Comentarios desactivados en Las librerías húngaras empiezan a precintar libros infantiles con personajes LGTBI tras la orden de Viktor Orbán
El Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán ha empezado a perseguir a las librerías que no respeten la polémica ‘ley de protección de la infancia’, que exige que los libros con personajes LGTBI estén precintados, para que los niños no puedan verlos.
Libri, que también es la principal editorial del país, ha explicado en un correo electrónico, que el envoltorio es un requisito de la Autoridad húngara de Protección del Consumidor para cumplir con la polémica ley, que entró en vigor en 2021.
La cadena de librerías es la primera en Hungría en utilizar el envoltorio transparente, aunque en algunos establecimientos de zonas rurales ya se había empezado a usar.
De hecho, la cadena rival, Líra, ha sido multada recientemente con 32.000 euros, la cifra más alta de la historia del sector editorial en Hungría, por vender una novela gráfica sin el envoltorio. El libro en cuestión es ‘Heartstopper’, de la autora británica Alice Oseman, que cuenta la historia de amor de dos chicos.
En 2021, Líra ya había tenido que pagar una multa de unos 700 euros por vender un libro infantil del autor estadounidense Lawrence Schimel, que representaba un día en la vida de un niño con padres del mismo sexo. Según las autoridades húngaras, la librería omitió indicar que se trataba de una familia “diferente de una familia normal”.
Ley LGTBfóbica
Hace dos años, el Gobierno húngaro aprobó una ley muy criticada que prohíbe que en los materiales educativos o en los programas de televisión para niños y niñas aparezcan personas LGTBIQ. La legislación penaliza promover y exponer a los menores de 18 años a la homosexualidad o el cambio de sexo, pero la definición de “promoción” en el texto es muy vaga.
La ley también ha sido criticada porque relaciona la homosexualidad con la pedofilia. Según la interpretación de la norma que hace la Sociedad Háttér, una organización húngara dedicada a los derechos de las personas LGTBIQ, un padre podría infringir la ley por el mero hecho de comprar a su hijo una novela juvenil en la que aparezca un personaje de esa comunidad.
Fuentes del sector editorial en Hungría explican que, después de que la institución educativa Mathias Corvinus Collegium (financiada por el Gobierno ultraderechista) comprara Libri, la cadena de tiendas se puso en contacto con varias editoriales para averiguar si creían que sus libros cumplían con los requisitos de la ley de protección de la infancia.
La Autoridad de Protección del Consumidor multó recientemente a Libri con unos 2.500 euros por “exposición inadecuada”. La cadena explicó entonces que la autoridad obligaba no sólo a vender los libros por separado, sino a hacerlo en “envoltorios precintados”.
Aparte de la novela gráfica ‘Heartstopper‘, entre las obras afectadas por la medida figura la serie ‘Riverdale’, de Micol Ostow, ambas convertidas en series de Netflix.
De hecho, el secretario de Estado de Interior húngaro, Bence Rétvári, ha criticado ‘Heartstopper‘ en su perfil de Facebook: “un cómic de chicos besándose. Los padres no saben si se les está provocando o si están tratando de convertir a sus hijos”.
Por su parte, Eszter Polgári, director del programa legal de la Sociedad Háttér, asegura que “el mayor inconveniente es que estos libros saldrán de las estanterías a las que pertenecen. No se colocarán en la sección juvenil, sino en la de literatura para adultos, por lo que el público al que van dirigidos ni siquiera reparará en ellos”.
Mientras, Ádám András Kanicsár, periodista y activista LGTBIQ+, señala que “todo esto también supone presión para los activistas. En Hungría, a menudo son los civiles los que mantienen viva parte de la cultura y esto es lo que tiene que pasar ahora”.
Comentarios desactivados en El Primer Ministro de Luxemburgo Xavier Bettel rechaza las leyes LGBTIfobas del Primer Ministro húngaro Víktor Orbán
El primer ministro de Luxemburgo Xavier Bettel,
El primer ministro de Luxemburgo Xavier Bettel, rechaza las politicas “contra las minorías” del primer ministro de Hungría. Por ellas, Viktor Orbán se enfrenta a una denuncia de la Comisión Europea y 15 países más.
Viktor Orbán ha estado en la diana de la intervención del primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, en el Parlamento Europeo. El luxemburgués ha lanzado un duro ataque contra las políticas y la legislación anti-LGTB que ha introducido el gobierno húngaro. Algo que le afecta de forma muy personal, Bettel es uno de los dos gobernantesabiertamente homosexuales al frente de un país de la Unión Europea (el otro es el irlandés Leo Varadkar) y está casado con Gauthier Destenay.
“Me avergüenza ver que algunos de mis colegas quieren ganar votos a costa de las minorías”, dijo Bettel, en su intervención ante el Parlamento Europeo el pasado mes de abril. “Esto ya ha ocurrido en nuestra historia”, ha apuntado el politico.
La ley húngara, aprobada en junio de 2021 y denominada oficialmente Ley de Protección de la Infancia, contiene una disposición que prohíbe o restringe las representaciones de la homosexualidad y la transexualidad en los contenidos de los medios de comunicación y en el material educativo dirigido al público menor de 18 años.
La ley desencadenó una fuerte oposición política fuera de las fronteras húngaras, que se ha acabado materializando en una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, presentada por la Comisión Europea y respaldada por 15 Estados miembros, entre ellos Luxemburgo o España.
Mientras la Comisión Europea emprende acciones legales, otras instancias también se han pronunciado enérgicamente contra la legislación. Poco después de aprobarse la ley, el Primer Ministro holandés, Mark Rutte, dijo que Hungría debía ser expulsada de la UE si no daba marcha atrás. Al mismo tiempo, Rutte, junto con los líderes de otros 16 países de la UE, firmó una carta en la que afirmaba que los líderes “seguirán luchando contra la discriminación hacia la comunidad LGBT+”. Aunque la carta no nombraba explícitamente a Hungría, estaba escrita “a la luz de las amenazas contra los derechos fundamentales y, en particular, contra el principio de no discriminación por motivos de orientación sexual“.
En diciembre de 2021, la Comisión de Venecia, que asesora al Consejo de Europa, un grupo de derechos humanos, en asuntos de derecho constitucional, decretó que la ley contribuía a crear un “entorno amenazador” para los niños LGBT+ y “sólo deja espacio para una enseñanza unilateral y sesgada, abriendo las puertas a la estigmatización y discriminación de las personas LGBTQI”. La Comisión de Venecia también afirmó que la amplia aplicación y ambigüedad de la ley implicaba que podía violar otros derechos humanos.
“Si hay alguien en este Parlamento que piensa que uno se convierte en homosexual viendo la televisión, si hay alguien que piensa que uno se hace homosexual escuchando una canción, entonces demuestra que no ha entendido nada”, ha dicho Bettel a los eurodiputados en Estrasburgo. “Lo más difícil para un homosexual es aceptarse a sí mismo”, ha proseguido ante los aplausos de los eurodiputados.
Xavier Bettel en el centro, con su esposo, y el Arzobispo Gaenswein, prefecto de la Casa Pontificia, en su visita al Vaticano en marzo de 2017 ¡Y no se hundió el mundo!
“No exigimos lástima, no exigimos solidaridad, no exigimos compasión. Sólo pedimos respeto”, ha apuntado Bettel. Al recordar su propia experiencia al salir del armario, Bettel ha concienciado sobre los retos a los que se enfrentan las personas LGBT en todo el mundo, incluso en países donde la homosexualidad se castiga con la muerte.
“¿Saben cuántos jóvenes se suicidan porque no pueden hablar de su propia homosexualidad?”, ha dicho el primer ministro luxemburgués. “Estigmatizarlos y decirles que es culpa de la educación, la cultura y el (sector) audiovisual, va en contra de lo que es la Unión Europea y su tolerancia abierta”, ha indicado Bettel.
A pesar de las crecientes críticas y del caso pendiente ante el TJUE, Budapest tiene la intención de mantenerse firme y no retirar la controvertida legislación. “Para nosotros, la cuestión de la protección de la infancia no conoce cesiones, protegeremos a nuestros niños”, apuntó a principios de mes Péter Szijjártó, ministro de Asuntos Exteriores de Hungría.
“No se trata de una simple decisión gubernamental, ni parlamentaria, sino de la voluntad del pueblo, expresada en referéndum, y no conocemos una decisión de mayor nivel en una democracia. Por lo tanto, por supuesto, estaremos al lado de la protección de la infancia, protegiendo a los niños húngaros, independientemente de cuántos países decidan unirse a la demanda en curso contra nosotros”, aseguró el político húngaro.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Orban y Abascal juntitos de la mano…
Aviso a navegantes… Esto es lo que nos espera si el amigo del dictador Orban llega al poder en España.
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Comentarios desactivados en El máximo tribunal de Hungría rechaza el intento de Viktor Orbán de negar retroactivamente el estatus legal de las personas trans.
El tribunal superior de Hungría ha rechazado el intento de Viktor Orbán de implementar una prohibición retroactiva de que la identidad de género de las personas trans sea reconocida en documentos oficiales.
Lanzada el año pasado, la devastadora ley conocida como Sección 33 borra legalmente a las personas trans al obligarlas a usar nombres muertos y el género que se les asignó al nacer en todos los documentos de identidad.
De hecho proscribió el estatus legal de todas las personas transgénero, incluidas las que ya habían cambiado, pero el viernes (12 de marzo) la Corte Constitucional dictaminó que esta acción retroactiva era inconstitucional.
Significa que la Sección 33 no puede aplicarse a ninguna persona trans que haya cambiado legalmente de género antes de mayo de 2020, un proceso que puede llevar hasta una década en el país.
Cualquiera que comience su transición después de mayo de 2020 sigue sin poder obtener reconocimiento legal, pero Reuters informa que los activistas se sienten alentados por la decisión y dijeron que se han presentado múltiples desafíos legales a raíz de ella.
La pequeña victoria se produce en medio de una avalancha de ataques contra la comunidad LGBT + húngara liderada por el partido nacionalista de derecha Fidesz de Orbán después de que se le concediera el poder absoluto debido a la pandemia.
Además de despojar a los transexuales, también ha limitado la adopción entre personas del mismo sexo y ha redefinido el matrimonio en la Constitución como la unión entre un hombre y una mujer.
La revisión de su ley para poner fin al reconocimiento legal de género se ordenó en noviembre después de que un tribunal del este de Hungría dictaminó que viola los derechos constitucionales a la dignidad humana y la vida privada.
“[El proyecto de ley] es particularmente abusivo a la luz del hecho de que muchas personas trans habían presentado su solicitud hace años”, argumentó la Sociedad Háttér, el principal grupo de derechos LGBT + de Hungría.
Mientras el grupo celebraba la última decisión judicial, el portavoz de Háttér, Tamas Dombos, advirtió que los nuevos procedimientos legales todavía están prohibidos por la ley de Orbán.
La The Háttér Society ahora está llevando a cabo un litigio para que la Corte Constitucional declare inconstitucional la Sección 33 en su totalidad, con la esperanza de revocarla a finales de este año.
Comentarios desactivados en El primer ministro de Hungría Viktor Orbán pide al Partido Popular Europeo más contundencia contra el matrimonio igualitario y la «ideología de género»
El Partido Popular Europeo (PPE) ha abandonado el modelo de familia tradicional y «ha caído en los brazos de la ideología de género». Es lo que ha expresado en una carta Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría desde 2010 al frente de Fidesz. La formación, a la que el mandatario ha empujado a la extrema derecha, sigue vinculada al PPE, aunque su afiliación se encuentra parcialmente suspendida desde hace un año. Una situación que podría terminar si el Fidesz se desmarca de los populares y cambia de grupo político, como ha amagado con hacer. La Hungría de Orbán ha experimentado un auge del discurso de odio LGTBfobo, en el marco de graves agresiones a los principios básicos de la democracia liberal que han sido condenadas por la Unión Europea.
El pasado 3 de febrero, los populares europeos decidieron prolongar indefinidamente la suspensión de Fidesz. El partido húngaro, que bajo el mandato de Viktor Orbán ha transitado desde el centroderecha hasta la extrema derecha, estaba parcialmente suspendido parcialmente desde marzo de 2019. La medida se traduce en que los miembros de Fidesz no pueden participar en las asambleas del PPE ni postularse para sus cargos, aunque siguen formando parte del grupo popular en el Parlamento Europeo.
