Comentarios desactivados en “En defensa de la mujer”. 27 Tiempo Ordinario – B (Marcos 10, 2-16)
Lo que más hacía sufrir a las mujeres en la Galilea de los años treinta del siglo I era su sometimiento total al varón dentro de la familia patriarcal. El esposo las podía incluso repudiar en cualquier momento abandonándolas a su suerte. Este derecho se basaba, según la tradición judía, nada menos que en la ley de Dios.
Los maestros discutían sobre los motivos que podían justificar la decisión del esposo. Según los seguidores de Shammai, solo se podía repudiar a la mujer en caso de adulterio; según Hillel, bastaba que la mujer hiciera cualquier cosa «desagradable» a los ojos de su marido. Mientras los doctos varones discutían, las mujeres no podían elevar su voz para defender sus derechos.
En algún momento, el planteamiento llegó hasta Jesús: «¿Puede el hombre repudiar a su esposa?». Su respuesta desconcertó a todos. Las mujeres no se lo podían creer. Según Jesús, si el repudio está en la ley, es por la «dureza de corazón» de los varones y su mentalidad machista, pero el proyecto original de Dios no fue un matrimonio «patriarcal» dominado por el varón.
Dios creó al varón y a la mujer para que fueran «una sola carne». Los dos están llamados a compartir su amor, su intimidad y su vida entera, con igual dignidad y en comunión total. De ahí el grito de Jesús: «Lo que ha unido Dios, que no lo separe el varón» con su actitud machista.
Dios quiere una vida más digna, segura y estable para esas esposas sometidas y maltratadas por el varón en los hogares de Galilea. No puede bendecir una estructura que genere superioridad del varón y sometimiento de la mujer. Después de Jesús, ningún cristiano podrá legitimar con el evangelio nada que promueva discriminación, exclusión o sumisión de la mujer.
En el mensaje de Jesús hay una predicación dirigida exclusivamente a los varones para que renuncien a su «dureza de corazón» y promuevan unas relaciones más justas e igualitarias entre varón y mujer. ¿Dónde se escucha hoy este mensaje?, ¿cuándo llama la Iglesia a los varones a esta conversión?, ¿qué estamos haciendo los seguidores de Jesús para revisar y cambiar comportamientos, hábitos, costumbres y leyes que van claramente en contra de la voluntad original de Dios al crear al varón y a la mujer?
Comentarios desactivados en “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Domingo 06 de octubre de 2024. Domingo 27º ordinario
Leído en Koinonia:
Génesis 2, 18-24: Y serán los dos una sola carne. Salmo responsorial: 127: Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida. Hebreos 2, 9-11: El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Marcos 10, 2-16: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En la primera lectura nos encontramos con el segundo relato de la creación, que está centrado en la creación del hombre y de la mujer, ambos formados de tierra y aliento divino. Los dos son hechura de Dios, y por lo tanto deberían ser iguales, a pesar de su diversidad. La relación perfecta entre los dos no está garantizada ni escrita en su sangre: es una conquista de la libertad que ellos deben construir. Un proyecto de unidad que compromete la responsabilidad de cada uno.
El autor de la carta a los hebreos nos dice que la pasión y la muerte de Jesús no son fines en sí mismos, sino solamente un camino hacia la resurrección y la salvación plena. Los cristianos no nos podemos quedar contemplando al crucificado del viernes santo, construyendo nuestra vida desde el dolor, el sufrimiento y la muerte. La misma epístola nos dice que el propio Jesús “en los días de su vida mortal presentó, con gritos y lágrimas, oraciones y súplicas, al que lo podía salvar de la muerte”. Esto quiere decir que él mismo luchó por encontrar una alternativa que no estaba sujeta a su voluntad sino a hacer la voluntad del Padre. Estamos en hora de superar todo tipo de devoción que se queda en la contemplación de los sufrimientos y dolores de Jesús y construir nuestra vida cristiana desde la esperanza que nos ofrece la resurrección.
En el evangelio, los fariseos ponen a prueba a Jesús preguntándole qué piensa sobre el divorcio y si era lícito repudiar a una mujer. La respuesta de Jesús es significativa cuando caemos en cuenta de que, tanto en el judaísmo como en el mundo greco-romano, el repudio era algo muy corriente y estaba regulado por la ley. Si Jesús respondía que no era lícito, estaba contra la ley de Moisés. Por eso les devuelve la pregunta y les dice que la ley de Moisés es provisional y que ahora se han inaugurado los tiempos de la plenitud en los que la vida se construye desde un orden social nuevo, en el que el hombre y la mujer forman parte de la armonía y el equilibrio de la creación. La novedad de esta afirmación de Jesús saltaba a la vista; en su interpretación desautorizaba no sólo las opiniones de los maestros de la ley que pensaban que a una mujer se le podía repudiar incluso por una cosa tan insignificante como dejar quemar la comida, sino incluso, relativizaba la misma motivación de la ley de Moisés. Además tiraba por tierra las pretensiones de superioridad de los fariseos, que despreciaban a la mujer, como despreciaban a los niños, a los pobres, a los enfermos, al pueblo. Nuevamente, al defender a la mujer, Jesús se ponía de parte de los rechazados, los marginados, los ‘sin derechos’.
Pero como los discípulos en esto compartían las mismas ideas de los fariseos, no entendieron y, ya en casa, le preguntaron sobre lo que acababa de afirmar. Jesús no explicó mucho más, simplemente les amplió las consecuencias de aquello: “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra la primera; y lo mismo la mujer: si repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.
El segundo episodio de nuestro evangelio nos presenta un altercado de Jesús con sus discípulos porque ellos no permiten que los niños se acerquen a Jesús para que él los bendiga. Los discípulos pensaban que un verdadero maestro no se debía entretener con niños porque perdía autoridad y credibilidad. Decididamente algo no era claro en ellos. No acababan de asimilar las actitudes de Jesús ni los criterios del Reino. Y Jesús se enojó con ellos; su paciencia también tenía límites y si algo no toleraba era el desprecio hacia los marginados. Y les dijo con mucha energía: dejen que los niños se me acerquen. ¿Con qué derecho se lo impiden, cuando el Padre ha decidido que su Reinado sea precisamente en favor de ellos? ¿No entienden todavía que en el Reino de Dios las cosas se entienden totalmente al contrario que en el mundo?
Los niños que no pueden reclamar méritos, carecen de privilegios y no tienen poder, son ejemplo para los discípulos, porque están desprovistos de cualquier ambición o pretensión egoísta y por eso pueden acoger el Reino de Dios como un don gratuito. De los que son como ellos es el Reino de Dios, dice Jesús.
Es necesario que nuestra experiencia cristiana sea verdaderamente una realidad de acogida y de amor para todos aquellos que son excluidos por los sistemas injustos e inhumanos que imperan en el mundo. Nuestra tarea fundamental es incluir a todos aquellos que la sociedad ha desechado porque no se ajustan al modelo de ser humano que se han propuesto. Si nos reconocemos como verdaderos seguidores de Jesús, es necesario comenzar a trabajar por la humanidad que a los débiles de este mundo se les ha arrebatado.
Una nota crítica:
Para este tema del evangelio, que centrará hoy la homilía de este domingo en muchas comunidades cristianas, el divorcio, la liturgia propone como primera lectura el relato de la creación del hombre y de la mujer, en el relato del Génesis, lógicamente. Por ser de la Biblia, por ser del Génesis, por ser del relato de la creación… todo pareciera dar a suponer que contiene en sí mismo el fundamento religioso último y máximo de la visión cristiana del matrimonio. Probablemente, en muchas homilías, el relato bíblico se constituirá en la única referencia, en la referencia totalizante y suprema, y se querrá sacar de ella el fundamento integral de la postura actual de la Iglesia sobre el matrimonio. ¿No será eso fundamentalismo?
Hoy ya sabemos que el relato de la «creación» no es un relato científico, de historia natural; más aún: no tiene nada que decir ante lo que la ciencia nos dice hoy sobre el origen de la Tierra, de la Vida, de nuestra especie humana o sobre nuestra sexualidad. El relato no es histórico, no hay que entenderlo como una narración de algo que realmente ocurrió… hoy nadie sostiene lo contrario. En las catequesis bíblicas solemos decir ahora que tenemos que «tratar de captar lo que los autores bíblicos querían decir…», que no era lo que la mera letra dice… En realidad, no se trata ni de eso siquiera, porque los autores bíblicos no escribían para nosotros, ni estaban pensando en un mensaje distinto de lo que leemos.
La verdad es que no deberíamos abandonar una postura de profunda humildad en este campo, porque los cristianos, durante casi toda nuestra historia, hasta hace unos cien años –algo más para los protestantes– hemos estado pensando lo contrario de esto que ahora decimos. Hemos estado pensando que eran textos históricos, que había que entender al pie de la letra y que había que creerlos ciegamente, y que su contenido era real, e incluso «más que científico, estaba por encima de la ciencia» (la ciencia no podría contradecirlos): porque eran textos directamente divinos, revelados, y por tanto dogmáticos. Hace apenas 100 años el Pontificio Instituto Bíblico, la máxima autoridad oficial católico-romana, condenó taxativamente a quienes pusieran en duda el «carácter histórico» de los once primeros capítulos del Génesis… y en todo el conjunto de la Iglesia se pensaba así, desafiando arrogantemente a la ciencia.
Durante siglos, durante más de un milenio, el texto del relato de la creación que hoy leemos ha sido utilizado para justificar directa o indirectamente el androcentrismo, o sea, la inferioridad de la mujer, creada «en segundo lugar», y «de una costilla de Adán». Más aún: durante más de dos mil años –y aún hoy, para la mayor parte de la civilización occidental– este texto ha justificado el antropocentrismo, el mirar y entender la realidad toda como puesta al servicio de este ser diferente, superior a todos los demás, «sobre-natural», que sería el ser humano, poniéndolo todo bajo «el valor absoluto de la persona humana», a cuyo servicio y bajo cuyo dominio habría puesto Dios toda la «creación», con el mandato de explotar omnímodamente la naturaleza: «crezcan y multiplíquense, y dominen la Tierra»…
Desde hace medio siglo un coro reciente y creciente de científicos y humanistas achacan a los textos bíblicos la minusvaloración y el desprecio que la tradición cultural occidental ha sentido y ejercido sobre la naturaleza, hasta provocar la actual crisis ambiental que nos ha puesto al borde del colapso y amenaza con colapsar efectivamente.
Viene todo esto a decir que hoy no podemos deducir directamente de los textos bíblicos nuestra visión de los problemas humanos -matrimonio y divorcio incluidos-, como si la construcción de nuestra visión moral y humana dependiera de unos textos que en buena parte contienen las experiencias religiosas de unos pueblos nómadas del desierto hace unos tres mil años… Sería bueno que los oyentes de las homilías supieran discernir con sentido crítico la dosis de fundamentalismo que algunas de nuestras construcciones morales clásicas pueden contener. Sería todavía mejor que los autores de las homilías incorporaran a sus contenidos esta visión crítica y esta superación del fundamentalismo. Debemos salir del bibliocentrismo: no podemos vivir encerrados en un libro, con toda nuestra perspectiva, categorías y normas sometidas al limitado alcance cultural de un libro de hace varios milenios… Si queremos buscar las palabras más profundas que puedan iluminarnos, debemos buscarlas también y sobre todo en la Realidad, en la Naturaleza, en el libro del cosmos, de la Vida y de nuestra propia misteriosa naturaleza…
Comentarios desactivados en 6.10.24. Iglesia es familia: curar padres; abrazar, bendecir y empoderar niños (Dom 27 TO, Mc 10, 13-16)
Del blog de Xabier Pikaza:
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Y los abrazaba y los bendecía (empoderaba) imponiéndoles las manos.
