El Papa aboga por un nuevo multilateralismo en ‘Laudate Deum’, su nueva exhortación apostólica: “Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”
Francisco denuncia “la debilidad de la política internacional” y apuesta por el multilateralismo “desde abajo” y “no simplemente decidido por las élites del poder”
El Papa exige a la COP28 medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”
Francisco defiende a los activistas climáticos, que “cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”
El Papa pide “generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo”
“Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Sólo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”, señala el Papa, quien insiste en que “la posibilidad de llegar a un punto crítico es real”
“Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo”. Así concluye ‘Laudate Deum’, la esperada segunda parte de Laudato Si, esta vez formulada como exhortación pastoral y publicada este miércoles. Un texto corto (apenas 24 páginas, con 6 capítulos y 73 apartados), directo y concreto, en el que Francisco clama contra el más que posible “punto de quiebre” del planeta, aboga por un nuevo multilateralismo que acabe con los excesos del poder y, especialmente, pone el foco en la próxima cumbre del clima, la COP28, que se celebrará en Dubai y para la que el Papa espera medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”.
“Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”, señala Bergoglio en su texto, publicado el mismo día 4 en que se celebra la festividad de San Francisco de Asís, el fin del Tiempo de la Creación y el comienzo del Sínodo de la Sinodalidad.
Ocho años después de la publicación de Laudato Si, el Papa apunta cómo la realidad marca un camino tenebroso para el planeta: “Tanto las sequías como las inundaciones, tanto los lagos que se secan como las poblaciones arrasadas por maremotos o desbordes, tienen en definitiva el mismo origen”.
“El cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial”, sacude Francisco, quien recalca que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”. Pese a todo, lamenta, “en los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de esta constatación”, utilizando argumentos para “ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global”.
“Cuando hablamos del cambio climático nos referimos a una realidad global —con constantes variaciones locales— que persiste durante varias décadas”, añade el Papa, quien critica que, “con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados”.
“Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?”, lamenta el Papa, quien incide en el “origen humano del cambio climático”.
Sin embargo, pese a las evidencias, “la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda”. Una realidad “que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”.
“Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Sólo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos”, señala el Papa, quien insiste en que “la posibilidad de llegar a un punto crítico es real”.
“El mayor problema es la ideología que subyace a una obsesión: acrecentar el poder humano más allá de lo imaginable”, advierte Bergoglio, que confiesa que “provoca escalofríos advertir que las capacidades ampliadas por la tecnología dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo”.
“No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad”, subraya, recordando las bombas atómicas o la aniquilación de etnias enteras en “momentos históricos donde la admiración ante el progreso no dejaba ver lo horroroso de sus efectos. Pero este riesgo está siempre presente”. “No es extraño que un poder tan grande en semejantes manos sea capaz de arrasar con la vida, mientras la matriz de pensamiento propia del paradigma tecnocrático nos enceguece y no nos permite advertir este gravísimo problema de la humanidad actual”.
Y es que, para Francisco, “el gran problema actual es que el paradigma tecnocrático ha destrozado esta sana y armónica relación”. “Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia”, señala el Papa, que apunta al “aguijón ético” de quienes, mediante “el marketing y la información falsa” engañan a los más pobres con falsas promesas de desarrollo, “posibilidades económicas, laborales y de promoción humana” sin señalar que “detrás de ese emprendimiento quedarían una tierra arrasada; unas condiciones mucho más desfavorables para vivir y prosperar; una región desolada, menos habitable, sin vida y sin la alegría de la convivencia y de la esperanza; además del daño global que termina perjudicando a muchos más”.
“La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad”, denuncia Francisco quien advierte que “aturdidos y extasiados frente a las promesas de tantos falsos profetas, a veces los mismos pobres caen en el engaño de un mundo que no se construye para ellos”.
Así, “se consolida más aún los privilegios de unos pocos con mayor poder”, con la inestimable ayuda de “la debilidad de la política internacional”. Frente a ello, Francisco vuelve a apostar por “los acuerdos multilaterales entre los Estados”, aunque advierte: “no es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder”, sino con “organizaciones mundiales más eficaces”, dotadas de “autoridad real de manera que se pueda “asegurar” el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables”.
Y es que, “más que salvar el viejo multilateralismo, parece que el desafío actual está en reconfigurarlo y recrearlo teniendo en cuenta la nueva situación mundial”, provocando “un multilateralismo “desde abajo” y no simplemente decidido por las élites del poder”.
“No se trata de reemplazar a la política, porque por otro lado las potencias emergentes se vuelven cada vez más relevantes y de hecho son capaces de obtener resultados importantes en la resolución de problemas concretos, como algunas de ellas han demostrado en la pandemia. Precisamente el hecho de que las respuestas a los problemas puedan venir de cualquier país, aunque sea pequeño, termina presentando al multilateralismo como un camino inevitable”, concluye el Papa, que constata la necesidad de “generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo”.