La prolongación de la suspensión ha provocado la reacción de Orbán. El primer ministro ha enviado un memorándum en el que ataca duramente lo que él percibe como tibieza ideológica de sus correligionarios. El líder de Fidesz pide un claro giro a la derecha y a los «valores cristianos» en varios asuntos, entre los que la equiparación de derechos de la comunidad LGTBI ocupa un lugar destacado.
En su carta, Orbán reclama un regreso del PPE a los valores «de inspiración cristiana» y en particular al «modelo cristiano de familia y el matrimonio de un hombre y una mujer». El primer ministro húngaro achaca la pérdida de poder de los populares europeos en los últimos años a una supuesta claudicación ante «teorías sociales socialistas e igualitarias». «Renunciamos al modelo de familia basado en el matrimonio de una mujer y un hombre y caímos en los brazos de la ideología de género», se lamenta Orbán.
La contundencia de la carta contra sus aún compañeros son un indicio de una posible salida del PPE, con la que el propio líder del Fidesz ha amagado varias veces. La formación, más cercana a la extrema derecha polaca de Ley y Justicia (PiS), podría unirse a ellos en el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). En materia LGTBI, ambos partidos defienden un discurso hostil muy similar.
Hungría, junto a Polonia, punta de lanza contra los derechos LGTBI
Hungría fue en 2009 uno de los primeros países del Este en reconocer derechos a las parejas del mismo sexo. Eran otros tiempos, lamentablemente. La derecha populista de Fidesz conseguía en 2010 un triunfo arrollador que le permitió cambiar en solitario la Constitución húngara para, entre otras medidas autoritarias, «proteger» al matrimonio que se celebra «entre un hombre y una mujer». El panorama político húngaro no ha cambiado desde entonces, o lo ha hecho a peor. En las últimas elecciones de abril de 2018, el Fidesz revalidó su aplastante mayoría, con casi el 50% de los votos, mientras que Jobbik, un partido abiertamente fascista, es la segunda formación del país, con casi el 20%. El primer ministro Orbán, en el pasado considerado un «paria» político, representa hoy en día uno de los referentes de la derecha europea gracias a sus duras posiciones en materia migratoria.
Tanto Hungría como Polonia se han convertido en la punta de lanza contra los derechos LGTBI en Europa. Lo recogíamos ya en 2015, cuando ambos países bloquearon por este motivo una nueva normativa común sobre regímenes económicos matrimoniales en la Unión Europea. Y no ha sido la única vez: en diciembre del año 2018, se aliaron de nuevo para impedir la aprobación de un documento del Consejo de Ministros de la UE favorable a los derechos LGTB. Entonces, al menos, hubo por fin algo parecido a una respuesta contundente. Esperemos que no sea demasiado tarde: las ideas que representan Fidesz o Ley y Justicia (el partido gobernante en Polonia) ya son un modelo para muchas derechas europeas.
Comentarios desactivados en Viktor Orbán abandona el grupo del Parlamento Europeo por la “locura LGTB+”
Viktor Orban, primer ministro de Hungría, se ha propuesto construir su propia fuerza política en toda la UE después de renunciar a la facción del Partido Popular Europeo por lo que él llama “locura LGBTQ”.
El primer ministro húngaro de extrema derecha anunció el miércoles (3 de marzo) que retiraba a su partido Fidesz del bloque conservador, que se preparaba para votar sobre su expulsión del grupo.
Orban dejó en claro que no se quedaría el tiempo suficiente para ser expulsado y se jactó de que construiría su propia alianza para rivalizar con el EPP. “Nuestra tarea es clara”, dijo en un comunicado. “Ahora, sin el PPE, debemos construir una derecha democrática europea que ofrezca un hogar a los ciudadanos europeos que no quieren inmigrantes, que no quieren multiculturalismo, que no han descendido a la locura LGBTQ, que defienden las tradiciones cristianas de Europa, que respetan el soberanía de las naciones, y que ven a sus naciones no como parte de su pasado, sino como parte de su futuro “.
El Partido Popular Europeo ha sido durante mucho tiempo el hogar de Fidesz y le había proporcionado a Viktor Orban vínculos cruciales, legitimidad y votos en el Parlamento Europeo. Pero las relaciones se han vuelto cada vez más tensas en los últimos años a medida que el partido gobernante de Hungría se desliza más hacia la derecha autoritaria en sus ataques contra la comunidad LGBT +.
Esto lo hizo aún más humillante para Orban cuando su eurodiputado y principal aliado anti-LGBT + Jozsef Szajer se vio obligado a renunciar recientemente después de ser atrapado en una fiesta de sexo gay.
El prolongado escándalo dejó a Fidesz con solo 12 eurodiputados en el PPE. Todos habían sido técnicamente suspendidos de la alianza desde 2019 debido a sus políticas sorprendentemente antiliberales, pero su exclusión estaba a punto de hacerse permanente luego de una votación dentro del partido sobre la suspensión de miembros errantes.
La medida señaló la brecha cada vez mayor entre el líder húngaro y la corriente principal de la UE, y Orban lo vio como un ataque directo.
Él arremetió contra los cambios en las reglas el martes (2 de marzo), describiéndolos como “claramente un movimiento hostil contra Fidesz y nuestros votantes. Limitar la capacidad de nuestros eurodiputados para llevar a cabo sus funciones como miembros electos del Parlamento Europeo priva a los votantes húngaros de sus derechos democráticos”, dijo al presidente del PPE, Manfred Weber.
Sin embargo, a pesar de su fanfarronería y bravuconería, fuentes del EPP dijeron a EURACTIV que Viktor Orban aún no ha dado una notificación formal de su intención de irse, por lo que, por el momento, parece que Fidesz seguirá aferrándose hasta que pueda encontrar una mejor opción.
Hungría, junto a Polonia, punta de lanza contra los derechos LGTBI
Hungría fue en 2009 uno de los primeros países del Este en reconocer derechos a las parejas del mismo sexo. Eran otros tiempos, lamentablemente. La derecha populista de Fidesz conseguía en 2010 un triunfo arrollador que le permitió cambiar en solitario la Constitución húngara para, entre otras medidas autoritarias, «proteger» al matrimonio que se celebra «entre un hombre y una mujer». El panorama político húngaro no ha cambiado desde entonces, o lo ha hecho a peor. En las últimas elecciones de abril de 2018, el Fidesz revalidó su aplastante mayoría, con casi el 50% de los votos, mientras que Jobbik, un partido abiertamente fascista, es la segunda formación del país, con casi el 20%. El primer ministro Orbán, en el pasado considerado un «paria» político, representa hoy en día uno de los referentes de la derecha europea gracias a sus duras posiciones en materia migratoria.
Tanto Hungría como Polonia se han convertido en la punta de lanza contra los derechos LGTBI en Europa. Lo recogíamos ya en 2015, cuando ambos países bloquearon por este motivo una nueva normativa común sobre regímenes económicos matrimoniales en la Unión Europea. Y no ha sido la única vez: en diciembre del año 2018, se aliaron de nuevo para impedir la aprobación de un documento del Consejo de Ministros de la UE favorable a los derechos LGTB. Entonces, al menos, hubo por fin algo parecido a una respuesta contundente. Esperemos que no sea demasiado tarde: las ideas que representan Fidesz o Ley y Justicia (el partido gobernante en Polonia) ya son un modelo para muchas derechas europeas.
Y esto es lo que tenemos en España… Santiago Abascal de la mano de Orban, mientras Pablo Casado apoya a Orbannegándose a firmar con 13 partidos conservadores de la UE que pedían expulsar a Orbán por imponer una corona-dictadura en Hungría
Comentarios desactivados en Conocido sacerdote húngaro partidario de Orbán y antiLGTBIQ+ suspendido tras filtrarse vídeos de su participación en “fiestas” gays
Foto del blog de Gergő Bese
Gergö Bese atacaba a Google, Microsoft o Apple por “propaganda LGTBI+”
Lo de publicar los vídeos en páginas pornográficas no era propaganda, y tal…
El cura católico húngaro Gergö Bese, cercano al primer ministro, Viktor Orbán, y conocido por su postura crítica hacia la “propaganda LGTBI+”, ha sido suspendido por la Iglesia católica tras revelarse su participación en orgías homosexuales, según informó la semana pasada el portal Népszava.
Según informa el medio húngaro Válasz Online, el párroco Gergő Bese de Dunavecs participaba en fiestas gay y mantenía relaciones íntimas duraderas con otros hombres.
De acuerdo con los medios locales que han tenido acceso a los vídeos, el cura no solo participó en las orgías, sino que también las grabó y subió las grabaciones a plataformas de pornografía gay.
Confirmada la noticia por el mismo sacerdote a través de un comunicado en el portal de internet 777 en el que colaboraba hasta hace dos años, estamos ante el enésimo caso de un sacerdote que estaría viviendo una doble vida mientras en público bramaba contra los derechos LGTBIQ+. Dios, en su infinita misericordia ya le ha perdonado, imaginamos que a las personas LGTBIQ+ que ha lastimado con sus proclamas, les costará más…
La Nunciatura Apostólica confesó al citado medio que fue informada de las graves acusaciones contra el sacerdote y las puso en conocimiento de la archidiócesis de Kalocsa-Kecskemét, donde el arzobispo se ocupa del asunto. “La Nunciatura Apostólica ha sido informada de las graves acusaciones contra el sacerdote de la archidiócesis de Kalocsa-Kecskemét. De acuerdo con las exigencias del derecho canónico, estas acusaciones fueron transmitidas inmediatamente al ordinario de dicho sacerdote, quien, como autoridad eclesiástica competente, llevará a cabo las investigaciones”, escribió el secretario Michael Wallace Banach a Válasz Online.
Al parecer, según estas informaciones circulan en altas esferas políticas y eclesiásticas grabaciones de vídeo y mensajes de texto del sacerdote que confirman que asistía a fiestas gays y mantenía relaciones duraderas con otros hombres. Este medio llega a afirmar que algunos de esos vídeos se han difundido por páginas pornográficas gays.
Este medio húngaro envió varias preguntas al sacerdote acusado para recabar su versión pero pasados varios días aún no ha respondido. También se pusieron en contacto con Balázs Bábel, arzobispo de Kalocsa-Kecskemét, diócesis a la que pertenece el sacerdote Gergő Bese. En un comunicado enviado por el arzobispado al citado medio, confirman que el arzobispo ha suspendido a Gergő Bese de sus deberes sacerdotales.
En los próximos días se sabrá si todo queda en una simple suspensión o si por el contrario el arzobispo inicia el proceso de secularización de este conocido sacerdote húngaro conocido hasta ahora por su ferviente defensa de los valores católicos y lucha contra los derechos LGTBIQ+.
Bese ha bautizado, entre otros, la sede de Orbán, el antiguo Monasterio de la orden de Carmelitas y las redacciones de medios afines al Gobierno húngaro, como Megafon y Pesti Srácok.
En anteriores declaraciones a los medios húngaros, el cura había advertido de los “peligros de la propaganda LGTBI+“, apoyada por empresas como los gigantes Google, Apple o Microsoft.
El sacerdote defendía, según recoge 444.hu, que la familia tradicional “está bajo ataque” por parte de grupos liberales que promueven lo que él considera una “desviación (de la normalidad)”.
Tras su suspensión el viernes, Bese eliminó sus perfiles en redes sociales. El propio Gergő Bese admitió la información a través del portal en el que colaboró:
Gergő Bese envió una declaración a los editores de 777 por correo electrónico, en la que se disculpa y reconoció haber cometido “un error“, al asegurar que ha “pecado contra la Iglesia” y su comunidadad.
Gergő Bese envió un mensaje a los editores de 777: el sacerdote católico fue suspendido ayer por el arzobispo de Kalocsa, Bábel Balázs, después de que se revelara que tenía relaciones íntimas con hombres. El anuncio de Gergő Bese, que no forma parte del equipo 777 desde hace dos años y medio, se publica sin cambios. Como recalcamos ayer, también nos enteramos de lo sucedido por la prensa, y desde entonces estamos completamente conmocionados por los hechos. Sin embargo, juzgar no es nuestra tarea, sino que pedimos a todos que oren por Gergő y nuestros sacerdotes.
“OFENDÍ A LA IGLESIA”
– GERGÓ BESE ENVIÓ DECLARACIÓN AL 777
“Mis queridos familiares, amigos, conocidos.
Ayer fue uno de los días más oscuros de mi vida y la de mi familia. Es una experiencia difícil enfrentar el poder de los medios y la política. No sólo te eleva y exalta, sino que también te envía al infierno en un instante. Usan mi debilidad contra mi iglesia y mi comunidad, intentan causar el mayor daño posible.