Esta postal consta de dos partes. (a) Tres milagros de niños sin nombre, a quienes Jesús curando a sus padres (archisinagogo, cananea, hombre de poca fe). (b) Una iglesia que abraza, bendice, e impone sus manos (concede autoridad) a los niños (. El texto base está tomado de La Familia en la Biblia
| X. Pikaza
Situar el tema
Jesús no ha insistido en la fecundidad de la mujer (en su tarea de madre), ni ha desarrollado que se sepa el primer mandamiento de Gen 1, 27: “Creced, multiplicaos, llenad la tierra…». Le interesan los niños en sí, necesitados de ayuda para vivir y así, por ellos, ha destacado el aspecto “natal” de la existencia, el hecho de que todos dependemos unos de los otros, especialmente los niños, un elemento esencial de su mensaje.
No insiste en problemas muy “actuales” (concepción y embarazo, control de natalidad y aborto…), sino en los niños ya nacidos como tarea básica de la comunidad cristiana. Lógicamente, su mensaje ha de entenderse desde su proyecto general de Reino y desde la situación actual de la familia, en el centro de una gran paradoja. Desde fondo quiero ofrecer en esta postal un pequeño evangelio de los niños, centrado en dos motivos importantes de los evangelio, en especial del de Marcos
1.TRES MILAGROS. EL PROBLEMA ON LOS PADRES, NO LOS NIÑOSArchisinagogo con hija (Mc 5, 21-42)
Es un hombre importante del sistema socio-religioso, tiene una hija enferma, y no encuentra manera de curarla. Por eso acude a Jesús pidiéndole ayuda
Enfermedad de familia. Es un archi-sinagogo (como un arzi-obispo). Dirige la sinagoga famosa de Cafarnaúm, pero no puede curar/educar a su hija que al descubrirse mujer, con el primer flujo de sangre, doce años, parece apagarse y morir, como diciendo que no tiene sentido madurar a la vida (sometimiento) de mujer en aquellas circunstancias.
Son muchas las niñas/mujeres que han sufrido y sufren al llegar a esa edad, dominadas bajo un gran trastorno personal y de familia. Es normal que sientan la condición y exigencia de su cuerpo, diferente ya y diferenciado, preparado para el amor y la maternidad, pero amenazado por un duro control familiar y una ley de varones (padres y hermanos, vecinos y posibles esposos) que especulan sobre ellas, convirtiéndolas en rica y frágil mercancía. Se descubren objeto del deseo de unos hombres que quizá no las respetan, ni escuchan, y así responden de la única forma que pueden, enfermando, a no ser que alguien les conceda fuerza para vivir.
Parece que esta niña, hija del archisinagogo, no se atreve a recorrer la travesía de su feminidad amenazada, dentro desu familia y de su entorno. Es víctima de su condición de mujer, y se siente condenada por el fuerte deseo de posesión de los varones (machos) y por la dura ley sacral de una sociedad que le convierte en víctima sumisa de las leyes de pureza y de los miedos, de los planes y violencias de los otros (varones, representantes de la ley de familia). Hasta ahora podía haber sido feliz, niña en la casa, hija de padres piadosos (sinagogos), resguardada y contenta en el mejor ambiente. Pero, al hacerse mujer, se descubre moneda de cambio, objeto de deseos, miedos, amenazas, represiones.
Le han bastado doce años. Ha madurado de pronto, con la primera menstruación, en la escuela de la feminidad amenazada, y en ese momento descubre (conoce con su cuerpo y/o su alma) lo que significa ser mujer en esa circunstancia, padeciendo en su cuerpo adolescente (que debía hallarse resguardado en su casa familiar), un tipo de terror que sufren de manera especial las mujeres amenazadas: hemorroísas, leprosas… Por su misma condición de niña hecha mujer empieza a vivir amenazada por la muerte.
Según Marcos, la sinagoga/iglesia era el lugar donde se escondía el demonio del poseso (Mc 1, 21-28), y donde el sábado importaba más que la salud del hombre de la mano seca (3, 1-6)… Lógicamente, el Archisinagogo parecía tener todo lo bueno y, sin embargo, no podía acompañar a su hijaen la travesía de su maduración como mujer; animaba a su comunidad, pero tenía que matar o dejar morir (como nuevo Jefté, cf. Jc 11) a su hija.
La niña tendría que haber sido feliz, deseando madurar para casarse con otro archisinagogo como su padre, repitiendo así la historia de su madre y de las mujeres “limpias”, envidiadas, de la buena comunidad judía. Pero a los doce años, edad en la que debían empezar a cumplirse sus sueños de vida, ella renuncia. No acepta este tipo de existencia, y no tiene medios o capacidad para optar por un camino diferente; no le queda más salida que la muerte. Y de esa forma, de un modo quizá inconsciente, “decide” vitalmente morir, en gesto callado de autodestrucción, sometida a un tipo de enfermedad que, por la palabra final de Jesús (¡dadle de comer!: 5, 43), parece tener rasgos de anorexia.
Esta es signo (paradigma) de miles y millones de adolescentes que empiezan a ser mujeres padeciendo un tipo de enfermedad vinculada con el ser mujer en estas circunstancias, niñas con miedo, amenazadas por un tipo de sociedad violenta, llena de violaciones y opresiones.
La escena nos introduce en el centro de una crisis de familia que se manifiesta y estalla en su miembro más débil, que es la hija. No sabemos nada de la madre (que aparece sólo hacia el final: Mc 5,40), aunque podemos imaginar que sufre con la hija, identificándose con ella (pues en aquel contexto social había una simbiosis quizá más fuerte que hoy entre madres e hijas). El drama está representado por el padre, que puede presidir la sinagoga (ser jefe de comunidad) pero que resulta incapaz de ofrecer compañía, palabra y ayuda a su hija. Por eso, como va indicando paso a paso el evangelio de Marcos, el verdadero milagro (para curación de la hija) será la conversión del padre, que deberá creer y transformarse por el testimonio de la hemorroísa, para acoger y educar a la hija.
Terapia de familia, análisis del “milagro”. Leído en ese fondo, el texto ofrece una terapia de padre (familia), semejante a la de Mc 9, 14-29 (pasaje del que hablaremos más tarde). La niña cerrada en sí no tiene fuerzas, no puede superar el muro que eleva en torno de ella el entorno social, de manera que por sí misma no puede curarse, a no ser que cambie el entorno, es decir su padre, el jefe judío de la sinagoga, a quien podemos ver como representante de muchos padres que, buscando su propia seguridad, siguen dejando de hecho que sus hijos/as mueran o se destruyan, incapaces de encontrar familia.
‒ Enferma la hija (thygatrion) y su padre va en busca de Jesús para pedirle que la cure (Mc 5, 22-24b). Tiene doce años y sin embargo el texto la presenta por dos veces como niña (paidion, korasion: 5, 40-41) que acentúa su rasgo infantil, presexuado. Es como si no quisiera madurar y hacerse mujer, de manera que intenta quedarse fijada en la infancia. Precisamente porque eso es imposible, y porque no puede resolver su situación, ella se va muriendo. Como representante de una estructura social y religiosa que es incapaz de ofrecer vida a su hija, este Archisinagogo busca a Jesús, pidiendo que le imponga las manos para que se salve (5, 23). Este hombre habita, según eso, en un espacio de contradicción, siendo causa de enfermedad y muerte para su niña, pero, como presintiendo su culpa, va hacia Jesús para pedirle su ayuda.
‒ Jesús viene y entra en la habitación de la niña con su padre y su madre (5, 37-40 Jesús toma consigo además a tres discípulos varones (Pedro, Santiago y Juan: 5, 37). No van como curiosos, ni están allí de adorno. Son miembros de la comunidad o familia mesiánica (cristiana) que ofrece espacio de maduración y garantía de solidaridad a la niña que se hace mujer. Significativamente son varones, pero llegan a la casa con Jesús como seres humanos (respetuosos, no dominadores), para entrar en la habitación de una niña enferma que, según se dice, probablemente ha muerto, está muriéndose, por miedo a crecer entre los hombres. Superando un tipo de sinagoga donde la niña parece condenada a morir, encontrarnos aquí una familia cambiada, un padre y una madre que desean compartir una esperanza de vida con la niña, en medio de un grupo de discípulos que pueden ofrecer un espacio de madurez solidaria, es decir, de Iglesia. En ese nivel, la niña no es judía ni cristiana, en clave confesional, sino simplemente una persona que empieza a vivir como mujer, en compañía de los padres y de los discípulos que entran en su habitación y son testigos del gesto Jesús, que le agarra por la mano le dice que se levante. Leer más…
La formación de los discípulos, a la que Marcos dedica la segunda parte de su evangelio, abarca aspectos muy diversos y no se atiene a un orden lógico. Si el domingo pasado se habló de amigos y enemigos, y del problema del escándalo, el evangelio de hoy se centra en el divorcio. El relato contiene dos escenas: en la primera, los fariseos preguntan a Jesús si se puede repudiar a la mujer y reciben su respuesta (2-9); en la segunda, una vez en la casa, los discípulos insisten sobre el tema y reciben nueva respuesta (10-12).
Los fariseos y Jesús
Desde allí se encaminó al territorio de Judea al otro lado del Jordán. De nuevo concurrió a él la gente y, según su costumbre, los enseñaba. 2Se acercaron unos fariseos y, para ponerlo a prueba, le preguntaron:
‒ ¿Puede un hombre repudiar a su mujer?
Les contestó:
‒ ¿Qué os mandó Moisés?
Respondieron:
‒ Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.
Jesús les dijo:
‒ Porque sois obstinados escribió Moisés semejante precepto. Pero al principio de la creación Dios los hizo hombre y mujer, y por eso abandona un hombre a su padre y a su madre, se une a su mujer, y los dos se hacen una carne. De suerte que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha juntado que el hombre no lo separe.
La pregunta de los fariseos resulta desconcertante, porque el divorcio estaba permitido en Israel y ningún grupo religioso lo ponía en discusión. Desde antiguo se admite, como en otros pueblos orientales, la posibilidad del divorcio. Más aún, la tradición rabínica piensa que el divorcio es un privilegio exclusivo de Israel. El Targum Palestinense (Qid. 1,58c, 16ss) pone en boca de Dios las siguientes palabras: «En Israel he dado yo separación, pero no he dado separación en las naciones»; tan sólo en Israel «ha unido Dios su nombre al divorcio».
La ley del divorcio se encuentra en el Deuteronomio, capítulo 24,1ss donde se estipula lo siguiente: «Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa…»
Un detalle que llama la atención en esta ley es su tremendo machismo: sólo el varón puede repudiar y expulsar de la casa. Pero la ley es conocida y admitida por todos los grupos religiosos. A la pregunta de los fariseos cualquier judío piadoso habría respondido: sí, el hombre puede repudiar a su mujer.
Sin embargo, Jesús, además de ser un judío piadoso, se muestra muy cercano a las mujeres, las acepta en su grupo, permite que le acompañen. ¿Estará de acuerdo con que el hombre repudie a su mujer? Así se comprende el comentario que añade Mc: le preguntaban «para ponerlo a prueba». Los fariseos quieren poner a Jesús entre la espada y la pared: entre la dignidad de la mujer y la fidelidad a la ley de Moisés. En cualquier opción que haga, quedará mal: ante sus seguidoras, o ante el pueblo y las autoridades religiosas.
La reacción de Jesús es tan atrevida como inteligente. Porque él también va a poner a los fariseos entre la espada y la pared: entre Dios y Moisés. Empieza con una pregunta muy sencilla que se puede volver en contra suya: “¿Qué os mandó Moisés?”Y luego contraataca, distinguiendo entre lo que escribió Moisés en determinado momento y lo que Dios proyectó al comienzo de la historia humana.
En el Génesis, Dios no crea a la mujer para torturar al varón (como en el mito griego de Pandora), sino como un complemento íntimo, hasta el punto de formar una sola carne. En el plan inicial de Dios, no cabe que el hombre abandone a su mujer; a quienes debe abandonar es a su padre y a su madre, para formar una nueva familia.
Las palabras de Génesis 1,27 sugieren claramente la indisolubilidad: el varón y la mujer se convierten en un solo ser. Pero Jesús refuerza esa idea añadiendo que esa unión la ha creado Dios; por consiguiente, «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Jesús rechaza de entrada cualquier motivo de divorcio.
