José Antonio Rosas: “Estuve en El Yunque y allí aprendí lo dañino que es ideologizar la fe, manipularla con finalidades políticas”
Entrevista al presidente de la Academia de Líderes Católicos Latinoamericanos
“La polarización política social no solo está en España, está en toda América Latina, en el mundo. Ante los discursos absurdos de comunismo, anticomunismo, de buenos y malos; pareciera que hubiéramos viajado en el tiempo a hace setenta años y como si no hubiéramos aprendido nada de todo lo que ha pasado”
“Para ser buen católico no tienes militar ni en la derecha ni en la izquierda ni en el centro porque en una misma fe se pueden dar distintos compromisos políticos”
“No hay guerras culturales. El católico no identifica enemigos, lo que identifica son hermanos. El católico que actúa en política tiene que ser puente, tiene que unir, ser signo de diálogo. No a los muros”
“Yo veo al Papa como al inicio del pontificado; firme y decidido, con pasos hacia adelante. La reforma que ha dado no se va a echar para atrás”
“El católico en política no puede renunciar a la esperanza. Y la esperanza no es lo mismo que el optimismo. El optimismo es creer que las cosas van a mejorar porque llega el gobierno de determinado partido político o porque se instaura la Cristiandad…, cosas absurdas”
José Antonio Rosas fue miembro del Yunque, “líder del Yunque”. “Y allí aprendí lo dañino que es ideologizar la fe, manipularla con finalidades políticas”. El presidente de la Academia de Líderes Católicos Latinoamericanos, “un centro de formación que busca y aspira a formar a cristianos que actúen en la vida pública desde los valores del Evangelio”, formó parte de esta sociedad secreta en su juventud.
Ahora, lidera una asociación que, a comienzos de septiembre, congregó a Madrid a representantes de todos los partidos políticos con el objetivo de construir. Y animados por el cardenal Osoro y el secretario de Estado, Pietro Parolin. Hablamos con él.
-Después de un periplo que te ha llevado por distintos sitios de España, y organizando con la academia de Líderes Católicos Latinoamericanos, un espectacular congreso en el CEU con presencia de políticos de toda condición, que es algo muy raro en la España de hoy.
-De toda condición, de todos los países y sobre todo, acompañados todo el tiempo por el cardenal Carlos Osoro que es todo un pastor.
-Y con el cardenal Parolin, el secretario de estado del Vaticano, que no se prodiga en este tipo de viajes relámpago.
-Nos sentimos verdaderamente consentidos. Vino el cardenal Parolin exclusivamente a dar la conferencia y se volvió. Fue la conferencia inaugural de él. Pero el encuentro más rico fue el diálogo y la conversación de políticos que jamás habían estado sentados en la misma mesa.
-En España, supongo que te comentaron, estamos viviendo un momento de una polarización política brutal. ¿Cómo se produce en este contexto ese congreso? ¿Hay miedos? ¿Sensación de que no va a salir bien? ¿Cómo se relacionan políticos de partidos tan diversos como Vox, Podemos, PP, Ciudadanos, PSOE, Por un Mundo más Justo? Alguno más participó.
-Así es: Más Madrid.
-¿Cómo se relacionan en un momento de crispación como el que estamos viviendo en la política española? ¿Ha sido un oasis? ¿Se ha notado esa confrontación de ideologías?
-La polarización política social no solo está en España, está en toda América Latina, en el mundo. Ante los discursos absurdos de comunismo, anticomunismo, de buenos y malos; pareciera que hubiéramos viajado en el tiempo a hace setenta años y como si no hubiéramos aprendido nada de todo lo que ha pasado. Así que, en ese contexto no solo para España, sino para toda América y Europa, es significativo cómo surge, y surge porque el papa Francisco, no solo con ‘Fratelli tutti’, sino desde el inicio de su pontificado, nos recordó que ‘cuidado con la guerra interna’; fue atrevido, fue difícil y fue vencer desconfianzas.