Cometí un error. Se aprovecharon de mí, se aprovecharon de mi ingenuidad y perdí el buen juicio. He pecado contra la iglesia y mi comunidad. Rompí mi voto sacerdotal, cometí un pecado. Pido disculpas a todos los que lastimé, a todos los que decepcioné.
Realicé mi servicio sacerdotal y mi labor docente con el mejor conocimiento y la enorme energía que pude. Estoy muy agradecido por las gracias que he recibido, por el amor de las personas y por el hecho de que en mi profesión he acercado a muchas personas a Dios y a mi Iglesia.
Ahora con mi suspensión se termina este servicio. Gracias por llegar a todos aquellos que ofrecieron su ayuda y, por supuesto, a quienes me apoyan con sus oraciones.
En las próximas semanas quiero retirarme, calmarme, practicar la penitencia y repensar mi vida. En el Evangelio de Mateo, Jesús dice a sus discípulos: “El que quiera seguirme, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que la pierda por mí la encontrará”.
¡Muchas gracias por todo!”
Gergő Bese
***
¿Pero quién es este sacerdote que recientemente vinculó la decadencia moral con el matrimonio homosexual?
El portal 444.hu califica al sacerdote como “el más ardiente partidario del Gobierno de Orbán“, que apoyaba abiertamente el cristianismo político.
Según la propia presentación de Bese en 2014, comenzó sus estudios en 1994 en la escuela secundaria de octavo grado en Gödöllő, luego, en 2002, después de graduarse, comenzó a estudiar geografía en ELTE TTK. Escribió que entre sus compañeros de grupo había un monje benedictino con el que se llevaba bien y, siguiendo su consejo, fundó la Facultad de Estudios Religiosos Sapientia como profesor de religión en 2003. Mientras tanto, visitó los santuarios marianos más famosos de Europa y Hungría, y la idea de la vocación sacerdotal siguió creciendo en él.
También enseñó durante un tiempo en una escuela de Czömör, donde finalmente decidió que elegiría la profesión sacerdotal, luego postuló a la archidiócesis de Kalocsa-Kecskemét, donde fue aceptado. En su introducción, escribió que pasó un año en un instituto de formación de sacerdotes y luego pasó a ejercer en la parroquia de Kiskunhalas. Además, también era responsable de la educación de los jóvenes en una escuela primaria. Finalmente fue ordenado sacerdote en 2013. Más tarde volvió a enseñar; en 2018, por ejemplo, contó que enseñó en Budaörs y Balatonfüred y que lo enviaron a lugares donde los benedictinos tienen escuelas.
En 2021, después de servir como capellán en Jánoshalma, Besé fue nombrado párroco de Tass, Dunavecse y Szalkszentmárton. Pero en ese momento ya no era un secreto que el párroco compartía la política de los Orbán y el gobierno. Ya en 2017 se publicó su artículo, extraído de 777 blogs y noticias públicas cristianas, en la revista cercana al gobierno Mandiner, bajo el título “Líderes europeos sin hijos – de la cabeza del pez“, en el que comparaba , por ejemplo, el número de hijos de los entonces primeros ministros de V4. En él afirmó: Orbán tiene la familia más grande de Europa con sus cinco hijos y luego elogió la política familiar del gobierno de Orbán. Después de eso, se publicaron cada vez más escritos suyos, en los que también elogiaba la política del gobierno, especialmente en cuestiones de la iglesia.
Gergö Bese, bendiciendo las instalaciones del partido de Orbán
En 2021, Bese ya había llegado al punto en que declaró a Mandiner que “los resultados de una década se verían amenazados por un cambio de gobierno”. En 2022 también hizo campaña contra la oposición en la iglesia de Zugliget e incluso dijo por quién votar. Acusó a los partidos de la oposición de abolir la educación religiosa en las escuelas y también consideró dudoso el futuro de las instituciones eclesiásticas tras un posible cambio de gobierno. Sin embargo, no quedó rastro de las acusaciones que Bese utilizó para asustarlo en la campaña de los partidos de oposición.
Posteriormente, el vicario criticó duramente la sociedad globalista y también se ocupó mucho de la juventud y la educación. Más tarde, a partir del año 777, pasó a Vasárnap.hu, que, según la caracterización de Válasz Online, parece una iglesia, pero en realidad pertenece a la corte del Secretario de Estado Bence Rétvári. Mientras tanto, también visitó a la prensa, además de sus actividades cercanas al gobierno (consagración de los cargos del primer ministro y de diversas organizaciones cercanas al gobierno), también habló regularmente sobre temas públicos. En Demokrata comentó sobre el divorcio de Gabi Tóth, quien también era cercano al NER.
También atacó a András Hodász, que admite abiertamente su homosexualidad y que, según él, sólo ayudó a la “corriente liberal” con el tema. “La corriente principal liberal necesitaba este tema como un pedazo de pan. Es una buena oportunidad para desviar la atención del vídeo confesional del activista LGBTQ empleado de la escuela primaria Gyula Krúdy“, escribió.
András Hodász ( facebook.com/andras.hodasz)
No es de extrañar, pero también se indignó con la inauguración de los Juegos Olímpicos de París: “Es sorprendente cómo una vez más encontraron placer en burlarse del cristianismo“, escribió. Viktor Orbán también leyó en su discurso en Tusnádfürdő que detrás de lo que vio en París estaba “la asunción de la impiedad”. Concluyó su reflexión ante el Mandiner diciendo que “el primer paso en la pendiente del declive moral es la legalización del aborto, la introducción de normas extremadamente relajadas sobre la eutanasia y la equiparación del matrimonio homosexual con el matrimonio heterosexual“.
Por cierto, además de su papel como líder de opinión en el partido gobernante, Bese también ha recibido dinero en los últimos años. Válasz Online escribió que la familia de Bese solicitó fondos estatales a dos ONG en los últimos seis años; La Asociación Nacionalista Alemana de Gödöllő y la Asociación Juvenil de Europa del Este recaudaron un total de 41 millones de HUF del Fondo Civil Urbano (VCA) creado para la creación de redes de Fidesz.
Fuentes gubernamentales, según informa el medio Népszava, han sugerido que el antiguo párroco de Dunavecce abandone el país durante un tiempo.
El caso de Bese ha sido comparado en la prensa local con el de József Szájer, el exeurodiputado del Fidesz de Orbán, que participó a finales de 2020 en una orgía homosexual en Bruselas, violando las restricciones por la Covid.
El eurodiputado, uno de los redactores de la Constitución húngara de 2011, que limitó los derechos de la comunidad LGTBI en el país y que definió el cristianismo como una base de la nación, dimitió tras el escándalo y se retiró de la política.
Desde que llegó al poder en 2010, el Gobierno de Orbán ha promovido leyes que socavan los derechos de la comunidad LGTBI, prohibiendo el registro legal del cambio de sexo y dificultando la adopción para parejas del mismo sexo.
En 2021, el Parlamento aprobó una ley que vincula la homosexualidad con la pedofilia y prohíbe hablar sobre la homosexualidad o cambio de sexo a menores de edad, ya sea en las escuelas o en los medios dedicados a este público.
Fuente Válasz Online/Telex/Agencias/Religión Digital
Comentarios desactivados en El ultraderechista Orbán aprueba en Hungría una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales
Aviso a navegantes… Esto es lo que nos espera si el amigo del dictador Orban llega al poder en España.
El presidente húngaro, socio de Vox en la UE, continúa con su persecución a la comunidad LGTBI alegando que quiere proteger a la infancia
El Parlamento de Hungría ha aprobado una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado esta semana por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
La Constitución especifica que el matrimonio es una unión “entre un hombre y una mujer” y añade que “la madre es una mujer y el padre es un hombre”, lo que implica prohibir por ley cualquier modelo de adopción o acogida por parte de parejas homosexuales.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Condena casi universal de la ley anti-LGBTQ+ húngara
Mientras la Comisión Europea emprende acciones legales, otras instancias también se han pronunciado enérgicamente contra la legislación.
Al mismo tiempo, Rutte, junto con los líderes de otros 16 países de la UE, firmó una carta en la que afirmaba que los líderes “seguirán luchando contra la discriminación hacia la comunidad LGBT+”.
Aunque la carta no nombraba explícitamente a Hungría, estaba escrita “a la luz de las amenazas contra los derechos fundamentales y, en particular, contra el principio de no discriminación por motivos de orientación sexual“.
En diciembre de 2021, la Comisión de Venecia, que asesora al Consejo de Europa, un grupo de derechos humanos, en asuntos de derecho constitucional, decretó que la ley contribuía a crear un “entorno amenazador” para los niños LGBT+ y “sólo deja espacio para una enseñanza unilateral y sesgada, abriendo las puertas a la estigmatización y discriminación de las personas LGBTQI”.
La Comisión de Venecia también afirmó que la amplia aplicación y ambigüedad de la ley implicaba que podía violar otros derechos humanos.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Comentarios desactivados en Pese a su victoria en las elecciones generales, Orbán fracasa en su intento de demostrar vía referéndum el apoyo popular para sus medidas anti-LGTBI
El ultraconservador Viktor Orbán ha vuelto a imponerse en las elecciones parlamentarias que han tenido lugar este domingo en Hungría. Sin duda, una mala noticia para los ciudadanos LGTBI de ese país. Sin embargo, la jornada electoral nos deja una noticia prometedora: el referéndum homófobo y tránsfobo que Orbán había convocado con objeto de conseguir el refrendo público de sus medidas contra la población LGTBI y sacar pecho ante la Comisión Europea ha fracasado, al no haber obtenido el número mínimo de votos válidos.
El referéndum se articulaba en torno a cuatro preguntas: «¿Apoya la enseñanza de la orientación sexual a menores de edad en las instituciones de educación pública sin el consentimiento de los padres?», «¿Apoya la promoción de las terapias de reasignación de sexo para niños menores de edad?», «¿Apoya la exposición de los niños menores de edad a contenidos sexualmente explícitos que puedan afectar su desarrollo?» y «¿Apoya que se difunda en medios contenido sobre cambio de sexo a menores?». Al margen de lo tramposo de las preguntas, su objeto no era otro que el de sacar músculo ante la Comisión Europea y vender que las recientes leyes anti-LGTBI cuentan con el respaldo masivo de la población húngara.
La convocatoria del referéndum había sido criticada por organizaciones de defensa de los derechos LGTBI, que sin embargo se mostraban esperanzadas por algunos datos que muestran que la retórica anti-LGTBI de Orbán no cuenta con el respaldo mayoritario de la población húngara. Desde ILGA-Europa, por ejemplo, se recordaba el pasado viernes el récord de asistentes al Orgullo de Budapest en julio pasado, cuando unas 35.000 personas marcharon por las calles de la capital húngara en favor de los derechos LGTBI. También recordaba que según una encuesta representativa encargada por Amnistía Internacional y la Sociedad Háttér y realizada por la agencia Medián entre el 13 y el 19 de julio de 2021, el 73% de los húngaros rechaza la idea, promovida por el Gobierno de Orbán, de que las personas LGTBI abusan o dañan a los niños. Una clara mayoría (74,5%) creía además que las personas transgénero deberían modificar su género y nombre en los documentos oficiales, mientras que el 59% apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.
De hecho, las organizaciones LGTBI húngaras se mostraban esperanzadas de que el referéndum fracasaría, al no ser capaz de alcanzar el mínimo del 50% de votos emitidos válidos. Para conseguir ese objetivo, llamaban no a votar no o a abstenerse, sino a invalidar su papeleta de voto en el referéndum. Así ha sido: para conseguir que el referéndum fuese válido, debían alcanzarse en torno a los 4,1 millones de votos válidos (el censo electoral asciende a algo más de 8,2 millones de personas). Sin embargo, al 96% del escrutinio, el número de votos válidos se encontraba en torno a los 3,4 millones, muy lejos del umbral necesario. 2,7 millones habían votado «no» a las 4 preguntas, mientras que el número de votos inválidos superaba el millón y medio.