La aceptación posterior del repudio por parte de Moisés no constituye algo ideal, sino que se debió a «vuestro carácter obstinado». Esta interpretación de Jesús supone una gran novedad, porque sitúa la ley de Moisés en su contexto histórico. La tendencia espontánea del judío era considerar toda la Torá (el Pentateuco) como un bloque inmutable y sin fisuras. Algunos rabinos condenaban como herejes a los que decían: «Toda la Ley de Moisés es de Dios, menos tal frase». Jesús, en cambio, distingue entre el proyecto inicial de Dios y las interpretaciones posteriores, que no tienen el mismo valor e incluso pueden ir en contra de ese proyecto.
Los discípulos y Jesús
Entrados en casa, le preguntaron de nuevo los discípulos acerca de aquello. El les dice:
‒ Quien repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio contra la primera. Si ella se divorcia del marido y se casa con otro, comete adulterio.
Esta escena saca las conclusiones prácticas de la anterior, tanto para el varón como para la mujer que se divorcian. Las palabras: Si ella se divorcia del marido y se casa con otro, comete adulterio, cuentan con la posibilidad de que la mujer se divorcie, cosa que la ley judía solo contemplaba en el caso de que la profesión del marido hiciese insoportable la convivencia, como era el caso de los curtidores, que debían usar unos líquidos pestilentes. En cambio, la legislación romana sí admitía que la mujer pudiera divorciarse. Por eso, algunos autores ven aquí un indicio de que el evangelio de Marcos fue escrito para la comunidad de Roma. Aunque en los cinco primeros siglos de la historia de Roma (VIII-III a.C.) no se conoció el divorcio, más tarde se introdujo.
Reflexión final
Cada vez que se lee este evangelio en la misa, donde los matrimonios que participan no están pensando en divorciarse, y las religiosas no pueden hacerlo, cabe pensar que podría haber sido sustituido por otro. Sin embargo, la realidad del divorcio se ha difundido tanto en los últimos años, y afecta de manera tan directa a muchas familias cristianas, que es bueno recordar el ideal propuesto por el Génesis de la compenetración plena entre el varón y la mujer. Hay motivos para dar gracias a Dios los que siguen unidos y para pedir por los que se hallan en crisis y por los que han emprendido una nueva vida.
El evangelio de hoy viene con un paréntesis. Hay un texto entre paréntesis que puede omitirse por razones pastorales. Sucede en más de una ocasión y es cierto que a veces el texto es muy largo pero en lugar de quitarle al evangelio podríamos acortar homilías…
Nos racionan el evangelio igual que la comunión. Las formas con las que comulgamos se parecen poco al pan que se come en una cena.
Sea como sea cuesta creer que exista alguna razón pastoral por la cual haya que omitir estos tres versículos de hoy, en un evangelio que, por otra parte, es corto.
Es cierto que parece que habla de dos temas que no tienen nada que ver. Por un lado, la obstinación de los varones con el divorcio. Por el otro, los niños que se acercan a Jesús.
Lo que hay de fondo es lo mismo: exclusión. Los varones (los judíos y los discípulos) están a favor de excluir a las mujeres, dejarlas fuera. Y los discípulos también quieren dejar fuera a los niños. Excluirlos. Impedir que toquen a Jesús.
Es la tentación del poder que nos hace creer que solo un pequeño grupo, o una sola persona es la que conoce y sabe lo que es mejor para todas las demás. A más poder, mayor tentación. Y cuántos más años se ostenta el poder más nos aliamos con él. Hasta el punto de volvernos ciegas a nuestras propias injusticias.
Todos los poderes son peligrosos pero quizá el peor de todos es el poder “religioso” que en último término nos hace creer que nuestro punto de vista es la voluntad de Dios.
Jesús no se cansó de advertirnos en este sentido: “No llaméis Padre…”, “escoged el último puesto”, “el que quiera ser el primero…” Nos sabemos de memoria las palabras de Jesús, pero aun así caemos una y otra vez.
Es muy complicado ser hermanas y hermanos, siempre buscamos algo que nos coloque en un escalafón diferente. “Que si yo llevo ya muchos años”, “que si a mí me han encargado esto…” Nos guste o no todos tenemos dentro el virus de la exclusión y más activo de lo que queremos reconocer.
Tan familiar que ni lo vemos y todos sus efectos nos parecen razonablemente justificables. Lo que en otras personas apuntamos como pecado, racismo o exclusión, cuando está en nuestro “haber” le cambiamos el nombre. Si negamos información a alguien es para su bien o por el bien de una tercera persona. Cuando no escuchamos a alguien es porque no sabe del tema.
Nuestra empatía no es tan amplia y acogedora como nos gustaría y lo más fácil es “culpar” al otro, como hacían los varones al excluir a las mujeres o como hacían los discípulos al excluir a los niños.
Oración
Trinidad Santa, no permitas que ande buscando piedras con las que castigar a las demás cuando mi pecado es el mismo. Amén.
Comentarios desactivados en Si hay verdadero amor, el matrimonio es indestructible.
DOMINGO 27º (B)
Mc 10, 2-16
Seguimos en el contexto de subida a Jerusalén y la instrucción a los discípulos. La pregunta de los fariseos, tal como la formula Marcos, no es verosímil. El divorcio estaba admitido por todos. Lo que se discutía eran los motivos que podían justificar un divorcio. En el texto paralelo de Mateo dice: ¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier motivo? Esto sí tiene sentido, porque lo que buscaban los fariseos era meter a Jesús en la discusión de escuela.
En tiempo de Jesús el matrimonio era un contrato entre familias. Ni el amor ni los novios tenían nada que ver con el asunto. La mujer pasaba de ser propiedad del padre a ser propiedad del marido. El divorcio era renunciar a una propiedad que solo podía hacer el propietario, el marido. No debemos pretender encontrar respuestas a los problemas del matrimonio de hoy en soluciones que se dieron hace dos mil años. Las relaciones matrimoniales y familiares han cambiado drásticamente y necesitan soluciones nuevas.
No podemos hablar hoy de matrimonio sin hablar de sexualidad; y no podemos hablar de sexualidad sin hablar del amor y de la familia. Son los cuatro pilares donde se apoya una verdadera humanidad. Es la situación social que más puede afectar al progreso de lo específicamente humano; debemos aprovechar al máximo los conocimientos de las ciencias humanas y no quedarnos anclados en visiones arcaicas, por muy espirituales que parezcan.
El matrimonio es el estado natural de un ser humano adulto. En el matrimonio se despliega el instinto más potente del hombre. Todo ser humano es por su misma naturaleza sexuado. Bien entendido que la sexualidad es algo mucho más profundo que unos atributos biológicos externos. ¡Cuánto sufrimiento se hubiera evitado y se puede evitar aún si se tuviera esto en cuenta! La sexualidad es una actitud vital instintiva que lleva al individuo a sentirse varón o mujer y le permite desplegar la naturaleza característica de cada sexo.
La base fundamental de un matrimonio está en una adecuada sexualidad. Un verdadero matrimonio debe sacar todo el jugo posible de esa tendencia, humanizándola al máximo. La plenitud humana consiste en la posibilidad de darse al otro y ayudarle a ser él, sintiendo que en ese darse, encuentra su propia plenitud. En esta posibilidad de humanización no hay límites. Es verdad que tampoco los hay al utilizar la sexualidad para deshumanizarse. La línea divisoria es tan sutil que la mayoría de los seres humanos no llegan a percibirla.
Lo importante no es el acto sino la actitud de cada persona. Siempre que se busca por encima de todo el bien del otro y es expresión de verdadero amor, la sexualidad humaniza a ambos. Siempre que se busca en primer lugar el placer personal, utilizando al otro como instrumento, deshumaniza. El matrimonio no es un estado en que todo está permitido. Estoy convencido de que hay más abusos sexuales dentro del matrimonio que fuera de él.
Hoy no tiene sentido hablar de matrimonio sin dejar claro lo que es el amor. Si una relación de pareja no está fundamentada en el verdadero amor, no tiene nada de humana. Pero lo complicado es aquilatar lo que queremos decir con amor. Es una palabra tan manoseada que es imposible adivinar lo que queremos decir con ella en cada caso. Al más refinado de los egoísmos, que es aprovecharse de lo más íntimo del otro, también le llamamos amor.
El afán de buscar el beneficio personal arruina toda posibilidad de unas relaciones humanas. Esta búsqueda de otro, para satisfacer mis necesidades, anula todas las posibilidades de una relación de pareja. Desde la perspectiva hedonista, la pareja estará fundamentada en lo que el otro me aporta, nunca en lo que yo puedo darle. La consecuencia es nefasta: las parejas solo se mantienen mientras se consiga un equilibrio de intereses mutuos.
Esta es la razón por la que más de la mitad de los matrimonios se rompen, sin contar los que hoy ni siquiera se plantean una unión estable, sino que se conforman con sacar en cada instante el mayor provecho de cualquier relación personal. Desde estas perspectivas, por mucho que sea lo que una persona me está dando, en cualquier momento puedo descubrir a otra que me puede dar más. Ya no tendré motivos para seguir con la primera. También puede darse el caso de encontrar otra persona que, dándome lo mismo, me exige menos.
El amor consiste en desplegar la capacidad de darse sin esperar nada a cambio. No tiene más límites que los que ponga el que ama. Aquel a quien se ama no puede poner los límites. Pero la superación del falso yo y el descubrimiento de mi auténtico ser es limitado y debemos reconocerlo. Debemos tomar conciencia clara de cuál es la diferencia entre el servicio y el servilismo. Jesús dijo que tan letal es el someter al otro como dejarse someter. Si la pareja ha superado mi capacidad de aguante, debo evitar que me someta y aniquile.
Desde nuestro punto de vista cristiano, tenemos un despiste monumental sobre lo que es el sacramento. Para que haya sacramento, no basta con ser creyente e ir a la iglesia. Es imprescindible el mutuo y auténtico amor. Con esas tres palabras, que he subrayado, estamos acotando hasta extremos increíbles la posibilidad real del sacramento. Un verdadero amor es algo que no debemos dar por supuesto. El amor no es puro instinto, no es pasión, no es interés, no es simple amistad, no es el deseo de que otro me quiera. Todas esas realidades son positivas, pero no son suficientes para el logro de una mayor humanidad.
Cuando decimos que el matrimonio es indisoluble, nos estamos refiriendo a una unión fundamentada en un amor auténtico, que puede darse entre creyentes o no creyentes. Puede haber verdadero amor humano-divino aunque no se crea explícitamente en Dios, o no se pertenezca a una religión. Es impensable un auténtico amor si está condicionado a un limitado espacio de tiempo. Un verdadero amor es indestructible. Si he elegido una persona para volcarme con todo lo que soy y así desplegar mi humanidad, nada me podrá detener.
El divorcio, entendido como ruptura del sacramento, es una palabra vacía de contenido para el creyente. La Iglesia hace muy bien en no darle cabida en su vocabulario. No es tan difícil de comprender. Solo si hay verdadero amor hay sacramento. La mejor prueba de que no existió auténtico amor, es que en un momento determinado se termina. Es frecuente oír hablar de un amor que se acabó. Ese amor, que ha terminado, ha sido siempre un falso amor, es decir, egoísmo que solo pretendía el provecho personal interesado y egoísta.
Los seres humanos nos podemos equivocar, incluso en materia tan importante como esta. ¿Qué pasa, cuando dos personas creyeron que había verdadero amor y en el fondo no había más que interés recíproco? Hay que reconocer sin ambages que no hubo sacramento. Por eso la Iglesia solo reconoce la nulidad, es decir, una declaración de que no hubo verdadero sacramento. Y no hacer falta un proceso judicial para demostrarlo. Es muy sencillo si en un momento determinado no hay amor, nunca hubo verdadero amor y no hubo sacramento.