Yo puedo ilustrar con dos anécdotas. La primera, que teníamos en la mesa sentada a una amiga personal que es diputada brasileña, la primera mujer diputada afroamericana por el estado de São Paulo. Es ecologista, presidenta de la Comisión de la Mujer, feminista, que ha sufrido mucho por las políticas erráticas del Gobierno Federal de Bolsonaro Y estaba en la mesa la secretaria nacional de Familia, del Gobierno de Brasil. También, Clara López, que que fue candidata presidencial del Polo Democrático Alternativo en Colombia, y estaba Gabriel Velasco, uno de los dos senadores más cercanos de Álvaro Uribe…
Pero al final de todo el encuentro, tuvimos una pequeña tertulia; es decir, guitarrero con Luis Alfredo Díaz, tomamos tequila, tomamos mezcal, tomamos porto, vino; cada quien trajo sus vinos de sus países… pero nos hicimos amigos y nos dimos cuenta que todos, más allá de sus posiciones políticas, somos seres humanos que sufren de lo mismo, que tienen los mismos conflictos y la jornada cerró con un abrazo sincero entre entre cada uno de ellos.
-Cuéntanos qué es la Academia de Líderes Católicos Latinoamericanos, de dónde surge y qué está haciendo.
-La Academia de Líderes Católicos es un centro de formación que busca y aspira a formar a cristianos que actúen en la vida pública desde los valores del Evangelio. Nace en Santiago de Chile, lo inicio yo; soy el fundador. Actualmente estamos presentes en diez países de América Latina, y ahora también en Europa. Lo preside a nivel internacional el cardenal Carlos Aguiar Retes, y está muy implicada en el proceso de conversión pastoral. Yo, en mi juventud milité en grupos de ultraderecha en México.
-No iba a preguntarte por eso, pero…
-Yo he aprendido que es un error ocultar las cosas. La transparencia es un valor.
-Perteneciste a El Yunque, entiendo.
-Estuve en El Yunque. Fui militante del Yunque. Jefe del Yunque. Y ahí conocí a gente muy buena pero también aprendí el peligro y lo dañino que es ideologizar la fe. Manipularla con finalidades políticas. Y el que me tiró del caballo, antes de Francisco, fue Aparecida. Yo vivía en Chile y viví Aparecida cuando todavía estaba en El Yunque y allí me decían que Aparecida era una guerra de buenos contra malos, y que había una conspiración contra la Iglesia.
-Algo muy similar a lo que está sucediendo ahora con Francisco.
-Así es. Yo viví Aparecida y me parecía que el documento era precioso. Conocía a la gente que fue a Aparecida y no me cuadraba con lo que me decían; era gente muy buena. Para que te des cuenta de que cuando los discursos son tan radicales, en la lista de los malos, de los de los liberales, de los progresistas que querían destruir a la Iglesia detrás de Aparecida, ponían al cardenal Francisco Javier Errázuriz con el cual yo tengo mucha amistad y es un hombre de Iglesia.
-Vamos, que no es un progre radical.
-Así es, pero, como decía Norberto Bobbio, para los que son extremos, todo se divide en blanco o negro. Lo que no es de derechas es izquierda. Ahí sufrí un primer bandazo fuerte. Y ya, lo que a mí me tira del caballo y me hace, finalmente, romper con mis errores de juventud, fue la elección de Francisco. Cuando eligen a Jorge Bergoglio yo dije: aquí solo hay dos opciones; o yo me he equivocado o el Espíritu Santo se equivocó.
-O ha entrado el demonio en la Iglesia, que es lo que parece que están defendiendo algunos.
-Yo me fui por la primera opción.
Otro problema de los grupos muy ideológicos es una esquizofrenia; dicen, es que Bergoglio era tal y cual pero ahora el Espíritu se le apareció y lo transformó en otro hombre, y ahora es otro hombre… ¡Es que no! Es el mismo ser humano.