Cabe precisar que el fracaso del referéndum no impide que la ley siga en vigor, pero sí que supone un cierto varapalo para la estrategia anti-LGTBI de Orbán y para su enfrentamiento, en esta materia, con la Comisión Europea.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Comentarios desactivados en Hungría: el candidato de la oposición unificada a Orbán, Péter Márki-Zay, se pronuncia a favor de los derechos LGTBI
Los principales partidos de la oposición al Gobierno húngaro se han unido en torno a la candidatura de Péter Márki-Zay, alcalde de una pequeña ciudad del sur del país, para intentar acabar con la hegemonía de Viktor Orbán en las elecciones del año que viene. Márki-Zay ha empezado a revelar sus planes si es elegido primer ministro, que pasan por «restablecer el imperio de la ley» frente a la erosión democrática propiciada por el Fidesz y sus socios. Entre los cambios que ha prometido afrontar se encuentran también la derogación de las leyes LGTBIfobas y la equiparación de derechos para las parejas del mismo sexo.
A finales de 2020, los seis principales partidos de la oposición en Hungría se pusieron de acuerdo para presentar listas conjuntas y un candidato a las elecciones generales previstas para abril o mayo del año próximo. Se trata de una unión de formaciones de ideologías diversas, que abarcan desde verdes y socialdemócratas hasta liberales y conservadores. Decidieron que el aspirante a primer ministro sería elegido mediante primarias a doble vuelta, que se celebraron en septiembre y octubre.
El vencedor del proceso fue Péter Márki-Zay, alcalde de la localidad de Hódmezővásárhely (44.000 habitantes), en el sudeste del país. Es un independiente que fundó en 2018 el Movimiento por una Hungría de Todos (Mindenki Magyarországa Mozgalom, MMM), de ideología conservadora y proeuropea. La semana pasada acudió a Bruselas para reunirse con dirigentes europeos y esbozó sus principales prioridades en una comparecencia pública.
Ante todo, Márki-Zay se comprometer a restaurar el Estado de derecho, seriamente comprometido en Hungría tras once años de Gobierno de Viktor Orbán. Para ello plantea la redacción de una nueva constitución que sustituya a la vigente desde 2012 y que, según sus detractores, está hecha a la medida del Fidesz, el partido de Orbán y sus socios. El aspirante a primer ministro asegura que persiguen «un cambio de régimen, no un cambio de Gobierno».
A pesar de declararse conservador y católico practicante, Márki-Zay ha reivindicado también en su intervención los derechos LGTBI, que han sufrido una serie de retrocesos sin parangón en la Unión Europea. En este sentido, ha prometido derogar la legislación LGTBIfoba aprobada por el Gobierno de Orbán y equiparar en derechos a las parejas del mismo sexo. El político pretende acabar con las campañas de odio a las minorías, mencionando explícitamente a la comunidad LGTBI junto a la gitana, la judía o personalidades como George Soros.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
El Gobierno de Viktor Orbán, al que se enfrentará Péter Márki-Zay en las urnas, comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara el 30 de marzo del año pasado, cuando el primer ministro asumía poderes extraordinarios con la excusa de la crisis producida por la pandemia de coronavirus. Solo un día después, el vice primer ministro Zsolt Semjén presentaba un proyecto de ley que, entre otras medidas, incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrara en vigor la norma que abría dicha modificación y que permitía a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a acreditar que se han sometido a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación.
Finalmente, el 19 de mayo la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba. Lo hacía por 133 votos a favor (los que reúnen el Fidesz y sus aliados del Partido Popular Demócrata Cristiano) y 57 en contra. Como ya alertábamos entonces, se trata, muy posiblemente, del mayor ataque lanzado contra los derechos de las personas LGTBI en el seno de un país de la Unión Europea. Un órdago que, desde que fue anunciado, solo ha recibido una respuesta tibia por parte de resto de países de la UE y de la propia institución comunitaria.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Tal vez envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, la ministra de Justicia Judit Varga presentaba el 10 de noviembre del año pasado una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento». Una formulación que se traduce en la negación de la identidad de los menores trans e intersexuales, blindada ahora al máximo nivel normativo.
La modificación constitucional también incluye una ampliación del artículo sobre la familia, que desde 2012 prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora se añade la frase: «La madre es una mujer y el padre, un hombre». La finalidad, cerrar la puerta a cualquier reconocimiento de realidades familiares diferentes a la compuesta por un hombre y una mujer. Por último, la reforma de la ley fundamental impone que la educación en las escuelas húngaras debe inspirarse en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana», excluyendo por tanto los contenidos sobre diversidad afectivo-sexual.
Tras la aprobación por parte del Gobierno, la mayoría de dos tercios con la que cuentan el Fidesz y sus socios dio su visto bueno el pasado 15 de diciembre en el Parlamento al proyecto de reforma constitucional por 135 votos a favor, 45 en contra y cinco abstenciones. Además, la negación de la homoparentalidad recogida desde ahora en la ley fundamental se completó con la aprobación de un proyecto de ley para limitar la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta ahora se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgará en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, el 15 de junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó un proyecto de ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluye en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, lo que corrobora su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe de nuevo la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos. La educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, lo que cierra definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos.
Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Comentarios desactivados en Hungría prohíbe vender obras como el ‘Orlando’ de Virginia Woolf cerca de las iglesias La normativa anti-LGTB+ del Gobierno de Orbán limita enormemente la difusión de obras que muestren la homosexualidad o el cambio de sexo.
Safo, Verlaine, Rimbaud, Shakespeare, Virginia Woolf u Ovidio no podrán venderse cerca de las iglesias húngaras
El Gobierno de Viktor Orbán sostiene que la normativa forma parte de una ley más amplia que aumenta las penas por pedofilia y crea una base de datos de delincuentes sexuales, algo, sostiene, necesario para proteger a los niños
Desde principios de septiembre de 2020 se prohíbe exhibir y colocar en escaparates productos dirigidos a menores que presenten la sexualidad de una manera “arbitraria“, así como el cambio de sexo o la homosexualidad
Además, los libros con ese contenido deben ser exhibidos dentro de las librerías por separado y en un embalaje que los distinga
En Hungría, el Gobierno ha ordenado a las librerías que vendan sellados y envueltos los libros para menores con temática LGTBI. Así lo señala la legislación homófoba del país, que va aún más allá y prohíbe vender ejemplares que contengan pasajes sobre la homosexualidad o de cambio de sexo a menos de 200 de una escuela o una iglesia.
Estas nuevas restricciones están contempladas en un nuevo decreto que incluye una guía sobre la aplicación de la ley anti-LGTBI que fue aprobada en junio, y cuya redacción ha causado una enorme incertidumbre por su ambigüedad. El Gobierno de Viktor Orbán sostiene que la normativa forma parte de una ley más amplia que aumenta las penas por pedofilia y crea una base de datos de delincuentes sexuales, algo, sostiene, necesario para proteger a los niños.
Bajo esta ley, la venta de obras clásicas de la literatura como Orlando de Virginia Woolf, una novela que relata la vida de un noble inglés que se transforma en mujer, quedaría prohibida cerca de una escuela o una iglesia. Pero no es solo Virginia Wolf, tampoco pasan el corte otros clásicos que van desde poemas de Safo a Las metamorfosis de Ovidio, pasando por versos de los franceses Paul Verlaine y Arthur Rimbaud, hasta novelas del alemán Thomas Mann o dramas y sonetos del inglés William Shakespeare, entre muchísimos otros que también se verían vetados o censurados.
Exhibidos por separado
Desde principios de septiembre de 2020 se prohíbe exhibir y colocar en escaparates productos dirigidos a menores que presenten la sexualidad de una manera “arbitraria“, así como el cambio de sexo o la homosexualidad. Además, los libros con ese contenido deben ser exhibidos dentro de las librerías por separado y en un embalaje que los distinga. De hecho, en julio se impusieron el equivalente a unos 800 euros de multa a una filial de la mayor cadena de librerías del país, Lira Konyv, por no etiquetar claramente un libro para niños que representa a familias con padres del mismo sexo. El argumento era que se habían vulnerado las reglas de protección del consumidor al no indicar que el libro contenía “material que se desvía de la norma”.
“No queda claro qué significa prohibir la presentación arbitraria de la sexualidad y del cambio de sexo, ya que en base a estos criterios obras maestras de la literatura húngara y universal pueden ser prohibidas”, ha afirmado recientemente la Federación de Editoriales y Librerías (MKKE) en un comunicado.
Tamás Dombos, miembro de la directiva de la Sociedad Háttér, que defiende los derechos LGTB+, ha explicado que “el decreto no fue pensado”, y señala que el texto habla de publicaciones dirigidas a menores, pero no especifica qué pasaría con los libros destinados a mayores ni dónde está la diferencia. “No aclara los dilemas básicos que ya estaban presente en la ley, como qué significa propagar o presentar estos temas”, prosigue el activista tachando el decreto de “ridículo“, y difícil de poner en la práctica.
Dombos subraya que justo ese carácter ambiguo de la ley es lo que la hace peligrosa, ya que “podría haber una interpretación muy restrictiva, que hasta podría llegar a prohibir” ciertas publicaciones y libros.
Protestas
En junio cuando aprobaron la ley ya se produjeron protestas y al mes siguiente la Comisión Europea abrió un procedimiento contra Hungría por discriminar al colectivo LGTB+. Al mismo tiempo, en el país varias organizaciones adelantaron que desobedecerán la norma.
La revista Elle publicó en el número del mes de agosto tres portadas diferentes, con una pareja cada una, una gay, una lesbiana y una heterosexual, bajo el lema de “One Love” (Un amor).
La editora jefe de Elle, Katalin Gál, explicó al diario digital 168ora que las portadas no son escandalosas sino la ley, y que ni por un momento pensaron en no publicarlas. Gál cree que el objetivo de la ley es “forzar la autocensura”.
Una petición contra “la ley homófoba creada según el modelo ruso” ha recogido más de 130.000 firmas, mientras que empresas mediáticas como el grupo alemán RTL o el estadounidense HBO han protestado contra la legislación.
Según datos de una encuesta reciente, el matrimonio de personas del mismo sexo es respaldado por el 59 % de los húngaros, frente al 33 % de 2019.
Y una abrumadora mayoría del 83 % no cree en la afirmación de que alguien puede convertirse en homosexual tras oír hablar sobre orientación sexual en la escuela.
Comentarios desactivados en Un eurodiputado homófobo del partido de Orbán, ‘cazado’ en una orgía en Bruselas saltándose las restricciones de la pandemia
La policía de Bruselas interrumpió una fiesta en el centro de Bruselas durante la noche del viernes al sábado, en la que, según el medio belga NHL, estaba el ya ex eurodiputado de Fidesz Jozsef Szajer, quien intentó fugarse por el tejado antes de alegar inmunidad parlamentaria
Un eurodiputado del partido de Viktor Orbán, el primer ministro ultranacionalista húngaro que está bloqueando el fondo de recuperación europeo de 750.000 millones, ha sido cazado en una orgía saltándose todas las restricciones por la pandemia de la COVID-19 en Bruselas. Fue en la noche del viernes al sábado, y el nombre del eurodiputado es Jozsef Szajer (Fidesz/PPE), quien dimitió el domingo alegando “fatiga“. La fiesta sexual tuvo lugar en el primer piso de un edificio, encima de un café en el centro de Bruselas. Las 25 personas presentes, principalmente hombres, fueron todas multadas, según adelantaron medios belgas.
“Los medios belgas han informado sobre una fiesta privada en Bruselas el viernes. Yo estaba presente”, explica Szajer, ex vicepresidente de los populares europeos en la Eurocámara en un comunicado: “Después de que la policía me preguntara por mi identidad, ya que no tenía identificación, declaré que era diputado al Parlamento Europeo. La policía continuó el proceso y finalmente emitió una advertencia verbal oficial y me condujo a casa”.
“No tomé drogas”, asegura el ya ex eurodiputado húngaro: “Me ofrecí a la policía para hacer una prueba, pero no lo hicieron. Según la policía, encontraron píldoras de éxtasis, pero no eran mías, no tengo conocimiento de quién y cómo las llevaron. Lamento profundamente haber violado las restricciones de la COVID, fue una irresponsabilidad de mi parte. Estoy dispuesto a pagar lo que corresponda. Con mi renuncia el domingo asumí las consecuencias políticas y personales”. Eso sí, cuando dimitió el domingo alegó “fatiga”, no dijo nada de la fiesta.
Szajer concluye: “Pido disculpas a mi familia, a mis colegas, a mis votantes. Les pido que evalúen mi error en el contexto de 30 años de trabajo arduo y dedicado. El paso en falso es estrictamente personal, yo soy el único responsable de él. Les pido a todos que no lo extiendan a mi patria, ni a mi comunidad política”.