«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»
Jesús, como siempre, va mucho más allá de la pregunta planteada: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? … Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» … Dios une en el amor, y el amor conyugal es probablemente la experiencia que más nos acerca a Dios; su mejor reflejo; lo que más nos ayuda a intuir su esencia. Es por ello que esta unión siempre se ha considerado un sacramento, es decir, un hito excepcional en el encuentro con Dios.
Tradicionalmente hemos caído en el error de pensar que Dios une por medio del sacerdote y a través del rito matrimonial, pero la unión ya existía desde mucho antes de llegar a la ceremonia; la ceremonia es sólo el signo, el sacramento es la vida en común de los esposos.
Pero esa unión que proclama el oficiante puede ser, o no, obra de Dios. Si la unión está basada en el amor es obra de Dios y es indisoluble; el hombre no puede separarla porque es mucho más fuerte que él. Pero el amor no es el único vínculo que lleva a una pareja al pie del altar, pues las hay que llegan unidas por el dinero, la conveniencia social, los intereses familiares o la mera atracción física… y no parece que Dios haya tenido mucho que ver en ellas, y podrán ser efímeras.
Por otra parte, no todo lo que parece amor es amor. Muchas parejas se casan muy enamoradas y luego fracasan, y la causa está en que el enamoramiento se parece mucho al amor, pero no es amor. El enamoramiento es pasión, y las pasiones nos convierten en personas pasivas; inermes ante ellas. El amor es esencialmente acción, lo que significa que el salto del uno al otro requiere esfuerzo, trabajo, respeto y compromiso… No es gratis, pero cuando se logra, todo el esfuerzo parece poco.
Sabemos que nuestro amor es verdadero cuando se manifiesta en el deseo de la felicidad del otro; en sentirse bien si el otro está bien aun cuando esto suponga un sacrificio propio. Porque amar es básicamente dar, no recibir. La esfera más importante del dar es el dar de sí mismo y cuando se da así, no se puede dejar de recibir; de hacer de la otra persona un dador, y compartir ambos la alegría de lo que han creado (Erich Fromm).
Un último apunte. La Iglesia se basa en el texto del evangelio de hoy para defender a ultranza el ideal del matrimonio indisoluble basado en el amor. Y es un ideal admirable que se funda en una de las manifestaciones humanas más positivas y humanizadoras como es el amor conyugal. Pero un ideal es un ideal, y no es bueno convertirlo en una exigencia que condene a los cónyuges fallidos a una convivencia imposible, o cuya quiebra lleve consigo el rechazo de la Iglesia hasta el punto (al que se llegó) de negar los sacramentos a personas que se sentían necesitadas de ellos.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí
Comentarios desactivados en Igualdad del hombre y la mujer.
NO VIVIMOS EL PLAN DE DIOS DESDE LA CREACIÓN Y ASÍ NOS VA
Vaya por delante que es únicamente por el compromiso adquirido con Fe Adulta de comentar la liturgia de este domingo, que me dispongo a escribir unas letras porque si por mí fuera, no gastaría ni tinta ni esfuerzo en comentar unas lecturas en las que tenemos que emplear un montón de tiempo en explicar lo que no quieren decir, y entresacar el auténtico mensaje de liberación y de vuelta a los orígenes al principio de la Creación.
Por eso, resulta muy doloroso, y quienes establecen los textos bíblicos para las lecturas litúrgicas tendrían que saberlo, volver una y otra vez a escuchar esos pasajes que no nos proporcionan un juicio moral de Jesús ante situaciones como el divorcio, porque ese no era en ningún momento su propósito, y sin embargo nos vuelven a recordar que no vivimos el ideal por el que fuimos creados: la igualdad, la mutualidad, la complementación entre los sexos.
La cuestión del evangelio del domingo se centra en la pregunta con doble intención por parte de los fariseos a Jesús sobre si le está permitido al marido repudiar a la mujer. ¿Por qué le hacen esa pregunta si saben que la ley mosaica lo permite? ¿Qué quieren, que Jesús diga que no, y “pillarle” contradiciendo la ley de Dios dada a Moisés?
Para darles respuesta Jesús se remonta al Génesis (parte del texto que se nos presenta como primera lectura de la liturgia de hoy) Gn 2: 18-24. “Dios los hizo varón y hembra por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y serán los dos un solo ser; de modo que ya no son dos, sino un solo ser”.
“Por lo obstinados que sois”… les dice Jesús os dejó escrito Moisés ese mandamiento. El plan de Dios era otro muy distinto…pero el egoísmo, la búsqueda de placer instantáneo, la falta de compromiso real en una relación de amor maduro lleva a “destrozar” la vida de tantas mujeres que a lo largo de la historia han sido y siguen siendo tratadas como objetos.
Jesús, con su predicación del Reino de Dios, cimienta las relaciones humanas en el amor, en el entendimiento mutuo, en el respeto y en el servicio bien entendido. Precisamente Jesús nos presenta a un Dios Abba que está por encima de la ley y los preceptos: la ley mata, el espíritu da vida.
Resulta imposible reconciliar el Dios ley y el Dios Abba de Jesús. Son dos lenguajes tan diferentes, dos experiencias tan distintas que solo pueden llevar al conflicto.
¿Buscamos en Jesús respuestas a cuestiones concretas que tienen que ver con las decisiones morales? Jesús apela a nuestra conciencia, a nuestra dignidad, de manera personal. No hay una ley que aplique a todos los casos por igual.
Y además, ¿cómo vamos a entender esa pregunta hoy cuando en aquellos tiempos la mujer era vista como propiedad del marido, su alianza de matrimonio era algo acordado entre dos varones: él y el padre de la novia? Se podía deshacer de ella como quien se deshace de algo que ya no le sirve. ¿Cómo podemos usar este texto para decir que en nuestra religión no aceptamos el divorcio? ¿Tenía entonces la mujer alguna posibilidad de romper el compromiso con su marido?
Recientemente, ante la noticia de la vuelta de los talibanes al gobierno de Afganistán después de tantos años de guerra, el mundo occidental se ha puesto en pie y reaccionamos entre otras cosas a su “maltrato y abuso” de las mujeres.
Las mujeres estamos cansadas de tener que defender nuestros derechos con respecto a los varones en múltiples áreas de nuestras vidas y cómo no, en la iglesia católica. Sí, puntualizo en la iglesia católica, porque otras iglesias cristianas hace tiempo que se han dado cuenta de que el patriarcado ha dominado durante demasiados siglos nuestras culturas y también ¡cómo no!, nuestra manera de hacer iglesia. No es que otras comunidades lo tengan ya todo conseguido, pero desde luego sus decisiones responden más a los signos de los tiempos que las nuestras.
No podemos admitir en pleno siglo XXI que las mujeres sigamos sufriendo el “dominio” de los varones. Sin embargo, nos deberíamos preguntar en nuestras comunidades cristianas, ¿cómo vivimos la igualdad, la mutualidad, la paridad entre mujeres y hombres? ¿Se hace real el mensaje de Jesús de liberación de cargas culturales, religiosas, tradiciones en lo que se refiere a los ministerios, las tomas de decisiones? LAS MUJERES DECIMOS QUE NO. El plan de Dios desde el principio de la creación no lo vivimos… y así nos va.
Es propio de los textos sagrados absolutizar una norma moral, que se consideraba fundamental en la época en que fueron escritos. Por eso, cuando, con el paso del tiempo, aparece en los humanos una forma diferente de verla, las religiones -en general, todos los que hacen una lectura literalista de aquellos escritos- alzan la voz contra el cambio, reclamando que se siga cumpliendo lo que la moral religiosa propugnaba.
Esto es especialmente palpable, como era de esperar, en lo relativo al campo de la sexualidad: un tema sensible e incluso tabú para el mundo religioso, en el que, sin embargo, los cambios culturales han sido vertiginosos en un tiempo relativamente breve. Basta ver, como muestra, el modo como se plantea todavía hoy la cuestión de la homosexualidad en no pocos ámbitos religiosos, que la siguen considerando como “pecado nefando”.
El problema no es otro que la absolutización de lo que en su momento era una norma intocable, unida al literalismo aplicado a la lectura de los textos religiosos. Lo absolutizado se considera de validez eterna, porque se cree -eso dice la lectura literal- que expresa, sin excepciones posibles, la voluntad divina.
En mi opinión, ambos principios son, sin embargo, erróneos: absolutización y literalismo han sido también creencias socialmente construidas, que no se sostienen nada más que en la adhesión ciega de un cierto fanatismo, que prefiere la seguridad del “siempre ha sido así” a la indagación honesta de la verdad, desde el propio momento que nos toca vivir.
Viniendo al texto que leemos hoy, nadie duda de que en todo amor genuino se busca “ser dos en una sola carne”. Pero una cosa es el horizonte hacia el que se camina y otra, en ocasiones bien diferente, lo que es posible vivir a una pareja concreta. Son tantos los condicionamientos de todo tipo -la mayor parte de ellos y los más graves, inconscientes- que puede llegar el momento en que el divorcio sea la actitud más adecuada.
Comentarios desactivados en El divorcio no es un triunfo sino una terapia
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Matrimonio / Familia
La Palabra de este domingo aborda esta realidad tan humana como difícil que es el matrimonio: sus dimensiones, sus problemas.
No es bueno que el hombre esté sólo hemos escuchado en la primera lectura.
El ser humano no se realiza sólo, sino que somos personas y ser persona significa “ser en relación”. No somos solamente individuos aislados, sino que somos, vivimos y nos realizamos con los demás en el mundo. El ser humano vive en grupo en familia, con el pueblo, con la sociedad, con los amigos, con Dios. Somos relación.
La afectividad, la sexualidad y el amor son también una relacionalidad.
02.- Los seres humanos somos iguales en dignidad.
De una manera mítica, casi como un dibujo animado, el Génesis nos dice que la mujer nace de la costilla de Adán: podría significar que hombre y mujer son del mismo aliento vital (respiración), lo cual significa que somos y tenemos la misma dignidad: hombre y mujer los creó.
Pero las antropologías de los pueblos, las mismas religiones han creado una sima en la apreciación y valoración entre el hombre y la mujer. (Los movimientos feministas actuales dan fe de esta situación).
Esta cuestión habría que tenerla en cuenta a la hora del problema de la unión y así como de la posible ruptura matrimonial (divorcio).
Por otra parte, en el AT el divorcio era un derecho del hombre, no de la mujer. La mujer no podía pedir la ruptura.
03.- Realidades tan hermosas como difíciles.
Las lecturas de la Eucaristía de hoy nos sitúan ante importantes dimensiones de la vida: el amor, la afectividad, la sexualidad, el matrimonio, la convivencia, la familia, las relaciones, etc., realidades hermosas, pero al mismo tiempo, difíciles. La convivencia, lo social y comunitario es difícil siempre.
Y hoy en día es mayor la complejidad de los problemas porque se da un maremagnum de concepciones diversas de la sexualidad, modos de legalizar -o no- el matrimonio canónico, civil, parejas de hecho, parejas del mismo sexo, trans, duración del amor, el sentido de la fidelidad y de la responsabilidad, las posibles rupturas
04.- El matrimonio es una unión en amor.
Se supone que cuando una pareja se casa (seamos clásicos), es porque se aman y deciden compartir la vida y realizarla juntos.
¿Pero cómo vivir esta realidad cuando el amor fracasa?
Lo primero que podemos decir es que ha fracasado un proyecto vital.
Un matrimonio puede fracasar por mil motivos: por desaveniencias, infidelidades, incompatibilidades, desencuentros, enfrentamientos familiares, motivos económicos, etc.
05.- El fracaso del divorcio como terapia
¿Es necesario la separación o el divorcio?
El divorcio es la salida a un amor que ha llegado a punto muerto, es una cierta terapia a un fracaso del amor originario.
A algunos católicos les encantaría que Roma permitiera el divorcio y los divorciados que han vuelto a casarse pudieran comulgar
De hecho en algunas Iglesias ortodoxas permiten segundas nupcias como una salida al fracaso del primer matrimonio, con el sentido de “remedio” por aquello de que mejor casarse que quemarse” (1Cor. 7: 9). Port otra parte, todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida.
