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Palabra clave: ‘Sergio y Baco’

San Sergio y San Baco

Miércoles, 7 de octubre de 2015
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1064Hoy celebramos la festividad de estos dos mártires. Nos encomendamos a ellos y les encomendamos tantos  hermanos y hermanas perseguidos, calumniados, golpeados, asesinados… Y que ayuden a los padres sinodales a volverse al Dios de la Misericordia para así abrir las puertas de la Iglesia de par en par a los excluídos.

SANTOS SERGIO Y BACO

(Festividad: 7 de Octubre)

Todavía en el siglo X, una crónica define a Sergio como “dulce compañero y amante” de Baco. Otra más antigua* (probablemente, del s. V) dice que eran “en su amor a Cristo cual una sola persona”. En el s. VI, el patriarca Severo de Antioquía reprobó citarlos por separado: “No debemos separar en el lenguaje a quienes están unidos en la vida”.

A finales del s. III, Sergio y Baco eran soldados romanos de elevada posición, gozando de la confianza personal del emperador. De ninguno de los dos se dice que tuvieran esposa.

Sabedores sus enemigos envidiosos de que eran cristianos, los denunciaron. Aquello provocó la ira del emperador, quien les ordenó ofrecer sacrificios a los ídolos. Como se negaran, los humilló vistiéndolos como mujeres y haciéndolos desfilar por la ciudad, en una clara burla a la masculinidad de los amantes. Ellos respondieron entonando salmos “con una sola boca” (expresión típica de los relatos de martirio de matrimonios heterosexuales). Fueron entonces entregados a la tortura.

Como perseveraran en su fe, Baco fue flagelado con látigos de cuero sin curtir (en otras crónicas, con nervios de buey) hasta la muerte. Sergio “con el corazón enfermo por la pérdida de Baco, lloraba y gritaba: (…) Te han desunido de mí, has ido al cielo y me has dejado solo en la tierra, sin compañía ni consuelo”. Aquella noche el espíritu de su amado se le apareció y le animó a afrontar el martirio: “Para mí la corona de la justicia es estar contigo”.

Al día siguiente, Sergio fue obligado correr quince kilómetros, calzado con unos zapatos cuyas suelas estaban llenas de clavos que se hundían en la carne. Pero por la noche un ángel le curó los pies, que quedaron como si nada. Contrariado, el verdugo le obligó a recorrer de nuevo la misma distancia con la misma tortura en los pies, y como Sergio permaneciese firme pese a todo, mandó decapitarlo. Sucedió en Siria, el año 303 o 309 (según la versión).

En su iconografía, que se remonta al s. IV, se les representa unas veces cabalgando juntos, otras a la usanza en que representaban a los matrimonios, con la efigie de Jesús entre sus cabezas como símbolo de unión – como en el icono del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí, datado en el s. VII -.

La intercesión de los santos Sergio y Baco era invocada en las liturgias de unión homosexual bendecidas por la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, y de las que el texto más antiguo data del siglo VIII (haciéndose a su vez eco, al parecer, de usos que se remontarían a los ss. II-III).

Pese a que en Occidente, a partir del s. XIV, tales uniones empezaron a ser proscritas – sin que el Papa llegara a pronunciarse explícitamente contra ellas: habría supuesto reconocer su arraigo tradicional, y lo que se quería era borrar su memoria -, su arraigo en los Balcanes siguió siendo tal que en Albania aún sobrevivirían hasta el s. XVIII. (Cf. BOSWELL, John. “Las Bodas de la Semejanza.”)

Sergio y Baco2
…………….

* Los pasajes entrecomillados a continuación son citas de la misma.

Cristianismo (Iglesias), General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

San Sergio y San Baco

Martes, 7 de octubre de 2014
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1064Hoy celebramos la festividad de estos dos mártires. Nos encomendamos a ellos y les encomendamos tantos  hermanos y hermanas perseguidos, calumniados, golpeados, asesinados… Y que ayuden a los padres sinodales a volverse al Dios de la Misericordia para así abrir las puertas de la Iglesia de par en par a los excluídos.

SANTOS SERGIO Y BACO

(Festividad: 7 de Octubre)

Todavía en el siglo X, una crónica define a Sergio como “dulce compañero y amante” de Baco. Otra más antigua* (probablemente, del s. V) dice que eran “en su amor a Cristo cual una sola persona”. En el s. VI, el patriarca Severo de Antioquía reprobó citarlos por separado: “No debemos separar en el lenguaje a quienes están unidos en la vida”.

A finales del s. III, Sergio y Baco eran soldados romanos de elevada posición, gozando de la confianza personal del emperador. De ninguno de los dos se dice que tuvieran esposa.

Sabedores sus enemigos envidiosos de que eran cristianos, los denunciaron. Aquello provocó la ira del emperador, quien les ordenó ofrecer sacrificios a los ídolos. Como se negaran, los humilló vistiéndolos como mujeres y haciéndolos desfilar por la ciudad, en una clara burla a la masculinidad de los amantes. Ellos respondieron entonando salmos “con una sola boca” (expresión típica de los relatos de martirio de matrimonios heterosexuales). Fueron entonces entregados a la tortura.

Como perseveraran en su fe, Baco fue flagelado con látigos de cuero sin curtir (en otras crónicas, con nervios de buey) hasta la muerte. Sergio “con el corazón enfermo por la pérdida de Baco, lloraba y gritaba: (…) Te han desunido de mí, has ido al cielo y me has dejado solo en la tierra, sin compañía ni consuelo”. Aquella noche el espíritu de su amado se le apareció y le animó a afrontar el martirio: “Para mí la corona de la justicia es estar contigo”.

Al día siguiente, Sergio fue obligado correr quince kilómetros, calzado con unos zapatos cuyas suelas estaban llenas de clavos que se hundían en la carne. Pero por la noche un ángel le curó los pies, que quedaron como si nada. Contrariado, el verdugo le obligó a recorrer de nuevo la misma distancia con la misma tortura en los pies, y como Sergio permaneciese firme pese a todo, mandó decapitarlo. Sucedió en Siria, el año 303 o 309 (según la versión).

En su iconografía, que se remonta al s. IV, se les representa unas veces cabalgando juntos, otras a la usanza en que representaban a los matrimonios, con la efigie de Jesús entre sus cabezas como símbolo de unión – como en el icono del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí, datado en el s. VII -.

La intercesión de los santos Sergio y Baco era invocada en las liturgias de unión homosexual bendecidas por la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, y de las que el texto más antiguo data del siglo VIII (haciéndose a su vez eco, al parecer, de usos que se remontarían a los ss. II-III).

Pese a que en Occidente, a partir del s. XIV, tales uniones empezaron a ser proscritas – sin que el Papa llegara a pronunciarse explícitamente contra ellas: habría supuesto reconocer su arraigo tradicional, y lo que se quería era borrar su memoria -, su arraigo en los Balcanes siguió siendo tal que en Albania aún sobrevivirían hasta el s. XVIII. (Cf. BOSWELL, John. “Las Bodas de la Semejanza.”)

Sergio y Baco2
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* Los pasajes entrecomillados a continuación son citas de la misma.

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Hallan los restos de los santos Sergio y Bacco, patronos de los gays

Jueves, 12 de octubre de 2017
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1064Martirizados en el actual Irán en el siglo IV

Su descubrimiento coincide con la fecha en la que ambos son venerados en el calendario católico, el 7 de octubre 

A más de 1.700 años de ser martirizados, fueron encontrados en Irán los restos de los santos Sergio y Bacco, dos soldados romanos convertidos al cristianismo y asesinados en Siria por los romanos.

Así lo informó el Comité Nacional italiano para la Valorización de los Bienes Históricos, Culturales y Ambientales. Según el historiador estadounidense John Boswell, eran pareja. Más allá de que esta hipótesis no ha sido probada, en la comunidad gay suele considerárselos sus patronos.

En esta parte del mundo gay se considera de manera no oficial a san Sergio y san Bacco como santos patronos de las relaciones entre hombres, y muchas veces los matrimonios homosexuales estadounidenses y europeos (ya sea simbólicos, reconocidos o a través de rituales religiosos) se celebran bajo su protección.

El descubrimiento fue hecho en una iglesia cristiano asiria de la ciudad iraní de Urmia, capital de la región del Azerbaiyán occidental, en coincidencia con la fecha en que ambos santos son venerados en el calendario cristiano católico, el 7 de octubre.

Según el santoral, Sergio y Bacco fueron dos soldados del ejército romano de religión cristiana que estaban destacados en Oriente y que contaban con una elevada posición ante la corte de Maximinio Daia, tetrarca de Oriente entre los años 305 y 315.

Ambos fueron denunciados por sus enemigos y cuando se negaron a rendir tributo a Júpiter fueron martirizados. Antes, sin embargo, fueron obligados a desfilar vestidos de mujeres entre la burla general.

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Sus restos fueron encontrados en una iglesia cristiano asiria construida en el siglo IV en la ciudad de Urmia, actualmente en el norte de Irán.

San Sergio es patrono de la ciudad italiana de Trieste, mientras que en Roma, Estambul y otras ciudades del Medio Oriente existen iglesias cristianas construidas en honor de ambos.