De acuerdo con NHL, en la fiesta también estuvieron presentes “varios diplomáticos” y el eurodiputado, quien “supuestamente intentó huir por la canaleta del techo, pero la policía lo pudo atrapar”. Los agentes también encontraron drogas en el lugar, según el mismo medio.
El eurodiputado Szajer es uno de los miembros fundadores de Fidesz, el partido ultranacionalista de derechas del primer ministro húngaro. Szajer fue líder del partido en el Parlamento húngaro de 1994 a 2002. Luego pasó al Parlamento Europeo, de donde dimitió este domingo, cuando comunicó su marcha al presidente de la Eurocámara, David Sassoli.
Fidesz se opone abiertamente a la igualdad de derechos para las personas LGTB, y el Gobierno húngaro hizo imposible en mayo trasponer los cambios de género en los documentos oficiales. Al mismo tiempo, busca prohibir la adopción para parejas homosexuales.
El propio Szajer, según medios húngaros, “no solo es un aliado cercano del primer ministro Orbán, él personalmente reescribió la constitución de Hungría para incluir la siguiente línea: ‘Hungría protegerá la institución del matrimonio como unión de un hombre y una mujer”.
Comentarios desactivados en “¿Quién teme al género?” de Judith Butler. Una lectura reveladora para los católicos LGBTQ+
Adam Beyt
La publicación de hoy es del colaborador invitado Adam Beyt (él/él), profesor asistente visitante de Teología y Estudios Religiosos en Saint Norbert College, Wisconsin. Su primer libro, Remaking Humanity: Embodiment and Hope in Catholic Theology, es una teología política constructiva que utiliza el trabajo del teólogo dominicano Edward Schillebeeckx y la filósofa estadounidense Judith Butler. El libro se publicará en Bloomsbury en el otoño de 2024.
Con la publicación del libro Gender Trouble de 1990, la filósofa estadounidense Judith Butler (ellos/ella) articuló un marco muy influyente sobre cómo académicos, activistas y muchas personas queer debaten hoy sobre el género. A partir de este trabajo, los escritos de Butler han popularizado la idea de que el género es una actuación. Este término no significa que sea un “espectáculo”, sino un proceso continuo y repetido, mediante el cual los cuerpos se clasifican como masculinos y femeninos y se les enseña a habitar disposiciones, comportamientos y orientaciones culturalmente condicionados.
Según la teoría de Butler, podríamos pensar en el género como un “proyecto de grupo local” mediante el cual se construye socialmente y se encarna contextualmente. En otras palabras, desde el momento en que un médico anuncia “¡es un niño!” En el caso de un niño al que se le asigna un varón al nacer, el niño es continuamente “educado como varón” en una determinada forma de estar en el mundo. Butler, entre muchos otros académicos, ha reconocido que su trabajo no fue el primero en hacer esta observación sobre el género, sin embargo, su trabajo ha sido un compañero de conversación útil para discutir temas LGBTQ+ y su relación con otros aspectos de la vida pública.
En las últimas décadas, la propia Butler se ha convertido en el objetivo de lo que muchos movimientos anti-LGBTQ+, junto con ciertos grupos de feministas, han denominado “ideología de género”. De hecho, Butler fue quemada en efigie en Brasil en 2017. Originada en la década de 1990, en la década de 1990, la frase “ideología de género” se ha convertido en un término general para muchos conservadores sociales, incluido el Papa Francisco y otros líderes católicos, que interpretan el discurso que involucra “género”. ”para desviarse de lo que creen que son las leyes reveladas de la naturaleza. Para quienes aceptan la “Teología del Cuerpo” (TOB) de Juan Pablo II, la “ideología de género” abarca cómo las interpretaciones ahora generalizadas de la “libertad” se han desviado de la “verdad” nupcial del cuerpo humano. Para TOB, los cuerpos humanos tienen sólo dos formas sexuadas distintas, limitadas a lo que muchos etiquetarían hombres y mujeres cisgénero. Una pareja así debe implementar amorosamente el don de la sexualidad de Dios para complementarse mutuamente en un matrimonio heterosexual, monógamo y sacramental, que sea a la vez unitivo y abierto a la creación de vida. La “ideología de género”, según afirman sus críticos, socava este supuesto significado del cuerpo, incitando a las personas a utilizar anticonceptivos artificiales, someterse a cuidados que afirmen el género, exigir acceso al aborto y actuar según deseos sexuales que están “intrínsecamente desordenados”.
En Who’s Afraid of Gender?, (¿Quién teme al género?), Butler ofrece su respuesta a tales críticas en una de sus obras más públicas y de mayor lectura, proporcionando un interlocutor de conversación revelador para los católicos que afirman queer hoy en día. Butler señala que el “género” se ha convertido en un “fantasma”, un “fenómeno psicosocial… un lugar donde los miedos y ansiedades íntimos se organizan socialmente para incitar pasiones políticas”. Este fantasma nombra “una forma de organizar el mundo provocada por el miedo a una destrucción de la que se responsabiliza al género”. Para decirlo en términos más religiosos, el movimiento que se opone a la llamada “ideología de género” interpreta las afirmaciones culturalmente omnipresentes en torno al género como si fuera un “demonio” que necesita ser exorcizado del discurso público para defender el bien común. Para Butler, este demonio llamado “género” oscurece otros miedos y prejuicios.
Butler comienza el trabajo centrándose en el uso de la “ideología de género” en las declaraciones del Vaticano, destacando su aparición en declaraciones del Papa Francisco y otros documentos como el muy denostado texto de 2019 “Varón y Mujer Él los creó” de la Congregación para la Educación Católica. Si bien Butler elogia el enfoque más amable de Francisco sobre el tema, les preocupa la comparación que hace el pontífice de la ideología de género con las armas nucleares. Butler también señala cómo el término “ideología de género” se considera a través de términos coloniales, lo que significa que el marco imperialista occidental de “género” se está imponiendo erróneamente al Sur Global. De hecho, la variación humana en cuanto a género, sexo y sexualidad (y la inescrutabilidad de esas categorías mismas) sigue siendo un fenómeno universal en todas las culturas y geografías.
Luego, Butler rastrea cómo el “fantasma de género” atraviesa diferentes localidades y movimientos, que van desde la xenofobia de Viktor Orbán de Hungría hasta las feministas radicales transexclusivas (TERF) del Reino Unido, que se refieren a sí mismas como “críticas de género”. Es importante destacar que Butler también cita a académicos negros y decoloniales que señalan cómo la mediación cultural del género también está entrelazada con categorías conectadas con la raza y la colonizacion.
A lo largo de la carrera de Butler, las reflexiones sobre la ética han sondeado sus raíces judías para poner en primer plano la responsabilidad hacia las comunidades marginadas. Estas preocupaciones morales se superponen con las de los católicos, como honrar la dignidad humana y construir un mundo más justo donde todos puedan prosperar. En ¿Quién teme al género?, las citas de Butler incluyen a teólogos que afirman queer como Elizabeth Johnson, CSJ, y Dan Horan, OFM, junto con una referencia positiva a DignityUSA, una organización católica LGBTQ+.
Judith Butler
Su crítica termina con una exhortación a construir coaliciones para un mundo más justo, donde muchos tipos diferentes de humanos puedan ser libres. Además, su crítica se suma al coro de muchos otros católicos, incluido yo mismo, que exigen relatos vivificantes de la humanidad en la teología católica. Diferentes géneros, habilidades, razas y sexualidades pueden reflejar la imagen sagrada de Dios (Imago Dei), como un caleidoscopio del glorioso misterio de lo Divino.
El libro ofrece un útil punto de partida sobre cómo un pensador influyente se enfrenta a un esfuerzo concertado y global para socavar la dignidad humana de las personas queer y su participación en la vida pública. Lo recomiendo para aquellos que quieran una visión estimulante de los debates en curso sobre género, dignidad humana y nuestras vidas compartidas.
Mientras anticipamos otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que se espera reproduzca el fantasma incoherente en torno a la “ideología de género”, recordemos que la misericordia, el amor y la justicia de Dios exigen mucho más de nuestra Iglesia.
Comentarios desactivados en La ley antigay de Hungría prohíbe la entrada a menores de 18 años a la exposición World Press Photo por imágenes LGBTQ+ y el Director del Museo Nacional de Hungría es despedido por la exposición
Víktor Orban
Los líderes europeos de derecha, como el húngaro Viktor Orbán, han utilizado la retórica anti-LGBTQ+ para alimentar su base política.
A los menores de 18 años se les prohibió asistir a la exposición World Press Photo en Budapest, Hungría, porque algunas imágenes contenían personas LGBTQ+.
La exposición anual, que muestra “el mejor y más importante fotoperiodismo y fotografía documental del [pasado] año”, se celebró en el Museo Nacional de Hungría entre el 22 de septiembre y el 5 de noviembre.
La asistencia de menores fue prohibida porque la exhibición incluía un conjunto de imágenes de la fotoperiodista filipina Hannah Reyes Morales.
Sus cinco fotografías, tituladas Home for the Golden Gays, representan una comunidad de personas mayores LGBTQ+ de Filipinas, que han vivido juntas durante décadas y se cuidan mutuamente a medida que crecen, organizando espectáculos y concursos para llegar a fin de mes.
Joumana El Zein Khoury, director ejecutivo de World Press Photo, expresó su sorpresa y preocupación por el hecho de que a los jóvenes no se les permitiera ver la serie de fotografías “tan positivas, tan inclusivas”.
“El hecho de que haya acceso limitado para cierto tipo de audiencia es algo que nos impactó terriblemente”, dijo. “Es alucinante que sea esta imagen específica, esta historia específica, y es alucinante que esté sucediendo en Europa“.
El galardonado fotógrafo Tamas Revesz, que ha organizado exposiciones en Hungría durante más de 30 años y anteriormente fue miembro del jurado de World Press Photo, dijo que las imágenes de la guerra en Ucrania son “mil veces más serias e impactantes” que las imágenes LGBTQ+.
Como consecuencia, el director del Museo Nacional de Hungría en Budapest ha sido despedido después de permitir la entrada de visitantes menores de 18 años a la exposición LGBTQ+. El lunes (6 de noviembre), el ministro de Cultura e Innovación afirmó que el director del museo, Lazlo Simon, no cumplió con las “obligaciones legales de la institución” con la exposición al supuestamente permitir que menores de 18 años vieran la exposición, una afirmación que Simon ha negado.
Esa prohibición fue citada por el partido político de extrema derecha Mi Hazank, quien exigió una investigación gubernamental sobre la exposición. Después de una investigación gubernamental sobre el funcionamiento de la exposición, el Museo Nacional argumentó que no tenían derecho a identificar a los visitantes, pero que habían dejado claro que los menores de 18 años no debían visitar la exposición a través de mensajes en su sitio web y en la exposición. entrada.
Simon reconoció su despido en una publicación en las redes sociales, pero insiste en que no violó ninguna ley intencionalmente. En una publicación en Facebook, escribió: “Como padre y abuelo de cuatro hijos, rechazo firmemente la idea de que nuestros hijos deban estar protegidos de mí o de la institución que dirijo”.
El director ejecutivo de World Press Photo, Joumana El Zein Khoury, también reaccionó ante el despido de Simon, diciendo que estaban “conmocionados” por la decisión y señalando que era la primera vez que una exposición de World Press Photo había sido censurada en Europa. “Esta serie de fotografías es un registro reflexivo y honesto de las vidas de una comunidad de personas mayores LGBTQ+ en Filipinas”, dijo, según la BBC.
Al comentar sobre las restricciones a la exposición, antes de que se anunciara el despido de Simon, la fotógrafa Hannah Reyes Morales dijo a AP News que estaba “más que entristecida. Lo que es perjudicial es limitar la visibilidad de la comunidad LGBTQ+ y su derecho a existir y a ser vista”.
El gobierno de derecha de Hungría, encabezado por el primer ministro Viktor Orbán, ha estado reprimiendo a la comunidad LGBTQ+ en el país durante los últimos años. Viktor Orban ha utilizado durante mucho tiempo su cargo para promover los llamados “valores familiares tradicionales” y despojar abiertamente de los derechos LGBTQ+. “El Parlamento Europeo y la Comisión Europea quieren que permitamos que activistas LGBTQ entren en nuestras guarderías y escuelas primarias”, dijo sobre la prohibición poco después de su aprobación. “Por mucho que lo intenten, no permitiremos que haya activistas LGBT+ entre nuestros niños en las escuelas infantiles y primarias”.