Pero el divorcio (o la nulidad), necesario por otra parte, no solucionaría el problema de fondo.
Los fracasos matrimoniales y el divorcio no son una cuestión eclesiástica, aunque esta cuestión adquiere una dimensión especial en la iglesia. El fracaso en el amor es una cuestión humana.
Creo yo que el divorcio no es un éxito sino una terapia para un fracaso.
Hay situaciones insostenibles de malos tratos, de incomprensión, de incompatibilidad, diferencias, de infidelidad, de hijos que pueden hallar salida en el divorcio (o nulidad).
Un divorcio / separación no es sino que un amor en punto muerto. Hasta aquí hemos llegado y no podemos continuar. Todo lo que había de amor, ilusión, proyectos, encuentro, etc. ha concluido.
Algunas situaciones se solucionan con el divorcio, pero el fracaso del amor, el sufrimiento, no. La imposible convivencia, la educación de los hijos, incluso la economía pueden encontrar salida en un divorcio, pero el fracaso y el problema de fondo permanecen.
De hecho el divorcio es una legislación que legaliza una ruptura, pero no mejora a las personas. Puede mejorar algunos aspectos de la vida, pero no mejora la situación del fondo de la persona.
El divorcio no vuelve buenos y fieles a los divorciados
Es un ejemplo: Si un juez absuelve o concede la amnistía a un delincuente, ello no significa que tal delincuente mejore su condición íntima moral, personal.
06.- Fidelidad
El problema de fondo es el de la fidelidad personal. Fidelidad no solamente en el plano sexual, que también, sino fidelidad a la persona: fidelidad para con uno mismo y para los demás: esposo / esposa e hijos.
Los humanos somos “trenes” de largo recorrido, no “express”. Nuestra vida se configura con compromisos existenciales: compromisos propios personales: de matrimonio, de vocación, de responsabilidades, de fidelidad a los talentos que Dios nos ha dado, fidelidades a las personas que conviven con nosotros, fidelidad a Dios.
07.- Que Dios ayude a vivir el amor.
Que Dios nos ayude a vivir en el amor original de la vida.
Que nos mantengamos en la fidelidad al amor y a las responsabilidades de la vida
Comentarios desactivados en “Mujeres, niños y tantos excluidos: principales destinatarios del Reino”, por Consuelo Vélez
De su blogFe y Vida:
Comentario al evangelio del domingo XXVII del Tiempo Ordinario 6-10-2024
Jesús está hablando desde otro contexto, otra cultura y por eso, el énfasis de este texto no está puesto en si Jesús condena el divorcio sino en la postura de Jesús frente a las mujeres.
Entender los valores del reino de Dios que siempre pone de primeras a los excluidos, no porque sean mejores, sino porque el reino es gratuidad
Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ¿Puede el marido repudiar a la mujer? Él les respondió:
+ ¿Qué les prescribió Moisés?
Ellos le dijeron:
– Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.
Jesús les dijo:
+ Teniendo en cuanta la dureza de su corazón escribió para ustedes este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.
Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo:
+ Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Le presentaban unos niños para que los tocara: pero los discípulos les reñían. Más Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo:
+ Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impida, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo les aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él. Y abrazaba a los niños y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
(Mc 10, 2-16)
El evangelio de Marcos nos trae este domingo dos escenas que nos van a recordar quiénes están en el centro del Reino de Dios. En este caso se va a referir a las mujeres y a los niños. Pero veamos, en cada caso, cuáles son las connotaciones propias.
Sobre las mujeres, el contexto es de poner a prueba a Jesús con las preguntas que le hacen. Los fariseos conocen perfectamente la Ley, pero al hacerle ese tipo de preguntas a Jesús muestran la intencionalidad de ver qué dice para poder acusarlo. Es una actitud que está presente en algunos sectores de Iglesia. Aferrados a leyes y normas hacen preguntas que no siempre se pueden responder con un sí o con un no, pero precisamente así quieren acusar al interrogado de estar del lado de la norma o de no estar. Vale la pena recordar que los asuntos humanos son mucho más complejos y por eso no se resuelven con una respuesta afirmativa o negativa. En estos casos no podemos olvidar que ha de intervenir siempre el discernimiento, la atención a las situaciones concretas que rodean cada caso y, en último término, al recinto sagrado de la conciencia de cada uno -por supuesto una conciencia moral bien formada- que toma la última decisión.
Pero volvamos al caso que nos ocupa. Los fariseos le preguntan a Jesús si el marido puede repudiar a la mujer. Jesús responde apelando a lo dicho por Moisés y aclarando que ese precepto se debe a la dureza del corazón de las personas. Continúa diciendo que, desde el principio, Dios creó al varón y a la mujer y la pareja humana está llamada a ser una sola carne. Por eso, aquello que es contrario al plan original de Dios, resulta inaceptable. Precisamente, la figura esponsal remite al amor de Dios a su pueblo, amar fiel para siempre.
Conviene advertir que Jesús está hablando desde otro contexto, otra cultura y por eso, el énfasis de este texto no está puesto en si Jesús condena el divorcio sino en la postura de Jesús frente a las mujeres. En esa cultura ellas no pueden tomar la decisión de separarse y, por el contrario, el varón puede hacerlo por casi cualquier motivo. El firmar el acta de repudio pareciera que liberaría a la mujer para casarse de nuevo, pero en la práctica, era muy difícil que eso ocurriera. La mujer repudiada corría la suerte de las viudas, totalmente desamparada. El apelo, entonces, a que la separación no debería ocurrir porque no es la voluntad de Dios, responde más a salvaguardar la vida y dignidad de las mujeres. Si lo miramos desde la actualidad hemos de recordar que ninguna violencia contra las mujeres ha de ser tolerada, así eso suponga la ruptura del vínculo matrimonial.
Marcos en su evangelio señala la casa como aquel lugar de intimidad, donde se reúne la familia del reino y dónde se puede instruir sobre dichos valores. Por eso el evangelio se refiere a la pregunta que nuevamente los discípulos le hacen a Jesús, estando ya en casa, sobre el mismo tema. Jesús sigue insistiendo en la llamada a la vivencia de ese amor que es capaz de hacer de dos un proyecto común, pero sin que eso signifique que Jesús está respondiendo a problemas actuales de manera literal.
Continua el evangelio tomando como centro de la conversación a los niños y, en este contexto, ellos son símbolo de la gratuidad del reino. No hay que hacer ningún mérito para recibir el don del reino. En efecto, los niños no son apreciados en esa cultura hasta que se hagan mayores de edad y por eso, más que símbolo de inocencia o de pureza, son signo de exclusión que Jesús corrige al bendecirlos poniendo las manos sobre ellos. Y, precisamente, el reino se da a todos aquellos que la sociedad excluye, juzgando que no merecen nada. Jesús pide esa actitud de saberse nada para entender, por contraste, la gratuidad del reino que se nos regala.
Busquemos, entonces, entender los valores del reino de Dios que siempre pone de primeras a los excluidos, no porque sean mejores, sino porque el reino es gratuidad real y verdadera.
(Foto tomada de: https://www.redentoristasdecolombia.com/mujeres-y-ninos/)
Comentarios desactivados en Hacia una Epifanía interior
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“La imagen de los Reyes Magosque encontramos en las primeras páginas del Nuevo Testamento puede servirnos como una metáfora guía. Esos peregrinos arquetípicos se embarcaron, al igual que nosotros ahora, en la búsqueda sagrada de una epifanía. Y nosotros, como todos los peregrinos, debemos caminar simultáneamente en dos direcciones: el exterior y el interior.
Dos direcciones que son una sola en Cristo. Porque en Cristo no hay nada espiritual al margen de lo material, ningún movimiento hacia Dios que no sea a la vez un movimiento hacia los demás. Los contemplativos no se contentan con examinar los Evangelios con la distancia crítica de un extraño, sino que rumian desde lo más profundo de sus corazones, donde esa misma estrella de los Reyes Magos podría guiarlos a una epifanía interior de Cristo. Por eso, los Evangelios que leemos, la peregrinación en la que nos embarcamos, no conducen, en última instancia, a un lugar, sino a una persona.
Nos referimos al carácter único del cristianismo entre las religiones monoteístas del mundo. En su centro no hay un lugar sagrado, ni un libro sagrado, ni un símbolo venerado, sino una persona encarnada, un corazón humano, el de Jesús de Nazaret, cuyo espíritu mora e impregna todo y en el que todas las cosas están reconciliadas y unificadas (Col 1,20). En Cristo, todos los modos de comprender nuestra separación de Dios y de los demás se presentan como ilusorios.
El nombre que los Evangelios dan a la realización histórica de esta unidad es el “reino de Dios“, entendido más bien no como un lugar o una promesa futura, sino como una realidad presente constituida por una nueva visión de las relaciones humanas enraizada en el ministerio, y más aún en la persona del propio Jesús, Así, pues, el reino es tanto una realidad interior (Mt 5,3) como algo históricamente tangible (Mt 25, 1-46). Esta unión de lo espiritual y lo tangible refleja una mística cristiana única arraigada en la encarnación”.
Comentarios desactivados en “¿Es posible la felicidad en un mundo convulso como el nuestro?”, por Leonardo Boff
Leído en su blog La fuerza de lo pequeño:
“No es posible comprarla en el mercado, ni en la bolsa, ni en los bancos”
La felicidad es uno de los bienes más ansiados por el ser humano. Pero no es posible comprarla en el mercado, ni en la bolsa, ni en los bancos. A pesar de esto, en torno a ella se ha creado toda una industria que viene con el nombre de autoayuda. Con trozos de ciencia y de psicología se busca ofrecer una fórmula infalible para alcanzar “la vida que has soñado siempre”
El camino más seguro es que alguien será tanto más feliz cuanto más felices haga a otros y cultive indignación y compasión contra las perversidades que ocurren en nuestro país y en el mundo
La felicidad es uno de los bienes más ansiados por el ser humano. Pero no es posible comprarla en el mercado, ni en la bolsa, ni en los bancos. A pesar de esto, en torno a ella se ha creado toda una industria que viene con el nombre de autoayuda. Con trozos de ciencia y de psicología se busca ofrecer una fórmula infalible para alcanzar “lavida que has soñado siempre”.
Confrontada, sin embargo, con el curso indiscutible de las cosas, se muestra insostenible y falsa. Curiosamente, la mayoría de los que buscan la felicidad intuye que no puede encontrarla en la ciencia pura o en algún centro tecnológico. Acude a Los Santos o a un centro espiritista o frecuenta un grupo carismático o consulta a un gurú, lee el horóscopo o estudia el I-Ching de la felicidad. Tiene conciencia de que el logro de la felicidad no está en la razón analítica y calculatoria, sino en la razón sensible y en la inteligencia emocional y cordial. Porque la felicidad debe venir de dentro, del corazón y de la sensibilidad.
Dicho en pocas palabras, sin otras mediaciones no se puede ir directo a la felicidad. Quien lo hace es casi siempre infeliz. Bien decía un poeta popular: “Entre sueño y realidad es muy distinto el matiz. Quien sueña felicidad es casi siempre infeliz”. La felicidad resulta de algo anterior: de la esencia del ser humano y de un sentido de justa medida en todo.
La capacidad de relacionarse
La esencia del ser humano reside en la capacidad de relacionarse. Él es un rizoma de relaciones, cuyas raíces apuntan en todas las direcciones. Sólo se realiza cuando activa continuamente su panrelacionalidad, con el universo, con la naturaleza, con la sociedad, con las personas, con su propio corazón y con Dios.
Esa relación con el diferente le permite el intercambio, el enriquecimiento y la transformación. De este juego de relaciones, nace la felicidad o la infelicidad en proporción a la calidad de estas relaciones. Fuera de la relación no hay felicidad posible.
Pero esto no basta; es importante vivir un sentido de justa medida en el marco de la condición humana concreta. Esta está hecha de realizaciones y de frustraciones, de violencia y de cariño, de monotonía de lo cotidiano y de emergencias sorprendentes, de salud, de enfermedad, y finalmente de muerte.