“Se trata de un descubrimiento de gran importancia dado que data de hace más de 1.500 años. Pese a todas las investigaciones que se hicieron en el pasado se había perdido el rastro de sus restos mortales”, dijo Silvano Vinceti, presidente del comité y responsable de la exploración sobre el protocristianismo que se realiza en la región iraní de Azerbaiyán occidental.

Resaltó que Urmia es una ciudad desconocida para los occidentales en la que existen varias iglesias cristianas construidas entre los siglos I y IV.

Esa fue una zona de expansión del cristianismo cuando en Occidente dominaba aún el politeísmo y los cristianos eran encarcelados, torturados y asesinados.

“Es un descubrimiento que saca a la luz la ciudad de Urmia, una localidad en el norte de Irán donde conviven pacíficamente las tres religiones monoteístas, resaltó Vicenti.

Fuente Religión Digital/ANSA

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El canon de los santos católicos queer requiere algo de invención, escribe una teóloga

Martes, 24 de enero de 2023
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f_tangFlora X. Tang,

En un ensayo reciente de National Catholic Reporter, Flora X. Tang, estudiante de doctorado en la Universidad de Notre Dame, compartió una hermosa reflexión sobre lo que ella describe como el “canon no oficial de los santos católicos homosexuales”.

Si bien algunas de las personas destacadas son santos canonizados, reconocidos como santos por la iglesia y también reclamados por los católicos LGBTQ+ como modelos de santidad queer, otros no cuentan con el respaldo oficial de la iglesia. Algunos son figuras bíblicas cuyas historias se prestan a una interpretación extraña. Y algunos son ancianos queer cuyas historias “[complejan] a quién entendemos como un santo y un antepasado espiritual”. Para identificar a estos santos queer, Tang escribe:

“El catolicismo queer, para muchas personas que se identifican con él, implica una práctica espiritual de aferrarse a los rastros de lo queer en la historia de la iglesia, de capturar viñetas de presencia queer. Vemos los momentos de amistad entre personas del mismo sexo en las Escrituras y la tradición como modelos de nuestra propia rareza como amor cristiano. Buscamos razones para creer que las personas queer siempre han estado presentes en la iglesia a lo largo de la historia.

“El catolicismo queer exige una práctica espiritual de imaginación audaz y búsqueda histórica a pesar de lo que está registrado. Usando imaginación audaz y persistencia, nos encontramos en la alteridad de los santos de la iglesia y en el corazón del cristianismo.

“En otras palabras, el catolicismo queer se basa en alguna forma de invención en su narración y rastreo de linaje. Nuestra espiritualidad se basa en el reconocimiento de que es posible que nunca sepamos realmente si los santos queer son realmente queer o no. Sin embargo, seguimos imaginando un pasado (y un futuro) en el que vestigios de nuestro ser queer están presentes en el linaje espiritual de la iglesia”.

Tang señala que algunas personas pueden considerar esta interpretación espiritual creativa con recelo, encontrando escandaloso buscar rastros de rareza en los santos canonizados y otras personas santas tradicionales. Pero ella señala que la invención es familiar para todas las tendencias de la espiritualidad católica, especialmente la santificación, y esta práctica es un testimonio de la fe y la imaginación de los creyentes.

índice

“[M]uchas historias de santos son también historias de invenciones del pasado”, escribe. “Estas hagiografías no se inventan por el bien de la falsedad, sino por el anhelo de un antepasado espiritual que comparta su fe y sus luchas por la supervivencia”.

Este proyecto también es familiar para las comunidades católicas de color. Tang escribe:

“Para los católicos queer y marginados, recuperar rastros de nuestra presencia de un archivo predeterminado no es suficiente…. La invención, junto con el duelo por lo que está irremediablemente ausente, se convierte en una práctica espiritual necesaria para todos aquellos que no pueden encontrar sus propios antepasados y santos en los cánones de la historia de la iglesia”.

Tang pide a los católicos que consideren abrir sus prácticas espirituales para dar cabida a una comunión de santos más amplia:

“A través de este acto dual de hacer duelo por lo que está ausente e inventar una nueva posibilidad de presencia, los fragmentos incompletos de la historia de la iglesia y sus innumerables posibilidades vienen a perseguirnos y perturbarnos a todos, exigiendo que permanezcamos abiertos a quiénes son nuestros santos y quiénes son nuestros podrían ser santos.

“Regreso, al final de mi jornada laboral, al altar de santos queer de mi hogar, cuyos espacios en blanco entre toda la iconografía codificada queer dan testimonio de los muchos antepasados católicos y no católicos que nunca conoceré. Enciendo una pequeña vela debajo del altar, no solo en recuerdo de Perpetua y Felicidad, Sergio y Baco… sino también de todas las generaciones de fieles queer que han inculcado significados queer sutiles pero subversivos en las historias de estos santos. Enciendo una vela en recuerdo de cada buscador queer en la historia que rezó las Letanías de los Santos, imaginando y encontrando ecos de sí mismos en los silencios entre cada invocación y cada nombre”.

—Grace Doerfler (ella/ella), New Ways Ministry, 18 de enero de 2023

Fuente New Ways Ministry

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Benedicto XVI en compañía de los santos LGBTQ+

Martes, 3 de enero de 2023
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La publicación de hoy es del colaborador invitado Jason Steidl Jack. Jason es un teólogo católico homosexual y profesor asistente de estudios religiosos en la Universidad St. Joseph de Nueva York. Su primer libro, Ministerio Católico LGBTQ: Pasado y Presente, ha sido publicado recientemente por Paulist Press. Participa activamente en Out @ St. Paul, el ministerio LGBTQ de St. Paul the Apostle en Manhattan, y es miembro de la junta directiva de Fortunate Families. Vive en Brooklyn con su esposo, Damian.

Benedicto XVI ha muerto. Fue sacerdote, teólogo, profesor, perito, cardenal, prefecto de la CDF, obispo de Roma y papa emérito. Pero no era amigo de la comunidad LGBTQ+.

Desde hace un tiempo, he reflexionado sobre cómo me sentiría al escuchar la noticia de su muerte. ¿Me sentiría aliviado de que sus enseñanzas ya no puedan hacernos daño? Sus enseñanzas contribuyeron al sentimiento anti-LGBTQ+ dentro y fuera de la iglesia, lo que a menudo resultó en violencia espiritual y física contra las personas LGBTQ+. ¿Me compadecería de él porque fue moldeado por la cultura de la homofobia internalizada que dominó la iglesia durante su vida? ¿Me enojaría pensar que él podría haber elegido aprender más sobre las personas LGBTQ+, pero no lo hizo?

Sus decisiones causaron un gran daño a la comunidad católica LGBTQ+. Como jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) del Vaticano, el entonces cardenal Ratzinger expulsó a los grupos católicos LGBTQ+ de las parroquias en el punto álgido de la epidemia del SIDA. En una carta de 1986, dijo que las personas queer se infligían violencia cuando defendían sus derechos. A lo largo de muchas décadas, intentó, y a menudo tuvo éxito, silenciar a nuestros héroes y aliados: teólogos y ministros pastorales que trabajaron por la inclusión LGBTQ+.

A principios de la década de 1990, criticó la legislación secular que garantizaría el acceso a la vivienda, el empleo, la adopción y el servicio militar. Según él, “no hay derecho a la homosexualidad”. Una década más tarde, cuando los gobiernos de todo el mundo se movilizaron para legalizar las uniones civiles de parejas del mismo sexo, advirtió a los políticos que votar por tales medidas sería “gravemente inmoral”. Como Papa, uno de los primeros actos oficiales de Benedicto XVI fue aprobar una política de exclusión del seminario de “quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales arraigadas o apoyan la llamada ‘cultura gay’” porque supuestamente carecen de madurez afectiva y su situación “les impide gravemente relacionarse correctamente con hombres y mujeres”. De hecho, a lo largo de su larga carrera en el Vaticano, Ratzinger/Benedicto XVI inventó nuevas formas de condenar al ostracismo a las personas queer y sus aliados.

Todas estas acciones causaron un gran daño pastoral, personal y, en ocasiones, incluso físico a las personas LGBTQ+.

Ahora que se ha ido, reflexiono sobre mi creencia en la salvación universal. A algunas personas LGBTQ+ les gustaría imaginar al ex papa en el infierno. Como soy un universalista, no lo hago. Confío en que el amor de Dios es lo suficientemente fuerte para convencer y transformar incluso a los mayores enemigos de Dios. No creo que Benedicto XVI esté en el infierno, ni siquiera que fuera uno de los mayores enemigos de Dios.

Benedicto XVI se equivocó gravemente con las personas LGBTQ+. Tenía mucho que aprender en esta vida, pero ¿quién podría enseñarle? Desde que me enteré de su muerte, me imaginé a Benedicto XVI sentado en un aula celestial donde sus maestros son mártires y santos queer. En la muerte, tendrá que escucharlos, un gran cambio con respecto a su vida cuando afirmaba tener todas las respuestas.

