Esperando en Cristo
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Contemplando el crucifijo en la blanca pared de Santa Ana, me sobrecogió el tomar conciencia de que soy sacerdote, un don que se me ha dado para que pueda conocer algo del significado de la Cruz, y de que Santa Ana es una parte especial de mi vocación sacerdotal: el silencio, los bosques, la luz del sol, las sombras, el cuadro que representa a Jesús, Nuestra Señora del Cobre, y los angelotes del paraíso de Fra Angélico. Aquí soy un sacerdote y tengo todo el mundo por parroquia. ¿O es que pensar todo esto constituye una tentación? Tal vez no sea necesario recordar la fecundidad apostólica de este silencio. Lo único que yo necesito es ser nada y esperar la revelación de Cristo: estar en paz, ser pobre y silencioso en un mundo en el que también actúa el misterio de la iniquidad y en el que, por otra parte, no habrá ya ninguna otra revelación. No, en Santa Ana hay una paz tan grande que con toda seguridad representa el corazón de un gran combate espiritual que se está librando en silencio. Y yo, que me siento aquí y oro y pienso y vivo –no soy nada– y no necesito saber qué es lo que me tiene reservado el futuro. Solo necesito esperar en Cristo para oír el profundo sonido de la gran campana que ahora empieza a sonar y me envía sus sagrados repiques a través de los pequeños cedros.
Esta es la continuación de mi misa. Esta es todavía mi eucaristía, mi acción de gracias a lo largo de todo el día, mi trabajo, mi liturgia, mi espera de la revelación perfecta de Cristo“.
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Thomas Merton,
Diarios
(17 de febrero de 1953)
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