Ser feliz es encontrar la justa medida en relación a estas polarizaciones (cf. mi libro La búsqueda de la justa medida, Vozes 2023). De ahí nace un equilibrio creativo: ni demasiado pesimista porque ve las sombras, ni demasiado optimista porque percibe las luces. Ser concretamente realista, asumiendo creativamente la incompletitud de la vida humana, intentando, día a día, escribir derecho con líneas torcidas. Algunos acentúan más el pesimismo, como Ariano Susassuna, que se identifica como un pesimista esperanzado. Antonio Gramsci, gran teórico del marxismo humanista decía: “soy pesimista de inteligencia, pero optimista de voluntad”.
”Ars combinatoria”
La felicidad depende de esta ‘ars combinatoria‘ especialmente cuando nos enfrentamos a límites inevitables, como por ejemplo, las frustraciones avasalladoras y la muerte inevitable; la iracundia sagrada ante el genocidio perpetrado por Israel en la Franja de Gaza; la ola de odio que se extiende por el mundo, el feminicidio diario y las muertes cotidianas de personas LGBTQ+.
Pero no basta con rebelarse ante estas tragedias ni tampoco resignarse porque no podemos cambiarlas. Todo cambia si somos creativos: si hacemos de los límites fuente de energía y de crecimiento. Es lo que llamamos resiliencia: el arte de sacar provecho de las dificultades y de los fracasos. Tal situación es una forma de buscar una humanización más profunda.
Aquí tiene su lugar un sentido espiritual de la vida, que es más que la religiosidad, sin el cual la felicidad no se sostiene a medio y largo plazo. Entonces aparece que la muerte no es enemiga de la vida, sino un salto hacia otro orden más alto. Si nos sentimos en la palma de las manos de Dios, nos serenamos. Morir es sumergirse en la Fuente. De esta forma, como dice Pedro Demo, el pensador que mejor estudió en Brasil la “Dialéctica de la Felicidad” (en tres volúmenes, por Vozes): ”Si no podemos traer el cielo a la tierra, podemos por lo menos acercar el cielo a la tierra”. Esta es la sencilla y posible felicidad que podemos penosamente conquistar como hijos e hijas de Adán y Eva.
En todos los casos, el camino más seguro es que alguien será tanto más feliz cuanto más felices haga a otros y cultive indignación y compasión contra las perversidades que ocurren en nuestro país y en el mundo.
Comentarios desactivados en Manteniendo la esperanza para el Sínodo
Este mes, Bondings 2.0 informa en vivo desde Roma mientras se reúne la Asamblea General final del Sínodo sobre la Sinodalidad.
ROMA—No soy una persona de procesos. Cuando estoy en una reunión y escucho las palabras “ejercicio para romper el hielo”, quiero salir corriendo. Prefiero discutir temas, no hacer ejercicios para llegar a los temas de la reunión de manera indirecta o discutir cómo los vamos a discutir. Prefiero mucho más discutir temas sustantivos, no procesos.
Esta predilección mía es la razón por la que, en el primer día completo de trabajo de la Asamblea General del Sínodo, ayer, me sentí tan perturbado cuando los participantes en la conferencia de prensa diaria hablaron sobre cómo la reunión de octubre se centrará en el proceso, no en la sustancia.
Los primeros indicios de esta semana indican que la Asamblea del Sínodo no va a hablar de algunas de las cuestiones clave que los fieles católicos han planteado en las conversaciones sinodales desde 2021. La Asamblea lo intentó el año pasado y se topó con un obstáculo en una serie de cuestiones, en particular los temas LGBTQ+ y la igualdad de roles para las mujeres en la Iglesia. Este año, en cambio, los líderes del Sínodo tienen la intención de discutir CÓMO la Iglesia puede tener discusiones sobre las cuestiones sustanciales.
Me quejé internamente al escuchar este enfoque. ¿No hemos estado discutiendo y discutiendo algunos de estos temas durante décadas? ¿Cuándo se detendrán las discusiones y se tomarán algunas decisiones? Como dice el viejo refrán, “no decidir es una decisión en sí misma“.
A pesar de mi fuerte prejuicio contra el proceso, debo reconocer a regañadientes que idear procesos es una etapa importante en la discusión, especialmente en una institución tan grande y diversa como la Iglesia Católica Romana. ¿Y hay alguna institución en nuestro planeta más grande y diversa que la Iglesia Católica Romana? La Asamblea del Sínodo se lleva a cabo en seis idiomas diferentes, lo que dista mucho de la cantidad de idiomas y grupos culturales que componen la Iglesia. Por lo tanto, sí, se necesita un proceso, pero llega un momento en que se deben tomar decisiones.
El padre Giacomo Costa, SJ, que ha estado liderando la metodología sinodal, dijo en la conferencia de prensa que esta asamblea “no es el momento para tomar decisiones”. Quiero que se tomen decisiones. Desde mi punto de vista, hemos estado hablando de estos temas durante demasiado tiempo. El famoso dicho del reverendo Martin Luther King, Jr. de que “la justicia diferida es justicia denegada” parece particularmente apropiado para la respuesta de la jerarquía católica a las personas LGBTQ+.
Son tantos los problemas que pesan mucho en las mentes y los corazones de los católicos, problemas que causan un tremendo dolor emocional y daño espiritual, problemas que dividen a las comunidades. Tanta gente sufre porque la Iglesia avanza tan lentamente. Por ejemplo, las personas LGBTQ+ que quieren desesperadamente seguir siendo católicas han tenido tantos obstáculos en su camino durante tanto tiempo. ¿Hará algo la Iglesia alguna vez para solucionar estos problemas o seguirá simplemente creando comisiones para estudiarlos?
El cardenal Mario Grech, secretario general de la oficina sinodal del Vaticano, se dirigió ayer a la Asamblea sinodal y explicó que los grupos de estudio establecidos para esta Asamblea continuarán hasta junio de 2025, y que estos grupos “están llamados a permanecer abiertos a una participación más amplia, la de todo el Pueblo de Dios”. Explicó lo que esto significará:
“. . . será posible que todos envíen contribuciones, observaciones, propuestas. Pastores y líderes eclesiales, pero también y sobre todo cada creyente, hombre o mujer, y cada grupo, asociación, movimiento o comunidad podrán participar con su propia contribución”.
Una vez más, es genial que se invite e incluso se fomente la participación de las bases, pero si las personas siguen participando y su participación solo se encuentra con más estudios, perderán la esperanza.
Las cuestiones LGBTQ+ ya habían surgido como una de las principales preocupaciones de los fieles en las consultas de 2021-2023. ¿Cuánto tiempo más seguirán comprometidos los católicos LGBTQ+ y sus partidarios si su participación se ve respondida con un trabajo interminable de comités, pero no con acciones? Imagino que muchos se desmoralizarán por la falta de respuesta. Imagino que muchos otros se sentirán desanimados, como yo a veces me siento, porque sus deseos y llamadas a la acción muy concretos se empantanaron en procesos que solo producen un lenguaje vago, general y abstracto, no decisiones.
Un día estuve en Roma y ya estoy teniendo una crisis de fe, no en Dios, sino en cómo funciona la Iglesia. Hoy llovió a cántaros aquí, todo el día, lo que no ayudó a mi ánimo. Pero me aferro a un rayo de esperanza de que el progreso puede generar en la Asamblea del Sínodo. Tal vez fue demasiado ingenuo pensar que 368 personas serían capaces de resolver todos los problemas de la Iglesia donde la diversidad de opiniones es tan amplia. Por eso, estoy dispuesto a darle al Sínodo un poco más de tiempo.
Cuando el Papa Francisco empezó a hacer comentarios positivos sobre las personas LGBTQ+, como parte de sus esfuerzos por construir una Iglesia basada en el diálogo, el encuentro y el caminar juntos, me sentí muy inspirado. Muchas personas sintieron que sus declaraciones y acciones eran solo una fachada. Cuando los periodistas me preguntaron por qué tenía una visión optimista del Papa, les dije que creía que la intransigencia de la jerarquía católica en temas LGBTQ+ era tan profunda que lo que sucedió es que se metieron en un callejón sin salida. Sentí que el énfasis del Papa Francisco en estar abierto a las personas LGBTQ+ y renovar los objetivos del ministerio pastoral eran sus formas de mostrarle a la jerarquía una manera de salir de ese callejón sin salida.
Si los delegados del Sínodo pueden idear de manera similar una manera práctica para que la Iglesia salga de tantos callejones sin salida en los que la metieron tantos papas y obispos anteriores, eso será un gran regalo para la Iglesia.
Todavía no me doy por vencido con el Sínodo sobre la sinodalidad.
Para recibir informes sobre el Sínodo y las últimas noticias, opiniones y espiritualidad católica LGBTQ+, suscríbase a Bondings 2.0 y reciba actualizaciones en su bandeja de entrada todos los días. Puede suscribirse haciendo clic aquí.
—Francis DeBernardo, New Ways Ministry, 4 de octubre de 2024
Comentarios desactivados en En la historia del deporte solo ha habido cuatro pilotos de F1 LGBTQ+: estas son sus historias
Los tres pilotos pioneros LGBTQ+ de F1 que allanaron el camino a Ralf Schumacher. (Reg Burkett/Ronald Dumont/Bernard Cahier/Kym Illman/Getty)
14 de agosto, escrito por Emily Maskell
El ex piloto alemán de Fórmula 1 Ralf Schumacher es el último piloto de F1 en declararse LGBTQ+, lo que lo convierte en el cuarto piloto en hacerlo. Pero, ¿quiénes son los otros pilotos de F1 gays, lesbianas y bisexuales? Vamos a averiguarlo.
Schumacher se declaró gay en junio, anunciando su salida del armario y su relación con su pareja Etienne en Instagram.
La imagen de la pareja contemplando el atardecer tenía como título: “Lo más hermoso de la vida es cuando tienes a tu lado a la pareja adecuada con quien puedes compartirlo todo”.
Anteriormente estuvo casado con la ex modelo Cora-Caroline Brinkman con quien tiene un hijo, David.
Tras el anuncio de su salida del armario, su hijo de 22 años comentó la publicación de su padre: “Estoy muy feliz de que finalmente hayas encontrado a alguien con quien realmente puedas decir que te sientes cómodo y seguro, sin importar si es un hombre o una mujer.
“Papá, te apoyo al 100% y te deseo todo lo mejor. ¡Felicitaciones!”
No es solo su familia la que comparte su amor por Schumacher; Sir Lewis Hamilton ha elogiado la declaración de Schumacher, diciendo que “envía un mensaje muy positivo” a las personas de la comunidad queer, que “libera a otros para poder hacer lo mismo”.
Schumacher corrió para Jordan, Williams y Toyota. Se retiró de las carreras en 2007.
En los 74 años de historia de las carreras de Fórmula Uno, solo hubo otros tres pilotos que se manifestaron públicamente antes que Schumacher. ¿Quiénes son?
Mike Beuttler
El primero en nuestra lista de pilotos de Fórmula 1 homosexuales, bisexuales y lesbianas es la leyenda del automovilismo británico Mike Beuttler.
Beuttler condujo en la F1 entre 1971 y 1973, una época en la que la F1 era un entorno profundamente machista donde se ganó la reputación de ser un corredor rudo y combativo.
En una entrevista con Racing Pride, el periodista de deportes de motor y amigo de Beuttler, Ian Phillips, dijo que el corredor estaba “semi-encubierto”.
“Sabía que era gay, pero eso no importaba en mi mundo”, continuó Phillips. “Era un buen tipo. Formaba parte de lo que hacíamos. En realidad, no importaba en absoluto”.
“A principios de los años 70 no era algo que se discutiera abiertamente y, sin duda, el automovilismo era muy machista y probablemente era un poco como lo es el fútbol ahora”, continuó. “Hay muchos gays encubiertos allí (a quienes) no se les permite decirlo”.
Después de retirarse de las carreras en 1973, Beuttler se mudó a los Estados Unidos y desapareció de la vida pública.