C97D2497-1F37-4A6E-A9C1-4602D79C1FC9Benedicto XVI escuchará sobre el amor queer que trasciende la muerte de las santas Perpetua y Felicidad, mártires que murieron abrazadas. San Sebastián, el patrón de las víctimas del SIDA cuyo cuerpo juvenil fue atravesado por flechas, le hablará de la belleza y la agonía del deseo. Santos Sergio y Baco, soldados cristianos romanos cuya inseparable amistad se consumó en el martirio, compartirán cómo la unión de sus amantes cambió el mundo. San Juan de la Cruz, el místico español del siglo XVI, relatará su relación erótica entre personas del mismo sexo con Jesús. St. Wilgefortis, quien oró por un milagro y se dejó crecer la barba para escapar del matrimonio heterosexual obligatorio, puede contarle cómo Dios la hizo trans. Santa Juana de Arco, que se vistió de hombre para la batalla contra los ingleses, revelará el poder espiritual de su espíritu de cambio de género.

Mártires y santos más recientes, no canonizados, también pueden enseñarle. Padre John McNeill, un ministro de católicos LGBTQ+ que fue expulsado de los jesuitas y vivió durante décadas en una relación entre personas del mismo sexo, hablará sobre las formas en que el amor de Dios rompe las barreras erigidas por la Iglesia institucional. Marsha “Pay it no Mind” Johnson, la famosa drag queen negra que participó en los disturbios de Stonewall pero murió en la pobreza, revelará las muchas formas en que Dios se preocupa por los pobres y los inconformistas. Alana Chen, la joven de Denver que se suicidó después de recibir un peligroso consejo de un sacerdote, detallará la devastación provocada por la enseñanza católica y la llamada terapia de conversión.  Matthew Shepard, un hombre gay en edad universitaria que fue atacado y dejado morir en un campo remoto de Wyoming, articulará la necesidad de protección y derechos civiles LGBTQ+. Padre Robert Nugent, cuyo compromiso con el sacerdocio resultó en años de sufrimiento después de que el Vaticano lo silenciara, demostrará los buenos frutos del ministerio de afirmación y compasión.

¡Cuánto tendrá que aprender y crecer Benedicto XVI! Muy pronto, espero, la comunión con mártires y santos queer lo ayudarán a alcanzar la perfección. Es una pena que no haya tenido un comienzo anterior, pero ahora tiene una eternidad para descubrir la hermosa obra de Dios en las vidas queer.

—Jason Steidl, January 1, 2022

Fuente New Ways Ministry

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Cosas maravillosas en nuestra tienda.

Jueves, 3 de noviembre de 2022
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religic3b3n-diversidad-sexual-y-activismo-san-sergio-y-san-baco-santos-gaysAunque ya hemos celebrado ambas jornadas, el artículo merece la pena ser publicado:

En la próxima semana, nuestra iglesia celebra dos días especiales: Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) y Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos (2 de noviembre). La publicación de blog de hoy refleja estos dos días desde una perspectiva católica LGBTQ+. Al final de la publicación, encontrará enlaces a dos ejercicios de reflexión espiritual que son nuevas entregas de la serie “Journeys” de New Ways Ministry.

Parte de la novena a los Santos Sergio y Baco dice:

“Nuestro Dios estaba tan orgulloso de vuestro amor y coraje que a la muerte de Baco, cuando Sergio estaba en su punto más bajo y solitario y comenzaba a desanimarse, Dios envió el espíritu de Baco a Sergio para consolarlo con la promesa de que los dos volveríamos a estar juntos en el Cielo.”

Anticipándose a los días festivos de la Solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, la narración de los santos emparejados, Sergio y Baco, es una historia de amor que vale la pena recordar, ya que vincula elementos de ambos memoriales.

Según John Boswell,  en su Libro Uniones del mismo sexo en la Europa premoderna, tanto Sergio como Baco eran soldados romanos de alto rango que disfrutaban de una amistad privilegiada con el emperador. Sin embargo, en una ocasión provocaron la ira del emperador por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses paganos. Cuando se aferraron a su fe cristiana, el emperador ordenó que fueran despojados de su atuendo militar y desfilar por las calles vestidos con ropa de mujer.

Sin embargo, este edicto, en una sociedad obsesionada con la masculinidad guerrera, no logró humillar a Sergio y Baco. Como cristianos, familiarizados con las Escrituras, cantaron con audacia:

“Nos regocijamos en ti, oh Dios, porque nos has vestido con vestiduras de salvación, y nos has cubierto con manto de justicia; como novias, nos has ataviado con vestidos de mujer y nos has unido para ti a través de nuestra confesión”.

Baco fue azotado hasta la muerte y Sergio encarcelado. Esa noche, Sergio, deprimido y desconsolado por la pérdida de Baco, lloró y gritó: “Hermano y compañero soldado, ya no cantaremos juntos: ‘¡Mirad cuán bueno y cuán agradable es para los hermanos permanecer en unidad!’ Te has desprendido de mí y has subido al cielo, dejándome solo en la tierra, ahora solo, sin consuelo”.

Esa misma noche, después de que Sergio hubo pronunciado estas palabras, el espíritu de Baco se le apareció y le dijo:

“¿Por qué te afliges y lloras, hermano? Si he sido tomado de ti en cuerpo, todavía estoy contigo en el vínculo de la unión… Apresúrate, pues, tú mismo, hermano, a través de la hermosa y perfecta confesión para perseguirme y alcanzarme, cuando hayas terminado el curso. Porque la corona de la justicia para mí es estar con ustedes”.

Al observar la Solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre, podemos celebrar a todos los santos, tanto conocidos como desconocidos, que sirvieron como discípulos y mártires de Cristo y que ahora se regocijan ante el trono de Dios. Podemos invocar a estos santos en oración; déjate inspirar por su audacia o humildad, y siéntete representado por esta inmensa nube de testigos de toda nación, raza, pueblo y lengua (Apocalipsis 7).

16F086E3-2937-4902-A998-05FD38791DD3Santas Perpetua y Felicidad

Al imitar a estos santos, también podemos reflexionar sobre nuestro propio llamado al discipulado LGBTQ/aliados, ya que muchos de estos santos nos presentan un precedente humano de lo que significa vivir, amar y seguir a Cristo. Santas Perpetua y Felicidad, madres y patronas de las parejas del mismo sexo, amaban a sus hijos, pero estaban dispuestas a morir antes que renunciar a su fe cristiana. Santa Mónica, a través de su fe, dedicación y preocupación por sus hijos, formó a uno de los más brillantes filósofos y santos de todos los tiempos: su hijo, San Agustín de Hipona.

Al honrar a los Fieles Difuntos el 2 de noviembre, reconocemos el “vínculo de unión” que nos rodea a nosotros y a nuestros seres queridos (difuntos) que forman el Cuerpo vivo de Cristo. Permanecemos en la esperanza sabiendo que lo que nos espera al final no es solo estar en la presencia de Dios (el tema de las lecturas de estos dos días) sino también estar en “unidad” con aquellos a quienes amamos mucho, pero perdidos en la muerte. (La promesa de Dios a Sergio fue que “los dos volverían a estar juntos en el cielo”).

Cuando Sergio finalmente fue decapitado, y cuando entregó su espíritu a los ángeles, una voz del cielo dijo:

“Ven, también, Sergus, soldado y vencedor, al Reino preparado para ti. Las huestes de ángeles, las filas de matriarcas y patriarcas, los coros de apóstoles y profetas, las almas de los justos, todos esperan tu llegada para compartir con ellos las cosas maravillosas que allí te esperan”.

En estas fiestas de Todos los Santos y Todas las Almas, que la unidad perdurable de Sergio y Baco, Perpetua y Felicidad, sea un tierno recordatorio de algunas de las cosas maravillosas que también os esperan.

– Dwayne Fernandes, New Ways Ministry, 30 de octubre de 2022

Para mayor reflexión, diario o conversaciones grupales, visite nuestra serie JOURNEYS:

Solemnidad de Todos los Santos

Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos

Fuente New Ways Ministey

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El matrimonio homosexual estuvo admitido en la Iglesia, con la misma validez que el heterosexual, desde el siglo VI al XIII

Miércoles, 28 de octubre de 2020
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1064“La Iglesia no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas de los varones, sino que las santificaba ceremonialmente”

 “Una vez más se muestra que la enseñanza católica, considerada no pocas veces inamovible, cambia aunque sea tardíamente”

John Boswell , apoyado en fuentes documentales extraordinarias, presenta una tesis estremecedora: “La iglesia primitiva (siglos VI al XIII) no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas entre varones, sino que las santificaba ceremonialmente”

“Es innegable la antigua ceremonia cristiana de unión entre personas del mismo sexo, que tenía lugar en iglesias y era oficiada por sacerdotes”

“La ceremonia de unión de personas del mismo sexo durante el siglo XII, época de florecimiento de ceremonias matrimoniales litúrgicas, se transformó en un oficio completo”

Sergio y Baco, los santos católicos y gays que se cree fueron una pareja reconocida en la Antigüedad

El artículo, que sigue a esta introducción, salió publicado en el n º 85 de la revista Exodo. Las razones de darlo a conocer de nuevo son varias:

-El tema ha saltado a los “medios” con gran repercusión, debido a la posición que en estos días ha expresado el Papa Francisco sobre la homosexualidad, en la que modifica la severa y condenatoria valoración tradicional y admite la renovación y aprobación de la misma.

 –Una vez más se muestra que la enseñanza católica, considerada no pocas veces inamovible, cambia aunque sea tardíamente, dejando un reguero de daño y sufrimiento en muchos, de decepción y abandono en otros y, en general, una pérdida de credibilidad y prestigio para la misma Iglesia ante el mundo moderno.

