“¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.” Domingo 25 de agosto de 2024. Domingo 21º ordinario
De Koinonia:
Josué 24, 1-2a. 15-17.18b: Nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!
Salmo responsorial: 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Efesios 5, 21 – 32: Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Juan 6, 60-69: ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.
Josué organiza la gran asamblea de Siquem, como la reunión constitutiva del pueblo de las tribus. Es el punto de partida de un movimiento nuevo que arranca del Éxodo. El pueblo debe aceptar su nueva identidad teológica, social, cultural. Es fundamental identificar al Dios del Éxodo: el que ve la opresión del pueblo, el que oye el griterío de dolor y conoce sus sufrimientos, el que está decidido a bajar para librarlo del poder de los opresores (Ex 3,7-8). El Dios de sus Padres, el Dios de la Historia.
Las tribus proceden de diferentes orígenes culturales, religiosos, étnicos, pero ahora se aglutinan, gracias a la fe en este Dios del éxodo, en un solo pueblo: Israel. Es la teología, la fe en Yahvé y no la sangre quien los compacta para una alianza tribal.
El corazón de esta alianza tribal es la fe común en este Dios de los pobres. Pero supone también, identificar a los dioses »extraños» a los dioses cananeos y egipcios, imágenes corrompidas de Dios, que generan esclavitud y muerte: un sistema de impuestos, una vida de esclavos, una religión opresora. Cambiar esos dioses por el Dios del Éxodo, fundando una sociedad de leyes para la vida, de reparto de la tierra, de culto nuevo basado en la pascua es el tema central de esta gran asamblea de Josué en Siquem.
Las tribus de Israel hacen un pacto de amor con este Dios de los pobres. Unos desposorios, como nos insinúa la carta a los Efesios. «Una Iglesia dócil al Mesías» «para hacerla radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada parecido».
Las palabras de Jesús chocan con la mentalidad vigente. Hace veinte siglos parecía inadmisible que una persona pudiera comunicar un mensaje tan exigente y tan liberador. Hoy, seguimos en el mismo plan: tratamos de endulzar las palabras de Jesús para que no hieran nuestros prejuicios. Con frecuencia queremos convertir la palabra de Jesús en el ejercicio de un conjunto de ritos. Pero, la palabra de Jesús nos desestabiliza, nos desquicia y nos lleva a cuestionar la vida diaria. A veces, incluso, decimos como los discípulos. «Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso? No obstante, si queremos seguir a Jesús, la única respuesta posible es un «sí» rotundo, un «amén» decidido y generoso. Queremos seguirlo y queremos ser como él. No deseamos contentarnos con los laureles que nos ofrece el mundo, sino que anhelamos caminar con el Nazareno la difícil y tortuosa vía del pueblo de Dios en la historia.
¡Qué útil sería examinar nuestras eucaristías…! ¿Generan un «movimiento de Jesús» en dirección hacia la Utopía solidaria de lo que Él llamaba Reino? ¿Van cambiando nuestro modo de pensar y actuar? ¿Nos hacen capaces de identificar las otras presencias del Dios entre los desheredados de la vida? El mismo Jesús, en cuya boca Juan puso estas palabras: «Yo soy el Pan de Vida», según Mateo también dijo: «tuve hambre y me diste de comer, cada vez que lo hicieron con mis hermanos más pequeños, era conmigo mismo con quien lo estaban haciendo» (Mt 25,35).
Completamos nuestra reflexión con palabras de José Antonio Pagola que continúan las que citábamos la semana pasada, sobre la forma actual de celebrar la Eucaristía: Las preguntas son inevitables: ¿No necesita la Iglesia en su centro una experiencia más viva y encarnada de la cena del Señor que la que ofrece la liturgia actual? ¿Estamos tan seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?
¿Es la liturgia que nosotros venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivió Jesús en aquella cena memorable donde se concentra, se recapitula y se manifiesta cómo y para qué vivió y murió? ¿Es la que más nos puede atraer a vivir como discípulos suyos al servicio de su proyecto del reino del Padre?
