No va a venir
Me choca mucho. En los rezos, en la predicación, en los comentarios hablamos de que Jesús va a nacer. La mayoría de las personas comentan qué vamos a cenar este día.
Ya nació hace aproximadamente 2.000 años. Y ya está siempre con nosotros. Lo que vamos a celebrar es el aniversario de su nacimiento, cuya fecha exacta no sabemos y la hemos colocado el 25 de diciembre, en sustitución del dios Sol. Dios, hecho hombre en Jesús, está siempre en nosotros y con nosotros. Los adornos literarios, musicales, expositivos nos pueden ayudar a descubrir a ese Jesús que vive en cada realidad y en cada persona. Lo que son luces, adornos, cantos, belenes son desarrollo de lo que pudo ser y expresión de nuestra sensibilidad. Y en muchas ocasiones fruto de nuestro consumismo y negocio.
Cada vez veo más necesario el descubrir, sentir, vivir a Dios presente y ya actuante en cada cosa y en cada persona.
Hoy estamos en condiciones de dar un paso más y descubrir que la salvación ha llegado ya porque Dios no tiene que venir de ninguna parte y con su presencia en cada uno de nosotros, nos ha comunicado lo que Él mismo es. No tenemos que estar contentos ‘porque Dios está cerca’, sino porque Dios está ya en nosotros. La alegría es como el agua de una fuente, la vemos solo cuando aparece.
Si descubro que Dios forma parte de mí, encontraré la absoluta felicidad. Imitarle en la actitud de entrega a los demás. El evangelio nos dice una y otra vez, que la aceptación por parte de Dios es el punto de partida, no la meta. Seguir esperando la salvación de Dios es la mejor prueba de que no la hemos descubierto dentro. La pena es que seguimos esperando que venga a nosotros lo que ya tenemos. Lo que nos dice la encarnación es que no hay nada que cambiar. Dios está ya en mí y esa realidad es lo más grande que podría esperar. Ésta tendría que ser la causa de nuestra alegría.
Lo tengo ya todo. No tengo que alcanzar nada. No tengo que cambiar nada de mi verdadero ser. Tengo que descubrirlo y vivirlo. Mi falso ser se iría desvaneciendo y mi manera de actuar cambiaría. La respuesta que debo dar a la pregunta: ¿qué debemos hacer?, es simple: Compartir. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Tengo que adivinarlo yo. Ni siquiera la respuesta de Juan nos puede tranquilizar, pues la realización de las obras puede ser programación. No se trata de hacer o dejar de hacer sino de fortalecer una actitud que me lleve en cada momento a responder a la necesidad concreta del otro.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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