Se hace justicia en especial a científicos y teólogos que se adelantaron a justificar la necesidad de una renovación, siendo injustamente censurados y sancionados.

-Y, otra razón: el que yo tuviera conocimiento del estudio de John Boswell, autor del libro “La bodas de las semejanzas”, libro de 606 páginas, y que yo busqué hasta hacerme con él y documentarme debidamente, antes de publicar este mi artículo.

 Con cierta sorpresa pude comprobar que, fundada y ampliamente se demostraba que el matrimonio homosexual estuvo admitido en la Iglesia con la misma validez que el matrimonio heterosexual, desde el siglo VI al XIII: “La Iglesia no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas de los varones, sino que las santificaba ceremonialmente”.

Por inesperada e inquietante que parezca, el autor muestra innegable la antigua ceremonia cristiana, que tenía lugar en las Iglesias y era oficiada por sacerdotes.

LA LEY DE LOS MATRIMONIOS HOMOSEXUALES

La realidad toma la palabra

Me refiero naturalmente a la realidad humana. Porque humana ha sido siempre la realidad homosexual. Desde siempre, en casi todos los pueblos y culturas, ha existido esa realidad aunque no en todas ha sido idéntica la manera de valorarla.

Nos encontramos aquí con un tema que, de inmediato, nos asombra. Ha sido una constante su existencia y, sin embargo, han sido muchos los siglos de encubrimiento y de dolor. Al fin, parece amanecer un una nueva luz, que la estudia y reconoce.

Es cierto que la cultura heredada o dominante determina en gran parte los comportamientos de la sociedad. ¿Pero, qué ha ocurrido para que hoy, a poca distancia de lo anterior, las cosas comiencen a verse de otra manera?

La sociedad española -y el resto del mundo- se ha dividido en torno al tema del matrimonio homosexual: unos a favor y otros en contra. El sustrato de esa división está en la cultura, que alberga dos visiones distintas de percibir y entender. La división estaba latente, ha venido creciendo, pero ha sido hoy cuando el estudio histórico y la evolución cultural han permitido su manifestación pública.

La realidad de los sujetos sufrientes se ha hecho palabra, ha podido ser escuchada y ha originado debates, cuestionamientos y ha obligado a repensar el mundo heredado. El efecto del enfrentamiento –tanta veces ejercido negativamente en la historia- desaparece si se cambia la causa cultural que lo produce. No hay conflictos sin ideas que los sustenten.

Afortunadamente, el clima de una mayor libertad y pluralidad, los estudios históricos y científicos, nos han hecho salir del rechazo mutuo y del dogmatismo para encaminarnos a la escucha mutua y el diálogo. Es la hora del encuentro, del escuchar y comprender, del reflexionar y del activo respeto a las razones del otro. La verdad es de todos y entre todos debe ser fijada.

La práctica de la homosexualidad en la Europa premoderna.

homos2Sé que a muchos este punto les va a sorprender y, naturalmente, manifestarán inmediato rechazo. Pero, se impone aludir a él por ser rigurosamente histórico y servir para rectificar la imagen dogmática de que la homosexualidad ha sido siempre prohibida por el cristianismo. Rectificar en este punto, se nos ha dicho con palabras oficiales, sería capitular como nunca en uno de los puntos clave de la doctrina cristiana. La traición a la Biblia, a la Tradición y al Magisterio tendría aquí su grado máximo de postración.

Casi como preámbulo imprescindible, considero importante registrar la investigación realizada por John Boswell, – 12 años de trabajo- publicada en sus dos volúmenes “Las Bodas de las Semejanza”, con un total de 606 páginas (Muchnik Editores).

John Boswell , apoyado en fuentes documentales extraordinarias, presenta una tesis estremecedora: “La iglesia primitiva (siglos VI al XIII) no sólo era tolerante con las relaciones románticas y eróticas entre varones, sino que las santificaba ceremonialmente”.

Expongo algunos de sus puntos fundamentales.

Un lector moderno tiene una preocupación prácticamente obsesiva por el amor romántico y las pautas del emparejamiento en las sociedades antiguas. Pero, muy pocas de las culturas premodernas convendrían en admitir que “el fin de un hombre es amar a una mujer y el fin de una mujer es amar a un hombre” , sería esto una pobrísima medida del valor humano. De igual manera, el lector moderno supone casi universalmente que el amor romántico va unido inextricablemente al matrimonio, lo cual es un error histórico.

db502c82296901f4733En el Occidente moderno es notable el horror ante la homosexualidad, a partir sobre todo del siglo XIV. Pocas culturas han convertido la homosexualidad en ese tabú moral primario y singular que ha sido para la sociedad occidental: “el pecado innombrable”, “el vicio inmencionable”, “el amor que no se atreve a pronunciar su nombre”. La magnitud de esta repulsión llega a considerar los actos homosexuales como más horribles que el mismo asesinato, el matricidio, el abuso de menores, el incesto, el canibalismo, el genocidio, e incluso deicidio, pues estos son mencionables, en tanto que los actos homosexuales no lo son y expresan categoría moral inferior. Debido a su condición de tabú los actos en cuestión no eran nombrados ni analizados, eran los pecados peores.

Son históricamente innegables las uniones litúrgicas entre personas del mismo sexo, por más que la sociedad occidental propenda en términos generales a excluirlas por pensar que el matrimonio es esencialmente unión de macho y hembra. A quienes están habituados a rechazar esas uniones entre personas del mismo sexo, les resultará difícil entender que esas uniones no son en la tradición occidental una aberración extraña.

En la investigación de Boswell encontramos algunas claves para la comprensión del tema.

1. El matrimonio no es declarado sacramento hasta el siglo XIII.

Antes del año 1000, la bendición (eclesiástica) de un matrimonio contraído de manera laica se consideraba un favor. La Iglesia no interfería en las bodas, las ceremonia eclesiástica era vista como un simple corolario de la boda pública, lo cual daba lugar a una gran flexibilidad de formas rituales y diversidades regionales. Los seres humanos de las sociedades cristianas se casaban, pero seguían las costumbres étnicas antiguas, algunas equivalentes a las leyes romanas y de las cuales derivó el derecho de la Iglesia.

En la Edad Media el motivo del matrimonio no era precisamente el amor, aun cuando existiera conexión entre uno y otro. Aunque a regañadientes, fue aceptado el concubinato y era corriente el divorcio. El divorcio y el nuevo matrimonio tras la muerte de un cónyuge fue oficial. Sólo posteriormente comenzaron a prohibirlos los primeros teólogos y fueron ellos y los canonistas quienes se esforzaron en cierta medida en exhortar al pueblo bajo que el matrimonio heterosexual era la única relación erótica legítima entre un hombre y una mujer y que debían hacerlo mediante un pacto exclusivo y permanente. De hecho, la Iglesia tuvo que esperar hasta el cuarto concilio Lateranense (1215) para declarar al matrimonio sacramento y elaborar reglas canónicas en el modo de celebrarlo.

2. La ceremonia de unión es entre personas del mismo sexo.

Sergio y Baco2La ceremonia de unión entre personas del mismo sexo “es cierto que tienen lugar en colecciones manuscritas de todo el mundo cristiano –desde Italia a la isla de Patmos y el monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí- y se encuentran en algunos de los manuscritos litúrgicos griegos más antiguos de que se tiene noticia. Sin embargo, en la época en que esos manuales se imprimieron, el prejuicio en Occidente contra cualquier forma de interacción entre personas del mismo sexo muy pronunciado.

La ceremonia durante el siglo XII, época de florecimiento de ceremonias matrimoniales litúrgicas, se transformó en un oficio completo durante el cual se encendían las velas, ambas partes colocaban las manos sobre los Evangelios, unían la derecha, las manos eran atadas con la estola del sacerdote (o se cubría con esta ambas cabezas, además de incluir una letanía introductoria (como la de Barberini 1) , la coronación, la plegaria del Señor , la Comunión , un beso y, veces, un paseo alrededor del altar. Lo más probable es que dichas ceremonias se desarrollaran a través del incremento de la práctica local y de clérigos individuales elocuentes.

La ceremonia tiene lugar en una amplia variedad de contextos, pero el más corriente, con mucha diferencia, es el del matrimonio, por lo general en el orden siguiente: esponsales heterosexuales, ceremonia de un primer matrimonio heterosexual, ceremonia de un segundo matrimonio heterosexual, (oficio diferente, con énfasis menor en la procreación), y oficio de unión entre personas del mismo sexo. Alrededor del treinta por ciento de los manuscritos consultados para este estudio el matrimonio heterosexual aparece inmediatamente antes o inmediatamente después de la ceremonia de unión entre individuos del mismo sexo” ( Cfr. Las Bodas de la Semejanza, pp. 321-323).

