Jesús confiere: paz, alegría e ilusión (espíriitu)
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- AL ANOCHECER DEL PRIMER DÍA DE LA SEMANA ESTABAN LOS DISCÍPULOS ENCERRADOS Y CON MIEDO.
Comienza el texto del evangelio de hoy diciéndonos que, aunque había amanecido, era de día, era ya Pascua, se había realizado la nueva creación, la nueva Alianza; sin embargo la comunidad naciente estaba al anochecer, encerrada y con miedo, con inseguridad y angustia.
La noche es siempre falta de luz. En el evangelio de San Juan el anochecer, la noche es la carencia de Cristo. Aquella comunidad estaba al anochecer porque Cristo no estaba presente
Los momentos y situaciones eclesiales son diversas, pero ¿No estamos también nosotros en un anochecer, encerrados y con miedo a todo, sin audacia y aliento vital?
¿No será que el Señor tampoco está presente en no pocos movimientos religiosos y grupos eclesiásticos que viven enquistados, con recelo y con las puertas –la mente y el corazón- cerradas a todo?
Yo creo que el papa Francisco es un hombre abierto, de mentalidad conciliar (Vaticano II), pero la Curia, parte de la jerarquía, muchos laicos, viven, vivimos, con miedo, enquistados y no permitimos el camino de la Iglesia hacia el nuevo Éxodo, hacia la nueva Alianza, hacia la Vida…
02.- EN ESTO ENTRÓ JESÚS EN LA COMUNIDAD Y LES CONFIERE PAZ, ALEGRÍA Y ALIENTO VITAL (ESPÍRITU).
La presencia de Cristo en aquel grupo cristiano naciente confiere paz, alegría y aliento vital (espíritu).
PAZ:
Dos aspectos
a. La presencia del Señor en nuestra vida personal y comunitaria serena el alma y la vida y no por vía jurídica, legal, dogmática, litúrgica, sino porque el Señor ya nos dijo: venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Mi paz os dejo…
Cuando sentimos miedo y angustia moral, es que el Señor no está presente en nuestra vida.
Cuando Cristo está presente en mi vida, cuando la roca sobre la que se fundamenta la vida es Cristo, una inmensa paz embarga la existencia. Cesa el miedo y la angustia.
b. Por otra parte, una Iglesia en la que el Señor está presente vive en paz, en la paz que Jesús les había dejado: mi paz os dejo, no como la da el mundo.
Sin embargo, la Iglesia vive en grupos enfrentados: contra el papa Francisco, contra la mentalidad y espíritu del Concilio, contra el pensamiento teológico, contra la creatividad. El miedo de un posible cisma revolotea los aledaños eclesiásticos… ¿Cristo estará presente en esta Iglesia?
ALEGRÍA
La presencia del Señor impregna la vida de gozo y alegría.
No siempre se puede estar contento, pero si vivir en una serenidad interior. La presencia del Señor confiere alegría.
ESPÍRITU: ALIENTO VITAL
Continúa el texto de hoy evocando el Génesis y dice que Cristo exhaló su aliento sobre la Iglesia naciente y les dijo: recibid Espíritu Santo,
que es lo que Dios infunde en la creación al barro humano de Adán (Gn 2,7), exhaló su aliento sobre los discípulos. Es la misma expresión con la que, el mismo evangelista, Juan, nos dice que Jesús en la cruz nos entregó su espíritu (Jn 19,30).
El ser humano por nosotros mismos somos poco más que barro: necesitamos aliento vital, ganas de vivir, espíritu…
03.- TOMÁS NO ESTABA, PERO VUELVE AL GRUPO.
Nacemos y vivimos en una familia, en un pueblo….
Uno recibe la cultura, los criterios, la fe en una familia, en un pueblo, en una comunidad cristiana. (Es algo de lo que hemos escuchado en la primera lectura: todos vivían unidos, nadie pasaba necesidad… )
Muchas veces despreciamos nuestras comunidades, menospreciamos a nuestros sacerdotes, religiosos, incluso nuestro evangelio. (Otra cosa es que no todo lo que ha habido y hay en la Iglesia sea bueno y que el pecado y la tentación de poder no estén presentes en nuestras iglesias y jerarquía). Pero es noble y sano amar nuestra comunidad, nuestro pueblo, nuestra cultura, nuestras tradiciones, lo que hemos recibido.
Tomás no estaba en el grupo. Tomás es la versión joánica de los dos de Emaús de Lucas (Lc 24). Se van decepcionados del grupo, de lo que habían vivido e intuido junto a Jesús. Nos hemos desilusionado y vamos ya a nuestro aire.
Hemos conocido, quizás nosotros mismos, hemos vivido al margen, fuera de la comunidad, hemos roto con la familia, con amigos, con la iglesia.
Es muy difícil, ¿imposible? Amar una realidad, vivir serenamente, es difícil ser creyente si no es en el seno del grupo, del pueblo, de la comunidad eclesial.
Es evidente que la mayor y mejor parte de nuestro conocimiento lo hemos recibido de los demás. Yo no soy una cultura, un idioma, una fe. La cultura, la fe, el pensamiento son comunitarios…
Son los demás los que nos hacen personas y los que nos dicen: Hemos visto al Señor
Estamos en plena campaña electoral. Los líderes políticos, las ideologías , el grupo, el pueblo debiera saber acoger y transmitir fe en la vida, en la cultura, en el bien común.
04.- AL MOSTRARLE SUS HERIDAS A TOMÁS, JESÚS SANA LA HERIDA DE SU INCREDULIDAD Y DE SU DECEPCIÓN. (SAN GREGORIO MAGNO).
Tomás llega a creer en el Señor resucitado cuando toca sus heridas y su costado abierto: ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús se aviene a la decepción de Tomás y le dice: toca estas heridas, mete la mano en el costado abierto. Hay bondad en Jesús.
El relato tiene un cierto tono eucarístico: tocar el cuerpo del Señor.
No se trata de un tocar físico, palpar corporalmente: se trata de la fe en el Señor resucitado.
La puerta hacia la fe en la vida, en Cristo son los pobres, los heridos, los sufrientes de la historia. Cuando celebramos la Eucaristía en sentido amplio: la mesa del Señor abierta a los desheredados de este mundo, estamos cerca de la resurrección y la vida
Tomás llega a la fe.
Cuando nos embargue la decepción y el fracaso en la vida, podemos -como Tomás- mirar hacia el horizonte absoluto, volver al grupo, mientras “tocamos las heridas, los heridos, de esta vida”, y, como buenos samaritanos, las vendamos. En ese momento dirá nuestro corazón: Señor mío y Dios mío.
TUS HERIDAS NOS HAN CURADO, SEÑOR.
SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO.
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