“Sospecho que habría sido más fácil para él vivir el estilo de vida que quería en Los Ángeles y San Francisco, mientras que ser gay en Londres era algo más secreto”, dijo Phillips. “Probablemente quería encontrar su propia generación donde pudiera ser abierto y libre”.
Falleció por complicaciones derivadas del SIDA en 1988, a la edad de 48 años.
Mario de Araújo Cabral
Mário de Araújo Cabral, comúnmente conocido con el apodo de ‘Nicha’ Cabral, fue un piloto de carreras de Fórmula 1 de Portugal.
En 2009, a la edad de 75 años, Cabral se declaró bisexual.
Cabral compitió en cinco Grandes Premios del Campeonato Mundial de Fórmula Uno cinco veces entre 1959 y 1964.
Sin embargo, no consiguió ningún punto para el campeonato.
Cabral continuó compitiendo en coches deportivos y ocasionalmente en la Fórmula 2, pero se tomó un descanso entre 1965 y 1968 debido a una lesión.
En 1975, Cabral sacó las llaves del contacto y se retiró de las carreras. Falleció en 2020, a los 86 años.
Lella Lombardi
Maria Grazia “Lella” Lombardi fue una piloto de Fórmula 1 italiana, la mujer más exitosa de este deporte. También era lesbiana y recibió el apoyo de su amorosa pareja Fiorenza durante toda su carrera.
Entre 1974 y 1976, compitió en nada menos que 17 Grandes Premios del Campeonato Mundial de F1.
Lombardi es la única mujer piloto que ha puntuado en la F1. También es una de las pocas pilotos de F1 en un deporte históricamente dominado por los hombres.
Su debut en la F1 se vio empañado por la tragedia: el coche de otro piloto llamado Rolf Stommelen se salió de la pista y murieron cinco espectadores. Sin embargo, Lombardi logró completar la carrera y quedó en sexto lugar.
Su innovadora carrera no termina allí; se convirtió en la primera mujer en calificar y competir en la Carrera de Campeones en Brands Hatch.
Lombardi se retiró en 1988 después de que le diagnosticaran cáncer de mama y fundó el equipo Lella Lombardi Autosport durante el tiempo que estuvo fuera de la pista.
En 1992, Lombardi falleció de cáncer y sigue siendo un ícono en el mundo de las carreras de F1.
¿Veremos más pilotos de F1 homosexuales en el futuro? Esperamos que así sea.
Comentarios desactivados en Ortodoxos y coptos ratifican su oposición a la justificación de las relaciones homosexuales
Representantes de las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia copta han mantenido un encuentro en el Monasterio de San Bishoy, Wadi El Natrun, para una reunión preparatoria enfocada en la unidad de las Iglesias. Entre los acuerdos figura el reafirmar la postura sobre el matrimonio como unión entre hombre y mujer, y el rechazo de las relaciones homosexuales
El encuentro ha sido organizado por Tawadross II, Patriarca copto de Alejandría, bajo el lema «El amor de Cristo nos apremia» (II Corintios 5:14).
La reunión ha comenzado con una oración en la Iglesia de la Transfiguración, presidida por el patriarca Tawadros, quien ha enfatizado la importancia de «construir relaciones de amor en Cristo, profundizar la comprensión mutua, el diálogo continuo y la oración incansable». El Patriarca Ecuménico Bartolomé ha enviado un mensaje subrayando la relevancia de la unidad cristiana y la cooperación mutua para no «poner un obstáculo al evangelio de Cristo» (I Corintios 9:12).
Los copresidentes de la Comisión Conjunta para el Diálogo Teológico entre las Iglesias Ortodoxas y los coptos, el Metropolitano Emmanuel de Calcedonia y el Metropolitano Thomas de Quosia y Mir, han presentado los avances previos del diálogo y han hecho recomendaciones para futuras acciones. También han recordado a los líderes que desempeñaron un papel crucial en las etapas anteriores de dicho diálogo.
Los participantes han evaluado los pasos concretos necesarios para restaurar la plena comunión entre las Iglesias, tomando en consideración el «Mapa de Ruta» preparado en Atenas en 2014. Las discusiones se han centrado en las Declaraciones Acordadas, su implementación y la manera de afrontar desafíos sociales y éticos contemporáneos
Además, las Iglesias han abordado temas como la crisis familiar y los desafíos antropológicos presentes en la sociedad actual. Los representantes han reafirmado su postura sobre el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, y han expresado su rechazo a la justificación de las relaciones entre personas del mismo sexo bajo la «libertad humana absoluta».
Es oportuno señalar que tanto coptos como ortodoxos han manifestado su rotunda oposición al documento Fiducia Supplicans, por el que Roma da vía libre a la bendición de parejas homosexuales.
Los participantes han acordado que las dos Subcomisiones Conjuntas sobre temas litúrgicos y pastorales continúen su trabajo y que se cree un sitio web conjunto para facilitar el acceso a los documentos del diálogo bilateral. También han expresado su deseo de que, en 2025, todos los cristianos celebren la Pascua siguiendo la tradición canónica de Nicea, ya que se conmemorará el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico.
Comentarios desactivados en Asesino de Daniel Zamudio pide libertad condicional: familia y Movilh se oponen
Alejandro Angulo, quien golpeó con botellas y piedras la cabeza y el cuerpo Daniel, busca cumplir sus tres últimos años de condena con libertad condicional. Junto con oponerse, el Movilh recordó que “este sujeto es un peligro público, pues incluso desde la cárcel ha amenazado con matar a más personas”.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) denunció y repudió hoy que Alejandro Angulo, uno de los cuatro asesinos de Daniel Zamudio, “esté solicitando cumplir sus últimos tres años de condena en libertad condicional, una petición que de ser aceptada será un peligro público”.
La información fue proporcionada a la madre y al padre de Daniel; Jacqueline Vera e Iván Zamudio; por el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, el cual notificó la postulación de Angulo a la libertad condicional
El dirigente del Movilh, Rolando Jiménez, recordó que “Angulo fue uno de los agresores más brutales de Daniel y su peligrosidad quedó en evidencia incluso cuando estaba tras las rejas, pues desde la cárcel en 2020 amenazó con asesinar a otras personas”
En efecto, en un video dado a conocer en 2020 por el Movilh, Angulo señaló que “¿quieren que me vuelva loco y mate a otro weón?, ¿eso quieren?. Están a punto de conocerme basuras culiás, weón. Conmigo no conchetumadre, conmigo no. Me han visto muy piola weón. Les voy a sacar la conchesumadre giles culiaos weón. Basuras de mierda. Esta ciudad está llena de weones hediondo a pescado. No tienen idea” (Sic).
En su relato en tribunales, otro de los asesinos de Daniel, Raúl López, sostuvo que Angulo “le rompió una de las botellas en su cabeza” a Daniel. Luego “agarró una piedra grande que estaba ahí y se la tiró en la guata unas dos veces, después la tomó y se la tiró en la cabeza. Después, Fabián Mora (otros de los condenados) tomó la piedra y la lanzó como 10 veces en las piernas de Daniel. Hicieron como una palanca y ahí se quebró, sonaron como unos huesos de pollo, y como ya el muchacho estaba muy mal, nos fuimos cada uno por su lado”.
Por todo, en estos momentos el Movilh está gestionando que Jaime Silva, quien fue abogado de Daniel Zamudio, presente un escrito en tribunales donde su familia exprese su rechazo a la libertad condicional
En octubre del 2013, Patricio Ahumada Garay fue condenado a presidio perpetuo simple, mientras que Alejandro Angulo y Raúl López recibieron 15 años de cárcel y Fabián Mora Mora siete años por el asesinato de Daniel Zamudio, ocurrido en marzo del 2012 luego de que el joven fuese torturado durante horas por sus verdugos.
Comentarios desactivados en Francisco de Asís, vestido de Evangelio
En la fiesta del cristiano por excelencia, Francisco, el Poverello de Asís… Siguiendo su ejemplo, se nos invita a despojarnos de todo lo superfluo y revestirnos con la desnudez del Evangelio:
Francisco, hijo de un rico comerciante de Asís, nació en 1181 (o 1182). Disuadido de sus ideales de gloria caballeresca a raíz de las experiencias decisivas de su encuentro con los leprosos y de la oración ante el crucifijo en la iglesia de San Damián, Francisco abandonó su familia y comenzó una vida evangélica de penitencia. Con los numerosos compañeros que muy pronto se unieron a él, comprendió que estaba llamado a vivir el Evangelio sine glossa, como fraternidad de menores a ejemplo de Jesús y de sus discípulos. Al año siguiente a la aprobación de la Regla y vida de los hermanos menores en 1223 por el papa Honorio III, Francisco recibió los estigmas del Crucificado, sello de la conformidad con su único Señor y Maestro. Cuando murió, en 1226, Francisco era un hombre extenuado por la fatiga y por las enfermedades y, al mismo tiempo, un hombre reconciliado con el sufrimiento, consigo mismo y con toda criatura. Fue canonizado en 1228 y es patrono de Italia y de los ecologistas.
***
“Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua, la cual es muy humilde, preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. Ay de aquellos que mueran en pecado mortal. Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad…”
*
San Francisco de Asís. Cántico de las Criaturas
***
Su vida estuvo enteramente caracterizada -hasta el momento de la conversión- por la búsqueda de un modelo que pudiera educar y plasmar su natural propensión al canto.
Lo encontró de repente en el Señor Jesús, en la belleza de su vida narrada por el Evangelio y, en particular, en el luminoso canto nuevo de su muerte en la cruz.
Dejó que la pasión marcara cada uno de sus pasos y afinara de manera progresiva todas las fibras de su persona con la humanidad del Hijo de Dios, que se entregó por completo a sí mismo por nosotros.
Francisco oró así: «Te ruego, oh Señor, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor arrebate mi mente de todas las cosas que hay bajo el cielo, para que muera yo de amor por tu amor, como tú te dignaste morir por amor a mi amor» (oración Absorbeat).
Su camino estuvo siempre acompañado por confirmaciones y consuelos. Su predicación y su ministerio tocaron el corazón de las personas y suscitaron decisiones de conversión y de reconciliación.
Su manera de seguir radicalmente al Señor se volvió, cada vez más, casa hospitalaria para otros muchos hermanos y hermanas, que encontraron en su itinerario personal una modalidad radical y actual de interpretar y vivir el Evangelio de la nueva estación histórica que avanzaba. Sin embargo, en el tiempo del monte Alverna, parece apagarse el canto fluente.
En esta estación encuentra Francisco la prueba más terrible: las fatigas originadas por un movimiento que se institucionaliza -que pierde en intensidad evangélica y llega incluso a dudar sobre la posibilidad de que sea integralmente practicable su estilo de vida- repercuten en su misma fe.
La pregunta sobre la verdad de sus intuiciones más profundas y la duda sobre el origen divino de su proyecto de vida resuenan en un silencio opresor en el que Dios no parece hablarle ya, a pesar de haberlo buscado con tanta tenacidad.
Francisco experimenta el abandono de Dios y se retira de los hermanos para no mostrar su semblante, que ha perdido la serenidad habitual. El canto nuevo, por consiguiente, no le fue dado en un momento de paz y consolación, sino en un momento en el que -como dice el salmista- «fallan los cimientos» (Sal 11,3) y todas las seguridades parecen hundidas
*
C. M. Martini – R. Cantalamessa, La cruz como raíz de la perfecta alegría,
Verbo Divino, Estella 2002, pp. 15-16).
Comentarios desactivados en “Francisco de Asís, en quien el ser humano resultó bien”, por Leonardo Boff
Considerando el panorama mundial, la violencia bélica en varias naciones con terribles matanzas de seres humanos, o la violencia de estudiantes que, enardecidos, invaden una escuela y abaten a tiros a decenas de compañeros, por no hablar de las torturas y de los abusos que se cometen contra inocentes, nos surge espontánea la pregunta: ¿el ser humano ha resultado bien? ¿No somos una excrecencia del proceso evolutivo?