En esta ceremonia cabe resaltar tres elementos importantes: 1º) Solemnizan una unión voluntaria y emocional entre dos personas. 2º) La ceremonia es homosexual en el sentido más obvio de esta palabra (de un solo sexo). Si lo era con sentido erótico es tan difícil de responder como en el caso de parejas heterosexuales sin hijos: “El vivir juntos por un largo tiempo y el compartir un hogar debieron ser determinantes decisivos de una pareja compuesta por un hombre y una mujer en su contexto social concreto (es decir, entre vecinos, amigos y parientes), tuvieran o no hijos o hubieran o no participado en un servicio religioso en la Iglesia. Y en el caso de la ceremonia de unión entre personas del mismo sexo , lo más probable es que, a ojos de los cristianos corrientes, el que ambas personas permanecieran ante el altar con las manos unidas (símbolo tradicional del matrimonio) , el que fuesen bendecidas por el sacerdote, compartieran la comunión y ofrecieran luego un banquete a la familia y los amigos –todo ello, parte de la unión entre individuos del mismo sexo en la Edad Media- significase un matrimonio” (Idem, pp. 327-330).

Todo esto nos dice que, por inesperada e inquietante que parezca, es innegable la antigua ceremonia cristiana de unión entre personas del mismo sexo, que tenía lugar en iglesias y era oficiada por sacerdotes.

La práctica homosexual en el Occidente moderno

Nuevo hecho: obsesión contra la homosexualidad

“A partir del siglo XIV, escribe Boswell, Europa occidental fue dominada por una furiosa obsesión contra la homosexualidad, considerada como el más horrible de los pecados” (Idem, p. 447).

La unión entre personas del mismo sexo comenzaron a ser consideradas como sospechosas y, en muchos lugares, a ser prohibidas y castigadas por la cárcel y la pena capital. La evolución hacia la prohibición y desaparición fue muy lenta, pues se trataba de un ritual antiguo, muy arraigado y que, pese a todo, seguía practicándose en muchas partes con la misma naturalidad que el matrimonio heterosexual. Más que argumentos en contra, operaba una especie de repulsión visceral y, en virtud de ella, las ceremonias fueron poco a poco reprimidas y en los rituales litúrgicos se observaban hojas arrancadas, mutiladas o deformadas.

Por otra parte, la mayor parte de los antropólogos hasta fechas relativamente recientes, se vendaron los ojos para no analizar estos hechos históricos, que les parecían desconcertantes y lanzaron pantallas de humo que oscurecían sus aspectos más inquietantes.

A partir de los finales del siglo XX “Los estudiosos ya no pueden presumir de una investigación social seria sobre la base del supuesto, moral o empíricamente erróneo, de que los sentimientos o la conducta homosexuales son “anormales” , peculiares, o intrínsecamente improbables.

En las primeras décadas del siglo XX fue un hecho corriente en Europa afirmar que existen culturas que no incluyen el erotismo entre individuos del mismo sexo; los avances científicos de los años cuarenta y cincuenta fueron debilitándolas y en la actualidad los científicos sociales las consideran con escepticismo y sólo como prueba de un patrón cultural inusual, que requiere una comprobación verdaderamente sólida. No obstante, gran parte de los datos antropológicos acumulados antes de las últimas décadas llevan estampado , y de forma muy visible, el sello de la mojigatería, la ignorancia o la reticencia a este respecto, y a menudo dan la impresión de que en las culturas no industriales la homosexualidad era desconocida” (Idem, Pg. 464-465).

Aunque no es fácil, por encontrarse agotado, recomiendo a los lectores acercarse a las 114 páginas de la obra del Boswell, que recogen 18 TEXTOS, con rigurosa anotación de los Documentos en que aparecen, y comprobar en ellos el desarrollo de la ceremonia matrimonial entre personas del mismo sexo: cómo los recibe el sacerdote, donde se colocan los que se unen, los gestos que unos y otros hacen, las lecturas, oraciones, himnos o salmos que recitan, etc. etc.

Influencia del papel ideológico de la Iglesia en la Europa moderna

No deja de sorprender, después de lo expuesto anteriormente, cómo es posible haber llegado a nuestros días con esa furiosa obsesión contra la homosexualidad y los homosexuales. Lo hemos experimentado con ocasión de la aprobación de la Ley de Matrimonios Homosexuales (1 de julio de 2005) en nuestro país. ¡Qué cosas no se dijeron y qué juicios no se vertieron por algunos jerarcas católicos sobre esta ley! El punto culminante fueron las movilizaciones públicas con plástica presencia de numerosos obispos, nunca sin embargo presentes en la calle para denunciar otras injusticias graves o reivindicar derechos humanos lesionados.

La polvareda pasó y es hora de ordenar y esclarecer un poco la verdad de los hechos. Urgente cometido porque todavía siguen resonando, en una y otra parte, palabras oficiales, que resultan obviamente duras: “La particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia , más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. La inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales”, 3, – I-X-1986-).

Fuente Religión Digital

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Aportación al Sínodo Familia de la Asociación Familia Eucarística Pobres de Nazaret de Granada.

Viernes, 20 de febrero de 2015
Comentarios desactivados en Aportación al Sínodo Familia de la Asociación Familia Eucarística Pobres de Nazaret de Granada.

sinodo-panoramicamatrimonio-homosexual_estima20120918_0012_81Nos ha parecido muy interesante e inclusiva la aportación a la Instrumentum labori: III Sínodo de la Familia (Parte V), por parte de la Asociación Familia Eucarística Pobres de Nazaret de Granada:

5.- Sobre las uniones de personas del mismo sexo.

  1. a) ¿Existe en el país una ley civil de reconmocimiento de las uniones de personas del mismo sexo, equiparadas de alguna forma al matrimonio?

En ESPAÑA la unión de personas del mismo sexo se reguló por medio de la Ley 13/2005 de 1 de Julio, de Reforma del Código Civil, en materia del derecho a contraer matrimonio. Ha de hacerse notar que la Constitución Española en su artículo 32 establece que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio en plena igualdad jurídica” pero en ningún momento dice, la norma constitucional, que deba ser necesariamente “entre sí“. Esta asepsia y ambigüedad del constituyente es la que hizo que el Tribunal Constitucional, como no podía ser de otro modo, al menos en puridad de términos jurídicos, aceptase como válida constitucionalmente, la propuesta legislativa de “matrimonio de personas del mismo sexo“.

El debate social se centró, erróneamente a nuestro entender, acerca del uso de la palabra “matrimonio” por parte del legislador, lo que enervó a los obispos en relación a la definición del matrimonio, entendido como institución de derecho natural, y más aún, como sacramento, aunque como ya dijimos en su momento, un debate puramente “lingüístico” en sí mismo es estéril, pues la lengua es de los hablantes, de la sociedad que la ejerce, una palabra usada por el pueblo puede no estar en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, y viceversa, y ello no afecta ontológicamente a las realidades aludidas por los vocablos; como ya dijimos, el legislador con su uso de la palabra “matrimonio” no pretende suplantar una realidad social con otra, al nivel ontológico, sino sólo analógico, tomando la palabra al carcer de otra mejor.

  1. b) ¿Qué actitud asumen las iglesias locales y particulares ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las mismas personas involucradas en tales uniones?

Hemos de decir que la posición de la Iglesia, por mucho que diga que acepta y entiende a la persona homosexual, ha sido del todo intransigente, intolerante y beligerante. No sólamente por la gran cantidad de manifestaciones, de marcado sesgo político e ideológico, que organizadas por la Iglesia se sucedieron durante, antes y después de la tramitación de la norma anteriormente mencionada, sino hacia las propias personas, como enuncia la pregunta “involucradas en este tipo de uniones“.

William-Adolphe_Bouguereau_(1825-1905)_-_Dante_And_Virgil_In_Hell_(1850)A nuestro entender es del todo intolerable, e inaceptable, desde la misma fe, que en la solemne celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo, en que la Iglesia entera, de rodillas, se anodada ante el misterio de la Cruz de Cristo, muerto una vez y para siempre, por nuestro pecado y nuestra salvación, de TODO EL GÉNERO HUMANO, el Obispo de ALCALÁ DE HENARES, Monseñor REIG PLÁ, aprovechara la homilía para afirmar categorícamente que los “homosexuales están condenados al infierno” -cuando la Iglesia, que se manifiesta ignorante ante el pozo de misericordia que es el corazón de dios jamás ha sido capaz, por ejemplo, de hacer tal afirmación, por ejemplo del mismísimo JUDAS, o HITLER, por poner ejemplos escandalosos- mancillando con sus palabras “por muy personales que sean” el misterio de salvación que se estaba celebrando en ese momento.

  1. c) ¿Qué atención pastoral se debe desarrollar ante las personas que han optado vivir por este tipo de uniones?

Se supone que es del todo injusto hacer una afirmación categórica de un colectivo por una falta en cualquiera de sus partes, es decir, es injusto decir “todos los sacerdotes son pederastas” por los escándalos de los que tristemente hemos tenido conocimiento, pues de forma injusta faltamos al honor, la honestidad, la integridad y la labor pastoral de cientos de sacerdotes, que, alejados de las pasiones humanas, recorren el mundo mostrándole el rostro de Cristo, y con él, la bondad de Dios Padre.