Porque “el mundo se vuelve tan multipolar y a la vez tan complejo que se requiere un marco diferente de cooperación efectiva”. “No basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común”, por lo que “se trata de establecer reglas globales y eficientes que permitan “asegurar” esta tutela mundial”.
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Centrándose en las sucesivas conferencias sobre el clima, el Papa constata “avances y fracasos” desde 1990 a nuestros días, especialmente desde el protocolo de Kyoto al Acuerdo de París. Tras “la decepción de la COP25 de Madrid” y las siguientes (Glasgow y Sharm El Sheikh), el Papa constata que “los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación”, y pone sus esperanzas en la COP28 de Dubai. “Decir que no hay nada que esperar sería un acto suicida, porque implicaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático”, apuesta Francisco.
“Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente”, reclama Francisco, quien advierte de que “corremos el riesgo de quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando”.
“Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve”, subraya, defendiendo el papel de los activistas climáticos que “son criticados como “radicalizados”. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”.
Es hora, resalta Bergoglio, de medidas “que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente”, para un nuevo proceso “que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos”.
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“Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”
“Tanto las sequías como las inundaciones, tanto los lagos que se secan como las poblaciones arrasadas por maremotos o desbordes, tienen en definitiva el mismo origen”
“Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente”
“La sociedad entera debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos”
“No es posible ocultar la coincidencia de estos fenómenos climáticos globales con el crecimiento acelerado de la emisión de gases de efecto invernadero sobre todo desde mediados del siglo XX”
“Me veo obligado a hacer estas precisiones, que pueden parecer obvias, debido a ciertas opiniones despectivas y poco racionales que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica”
“La vida humana, la inteligencia y la libertad integran la naturaleza que enriquece a nuestro planeta y son parte de sus fuerzas internas y de su equilibrio”
“No es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder”
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA LAUDATE DEUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA
1. «Alaben a Dios por todas sus criaturas». Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos. Así recogía la propuesta de los salmos de la Biblia y reproducía la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre: «Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos» (Mt6,28-29). «¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos» (Lc 12,6). ¡Cómo no admirar esta ternura de Jesús ante todos los seres que nos acompañan en el camino!
3. Es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana. Los obispos de Estados Unidos manifestaron muy bien el sentido social de nuestra preocupación por el cambio climático que va más allá de un planteo meramente ecológico, porque «nuestro cuidado mutuo y nuestro cuidado de la tierra están íntimamente unidos. El cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial. Los efectos del cambio climático son soportados por las personas más vulnerables, ya sea en casa o en todo el mundo». En pocas palabras lo dijeron también los obispos en el Sínodo para la Amazonia: «Los atentados contra la naturaleza tienen consecuencias contra la vida de los pueblos». Y para expresar de modo contundente que ya no se trata de una cuestión secundaria o ideológica sino de un drama que nos daña a todos, los obispos africanos afirmaron que el cambio climático pone de manifiesto «un impactante ejemplo de pecado estructural».
1. La crisis climática global
5. Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos. Es verdad que no cabe atribuir de modo habitual cada catástrofe concreta al cambio climático global. Sin embargo, sí es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos. Por eso sabemos que cada vez que aumente la temperatura global en 0,5 grados centígrados, aumentarán también la intensidad y la frecuencia de grandes lluvias y aluviones en algunas zonas, sequías severas en otras, calores extremos en ciertas regiones y grandes nevadas en otras. Si hasta ahora podíamos tener olas de calor algunas veces al año, ¿qué pasaría con un aumento de la temperatura global de 1,5 grados centígrados, del cual estamos cerca? Esas olas de calor serán mucho más frecuentes y con mayor intensidad. Si llega a superar los 2 grados, se derretirían totalmente las capas de hielo de Groenlandia y de buena parte de la Antártida, con enormes y gravísimas consecuencias para todos.
Resistencias y confusiones
Para ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global, se acude al hecho de que suelen verificarse fríos también extremos. Se olvida que éste y otros síntomas extraordinarios no son más que diversas expresiones alternativas de la misma causa: el desajuste global que provoca el calentamiento del planeta
9. Con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados. Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?
La realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?