En 2020, los políticos votaron para poner fin al reconocimiento legal de las personas trans y cambiaron su definición de género para que signifique únicamente “sexo biológico basado en las características sexuales primarias y los cromosomas”, lo que imposibilita que las personas realicen una transición legal.
A continuación, la nación introdujo la Ley de Protección Infantil y, en septiembre, la presidenta Katalin Novák utilizó su plataforma en la Asamblea General de la ONU para atacar la retórica “antifamilia”.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
La Constitución especifica que el matrimonio es una unión “entre un hombre y una mujer” y añade que “la madre es una mujer y el padre es un hombre”, lo que implica prohibir por ley cualquier modelo de adopción o acogida por parte de parejas homosexuales.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Comentarios desactivados en Iacopo Scaramuzzi: “La Iglesia está llegando a un punto de ruptura en cuestiones de moral sexual”
(Twitter)
“La pederastia clerical es la historia de un gigantesco fracaso del gobierno –masculino– de la Iglesia católica”
“Francisco ha tomado una serie de decisiones – por ejemplo, el nombramiento de Víctor Manuel Fernández para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe – que revelan una determinación para dejar bien su reforma y volverla irreversible para quien lo suceda”
“Al ser una autoridad moral y no una gran potencia política, económica o militar, la capacidad de la Santa Sede de incidir en la política internacional es siempre marginal, lo que no quita para que pueda ser eficaz”
“La fe, en definitiva, es cuestión de sexo. Todo lo cual encuentra, no obstante, escaso o nulo fundamento en las enseñanzas de Jesucristo en los Evangelios”
“Si se toma un manual del confesor de hoy y otro de hace doscientos años se descubre que en lo sustancial la moral sexual católica sigue inmóvil: el único sexo bueno es el que se hace entre esposos, abierto a la procreación”
| Gorka Larrabeiti
Del 4 al 29 de octubre de 2023 se celebrará la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos; la segunda será en octubre de 2024. Hay quien considera este acontecimiento un “mini Concilio Vaticano III”. La tensión interna es alta. En teoría, el objeto de dicho encuentro habría de ser el método para abordar los problemas que tiene la Iglesia. No deberían, por tanto, producirse sorpresas de orden dogmático.
Sin embargo, ocurre que la Iglesia ha llegado a una encrucijada histórica. Pese a los esfuerzos de Francisco por evitar que en la Iglesia opere la lógica del conflicto y los bandos, resultará difícil alcanzar acuerdos en el Sínodo. Los abusos sexuales, el celibato obligatorio, el diaconato femenino, el papel de la mujer, la homosexualidad son temas que afectan no sólo al ministerio sacerdotal sino al propio ser de la Iglesia. El próximo Sínodo se dispone, por fin – con doscientos años de retraso – a abordar esos tabúes. Las asambleas nacionales de las iglesias han llegado a conclusiones muy divergentes.
Todo ello sucede mientras vivimos “una 3ª Guerra Mundial a pedazos” en el que tanto la alianza atlántica como los destropopulismos globales abrazarían de muy buen grado una iglesia más neoconstantiniana, como demuestra la guerra en Ucrania.
¿Qué rumbo tomará la Iglesia tras Francisco? Entrevistamos a Iacopo Scaramuzzi, vaticanista de Repubblica y autor de varios libros centrados históricamente en el papado de Francisco. El último, Il sesso degli angeli. Pedofilia, femminismo, lgbtq+: il dibattito nella Chiesa (no traducido al español), representa la ocasión perfecta para preguntar qué puede acontecer en el próximo Sínodo de la Iglesia y para reflexionar sobre las consecuencias que podría tener para el conjunto de la sociedad.
¿Cómo definiría la fase que está viviendo el pontificado de Francisco en este preciso momento?
Es la fase final. Creo que, si por él fuese, el papa gobernaría al menos otro par de años, hasta los 88 años, el tiempo necesario para llevar a cabo el sínodo en curso, que concluirá en octubre de 2024 y escribir la exhortación apostólica correspondiente. Desde luego depende también de su condición física, el propio Bergoglio es consciente de que antes de esa meta su salud puede deteriorarse. Por ello, me parece que, por un lado, el papa gobierna con la vista puesta en el Jubileo de 2025 y, por otro, “anda apañando la casa” con una cierta prisa. Me parece innegable, en cualquier caso, que tras la muerte de Benedicto XVI Francisco ha tomado una serie de decisiones – por ejemplo, el nombramiento de Víctor Manuel Fernández para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe – que revelan una determinación para dejar bien su reforma y volverla irreversible para quien lo suceda.
Ha pasado ya más de un año de la guerra de Ucrania. ¿Se atrevería a hacer un balance de la intervención del Vaticano hasta ahora? ¿Qué cabe esperar de la mediación del cardenal Zuppi en el futuro?
Creo que, pese a las generosas ofertas de mediación y a un activismo notable del papa, la Santa Sede en este escenario resulta sustancialmente irrelevante. Las motivaciones de la guerra son profundas, sus destinos no dependen del palacio apostólico, menos aún teniendo en cuenta que tanto Rusia como Ucrania son países mayoritariamente ortodoxos, lo cual hace difícil que se dirijan a Roma para buscar la paz. Es cierto que el cardenal Matteo Zuppi, enviado especial del papa, está intentando lo imposible: en pocos meses ha pasado por Kiev (donde se vio con Zelensky), Moscú, Washington (donde fue recibido por Biden) y Pekín. Es la primera vez que un cardenal es recibido por las autoridades chinas no ya para hablar de cuestiones religiosas, sino de un problema geopolítico.
Si la evolución en el terreno de la guerra dejase mayor espacio a la diplomacia, el enviado papal, gracias a la red multilateral que va tejiendo, podría desempeñar un papel relevante. El Vaticano, en todo caso, no ofrece un plan de paz sino una mediación humanitaria en un ámbito más bien circunscrito: la recuperación de los niños ucranianos deportados a Rusia y el intercambio de prisioneros políticos. Para entender la situación actual, comparémoslo con la actuación exitosa de la Santa Sede en el intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Cuba, que resultaría clave para que se sentaran en 2014 en una misma mesa, en el Vaticano, delegaciones de los dos países. La persuasión moral de Bergoglio jugó su papel en este hito, sin embargo, a diferencia de entonces, hoy no parece que los protagonistas, empezando por Rusia, deseen encontrar una salida a la guerra.
La pregunta anterior remite a una reflexión de mayor fondo aún: la influencia de la Iglesia en la política nacional e internacional. Frente a gente que sostiene que la Iglesia, pese al proceso de descristianización de Occidente en general, sigue contando lo suyo, hay otros muchos que se quejan, sobre todo desde dentro de la propia Iglesia, que ya no cuenta tanto, o incluso que ya no pinta casi nada. ¿Qué opina de ello? ¿Cuál cree que será la herencia de este papado a ese respecto?
Al ser una autoridad moral y no una gran potencia política, económica o militar, la capacidad de la Santa Sede de incidir en la política internacional es siempre marginal, lo que no quita para que pueda ser eficaz. Lo demuestra, por ejemplo, el rol de Francisco con Estados Unidos y Cuba que acabo de mencionar, el de Juan Pablo II en la caída del muro de Berlín o la intervención de Juan XXIII con Kruschev y Kennedy para desactivar la crisis de los misiles de Cuba. Ahora bien: puede también resultar ineficaz, como demuestran, por ejemplo, el intento de Bergoglio de promover la paz entre Israel y Palestina o el de Wojtyla de parar la guerra de Estados Unidos en Iraq.
La gran apuesta de Francisco ha sido, por un lado, archivar la guerra fría, la cual, a mi modo de ver, había dejado encerrada a la Iglesia en el bando occidental (una consecuencia desdichada y flagrante de ello serían las persecuciones de cristianos en Oriente Medio) y la había convertido en vivero de los valores morales conservadores (funcionales a la alianza con Washington) – y, por otro, abrir canales de comunicación con Oriente, tierra históricamente espiritual donde la fe cristiana puede crecer mucho. Bergoglio obtuvo en este sentido dos éxitos históricos: el encuentro con el patriarca ruso Kirill en 2016, que acontecía por primera vez en la historia, y en 2018 el acuerdo con China relativo a los nombramientos de los obispos, que suponía también la primera vez en que Roma y Pekín hablaban desde que Mao Tse-tung llegara al poder.
Sin embargo, Francisco ha tenido mala suerte con la Historia, que sembró en su camino una ola de avatares geopolíticos profundos tales como la guerra en Ucrania que han hecho saltar por los aires toda su Ostpolitik. Pese a todo, tanto el rumbo como la intención de su proceder los considero atinados.
En su libro anterior, el excelente Dio in fondo a destra, traducido al inglés y al polaco pero no al español, trazaba una serie de hilos que iban de Fátima a Moscú pasando por Brasil o Estados Unidos, en los que informaba de cómo y por qué el nuevo destropopulismo global (Salvini, Bolsonaro, Putin, Le Pen, Trump…) manipulaban lo sacro para apuntalar lo profano político. Han pasado varios años ya desde su publicación. ¿Qué ha sucedido desde entonces? ¿Qué tendencias prevé?
Por desgracia, la tesis de fondo de mi libro no ha hecho sino confirmarse. La pandemia, que estalló tras la primera edición de mi libro, dejó en evidencia a los populistas de derecha, al revelar que los enemigos no eran los migrantes sino un virus chiquito que saltaba tranquilamente todas las fronteras, que sin la solidaridad internacional (y en concreto europea) no se podía salir de la crisis, que para afrontarla eran precisas la competencia y la ciencia. En teoría, los soberanistas deberían haber desaparecido tras la pandemia y, en cambio, volvieron más robustos que antes, desde Giorgia Meloni a Donald Trump pasando por Viktor Orban para llegar, por último a Javier Milei en Argentina.
¿Y por qué? Porque la política no es racionalidad sino pasiones y necesidades, y la pandemia aumentó ese sentido de inseguridad y malestar que ya cundía en los últimos años por todas partes por culpa de la crisis económica, las oleadas migratorias y una globalización deshumanizadora. La reacción a la sensación de decadencia (lo mismo da que sea real o percibida) es la cerrazón, la nostalgia de un pasado que se imagina mejor, el pensamiento simplón. Un repliegue que se nutre asimismo de lo peorcito de la religiosidad, entendida ésta como revoltijo de fe y superstición. En tierras de antigua evangelización, esa simplonería acude a la simbología del cristianismo para reivindicar una identidad que se percibe amenazada.
Vamos llegando a su libro sobre el sexo. Hay historiadores del cristianismo que sostienen que la Iglesia se halla en una crisis sistémica tan grave como la del Concilio de Trento, de la que se salió con la Contrarreforma. ¿Es para tanto? ¿Qué tiene que ver el sexo en ello?
La impresión es, en efecto, la de una crisis existencial de la Iglesia en la que el sexo tiene mucho que ver porque éste tiene que ver con el poder. El drama de los abusos sexuales, por ejemplo, no es un simple escándalo moral ni mucho menos un problema de incontinencia de los individuos, sino una crisis de sistema ya que desvela una malentendida concepción del sacerdote, figura impune en cuanto apartada y superior a los fieles (todo abuso sexual es también un abuso de poder); desvela, asimismo, una moral insistente hasta la obsesión acerca del acto sexual, que calló acerca de las relaciones entre personas del mismo sexo y el cuerpo de las mujeres, o aún peor, se emperró en negar la evidencia ante la inmadurez y las patologías sexuales no episódicas de seminaristas y sacerdotes. Dos cuestiones – ministerio sacerdotal y moral sexual – atinentes a la pura eclesiología, al ser Iglesia en el mundo de hoy. En los cuerpos y su intimidad se han combatido batallas de signo totalmente distinto.
¿De dónde nace Il sesso degli angeli y qué pretendía al publicarlo?
Nace, primero de todo, de una propuesta de Goffredo Fofi, el editor, que, como sismógrafo sensible a las mutaciones profundas de la sociedad y de la Historia, acaso intuyó que en la catolicidad se está produciendo un cisma de gran calado. Nace también de mi sensación de que la Iglesia está alcanzando un punto de ruptura en cuestiones de moral sexual. Sensación que deriva de mi actividad de periodista “vaticanista”, que todos los días lidia con la actualidad vaticana. Roma es un observatorio privilegiado al ser la terminal del ajetreo que tiene lugar en la Iglesia católica de todo el mundo. Con el paso del tiempo llegó un punto en el que me percaté de que ocuparse de la Iglesia significaba ocuparse constantemente de sexualidad en sentido amplio: abusos sexuales, formación de la afectividad y la sexualidad de los sacerdotes, el nudo de la contracepción, el aborto, la bendición de las parejas gays, la comunión a los divorciados casados de nuevo, las discriminaciones que sufren las mujeres, la hipótesis del diaconato femenino y, en general, el “escándalo” de que la mujer entre en el sancta sanctorum del altar.