De la misma manera la Iglesia debería huir de los tópicos a la hora de referirse a las personas homosexuales, ni todas ellas son sexualmente activas, ni todas ellas son ateas o agnósticas, ni todas ellas son promiscuas, ni todas ellas se rigen por los patrones que, desde el mismo “lobby gay” (entelequia a la que se le hecha la culpa de todo en este tema, como el famoso “contubernio judeomasónico” del que tanto le gustaba hablar a FRANCO cuando le venía al caso) se pretenden imponer a este colectivo.

actualicacion-rae-matrimonio-gay--644x362Existen personas homosexuales que viven su fe de una forma sana, madura y responsable y que, en virtud de ello, deciden compartir un proyecto vital junto con otra persona, para toda la vida, con los mimos componentes de fidelidad, mutua ayuda, socorro y entrega de las parejas tradicionales y que se sienten profundamente agredidos, cuando la Iglesia, carente de tacto, arremete contra todos ellos, sin minusvalorar la sinceridad en la fe y en la vida de cada uno de ellos, de sus realidades, individualmente consideradas. Pretender de la misma manera que estas personas vivan un “celibato perpetuo” o una “castidad perfecta” como si para ellos no existiera la misma comunión corporal, como puede haberla de espíritu y vida, es cuanto menos, por parte de la Iglesia, “un brindis al sol” (aunque de hecho toda la moral sexual merece una gran revisión, no sólo en este aspecto, sino en muchos más).

Opinamos que aquellas personas homosexuales, que deciden vivir en pareja, fiel y responsablemente, sea “de hecho” o como “unión de personas del mismo sexo” necesitan ser valoradas por la Iglesia, apreciadas y acompañadas, auque sólo sea porque han optado por una vida ordenada (en vez de la promiscuidad sexual que se presume a este colectivo), entregada, en el mutuo auxilio, socorro y compromiso, material y espiritual, que además, no es del todo desconocido, ni en la tradición jurídica de nuestro país, como lo demuestra, por ejemplo el “CARTULARIO DE CELANOVA” en el que se recoge ya, en el año 1.031, un compromiso de esta naturaleza entre dos hombres:

Nosotros, Pedro Didaz y Munio Vandilez, pactamos y acordamos mutuamente acerca de la casa y la iglesia de Santa María de Ordines, que poseemos en conjunto y en la que compartimos labor; nos encargamos de las visitas, de proveer su cuidado, de decorar y gobernar sus instalaciones, plantar y edificar.  E igualmente compartimos el trabajo del jardín, y de alimentarnos, vestirnos y sostenernos a nosotros mismos.  Y acordamos que ninguno de nosotros dé nada a nadie sin el consentimiento del otro, en honor de nuestra amistad, y que dividiremos por partes iguales el trabajo de la casa y encomendaremos trabajo por igual y sostendremos a nuestros trabajadores por igual y con dignidad.  Y continuaremos siendo buenos amigos con fe y sinceridad, y con otras personas continuaremos siendo por igual amigos y enemigos todos los días y todas las noches, para siempre.  Y si Pedro muere antes de Munio, dejará a Munio la propiedad y los documentos.  Y si Munio muere antes que Pedro, le dejará la casa y los documentos.

Y no estaría de más, aunque suponemos que esto es “un salto sin red” en la actual práxis pastoral de la Iglesia hacia los homosexuales, que estas parejas pudieran, teniendo en cuenta que el matrimonio conónico, en cuanto sacramento les está vedado, obtener de parte de la Iglesia, una especial bendición, a ojos de su comunidad parroquial, por el compromiso y fidelidad de su unión, lo que no resulta del todo descabellado, pues como bien se encargó de demostrar JOHN BOSWELL, Catedrático de Historia en la Universidad de YALE, este tipo de bendiciones fueron frecuentes en la práctica de la Iglesia, especialmente oriental, logrando incluso recuperar (de numerosas bibiliotecas, de monasterios orientales e incluso, de la propia Biblioteca Vaticana) algunos de sus rituales, como por ejemplo éste (del Siglo XIII, del MONASTERIO DEL SINAÍ):

Ritual para la solemnización de uniones del mismo sexo.

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I.- Los que están destinados a ser unidos vienen en presencia del sacerdote.

Ambos pondrán una mano sobre el Evangelio y la otra mano sobre la del otro.

II.- Señor, Dios y Legislador nuestro. Tú que aceptaste la unión de los santos mártires Sergio y Baco. Salvaguarda a estos dos siervos tuyos en la gracia y en el amor recíprocos y protégelos del odio y que no haya escándalo por todos los días de su vida.

III.- Concédeles una fe sin vergüenza y un amor verdadero.

IV.- Acepta ahora a estos siervos tuyos, N. y N  que van a ser unidos en la fe y en el espíritu,  para que prosperen en la virtud, en la justicia y en el amor verdadero.

V.- Que ellos vivan más unidos en el espíritu que en lo mundano.

VI.- Y ellos besarán el santo Evangelio y se besarán el uno al otro,  y se concluye de esta forma.

Y aunque esta práctica fue finalmente prohibida por la Iglesia Ortodoxa Griega de forma expresa en sus Encíclicas de 11 de Junio de 1.859, 26 de Septiembre de 1.862 y 11 de Enero de 1.863, no obstante, con el consentimiento incluso de los propios sacerdotes, se siguen celebrando en las zonas rurales y más recónditas de Grecia, Albania y Servia en la actualidad y aún encontramos la pervivencia de estos rituales en otras confesiones de rito oriental, como por ejemplo en la Iglesia Ortodoxa Siria, que aunque las mantiene vigentes las ha reciclado, de forma más políticamente correcta en “celebraciones para el hermanamiento de personas del mismo sexo” –sin ninguna connotación sexual o matrimonial- como se desprende del siguiente testimonio:

Hace nueve años fui unida en devota fraternidad a otra mujer (el testimonio es referido por ROBIN DARLING YOUNG, Profesora Asociada de teología en la Universidad Católica de América, impartiendo clases de Historia del Cristianismo Antiguo). La ceremonia tuvo lugar durante un viaje que hicimos juntas a algunas comunidades ortodoxas sirias y de extremo oriente, y la otra persona de esta unión era la SUSAN ASHBROOK HARVEY, de la Universidad de BROWN (profesora de sirio antiguo). Durante el transcurso de nuestro viaje pagamos una visita al Monasterio de San MARCOS, en Jerusalén, residencia del Arzobispado Ortodoxo Sirio. Allí, nuestro anfitrión, el Arzobispo DIONISIOS BENHAM JAJAWEH, nos hizo notar –con evidente sentido del humor- que si habíamos sobrevivido a todos los pesares de viajar por TURQUÍA y Oriente Medio, sin duda alguna, estas experiencias nos habrían unido de forma única a mi amiga y a mí. ¿Nos gustaría ser unidas como hermanas, a la mañana siguiente, en la Capilla del Santo Sepulcro? Y en un domingo, a finales del año 1.985, mi amiga y yo seguimos al Arzobispo, y a un monje, por la parte antigua de Jerusalén, hasta la Capilla del Santo Sepulcro, donde según la tradición descansó el cuerpo de Jesús. Después de la liturgia dominical, el Arzobispo unió nuestras manos y las ató con el extremo de su estola. Él pronunció una serie de oraciones diciéndonos que habíamos sido unidas como hermanas, advirtiéndonos para que fuésemos fieles. La nuestra era una unión más fuerte que la sangre, confirmada con la efusión del Espíritu Santo, y como unión espiritual que era, más fuerte que la misma muerte.

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DOCUMENTOS

Sábado, 1 de marzo de 2014

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“Dios no suspende a nadie”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Martes, 12 de noviembre de 2024

IMG_8472(Imagen Ilustrativa Infobae)

En la Iglesia se sigue manteniendo que las relaciones homosexuales son condenadas en la Sagrada Escritura como graves depravaciones y presentadas, incluso, como la consecuencia desastrosa de un rechazo de Dios. Pero seguramente esta doctrina de la Iglesia está construida sobre cimientos muy frágiles. Y tarde o temprano llegará a comprender que, a los ojos de Dios, ningún hombre debe ser llamado profano o impuro.

Antes de que el húngaro Karl-Maria Kertbeny acuñara el término homosexualidad en 1869, la Iglesia no hablaba de homosexuales, sino de sodomitas, en referencia al episodio legendario narrado en el Libro del Génesis. Sodoma, la ciudad principal de la pentápolis cananea, florecía “como el jardín de Yahvé” (Gén 13,10) y por ello fue elegida por Lot cuando se separó de Abraham (Gén 13,12). Pero “los hombres de Sodoma fueron malvados y pecaron grandemente contra Yahvé” (Gén 13,13). El profeta Ezequiel, para quien los pecados de Sodoma fueron “orgullo, avaricia y ociosidad indolente”, acusa a los habitantes de la ciudad de no extender la mano a los pobres e indigentes, de haberse vuelto orgullosos y de cometer lo que es abominable hacia Yahvé. ” (Ez 16,49-50); en el Libro de la Sabiduría es precisamente el incumplimiento del deber sagrado de la hospitalidad el motivo del castigo divino: “No habían acogido a los extranjeros que llegaron… habrá juicio porque acogieron a los extranjeros hostilmente” (Sab 19,14.15).

