si con amar basta?
El abad Ferràn se quedo mirándolo con una sonrisa cariñosa y respondió:
- El problema no es ley si o ley no. ¡Claro que necesitamos la ley! La solución es tan antigua como los profetas. Hemos de seguir la ley, pero no una ley grabada en piedra, sino una ley escrita en los corazones. Esa es la Nueva Alianza de la que habla por ejemplo, Jeremías en el capítulo 31. Una ley humanizada, una ley leía y aceptada con y en el corazón. No una ley de piedra, sin alma, rígida, inhumana que machaca, tortura que hace sufrir y muchos cristianos en la actualidad la rechazan y también a los legisladores. Ese no es el camino de Jesús que nos lleva llenos de paz alegría, fraternidad y solidaridad al Reino.
YOEL.valencia