Comentarios desactivados en Elle Hungría saca en portada a una familia de dos papás para plantarle cara al gobierno homófobo
Vivir en Hungría está siendo una pesadilla para las personas LGTB. Hace unos meses os contamos que multó con 32 mil euros a una librería por vender la novela gráfica famosa en el mundo entero, Heartstopper, que cuenta la historia de amor entre dos adolescentes. Todo por una ley de 2021 que prohíbe hablar de orientación sexual o identidad de género a menores edad, así como consumir cultura relacionada.
En 2010, Hungría votó por el primer ministro de extrema derecha, Viktor Orbán, cofundador y líder del partido Fidesz. En los 13 años transcurridos desde su elección, ha promulgado numerosas políticas destinadas a limitar la igualdad LGTB.
La versión húngara de la revista Elle ha puesto a una pareja gay y a su hijo en su portada, en un movimiento desafiante en medio del empeoramiento del historial de igualdad anti-LGTB del país.
La pareja, el restaurador húngaro Hubert Hlatky Schlichter y su marido, el neurocirujano Laszlo Szegedi, aparecen en la foto besando tiernamente a su pequeña hija Hannabel en la cabeza.
Al compartir la portada en Instagram ayer, Elle Hungría declaró que su intención era “contribuir a la aceptación de las familias arcoíris” y ayudar a la publicación a “hacer campaña en todo el país por el amor y todas las formas de familia”.
La publicación continuaba: “Todo niño merece crecer en un entorno seguro, afectuoso y comprensivo, y nadie puede impedirlo basándose en la identidad de género u orientación sexual de sus padres”.
En el número, los dos padres hablan abiertamente sobre la discriminación que han enfrentado en Hungría , particularmente cuando dieron la bienvenida al mundo a su hija.
No alegramos de que los medios de comunicación apuesten por el amor y por la diversidad, permitiendo así llegar la visibilidad de nuestras familias a la población húngara en estos difíciles momentos.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
La Constitución especifica que el matrimonio es una unión “entre un hombre y una mujer” y añade que “la madre es una mujer y el padre es un hombre”, lo que implica prohibir por ley cualquier modelo de adopción o acogida por parte de parejas homosexuales.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Comentarios desactivados en La marcha del Orgullo de Budapest recuerda la “preocupante” legislación de Hungría
(Marcha anual del Orgullo en Budapest, Hungría, 15 de julio de 2023. Misterband.com)
Miles de personas se unen al Orgullo de Budapest en protesta por las medidas estatales contra el colectivo LGBT
Miles de húngaros desafiaron el sábado 15 de julio al calor abrasador para participar en la marcha anual del Orgullo Gay en Budapest, en protesta contra los controles gubernamentales sobre las manifestaciones públicas de la comunidad LGBT.
Varios partidos de la oposición estuvieron representados en la marcha con sus propios camiones. Este año, la marcha no estaba rodeada de cordones, la gente podía entrar o salir por donde quisiera. Algunos contramanifestantes de extrema derecha mostraron su punto de vista diferente sobre la comunidad LGBTQ, pero a nadie le importó y no causaron ningún problema.
Mientras el gobernante Fidesz intenta estigmatizar a los colectivos LGBTQ incluso utilizando la ley contra ellos, esta vez el Orgullo tuvo un serio mensaje político procedente del extranjero.
El gobierno del Primer Ministro Viktor Orban promueve una agenda conservadora cristiana y en 2021 prohibió “la exhibición y promoción de la homosexualidad” en libros y películas accesibles a menores de 18 años, a pesar de las fuertes críticas de grupos de defensa de los derechos y de la Unión Europea.
“El movimiento del Orgullo debería ser pionero de la libertad de expresión, la aceptación y la igualdad”, declaró Gergely Varga, un manifestante y maquillador de unos 30 años que vestía ropa con los colores del arco iris diseñada por un amigo. “Pero por desgracia tengo que decir que estar orgulloso de ser gay no está tan aceptado en Hungría como en Occidente“.
Los participantes ondearon banderas arco iris, bailaron y vitorearon mientras recorrían el centro de la capital húngara.
“Creo que el Orgullo de Budapest es realmente liberador, podemos estar muy orgullosos de ello, pero creo que seguimos estando discriminados en la gris vida cotidiana“, afirmó la diseñadora Danyi Mark.
Ni los organizadores ni el gobierno dieron un número de manifestantes, aunque los testigos estimaron que fueron unos 10.000.
Los anuncios televisivos del desfile del Orgullo sólo podían emitirse a altas horas de la noche, y la mayoría de las cadenas no se arriesgaron en absoluto, según informó el sitio húngaro de noticias Telex.hu.
El viernes 14, las embajadas de Estados Unidos, Alemania y otros 36 países e instituciones culturales emitieron una declaración conjunta de apoyo a la comunidad LGBTQI+ de Hungría. En la declaración, califican de preocupantes la legislación y la retórica política húngaras que contribuyen a la estigmatización de la comunidad LGBTQI+ e instaron a Hungría a proteger los derechos de las personas LGBT y eliminar las leyes discriminatorias.
Esta declaración conjunta fue firmada por todos los países de la UE excepto Polonia y todos los vecinos de Hungría, excepto Serbia. Además de los Estados “occidentales“, entre los firmantes figuran las embajadas de Bulgaria, Macedonia del Norte, Kosovo, Montenegro, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Ucrania.
El embajador estadounidense David Pressman y muchos otros diplomáticos participaron en la marcha del sábado. “Creo que (la declaración conjunta) realmente enmarca que esto no es una cuestión Occidente contra Oriente, es una realidad, es una realidad húngara, y es una cuestión que preocupa y en la que se centran los gobiernos de todo el mundo”, dijo el embajador de estados Unidos en Budapest, David Pressman.
La postura del gobierno hacia la comunidad LGBT de Hungría se consideró que resonaba entre los votantes conservadores de Orban en el campo antes de su cuarta victoria electoral en 2022.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
La Constitución especifica que el matrimonio es una unión “entre un hombre y una mujer” y añade que “la madre es una mujer y el padre es un hombre”, lo que implica prohibir por ley cualquier modelo de adopción o acogida por parte de parejas homosexuales.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Comentarios desactivados en El gobierno de Hungría multa con 32.000 euros a una librería por vender una novela LGTBIQ+
Aviso a navegantes… Esto es lo que nos espera si el amigo del dictador Orban llega al poder en España. El presidente húngaro, socio de Vox en la UE, continúa con su persecución a la comunidad LGTBI alegando que quiere proteger a la infancia
Desde que la extrema derecha comienza a tomar el poder en Europa, somos testigos de noticias bastante lamentables, impensables aquí en España. Por ahora… Os contamos que en Italia, tras el triunfo de la neofascista Giorgia Meloni, la Fiscalía quería quitar a las madres no gestantes la maternidad legal sobre sus hijos, dejando a las madres biológicas cómo únicas progenitoras, arrebatando así un derecho fundamental a todos esos niños. La nueva triste noticia nos llega desde Hungría, que no quiere que la población menor de edad pueda acceder a libros de temática LGTB bajo ningún contexto. Hace unos meses prohibió un cuento infantil donde un niño tenía dos mamás.
El gobierno de extrema derecha de Hungría ha multado a una librería del país por tener a la venta una serie de novelas gráficas LGBTIQ+ en la sección juvenil sin seguir el protocolo que marca la ley de “protección de la infancia” que prohíbe la representación de la homosexualidad a menores. La novela gráfica es Heartstopper, de Alice Oseman y se encontraba en los estantes de la sección “sin envases cerrados” como exige la ley ultraderechista que aprobó el Gobierno de Viktor Orbán en 2021.
La librería se llama Líra Könyv y es la segunda cadena de librerías más grande de Hungría. Ahora, hace frente a una multa de 12 millones de florines, unos 32.000 euros por colocar la popular novela gráfica de la autora británica Alice Oseman en su sección de literatura juvenil y que ha fue transformada en serie de televisión a comienzos de 2022.
Krisztian Nyary, el director creativo de la cadena de librerías y autor popular en el país explicó en unas declaraciones recogidas por Reuters que la multa era “desproporcionada”, que la ley está “vagamente redactada” y que la librería “responderá legalmente”. “Como esta es una resolución sobre una multa, no se puede apelar, solo se puede atacar, de manera que nuestros abogados evaluarán cómo responder”, argumentó en la misma comparecencia el director creativo de la cadena y concluyó: “Usaremos todos los medios legales a nuestro alcance”.
El gobierno del ultraderechistaViktor Orbán, aliado estratégico del partido de extrema derecha Vox en el España, lleva años agitando una agenda extremista a la que no parece poner freno. En 2021 hizo ley esta norma que prohíbe la “exhibición y promoción de la homosexualidad” entre los menores de 18 años. Desde ese momento, organizaciones internacionales enfocadas en la preservación de los derechos humanos han puesto el foco sobre ella e incluso ha llevado a actuar a la Unión Europea. De hecho, la Comisión Europea remitió a Hungría al Tribunal de Justicia de la UE alegando que la ley “discrimina a las personas en función de su orientación sexual e identidad de género”.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
Y no olvidemos queen abril de este mismo año, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales. El Parlamento de Hungría aprobó una ley que permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo, en línea con los límites promovidos por el Gobierno del ultraderechista Primer Ministro Viktor Orbán a la comunidad LGTBI en aras de la protección de la infancia.
El texto, avalado por los diputados, autoriza que los ciudadanos puedan alertar las autoridades de aquellos comportamientos que supuestamente violen “el papel del matrimonio y la familia reconocido en la Constitución” y que no tengan en cuenta los derechos de los niños a identificarse “con el sexo de nacimiento”, según Bloomberg.
La Constitución especifica que el matrimonio es una unión “entre un hombre y una mujer” y añade que “la madre es una mujer y el padre es un hombre”, lo que implica prohibir por ley cualquier modelo de adopción o acogida por parte de parejas homosexuales.
El Gobierno también ha tomado medidas para limitar contenidos o alusiones a la comunidad LGTBI en las escuelas, argumentando que corresponde a las familias decidir la educación de sus hijos. Sin embargo, sus políticas han generado dudas entre organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, así como en la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por la controvertida ley contra la pedofilia y la protección del menor, bajo la premisa de que es discriminatoria y atenta contra los derechos del colectivo LGTBI.
Los católicos LGBTQ+ en Hungría han expresado su esperanza de que la visita del Papa Francisco a partir de hoy traiga un mensaje de aceptación a una nación donde las políticas anti-LGBTQ+ se están intensificando, a menudo con apoyo católico.
Francisco visita Hungría desde hoy hasta el domingo 30 de abril, que incluirá una misa fuera del Parlamento de la nación en Budapest. En los últimos años, el primer ministro Viktor Orban ha impulsado leyes que se enfocan en los derechos de las personas LGBTQ+ y sus familias, así como de las mujeres y los inmigrantes, citando con frecuencia la historia católica de la nación como su razonamiento. Antes de la visita papal, Reuters informó:
“Akos Marco Modolo, de 28 años, un activista de derechos humanos y LGBT que es gay y ha sido católico practicante toda su vida, dijo que muchas personas LGBT que también son creyentes cristianos sienten vergüenza por su identidad y ‘sienten que Dios no los ama’.
“‘Afortunadamente, nunca he sentido eso yo mismo. Siempre he sentido que Dios me ama y no tiene ningún problema en que yo sea gay’, dijo en un diminuto piso que alquila en Budapest, a pocos pasos de una iglesia de ladrillo rojo donde va a rezar.
“Dijo que su fe en Dios lo ayudó a superar las dificultades cuando se sentía solo en su antigua comunidad católica conservadora en el pequeño pueblo agrícola de Mezobereny donde creció”.
Modolo asistirá a la misa papal el 30 de abril y espera que la visita del Papa Francisco contraste con el enfoque de Orban sobre los temas de género y sexualidad, que, según él, ha creado una “fractura en la sociedad húngara causada por lo que Modolo llamó la actitud del gobierno”. ‘Campaña de odio’ anti-LGBT”. Comentó:
“‘[Francisco] es mi papa favorito de todos… y su mensaje para mí es realmente conmovedor, no solo con respecto al tema LGBT sino también sobre la migración’”.
