Un monje entrado en años y muchos años de profesión preguntó al Abad Ferran:
- ¿Cómo se puede luchar contra el mal si no es con sus mismas armas?.
Movió la cabeza el Abad de la tella en desaprobación y respondió:
- Ese es un error en el que la humanidad ha caído recurrentemente. Combatir el mal con el mal sólo engendra males mayores.
El monje no quedó convencido y repuso:
- Si, pero entonces el bien queda en desventaja,como siempre. El mal acecha en la sombra, ataca a traición, miente... Así nunca podremos derrotarlo...
Sonrió el abad y dijo;
- La victoria del bien sobre el mal es difícil...Cuesta sudor y lágrimas, esfuerzo y constancia, mucha constancia. Por eso mucha gente prefiere ignorar el mal, o disfrazarlo de un mal menor (entre nosotros los homosexuales del antiguo régimen, lo solucionábamos con la careta, la careta de casarse.. la careta de llevar doble vida, la careta del monasterio sin vocación...)
Mirando a los ojos al anciano monje concluyó:
- Llevamos siglos luchando contra el mal y seguiremos así mucho tiempo. Pero sólo con las armas del bien, aunque parezcan insuficientes, lograremos vencer.
El mal intentara de todas las formas posibles quitarnos nuestras libertades, pero no podrán matar nuestro espíritu.
bernardo yöel. valencia