Hoy todo parece oponerse a la reforma de la misa. Sin embargo, cada vez será más necesaria si la Iglesia quiere vivir del contacto vital con Jesucristo. El camino será largo. La transformación será posible cuando la Iglesia sienta con más fuerza la necesidad de recordar a Jesús y vivir de su Espíritu. Por eso también ahora lo más responsable no es ausentarse de la misa, sino contribuir a la conversión a Jesucristo.
El evangelio de este domingo no está dramatizado en la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil. Pero puede echarse mano de cualquiera de los que se refieren a la eucaristía, por ejemplo los referidos a la última cena (109, 110 y 111), que pueden ser tomados de http://radialistas.net/category/un-tal-jesus
Para la revisión de vida
La nuestra es una fe encarnada, que nos hace descubrir a Dios no en un cielo que no sabemos bien dónde está, sino en la tierra, en la historia, en la vida de las personas; de la misma forma se ha encarnado en los ritos cultuales, aun con el peligro de que identifiquemos la fe con esos ritos. Yo, ¿encuentro realmente a Dios en la vida diaria, o mi fe me sólo me deja pensar «en otra vida»? ¿Vivo según el Espíritu que da vida, o según la letra que cumple, pero no da vida?
Para la reunión de grupo
– El evangelio de este domingo, tomado a la letra, entendido como si fuese el relato directo de un testigo que cuenta lo que vio, tiene bastantes detalles o elementos que hoy sabemos que no son históricamente ciertos. Hagamos entre todos el ejercicio crítico de detectarlos.
– Esos elementos pertenecen a un lenguaje «teológico», metafórico por tanto, no literal ni directamente histórico. Comentar esto como especialmente peculiar del evangelio de Juan, a diferencia de lo que ocurre en los evangelios «sinópticos» (Mt, Mc y Lc).
– Si se escucha este evangelio y se toma en sentido literal que Jesús tiene conciencia plena de su Divinidad, que Jesús sabía desde el principio todo lo que pasaba y quién lo iba a entregar, es decir, que no es realmente un hombre normal… resulta una imagen de Jesús que no es la que la cristología actual presenta. ¿Qué problemas de comprensión de Jesús se pueden presentar a quien entienda literalmente este evangelio? ¿Cómo entenderá la gente sencilla sin especial formación teológica este evangelio?
– Sobre la peculiaridad del estilo literario de Juan evangelista puede leerse con provecho la breve exposición de SANDERS, La figura histórica de Jesús, Verbo Divino, Estella 2000, p. 90-94.
– El texto de la segunda lectura es uno de los textos de Pablo que en la actualidad son sumamente problemáticos desde el aspecto del feminismo y de una relación social justa de género. Pedro asume ingenuamente toda la visión patriarcalista de género propia de la cultura de su época (y de tantas épocas), en la que la mujer es mirada como inferior, y por eso debe ser cuidada, atendida y protegida por el varón, que es su cabeza, al que debe respetar… Plantear primero y tratar de resolver después, las preguntas que plantea el hecho de que la misma «Palabra de Dios» vehicule una visión patriarcalista del género femenino.
Para la oración de los fieles
– Por toda la Iglesia, para que mantenga con fidelidad el mensaje recibido de Jesús y lo transmita con valentía. Oremos.
– Por todos los cristianos, para que sepamos descubrir a Dios encarnado en la historia, en la vida, en las diferentes situaciones humanas. Oremos.
– Por todos nosotros, para que nuestra reflexión sobre el evangelio vaya acompañada del deseo de cambiar nuestra vida. Oremos.
– Por todos los seguidores de Jesús, para que opten por seguirlo sinceramente con su vida, siendo conscientes de los compromisos que eso implica. Oremos.
– Por esta comunidad nuestra, para que encontremos en el evangelio una palabra de vida y la pongamos en práctica en las situaciones de cada día. Oremos.
Oración comunitaria
– Oh Dios, Padre y Madre de toda la Humanidad, que en Jesús de Nazaret nos has dado una Palabra luminosa que nos trae vida para el mundo; haz que toda la Humanidad pueda acoger la palabra que en Jesús has pronunciado para nosotros, y esté atenta también a acoger y asimilar todas las muchas palabras que en otros tiempos y en otros lugares y de muchas maneras has pronunciado para alentar la vida en el Mundo. Nosotros en concreto te lo pedimos inspirados en el Espíritu de Jesús de Nazaret, hijo tuyo, hermano nuestro.
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