Al no lograr encontrar ni siquiera diez justos en esa ciudad (Gén 18,31), Yahvé decidió borrarla de la faz de la tierra. La gota que colmó el vaso de la ira del Dios de Israel fue cuando una noche Lot recibió a dos ángeles. Los hombres de la ciudad, al enterarse de esto, “se agolparon alrededor de la casa, jóvenes y viejos, todo el pueblo”, y pidieron a Lot que dejara salir a sus invitados para poder insultarlos (Gén 19,4-5). Lot no quiso aceptar, no tanto por una cuestión de moralidad, sino porque el huésped es sagrado y el dueño de la casa es responsable de su seguridad incluso a costa de su propia vida (Sal 23,5). Lot está dispuesto a ceder ante los deseos de los habitantes de Sodoma, sus “dos hijas que aún no han conocido a varón; déjame sacarlos a ti y hacer con ellos lo que quieras, de modo que tú no les hagas nada a estos hombres, porque han venido bajo la sombra de mi techo” (Gén 19,8). Pero la multitud intentó derribar la puerta. Afortunadamente los ángeles intervinieron y se llevaron a Lot y a todos sus familiares, dándole luz verde a Dios para que desatara su ira mortal, de hecho “Yahweh hizo llover desde el cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego provenientes de Yahweh. Destruyó esta ciudad y todo el valle con todos los habitantes de la ciudad y la vegetación del suelo” (Gén 19,24-25).

Un episodio similar se puede leer en el Libro de los Jueces y se refiere a la ciudad de Guibeá, cerca de Belén (Jueces 19,11-30). Un levita que viajaba con su concubina y uno de sus sirvientes, al no encontrar alojamiento, aceptó la hospitalidad de un anciano generoso. También aquí, como en Sodoma, algunos hombres de la ciudad, al saberlo, rodearon la casa y pidieron al dueño de la casa: “Saca al hombre que entró en tu casa, porque queremos abusar de él”. El anciano, apelando al sagrado deber de la hospitalidad, se negó, pero dijo que estaba dispuesto a entregarles tanto a su hija, que era virgen, como a su concubina, diciéndoles: “viólalas y hazles lo que quieras, pero no cometáis contra aquel hombre tal infamia” (Jueces 19,24). La situación fue resuelta por el levita, que tomó a su concubina y la entregó a los hombres que sitiaban la casa, quienes “la violaron toda la noche hasta la mañana”, hasta que murió (Jueces 19,25). Incluso en este episodio la transgresión no afecta a la sexualidad sino al deber sagrado de la hospitalidad. La conclusión espantosa del episodio es que el levita luego desgarró el cuerpo de la mujer en doce pedazos con un cuchillo que envió como advertencia por todo el territorio de Israel… Es sorprendente que en el episodio de Guibeá, a diferencia del de Sodoma, no, no hay castigo divino para los violadores sino sólo la venganza de los israelitas, que evidentemente habían aprendido bien de Yahvé y ahora actuaban en su nombre, con una terrible masacre que dejó veinticinco mil cien muertos en el campo (Jueces 20,35.46).

A partir de estos episodios, que pertenecen a la leyenda y no a la historia, la Iglesia católica desarrolló una teología que llegó a calificar la sodomía como uno de los peores pecados, mereciendo, como la ciudad de Sodoma, ser castigada con fuego. Como este juicio no puede basarse en las enseñanzas de Jesús, que no dice nada al respecto, los únicos frágiles fundamentos de la Sagrada Escritura sobre los que la Iglesia construyó su doctrina contra los sodomitas fueron un par de versículos del Libro del Levítico, donde leemos: “No te acostarás con un hombre como se acostará con una mujer: es abominación” (Lev 18,22); “Si alguno tiene relaciones sexuales con un hombre como con una mujer, ambos han cometido abominación; tendrán que ser ejecutados; su sangre será sobre ellos” (Lev 20,13). Es elocuente la ausencia de una condena similar hacia las mujeres: las prohibiciones no están en relación con la sexualidad, sino con la procreación, ya que contraviene el mandamiento divino “Fructificad y multiplicaos” (Gen 1,28). Según este juicio de la Escritura… da fe que los actos de homosexualidad son intrínsecamente desordenados y que en ningún caso pueden recibir aprobación alguna, la cultura de la época, de hecho, era el varón quien engendraba al niño, mientras que la mujer era sólo el recipiente que acogía la semilla para luego dar a luz a su debido tiempo, pero no metió nada propio (Cf Is 45,10).

También se ha intentado justificar la prohibición de las relaciones entre personas del mismo sexo basándose en lo escrito en la Carta a los Romanos, donde Pablo arremete tanto contra las mujeres que “han cambiado las relaciones naturales por otras contra natura”, como contra los varones, quienes “dejando la relación natural con la mujer, se encendieron en deseo unos por otros, cometiendo actos ignominiosos varón con varón” (Rom 1,26-27). Dado que la noción de homosexualidad, o la atracción normal que una persona puede tener hacia otra del mismo sexo, no existe, Pablo vio este comportamiento como una desviación, basada en lo que él creía que era la “relación natural”. Sus opiniones al respecto tienen el mismo valor que cuando afirma que “es la naturaleza misma la que nos enseña que no es decoroso que el hombre se deje crecer el cabello” (1 Cor 11,14), identificando el concepto de naturaleza con el de cultura que varía según las poblaciones.

IMG_8474Sobre estos débiles cimientos se construyó la doctrina represiva de la Iglesia que, tras alternar períodos de tolerancia y represión, con el pontificado del Papa Pío V (1568) alcanzó formas inhumanas hacia los sodomitas, que fueron encarcelados, torturados, quemados, por aquello que el propio Pío V definió como un “crimen horrible” que debe ser reprimido con el mayor celo posible. No pocas medidas represivas se referían “a los clérigos culpables de este crimen atroz y que no temen la muerte de sus almas“, para quienes el Papa decide “que sean entregados a la severidad de la autoridad secular, que aplica el derecho civil… para ser sometido a torturas, como prescribe la ley apropiada que castiga a los laicos hundidos en este abismo” (Pío V, Constitución Horrendum illud scelus, del 30 de agosto de 1568, en Bullarium Romanum, t. IV, c. III, p. 33).

La obediente autoridad secular puso en práctica la voluntad del Papa condenando y quemando en el fuego a personas culpables sólo de haber amado, pudiendo contar con el apoyo de la predicación fanática del clero que creía en el atroz castigo de la hoguera querido por el mismo Jesús cuando, hablando de la vid, dijo que todo sarmiento que no diera fruto debía ser cortado, arrojado y quemado en el fuego (Jn 15,6). Si para Bernardino de Siena (1380-1444) no había pecado más grave en el mundo “que el de la sodomía maldita” (Predica XXXIX), para Girolamo Savonarola (1452-1498) era necesario quemar en el fuego a los sodomitas como un sacrificio de agradable olor a Dios.

Hoy en día ya no se asa a los sodomitas, pero la Iglesia sigue manteniendo que las relaciones homosexuales “están condenadas en la Sagrada Escritura como depravaciones graves y presentadas, incluso, como consecuencia fatal de un rechazo de Dios” (Declaración Persona humana de la Congregación para la doctrina de fe, 29 de diciembre de 1975) y que “los actos de homosexualidad son intrínsecamente desordenados. Son contrarias al derecho natural” (Catecismo, art. 2357).

Tarde o temprano la Iglesia, en la medida en que se convierta a la Buena Nueva de Dios para cada hombre, dejará de cargar “cargas pesadas y difíciles de llevar sobre los hombros de los hombres” (Mt 23,4; Hch 15,10) y llegará a entender que a los ojos de Diosningún hombre debe ser llamado profano o impuro” (Hch 10,28), ya que sólo están sus criaturas a quienes ama incondicionalmente y a quienes no pedirá cuentas de quienes a quiénes han amado bien sino si han amado bien.

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(Adelfopoiesis: San Sergio y san Baco con Jesús en medio)

Si fuera posible suspender a alguien ‘a divinis’, ninguno de nosotros (consagrados o laicos) tendría esperanza alguna de salvarse. Y, en consecuencia, a ninguno de nosotros le interesaría cultivar la fe en un Dios o pertenecer a una comunidad eclesial capaz de suspender ‘a divinis’.

Nuestro Dios no suspende a nadie. El Dios encarnado en Jesús y revelado por Jesús eligió la ‘kénosis’, eligió rebajarse a nosotros. Se hizo niño y murió como un criminal precisamente para hacernos comprender que ninguna fragilidad, ningún sufrimiento y ninguna culpa podrán separarnos jamás de Él. Puede atraer a todos hacia sí precisamente porque resucitó de la tierra, asumiendo sobre sí todo el peso y la pasión de nuestra humanidad. En Cristo y en su cruz estamos ‘suspendidos’ para siempre de los brazos del Padre.

En Cristo nadie puede ser suspendido ‘a divinis’, es decir, excluido de la comunión con Dios y con los hermanos. Nadie puede ser privado de la dignidad de ser humano, de ser hijo de Dios.

Fuente: Remitido por el autor

 

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“Buen vino al final”, por Juan Masiá Clavel, sj

Miércoles, 28 de febrero de 2018
Comentarios desactivados en “Buen vino al final”, por Juan Masiá Clavel, sj

religic3b3n-diversidad-sexual-y-activismo-san-sergio-y-san-baco-santos-gaysDe su blog Vivir y pensar en la Frontera:

Bendición religiosa de matrimonios civiles.

Al trabajar en la atención a migrantes en el Centro Internacional de la diócesis de Tokyo, me encuentro con casos que piden poner en práctica las orientaciones pastorales abiertas y con sentido evangélico del Papa Francisco, e incluso a ir mucho más lejos que Amoris laetitia (tan limitada por el miedo eclesiástico a actuar como Jesús: sacramenta propter homines, los sacramentos para bien de las personas).

