Los que disertan sin rubor sobre la naturaleza humana, que comparan la homosexualidad con la hipertensión o hacen un paralelismo pedofilia igual homosexualidad y nos consideran una pandilla de enfermos... No os engañeis: esos son los violentos, los mismos que persiguen la diversidad.
Los mismos que desacreditan a la mismísima OMS, que en 1990 excluía la homosexualidad de la clasificación estadística internacional de enfermedad.
Nos queda la voz de la razón para rugir contra los que nos persiguen por ser homosexuales; para denunciar siempre que tengamos ocasión a los paises autoerigidos en civilizados pero cargados de homofobia. Que nuestra voz se escuche denunciando a los que nos estigmatizan nuestra orientación sexual.
Ojalá despierte algún día un espíritu capaz de promulgar la conciencia ilustrada frente a la Inquisición.
Ser homosexual no es un pecado ni un delito.
bernado yöel. valencia