Si bien el gobierno húngaro ha adoptado una postura negativa de línea dura hacia la comunidad queer, esta postura no refleja las opiniones de la mayoría de los húngaros, según Reuters:
“Hungría nunca ha permitido el matrimonio homosexual pero reconoce las uniones civiles. Se encontró que alrededor del 56% de los húngaros aceptan la homosexualidad en una encuesta de 2021 realizada por el instituto de investigación Zavecz”.
Los obispos de Hungría, sin embargo, han apoyado en gran medida estas políticas negativas LGBTQ. La Conferencia de Obispos Católicos Húngaros emitió una declaración conjunta junto con varios grupos protestantes y judíos a fines de 2021 oponiéndose a la legislación LGBTQ positiva, que citó los comentarios del Papa Francisco luego de una visita al país en septiembre de 2021 donde defendió algunos derechos legales para las parejas homosexuales. mientras se opone claramente al matrimonio igualitario.
Después de que el arzobispo Marek Jedraszewski de Cracovia en Polonia llamara a la comunidad LGBTQ+ “una enfermedad del arcoíris” en 2019, el presidente de la Conferencia Episcopal Católica Húngara, el obispo András Veres de Győr, expresó su apoyo al obispo polaco.
El Papa Francisco ofrece una visión contrastante de la iglesia a la que se adhieren los prelados y políticos húngaros, particularmente en cómo la iglesia interactúa con las personas marginadas. La condena del Papa a las leyes de criminalización anti-LGBTQ+ a principios de este año tuvo un impacto mundial, dando esperanza a las personas LGBTQ+. Durante esta segunda visita papal a Hungría, Francisco tiene otra oportunidad de expresar aún más su solidaridad con la comunidad queer en un momento en el que enfrentan una mayor presión política y estigmatización social. Incluso unas pocas palabras positivas podrían ayudar a los católicos LGBTQ+ como Akos Marco Modolo a acercar a su país al mundo justo e inclusivo que tanto ellos como el Papa Francisco buscan.
—Andru Zodrow (él/él), New Ways Ministry, 28 de abril de 2023
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Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
En aquel momento, la Comisión declaró que la ley “señala y persigue los contenidos que ‘promueven o retratan’ lo que denomina ‘divergencia de la identidad propia correspondiente al sexo de nacimiento, cambio de sexo u homosexualidad’ para menores de 18 años”.
En un mensaje publicado en Facebook el miércoles (8 de marzo), la ministra de Justicia húngara, Judit Varga, dijo que había presentado una contrademanda ante el tribunal. “Hungría no se rendirá”, dijo. “Seguimos manteniendo nuestra convicción y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de que la educación es competencia nacional y que los padres tienen derecho a decidir sobre la educación de sus hijos“.
Varga afirmó que se habían producido “casos que han salido a la luz en las últimas semanas” que mostraban “claramente” la necesidad de una ley de protección de la infancia “así como de nuevas medidas”.
El gobierno húngaro ha declarado anteriormente que la ley tiene por objeto proteger a los niños, no a la comunidad LGBTQ+.
En un discurso pronunciado el mes pasado, según informó Reuters, el Primer Ministro Viktor Orbán defendió la legislación, afirmando que “la propaganda de género no es sólo… cháchara de arco iris, sino la mayor amenaza que acecha a nuestros hijos”. Y continuó: “Queremos que dejen en paz a nuestros hijos… este tipo de cosas no tienen cabida en Hungría, y menos en nuestras escuelas”.
Condena casi universal de la ley anti-LGBTQ+ húngara
Mientras la Comisión Europea emprende acciones legales, otras instancias también se han pronunciado enérgicamente contra la legislación.
Al mismo tiempo, Rutte, junto con los líderes de otros 16 países de la UE, firmó una carta en la que afirmaba que los líderes “seguirán luchando contra la discriminación hacia la comunidad LGBT+”.
Aunque la carta no nombraba explícitamente a Hungría, estaba escrita “a la luz de las amenazas contra los derechos fundamentales y, en particular, contra el principio de no discriminación por motivos de orientación sexual“.
En diciembre de 2021, la Comisión de Venecia, que asesora al Consejo de Europa, un grupo de derechos humanos, en asuntos de derecho constitucional, decretó que la ley contribuía a crear un “entorno amenazador” para los niños LGBT+ y “sólo deja espacio para una enseñanza unilateral y sesgada, abriendo las puertas a la estigmatización y discriminación de las personas LGBTQI”.
La Comisión de Venecia también afirmó que la amplia aplicación y ambigüedad de la ley implicaba que podía violar otros derechos humanos.
Hungría: la avanzadilla europea de la LGTBIfobia de Estado
El Gobierno de Viktor Orbán comenzó una nueva escalada legislativa contra la comunidad LGTBI húngara aprovechando la pandemia del coronavirus. En marzo de 2020, tras asumir Orbán poderes extraordinarios, su número dos, Zsolt Semjén, presentaba un proyecto de ley que entre otras medidas incluía una modificación de las leyes del registro civil para anular la posibilidad de cambiar el género asignado en los archivos registrales. Un movimiento que tenía lugar tan solo dos años después de que entrase en vigor la norma que durante ese tiempo sí que permitió a los ciudadanos húngaros adaptar sus datos legales a su identidad de género, para lo cual necesitaban un informe médico pero sin estar obligados a someterse a tratamiento hormonal o cirugía de reasignación. Finalmente, el 19 de mayo de 2020 la Asamblea Nacional aprobaba la ley que incluye la reforma tránsfoba.
Pero el Gobierno de Orbán no paró tras este retroceso sin precedentes. Envalentonado por la falta de contundencia de sus socios europeos y aprovechando de nuevo el agravamiento de la pandemia por coronavirus, promovió una reforma constitucional que recoge «el derecho de los niños a la propia identidad de acuerdo con su género de nacimiento», prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo e impone que la educación en las escuelas húngaras se inspire en «la identidad constitucional de nuestro país y la cultura cristiana». Además, la negación de la homoparentalidad recogida en la ley fundamental se completó con la aprobación de otra ley que limita la adopción de menores a las parejas casadas (y, por tanto, necesariamente de distinto sexo). La adopción por parte de personas solteras, única vía a la que hasta entonces se podían acoger las parejas del mismo sexo, solo se otorgaría ya en casos excepcionales y previa autorización del ministerio de Asuntos Familiares.
Posteriormente, en junio de 2021, el Parlamento unicameral húngaro aprobó la ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores, y que era el que ahora Orbán pretendía refrendar públicamente. El texto, calificado por el activismo como una versión de la ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluyó en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, corroborando su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. La ley afecta a ámbitos como la enseñanza escolar, que se ve sometida a censura, porque se prohíbe la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género a los alumnos, mientras que la educación sexual, en cualquier caso, solo podrá ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando definitivamente la puerta a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. Pero también se ve concernida la propia libertad de expresión, pues se prohíbe la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También se prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Muestra de ello es la primera norma surgida en aplicación de la ley, un decreto aprobado en el mes de julio pasado, que ordena el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita». Se prohíbe la venta de estos libros, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
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Los antecedentes
En junio de 2021 el Parlamento húngaro aprobaba un proyecto de ley que prohíbe la información positiva sobre diversidad afectivo-sexual a menores. El texto, una versión a la húngara de la conocida ley rusa contra la «propaganda homosexual», se incluía en un paquete de medidas contra la violencia sexual y la pederastia, acentuando aún más su intención estigmatizadora contra la población LGTBI. El texto modificó varios artículos de las leyes sobre protección de menores, derecho de familia, educación y regulación de medios y publicidad. Así, por ejemplo, quedó prohibida la difusión de contenidos en libros, películas y otros formatos que estén a disposición de niños o adolescentes en los que se «describan o promuevan identidades de género diferentes de las adjudicadas en el nacimiento, operaciones genitales y homosexualidad». También prohíbe la publicidad en la que «la promoción, exhibición o expresión de la propia identidad de género, reasignación de género u homosexualidad sea un elemento definitorio». Una muestra de ello fue la primera norma surgida de la aplicación de la ley, un decreto aprobado el pasado verano que ordenaba el sellado y envoltorio de los libros dirigidos a menores que «promuevan» la homosexualidad o la reasignación de género o contengan descripciones de sexualidad «explícita», y que prohibía su venta, vayan dirigidos a menores o adultos, a menos de doscientos metros de una iglesia o un colegio.
La enseñanza escolar también se ve sometida a censura, porque se prohíbe de nuevo la «promoción» de la diversidad afectivo-sexual y de género al alumnado. La educación sexual, en cualquier caso, ya solo puede ser impartida por profesores o miembros de organizaciones autorizadas, cerrando la puerta por ejemplo a charlas sobre la realidad LGTBI por parte de colectivos. En el terreno de los medios, la medida supone la remisión a la franja horaria del late night de cualquier serie o película que incluya alguna alusión o representación de personas LGTBI.
La respuesta de la Comisión EuropeaA nivel europeo, como suele ocurrir en estos casos, la respuesta política inicial fue prudente, por no decir tibia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se declaró «muy preocupada por la nueva ley en Hungría» y aseguró que se comprobaría si la norma vulneraba la legislación comunitaria. «Creo en una Europa que acoge la diversidad, no en una que la esconde a nuestros hijos. Nadie debería ser discriminado por su orientación sexual», añadía en un tuit. Más contundente fue la comisaria de Igualdad, Helena Dalli, que amenazó a Hungría con un recorte de los fondos europeos.
Sin embargo, también como suele suceder, la maquinaria europea, aunque pesada, acaba por entrar en funcionamiento y dar sus frutos. La decisión anunciada este viernes de llevar a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) la justicia europea constituye, de hecho, el último de una serie de pasos iniciados por la Comisión Europea con un procedimiento de infracción abierto el 15 de julio de 2021. En aquel momento, se emplazó a Hungría a despejar las preocupaciones de la Comisión en relación con la igualdad y la protección de los derechos de las personas LGTBIQ en ese país. Un año después, dado que Hungría no ha resuelto las incompatibilidad entre la ley y el derecho comunitario y agotados los pasos intermedios, la Comisión acude a al alto tribunal europeo.
Según la Comisión Europea, la ley húngara contiene disposiciones que no están justificadas sobre la base de la promoción del interés fundamental de «proteger a los niños» o son desproporcionadas para lograr el objetivo declarado. En concreto, la Comisión considera las restricciones que impone la ley incompatibles con la directiva de servicios de medios audiovisuales, la directiva de comercio electrónico, el tratado de libre prestación de servicios y la directiva de servicios, así como con el derecho a la protección de datos y la directiva sobre la transparencia del mercado único.
Asimismo considera que a legislación húngara viola de manera sistemática varios derechos fundamentales consagrados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en concreto la inviolabilidad de la dignidad humana, el derecho a la libertad de expresión e información, el derecho a la vida privada y familiar, así como el derecho a la no discriminación. «Debido a la gravedad de estas violaciones, las disposiciones impugnadas violan también los valores comunes establecidos en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea.
Una legislación que no logró el aval de los ciudadanos en referéndum
Cabe señalar que la legislación por la que la Comisión Europea lleva a Hungría ante el TJUE fue sometida a referéndum por el Gobierno de ese país coincidiendo con las elecciones celebradas en abril. El resultado del referéndum no era vinculante y no implicaba ningún cambio legal sobre una ley ya vigente: se trataba, simplemente, de utilizar la LGTBIfobia de buena parte de los votantes del ultraconservador Viktor Orbán como una herramienta más de movilización.
La maniobra, en este caso, no le salió bien a Orbán. Las organizaciones LGTBI húngaras llamaron a la ciudadanía a emitir su voto en el referéndum pero invalidando la papeleta, impidiendo así que se alcanzase el mínimo del 50% de votos emitidos válidos para a su vez considerar válido el resultado (fuese el que fuese). Debían alcanzarse, en concreto, en torno a los 4,1 millones de votos válidos (el censo electoral húngaro asciende a algo más de 8,2 millones de personas). Sin embargo, el número de votos válidos rondó los 3,9 millones, mientras que el número de votos inválidos superó la cifra de los 1,7 millones. Una derrota simbólica que no impidió que la ley siga en vigor, pero sí que supuso un cierto varapalo para la estrategia anti-LGTBI de Orbán y para su enfrentamiento con la Comisión Europea.
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