Un matrimonio japonés (católicos ambos de tercera generación, bautizo infantil) lamenta que su hijo, bautizado pero no practicante, no quiera casarse en la iglesia;`tras convivir una temporada de hecho con su pareja extranjera (también bautizada, pero no practicante), cuando van a dar el paso de formalizar civilmente su matrimonio, optan por no celebrarlo en la iglesia. Si lo hicieran por contentar a los padres, estarían fingiendo, más o menos hipócritamente. Hubo que tranquilizar a los padres, era honesta y consecuente la decisión.

En cambio, una pareja filipina que tiene impedimento para un matrimonio canónico (por ser ambos divorciados de matrimonios anteriores), cuando formalizan civilmente su registro civil me invitan a visitar y bendecir la casa que inauguran. ¿Cómo bendecir la casa y no bendecir a las personas? Acabamos celebrando una misa en su casa y bendiciendo la renovación de la promesa matrimonial de su enlace civil

Hay matrimonios en la iglesia que, en realidad, no son bodas religiosas. Y hay, por otra parte, matrimonios civiles que pueden ser también religiosos y bendecidos espiritualmente, aunque no canónicamente (ya es hora de sacar los sacramentos fuera del derecho canónico).

Una pareja LGBT, que no puede formalizar su matrimonio por no permitirlo la ley japonesa, lo hace durante su estancia en un país europeo y, a su regreso, en Tokyo, tienen ocasión de asistir a la liturgia mensual organizada por el grupo católico pro-no discriminación LGBT. Preguntan si, lo mismo que se celebra esta liturgia, se podría celebrar su boda en la iglesia. Una boda canónica, no; pero una bendición religiosa de su matrimonio civil, sí.

Más interesante (y muy oportuno como referencia para casos semejantes) es la experiencia al acompañar el sacerdote amigo a una pareja que va a cumplimentar los trámites del registro civil para formalizar su matrimonio, y en la fiesta que celebran a continuación le piden que inicie el brindis. ¿Por qué no convertir el brindis en una bendición? Y puestos a ello… hasta en una homilía.

De hecho, se leyó el evangelio de las bodas de Caná, en el que el símbolo del vino nuevo sirve para explicar cómo el laico Jesús bendice religiosamente un matrimonio. Y además, el símbolo de las tinajas vacías (que representan la vaciedad hipócrita de la religiosidad establecida entonces) sirve de paso para recordar que algunas bodas “por la iglesia” pueden ser bodas no religiosas, mientras que otras bodas civiles pueden ser al mismo tiempo acompañadas por una espiritualidad auténtica.

He contado estos últimos años varias veces en este blog los casos en Japón de bodas en la iglesia (aunque no por la iglesia) de no católicos que, tras el registro civil de su matrimonio, celebran la ceremonia religiosa en nuestras iglesias. Esa bendición de los esposos, que está permitida y aprobada por Roma desde hace más de cuarenta años, no es boda canónica, pero sí es una bendición y celebración religiosa. Se la inscribe, para futura constancia, en un registro distinto del registro canónico. Esta clase de bendición esponsal sin boda canónica podrá servir de patrón y referencia para casos como los referidos antes. Esos casos me inspiraron el comentario estilo midrash sobre las tinajas vacías en el capítulo 19 de las relecturas de Evangelio: El Que Vive, ed. Desclée De Brower, Bilbao, 2017, p. 141: En Caná faltó agua, sobró vino.

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Asesinan a pedradas a mujer transexual en Medellín (Colombia)

Jueves, 18 de septiembre de 2014
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piedras_-_efe_En Colombia, una mujer de 46 años, de nombre Marcela (aunque su identificación registral era Gabriel Mario Duque) murió a causa de las heridas recibidas en un barrio de Medellín por las pedradas que le lanzó un grupo de hombres, de los que poco se sabe aparte del color de la piel y de que uno de ellos vestía una camiseta morena.

Es bastante probable que Marcela, que al parecer era una conocida líder local del colectivo LGTB, fuera atacada por mera transfobia. Con ella iba un joven de 19 años (la fuente utilizada no específica nada sobre su identidad de género) que pudo escapar corriendo y avisar a un grupo de policías apostados a unas cuantas manzanas de distancia, que cuando llegaron al lugar donde Marcela yacía en el suelo no pudieron hacer nada por su vida.

Indignación en la comunidad LGBTI.

El transgénero Gabriel Mario Duque López, de 46 años de edad y que se hacía llamar Marcela, fue asesinado a pedradas en una calle de Medellín.

El representante de la ONG Colombia Diversa, Hernando Muñoz, rechazó el asesinato y dijo que eso va en contra de la forma en Medellín se hace llamar en el mundo.

“Al parecer la asesinaron a pedradas, esto es de una brutalidad increíble. Decimos que somos los más innovadores, los más internacionales, la mejor ciudad, pero estamos dejando de lado toda esta situación tan brutal”, comentó Muñoz. Un joven de 19 años que la acompañaba en el momento del hecho dijo que está dispuesto a ser testigo de la investigación para identificar a los asesinos. Por el momento las autoridades desconocen los autores del crimen pero anunciaron que ya se abrió la investigación.

Era la 1:30 de la mañana del pasado domingo, a pesar de la hora, no había soledad en el sendero peatonal aledaño al río Medellín, a la altura de la calle 67 con la Avenida Regional.

Se veía a habitantes de calle apostados sobre las mangas, el andén y los maderos que sirven de cerco. También habían dos hombres caminando y detrás de ellos, otros dos de piel morena.

Uno de los que iba adelante era Gabriel Mario Duque López, de 46 años y miembro de la comunidad Lgbti, que en ese momento, vestía prendas de mujer. El otro era un joven de 19.

Dice el reporte que le suministraron a las autoridades, que estaban fumando tabaco cuando, de repente, sin que les dijeran algo, los dos que iban detrás se abalanzaron sobre ellos para golpearlos.

A Gabriel lo dominaron en el lugar, mientras que el joven de 19 años logró huir y corrió aproximadamente cinco cuadras, hasta que se topó con algunos policías. Les dijo lo que había ocurrido y volvió con ellos al lugar, donde encontraron a Gabriel en el piso, sin signos vitales y con evidencias de una brutal golpiza. Los agresores habían huido sin dejar más pistas que el color de sus cuerpos y la camiseta negra que uno de ellos portaba.

Sobre los móviles del crimen, las autoridades aún no tienen claridad, aunque no descartan que se haya tratado de un ataque por homofobia.

“A la víctima lo apodaban ‘Marcela’. No podemos decir que sea una situación de homofobia, en parte porque no se puede precisar quién la causó. Se está adelantando la investigación y sabemos que el culpable es de piel negra. La víctima, que era uno de los líderes de la comunidad LGBTI, no había recibido amenazas”, comenta el secretario de Seguridad de Medellín, Sergio Vargas.

Los peritos forenses establecieron que Gabriel Jaime perdió la vida tras recibir impactos con “objeto contundente”. Lo atacaron con piedras.

Foto: EFE

Fuente La Tarde y Bluradio

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“Amor sit modo”, “Sólo es amor”: Tarjetas de San Valentín gays para la Jerarquía Católica.

Viernes, 14 de febrero de 2014
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repositorio_obj_2759_1392312723repositorio_obj_2760_1392312775Valentín era un sacerdote que en el S. III celebraba matrimonios secretos entre los jóvenes enamorados, burlando un decreto del emperador Claudio II que prohibía estos enlaces por considerar que los hombres solteros sin familia eran mejores soldados. El 14 de febrero del año 270 fue ejecutado y la Iglesia Católica Romana hizo Santo a este mártir. Por eso, el Día de San Valentín no tiene solo un carácter comercial como se suele pensar y la Jerarquía Católica no debería olvidar que la celebración del amor es el principal pilar de su religión: “ama al prójimo como a ti mismo.”

Desde la confederación LGBT COLEGAS han lanzado una original campaña para recordárselo y de paso fomentar la nueva política de respeto hacia los homosexuales, que parece promover tímidamente el Papa Francisco. La campaña se llama “Amor sit modo”, “Sólo es amor”, y consiste en el envío de tarjetas de felicitación a la Jerarquía Católica. El objetivo es que reconsideren su postura intransigente de rechazo al matrimonio homosexual, más cuando uno de cada cuatro católicos españoles está a favor de que la iglesia case a parejas gays
 
 También se empieza a saber que esta postura es compartida mayoritariamente por católicos de varios países, según datos del cuestionario lanzado por Francisco I para saber lo que piensan los católicos del mundo sobre determinados temas.
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Los primeros destinatarios de estas tarjetas de felicitación de San Valentín serán el Papa, el cardenal Fernando Sebastián y Jose María Rouco Varela. Todos ellos recibirán unas tarjetas con los iconos de las parejas conformadas por San Sergio y San Baco, y Santa Felicidad y Santa Perpetua. Además, COLEGAS les propone una reunión para aclarar las posibles “tergiversaciones, manipulaciones, malinterpretaciones o contextualizaciones” a las que siempre aducen cuando hay declaraciones contra la homosexualidad o los homosexuales.
Fuente Ragap

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