Me puse a estudiar a Bergoglio. Profundicé y tuve la bendición de conocer a un maestro que me acogió, me abrazó, que no le dio asco que yo viniera de grupos ideológicos de derecha. Me acogió. A pesar de que algunos le decían: pero ¿cómo le abrazas? ¿cómo te acercas con él? ¿Por qué le enseñas?
-Opinan que todavía hoy puedes tener esa disyuntiva.
-Todavía, porque hay gente que no me conoce.
-Porque no se lo cree. Hay muchas ocasiones, en el organigrama, en la forma de ser del Yunque está el negar que lo eres.
-Me parece que yo fui la primera persona que a nivel público reconocí que había estado en El Yunque. Y gracias a ustedes que me publicaron una carta aclaratoria de una denuncia que había existido en contra de la Academia y que me dio la oportunidad de contar el proceso. Pero lo que yo te quiero contar es que el hombre que a mí marcó fue Juan Carlos Scannone. Me recibe en Argentina, me da lecturas, me forma, me comparte. De hecho, yo le invito a Chile y va a Chile a una formación con nosotros. Aquello fue escandaloso para algunos que le increpaban: pero ¿qué haces ahí? ¿Cómo te metes con ellos?… Y por gente como Scannone que acoge y abraza más allá de dónde uno venga, sino que lo importante es a dónde uno va. Esta fue mi conversión pastoral y está recogida en la Academia de Líderes. Nosotros mantenemos que para ser buen católico no tienes militar ni en la derecha ni en la izquierda ni en el centro porque en una misma fe se pueden dar distintos compromisos políticos.
-Durante años, se ha vendido que había recuperar un partido católico para defender la presencia del evangelio. Que no se podía defender fuera de ese paraguas.
-Los católicos no estamos para dividir a la sociedad, y menos en buenos y malos. El cardenal Odilo Scherer lo decía: Eso de las pancartas de diputados evangélicos, partidos evangélicos… eso no va con la Iglesia. Nosotros no queremos la bancada de diputados católicos. Porque el católico que está metido en política tiene que unir. Entonces, vale la pena que haya católicos en Vox, en Podemos, en el PSOE, en el PP, o en Ciudadanos porque al final la fe no es su ideología.
-¿Es posible hacer realidad esto con polarización que tenemos, no solo en España, sino a nivel político con la polarización que tú sufres, igual que nosotros, en la Iglesia católica donde parece que los que no defienden una postura están automáticamente fuera dela Iglesia?. Casi, incluyendo al propio Papa. ¿Es posible, con el grado de enfado y de resentimiento que hay en la política y en la Iglesia?
-Este fin de semana nos lo mostró, vivencialmente, que sí. Cuando Clara López me escribe y me dice: “lo que yo viví este fin de semana fue una reunión, que jamás me hubiera esperado, de de amigos y de hermanos, cuando vi que se dan una abrazo sinceramente aquellos que compartían a los que están en trincheras políticas”, es posible. Es muy difícil y estamos en contra-cultura, que toda la cultura y el ambiente es buenos-y-malos, luchas, guerras culturales, cruzados…
-Y, además, sin espacios para debatir sosegadamente. Todo es twitter, minuto, la respuesta rápida. La respuesta impactante, además.
-Y todo en señalar con el dedo quién está mal. Identificar quién es el enemigo a combatir. Yo les recomiendo a quienes nos están leyendo, que lean el libro de Jorge Bergoglio ‘La corrupción’. A mí me cambió la vida.Ahí el Papa dice: el que diga que no es pecador es un hipócrita. Todos lo somos. El corrupto es aquel que dice: yo no peco, yo soy bueno, mira qué coherente soy… Y empieza a señalar con el dedo quienes son los malos a los que hay que combatir. Nuestros enemigos no los comunistas…, ningún ‘-ista’. Nuestro enemigo es el odio, la decisión que se da en la sociedad. eso es lo que hay que combatir. Y para eso, como el Papa dijo, y a los grupos más radicales les escandalizó, “todos somos hermanos”.
