¿Qué hacemos?
Domingo III de Adviento,
15 de diciembre de 2024
Lc 3, 10-18
Con frecuencia, los seres humanos nos perdemos en el ¿qué hacer? Bien porque, de manera infantil, nos alienamos a los otros por tratar de obtener su aprobación, bien porque la acción nace de los miedos y necesidades inmediatas del ego.
Más allá de trampas infantiles y narcisistas, parece claro que la acción adecuada lleva siempre el sello de la desapropiación y la gratuidad. Ahora bien, tales características no pueden ser asumidas por el yo, que necesariamente gira de un modo egocentrado. Es decir, no pueden nacer de una consciencia de separatividad; únicamente pueden darse en la consciencia de unidad.
Vivir en la consciencia de unidad significa comprender que todos somos Uno, por lo que cualquier otro es no-otro de mí -así se entiende la propuesta que hace el Bautista a quienes le preguntan qué hacer-, y que nuestra forma particular (yo o persona) es solo un cauce por el que la acción fluye.
En la medida en que puede tomar distancia del propio yo, la persona se comprende como Vida y, en su acción, deja que la Vida fluya a través de ella. Llega un punto, incluso, en que no tiene nada que decidir: se halla tan alineada con la Vida, que solo dice sí a lo que la Vida le va trayendo en cada momento. Esto es vivir y actuar con sabiduría.
Enrique Martínez Lozano
Fuente Boletín Semanal
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