Nos cuesta identificar figuras ejemplares que nos desmientan esta tétrica impresión. Pero gracias a Dios existen, como un Don Helder Câmara, una Hermana Dulce, la Hermana Teresa de Calcuta, un Chico Mendes, un José Mujica, ex-presidente de Uruguay, un Gandhi, un Dalai Lama y un Papa Francisco, entre otras.
Pero quiero detenerme en una figura seminal en la que la humanidad resultó bien de un modo convincente: San Francisco de Asís. Uno de los legados más fecundos del “Sol de Asís” como lo llama Dante, actualizado hoy por Francisco de Roma, es la predicación de la paz, tan urgente en los días actuales. El primer saludo que dirigía a los que encontraba por los caminos era “Paz y Bien”,que corresponde al Shalom bíblico. La paz que ansiaba no se restringía a las relaciones interpersonales y sociales. Buscaba una paz perenne con todos los elementos de la naturaleza, tratándolos con el tierno nombre de hermanos y hermanas.
Su primer biógrafo Tomás de Celano testimonia maravillosamente el sentimiento fraterno que lo invadía:
«Se llenaba de inefable gozo todas las veces que miraba el sol, contemplaba la luna y dirigía su vista hacia las estrellas y el firmamento. Cuando se encontraba con las flores, les predicaba como si estuviesen dotadas de inteligencia y las invitaba a alabar a Dios. Lo hacía con tiernísima y conmovedora candidez: exhortaba a la gratitud a los trigales y los viñedos, a las corrientes de los ríos, a la belleza de las huertas, a la tierra, al fuego, al aire y al viento».
Esta actitud de reverencia y de ternura lo llevaba a recoger las babosas de los caminos para que no las pisasen. Durante el invierno daba miel a las abejas para que no muriesen de escasez y de frío. Pedía a los hermanos que no cortasen los árboles por la raíz con la esperanza de que pudiesen rebrotar. Hasta las malas hierbas debían tener un lugar reservado en los huertos, para que pudiesen sobrevivir, pues «ellas también anuncian al hermosísimo Padre de todos los seres».
Sólo puede vivir esta intimidad con todas las cosas quien ha escuchado su resonancia simbólica dentro del alma, uniendo la ecología ambiental con la ecología profunda. Jamás se situaba por encima de las cosas sino a su mismo nivel como quien convive verdaderamente como hermano y hermana, descubriendo los lazos de parentesco que unen a todos.
El universo franciscano y ecológico nunca es inerte. Todas las cosas están animadas y personalizadas. Descubrió por intuición lo que sabemos actualmente por vía científica (a través de Crick y Dawson, que descifraron el ADN): que todos los vivientes somos parientes, primos, hermanos y hermanas, pues todos tenemos el mismo código genético de base.
De esta actitud nació una paz imperturbable, sin miedos y sin amenazas. San Francisco realizó plenamente la espléndida definición que la Carta de la Tierra encontró para la paz: «Es la plenitud creada por relaciones correctas consigo mismo, con las demás personas, con otras culturas, otras vidas, con la Tierra y con el Todo mayor del cual somos parte» (n.16 f).
El Papa Francisco parece estar realizando las condiciones para la paz, fundada en la compasión por los que sufren, por la valiente denuncia del sistema que produce miseria y hambre, y por la permanente búsqueda de la justicia social que deja atrás la filantropía para dar lugar a los cambios estructurales.
La suprema expresión de la paz, hecha de convivencia fraterna y cálida acogida de todas las personas y cosas está simbolizada por el conocido relato de la perfecta alegría, donde, a través de un artificio de la imaginación, Francisco presenta todo tipo de injurias y violencias contra dos cofrades, uno de ellos él mismo. Aunque habían sido reconocidos como cofrades, fueron vilipendiados moralmente y rechazados como gente de mala fama.
En este relato de la perfecta alegría, que encuentra paralelos en la tradición budista, Francisco va paso a paso, desmontando los mecanismos que generan la cultura de la violencia.
La verdadera alegría no está en la autoestima, ni en la necesidad de reconocimiento, ni en hacer milagros y hablar lenguas. En su lugar coloca los fundamentos de la cultura de la paz: el amor, la capacidad de soportar las contradicciones, el perdón y la reconciliación más allá de cualquier reclamación, retribución o exigencia previa. Vivida esta actitud irrumpe la paz, la paz del corazón, inalterable, capaz de convivir jovialmente con las más duras oposiciones, paz como fruto de un completo despojamiento. ¿No son estas las primicias de un Reino de justicia, de paz y de amor que tanto deseamos?
Esta visión de la paz de San Francisco representa otro modo de estar-en-el-mundo junto con las cosas, una alternativa al modo de ser de la modernidad y de la posmodernidad, asentado sobre el estar-sobre-las-cosas, dominándolas y usándolas de forma irrespetuosa para el enriquecimiento y el disfrute sin el menor sentido de sobriedad.
El descubrimiento de la hermandad cósmica nos infundirá un espíritu de respeto y nos devolverá la claridad y la inocencia infantil de la edad adulta, importantes para que salgamos bien de la crisis.
Comentarios desactivados en Cómo el activismo por el alto el fuego en Gaza fortaleció mi fe como católica queer
La publicación de hoy es de Flora x. Tang, candidata a doctorado en teología y estudios de paz en la Universidad de Notre Dame, donde escribe e investiga sobre teología postraumática, teología queer y teología asiática descolonial. Flora trabajó anteriormente como capellán de hospital, becaria de ministerio universitario y coordinadora de programas de aprendizaje-servicio para estudiantes universitarios. Flora es originaria de Beijing, China y actualmente vive en South Bend, Indiana.
Hace varios meses, un breve clip del Papa Francisco hablando durante una entrevista de 60 Minutos se volvió viral en mis redes sociales: el Papa respondió firme y secamente “no” cuando la entrevistadora Norah O’Donnell preguntó sobre la posibilidad de abrir un debate sobre las mujeres. diáconos. Las palabras de decepción e ira de mis amigas católicas queer y feministas llenaron mi línea de tiempo en las redes sociales, provocando el resurgimiento de la conversación veraniega pero familiar de “¿deberíamos quedarnos?” ¿Deberíamos permanecer en una Iglesia católica patriarcal y heterosexista que parece querer sólo empujar a las mujeres y a las personas queer hacia los márgenes?
Dejé que la entrevista papal continuara, hasta que llegué a un clip que aún no había visto publicado en mis redes sociales. “Todas las tardes a las 7 de la tarde”, dijo el Papa en voz baja, “llamo a la parroquia de Gaza”. El Papa relata las terribles condiciones de hambruna y asedio que enfrentan los feligreses todos los días. Cuando se le pregunta qué le dice al sacerdote católico de Gaza y a sus seiscientos feligreses, el Papa simplemente responde: “Yo escucho”.
Aquí hice una pausa.
Este clip no se compartió tan ampliamente en las redes sociales en mis círculos católicos queer progresistas. Sin embargo, era precisamente lo que necesitaba ese día de verano después de un año académico agotador participando en protestas, mítines, seminarios y eventos educativos para abogar por un alto el fuego en Israel y Gaza. En una época en la que mis limitados esfuerzos de activismo desde South Bend, Indiana, parecen distantes e inútiles, recordé que (¡de alguna manera!) estoy en comunión con la iglesia de Gaza, una iglesia que se reduce cada día a medida que sus miembros son asesinados por francotiradores. y sus edificios siguen sitiados.
En un mundo donde nadie en posiciones de poder puede oír o escuchar los gritos de la gente de Gaza, recordé que tal vez la iglesia sí escuche.
Pero lo más importante es que recordé que Dios escucha.
Como mujer católica queer, a menudo me siento distante de la Iglesia católica institucional, sus liturgias y sus historias. Las historias de la iglesia parecen excluir a personas como yo y, a menudo, no me veo en las historias de la iglesia. Cuanto más protestaba contra la guerra, cuanto más hablaba en mítines sobre las demandas de paz y justicia de la Doctrina Social Católica, cuanto más hablaba con mis alumnos sobre cómo responder a este momento de múltiples crisis de derechos humanos, más me sentía espiritualmente más cerca de larga tradición de constructores de paz católicos que son mis antepasados en la iglesia.
Por primera vez en mucho tiempo, las protestas y mítines por la paz fueron donde la tradición católica que heredé se sintió como en casa. Sabía que la larga tradición de constructores de paz católicos –desde el beato Franz Jaggerstatter, que murió al negarse a unirse al ejército nazi, hasta Dorothy Day y el padre Dan Berrigan, que protestó contra la guerra de Vietnam– caminan conmigo, y que con humildad (pero) con orgullo) siguiendo sus pasos.
Estudiantes de la Universidad de Notre Dame protestan frente a Morrissey Manor contra el genocidio en curso en Gaza en la primavera de 2024Photo by Gray Nocjar / The Observer
Mi identidad católica queer también sirve como testimonio cuando me enfrento a preguntas sobre por qué abogo por un alto el fuego en Gaza cuando Hamás, el grupo islamista que gobierna Gaza, mantiene posturas y políticas explícitamente anti-LGBTQ. La homofobia palestina se cita a menudo como una de las razones por las que las personas queer como yo deberían dejar de defender la supervivencia y el florecimiento del pueblo de Gaza. Cuando me enfrento a estas preguntas, le hablo a la gente sobre una línea de preguntas similar (mencionada anteriormente en esta publicación) que también recibo con frecuencia: dado que la Iglesia Católica y muchos miembros de su liderazgo son explícitamente anti-LGBTQ y patriarcales, ¿por qué todavía ¿Enseñar y escribir teología católica? ¿Por qué sigues quedándote? ¿Por qué preocuparse por una tradición a menudo homofóbica y su gente, en lugar de permitir que se queme hasta los cimientos?
Respondo hablando de los daños que preguntas como estas pueden causar a personas ya marginadas que existen dentro de estructuras homofóbicas. Le digo a la gente que así como las personas queer (como yo) existen dentro de estructuras como la Iglesia Católica, los palestinos queer en Gaza también existen y nunca deben ser olvidados ni abandonados a su suerte. Cuento a la gente historias de miembros de mi familia en China, que nunca antes habían oído hablar de los términos “gay” o “lesbiana” (ni en inglés ni en su lengua materna), pero que nos tratan a mí y a mis amigos abiertamente queer con aceptación inmediata y amar. Le hablo a la gente de mi amor incluso por aquellos familiares en China que no saben que soy queer, que esas personas siguen siendo mi familia, incluso si nunca aceptan mi identidad. Le hablo a la gente sobre mi fe, lo que me enseña que, independientemente de sus opiniones o prejuicios personales, todos los habitantes de Gaza, Cisjordania e Israel merecen vivir.
Le hablo a la gente sobre mi fe católica, que me enseña a extender misericordia a los demás, incluidas las personas que no extienden la misma misericordia hacia mí.
Así que permanezco dentro de esta iglesia imperfecta que extiende su misericordia a “los más pequeños”, incluso si la misericordia de la iglesia no se extiende hacia mí (en mi identidad como mujer queer) en este momento particular o en la entrevista papal de 60 Minutos. . Permanezco en esta tradición profética que dice “no más” a la quema de niños, al bombardeo de hogares, y que escucha el grito de los habitantes de Gaza y el grito de los pobres. Permanezco en esta tradición imperfecta de misericordia, para que la definición de misericordia de la iglesia continúe ampliándose.
Me quedo, sabiendo que al ser solidario con aquellos que se encuentran en los márgenes del imperio, como continúan haciendo muchos pacificadores católicos, mi fe vacilante no se extinguirá.
Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.
Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.
El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.
Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada.
no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.
Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.
Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.
Nuevos Miembros
Para unirse a este grupo es necesario REGISTRARSE y OBLIGATORIO dejar en el FORO un primer mensaje de saludo y presentación al resto de miembros.
Por favor, no lo olvidéis, ni tampoco indicar vuestros motivos en las solicitudes de incorporación.
Comentarios recientes