-La primera encíclica dedicada a toda la humanidad que sí que levanto ampollas, como muchas otras cosas que va haciendo Bergoglio estos ocho años y medio de pontificado. ¿Cómo ves al Papa? ¿Le sigues viendo ganas? ¿Estás preocupado por su salud? Está habiendo multitud de rumores que él mismo se encargó de desmentir el otro día durante una entrevista en Cope.
-Yo veo al Papa como al inicio del pontificado; firme y decidido, con pasos hacia adelante. La reforma que ha dado no se va a echar para atrás. Aquellos que sueñan que ocurra cuando determinado cardenal sea el próximo papa, me parece que es ilusorio. Y lo único que ha hecho este papa es dar vigencia al Concilio vaticano II. Pienso que estos pasos no tienen marcha atrás. Lo creo de verdad porque este papa desde un inicio nos dijo, antes de la conversión de structurs, de hecho, al día de hot todavía no hace la reforma estructural de la Iglesi, pero dijo: yo quiero partir por la conversión de corazones.
Y si yo, que vengo de haber sido supergeneroso, comprometido de militar en opciones muy, muy de derecha y ultraderecha, pude corregir el camino, muchos más lo han hecho. Este papa nos ha cambiado la vida a muchos y esa conversión de personas no tiene vuelta atrás.
-A ver si me puedes concretar, en unos mandamientos cómo debería ser un católico que quiere entrar en la vida pública.
-Primero: no hay guerras culturales. El católico no identifica enemigos, lo que identifica son hermanos.
Segundo: El católico que actúa en política tiene que ser puente, tiene que unir, ser signo de diálogo. No a los muros.
Tercero: La palabra clave que tiene que aprender un católico que actúa en política es discernir. Tiene que aprender a discernir la realidad. La Iglesia no está para reemplazar las conciencias, la Iglesia forma conciencias; cada uno discierne en el momento y en el lugar donde actúa qué es lo que me pide Cristo.
Cuarto: No estamos, como muchos han dicho en la pandemia, en una guerra. Más que en el relato de la guerra, estamos en un desierto, cruzándolo. Un desierto de crisis económica, política, social más grave de los últimos cien años que ha vivido la humanidad, va a crecer el desempleo, los más más dañados serán los más pobres y en ese contexto, más que identificar un enemigo, vamos a identificar a la gente que cae en el camino, y como el buen samaritano, ponerlo en pie para seguir caminando.
Y lo último que diría es que el católico en política no puede renunciar a la esperanza. Y la esperanza no es lo mismo que el optimismo. El optimismo es creer que las cosas van a mejorar porque llega el gobierno de determinado partido político o porque se instaura la Cristiandad…, cosas absurdas.
La esperanza es la certeza de que Dios camina al lado de nosotros en nuestra historia. Es entender que la pandemia no es, como algunos han dicho, un castigo de Dios contra el hombre. Es vencer la tentación de creer que en la pandemia Dios mira desde un balcón cómo sufre el hombre.
En la pandemia tener esperanza es conocer cómo Dios está caminando al lado de nosotros. Que sufre con nosotros y que se le quiebra el corazón cuando el más pequeño sufre por el fruto de esta pandemia. Y con esperanza, actuar.
Muchos de los problemas que vivimos en el ámbito político por la radicalización es que hay cristianos que han perdido la esperanza y, como dice Francisco en ‘Evangelii gaudium’, se vuelven generales de ejércitos derrotados dispuestos a atrincherarse, a defenderse en pequeñas capillas de donde no se quieren marchar.
Yo creo que el cristiano, cuando tiene la certeza de que Dios camina al lado de nosotros en la historia, no tiene miedo de mancharse las manos y de meterse en todas las cosas contradictorias de la vida porque nuestra propia historia ya es contradicción, pues muchas veces no hacemos el bien que queremos, sino que hacemos el mal que denunciamos. Y si nosotros reconocemos nuestra miseria es para mirar con misericordia la miseria de los demás.
Fuente Religión Digital
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