Las causas humanas
Mientras escribía la Laudato si’ se alcanzó el máximo de la historia —400 partes por millón— hasta llegar en junio de 2023 a las 423 partes por millón. Más del 42% del total de las emisiones netas a partir del año 1850 se produjeron después de 1990
Lamentablemente la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda
Daños y riesgos
17. Ciertos diagnósticos apocalípticos suelen parecer poco racionales o insuficientemente fundados. Esto no debería llevarnos a ignorar que la posibilidad de llegar a un punto crítico es real. Pequeños cambios pueden provocar cambios mayores, imprevistos y quizás ya irreversibles, debido a los factores de inercia. Así se terminaría desencadenando una cascada de acontecimientos que se precipiten como una bola de nieve. En un caso así siempre se llegará tarde, porque ninguna intervención podrá detener el proceso ya iniciado. De allí no se regresa. No podemos afirmar con certeza que en las condiciones actuales esto vaya a suceder. Sí es seguro que no deja de ser una posibilidad si tenemos en cuenta fenómenos ya en curso que “sensibilizan” al clima, como la disminución de los hielos, las modificaciones de flujos oceánicos, la deforestación en las selvas tropicales, el derretimiento del permafrost en Rusia, etc.
Urge una mirada más amplia que nos permita no sólo admirarnos por las maravillas del progreso, sino también es apremiante prestar atención a otros efectos que probablemente ni siquiera podían imaginarse un siglo atrás. Se nos pide nada más que algo de responsabilidad ante la herencia que dejaremos tras nuestro paso por este mundo
2. Más paradigma tecnocrático
No todo aumento de poder es un progreso para la humanidad. Basta pensar en las tecnologías “admirables” que fueron utilizadas para diezmar poblaciones, lanzar bombas atómicas, aniquilar etnias. Fueron momentos históricos donde la admiración ante el progreso no dejaba ver lo horroroso de sus efectos
Repensar nuestro uso del poder
26. Esto mismo excluye la idea de que el ser humano sea un extraño, un factor externo sólo capaz de dañar el ambiente. Debe ser considerado como parte de la naturaleza. La vida humana, la inteligencia y la libertad integran la naturaleza que enriquece a nuestro planeta y son parte de sus fuerzas internas y de su equilibrio.
Hemos hecho impresionantes y asombrosos progresos tecnológicos, y no advertimos que al mismo tiempo nos convertimos en seres altamente peligrosos, capaces de poner en riesgo la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia
El aguijón ético
30. Basta pensar en el efímero entusiasmo del dinero que se recibió a cambio de depositar en un lugar residuos nucleares. La casa que se pudo comprar con ese dinero se convirtió en una tumba a causa de las enfermedades que se desencadenaron. Y no hablo movido por una imaginación desbordada sino a partir de algo que hemos vivido. Podría decirse que se trata de un ejemplo extremo, pero no cabe hablar aquí de daños “menores”, porque es precisamente la sumatoria de muchos daños que se consideran tolerables lo que termina llevándonos a la situación en la que ahora nos encontramos.
La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad
33. En la propia conciencia, y ante el rostro de los hijos que pagarán el daño de sus acciones, aparece la pregunta por el sentido: ¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?
3. La debilidad de la política internacional
34. Si bien «la historia da muestras de estar volviendo atrás […] cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día». Para que haya avances sólidos y duraderos, me permito insistir que «deben ser favorecidos los acuerdos multilaterales entre los Estados».
Sigue siendo lamentable que las crisis mundiales sean desaprovechadas cuando serían la ocasión para provocar cambios saludables. Es lo que ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y ha vuelto a ocurrir en la crisis del covid-19
Reconfigurar el multilateralismo
37. Más que salvar el viejo multilateralismo, parece que el desafío actual está en reconfigurarlo y recrearlo teniendo en cuenta la nueva situación mundial. Los invito a reconocer que «tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos». Por ejemplo, el proceso de Ottawa contra el uso, producción y manufactura de las minas antipersonales es un ejemplo que muestra cómo la sociedad civil con sus organizaciones es capaz de crear dinámicas eficientes que las Naciones Unidas no logran. De este modo, se aplica el principio de subsidiariedad también a la relación mundial-local.
39. La cultura posmoderna generó una nueva sensibilidad hacia los que son más débiles y menos dotados de poder. Esto se conecta con mi insistencia en la Carta encíclica Fratelli tutti sobre el primado de la persona humana y la defensa de su dignidad más allá de toda circunstancia. Es otro modo de invitar al multilateralismo en orden a resolver los problemas reales de la humanidad, procurando ante todo el respeto a la dignidad de las personas de manera que la ética prime por sobre las conveniencias locales o circunstanciales.
41. La vieja diplomacia, también en crisis, sigue mostrando su importancia y su necesidad. Todavía no ha logrado generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo, pero, si sabe reconfigurarse, debe ser parte de la solución, porque la experiencia de siglos tampoco puede ser desechada.
No basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común
43. Todo esto supone generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones, porque el establecido varias décadas atrás no es suficiente ni parece eficaz. En este marco necesariamente se requieren espacios de conversación, de consulta, de arbitraje, de resolución de conflictos y de supervisión, y en definitiva una suerte de mayor “democratización” en el ámbito global para que se expresen e incorporen las variadas situaciones. Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos.
Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos
4. Las conferencias sobre el clima: avances y fracasos
46. Posteriormente se propuso un mecanismo relativo a las pérdidas y los daños (loss and damage) causados por el cambio climático, que reconoce como principales responsables a los países más ricos y procura compensar los daños y las pérdidas que el cambio climático produce en los países más vulnerables. No se trata ya de financiar la “adaptación” de estos países sino de compensarlos por los daños ya sufridos. Esta cuestión fue objeto de importantes discusiones en varias COP.
47.La COP21 de París (2015), fue otro momento significativo, porque generó un acuerdo que involucró a todos. Puede considerarse un nuevo comienzo, teniendo en cuenta el incumplimiento de los objetivos planteados en la etapa anterior. El acuerdo entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Si bien es un acuerdo vinculante, no todas las prescripciones son obligaciones en sentido estricto y algunas de ellas dan lugar a una amplia discrecionalidad. Por otra parte, aun para las obligaciones incumplidas no se prevén estrictamente sanciones ni hay instrumentos eficaces para garantizar su cumplimiento. Prevé también formas de flexibilidad para países en vías de desarrollo.
El Acuerdo de París presenta un gran objetivo a largo plazo: mantener el aumento de las temperaturas medias globales por debajo de los 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, intentando aun bajar a los 1,5 grados
50. La COP27 de Sharm El Sheikh (2022), estuvo desde el inicio amenazada por la situación que creó la invasión a Ucrania, que causó una importante crisis económica y energética. El uso del carbón aumentó y todos querían asegurarse su abastecimiento. Los países en vías de desarrollo consideraban una prioridad urgente acceder a la energía y a las posibilidades de desarrollo. Hubo un claro sinceramiento al reconocer que de hecho los combustibles fósiles proveen todavía el 80% de la energía mundial y que su uso sigue en aumento.
51. Esta Conferencia egipcia fue un ejemplo más de la dificultad de las negociaciones. Podría decirse que produjo al menos un avance en la consolidación del sistema de financiación por “las pérdidas y los daños” en los países más afectados por los desastres climáticos. Esto parecía dar nueva voz y mayor participación a los países en vías de desarrollo. Pero aun en esta cuestión muchos puntos quedaron imprecisos, sobre todo la responsabilidad concreta de los países que deben aportar.
52. Hoy podemos seguir afirmando que «los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos. Los principios enunciados siguen reclamando caminos eficaces y ágiles de ejecución práctica». También que «las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global. Quienes sufrirán las consecuencias que nosotros intentamos disimular recordarán esta falta de conciencia y de responsabilidad».
Decir que no hay nada que esperar sería un acto suicida, porque implicaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático.
5. ¿Qué se espera de la COP28 de Dubai?
55. A pesar de tantas negociaciones y acuerdos, las emisiones globales siguieron creciendo. Es verdad que se puede afirmar que sin estos acuerdos habrían crecido todavía más. Pero en otros temas relacionados con el medio ambiente, cuando hubo voluntad, se obtuvieron resultados muy significativos, como ocurrió con la protección de la capa de ozono. En cambio, la transición que se necesita, hacia energías limpias como la eólica y la solar, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria. Por consiguiente, lo que se está haciendo corre el riesgo de interpretarse sólo como un juego para distraer.
Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, “verde”, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos
6. Las motivaciones espirituales
A la luz de la fe
63. Por otra parte, «el conjunto del universo, con sus múltiples relaciones, muestra mejor la inagotable riqueza de Dios». Por consiguiente, para ser sabios, «necesitamos captar la variedad de las cosas en sus múltiples relaciones». En este camino de sabiduría, no es irrelevante para nosotros que desaparezcan tantas especies, que la crisis climática ponga en riesgo la vida de tantos seres.
Rconocer que la vida humana es incomprensible e insostenible sin las demás criaturas, porque «todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde»
Caminar en comunión y compromiso
67. La cosmovisión judeocristiana defiende el valor peculiar y central del ser humano en medio del concierto maravilloso de todos los seres, pero hoy nos vemos obligados a reconocer que sólo es posible sostener un “antropocentrismo situado”. Es decir, reconocer que la vida humana es incomprensible e insostenible sin las demás criaturas, porque «todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde».
69. Invito a cada uno a acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño propio tiene que ver con la dignidad personal y con los grandes valores. Sin embargo, no puedo negar que es necesario ser sinceros y reconocer que las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional.
No hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas
71. El esfuerzo de los hogares por contaminar menos, reducir los desperdicios, consumir con prudencia, va creando una nueva cultura. Este solo hecho de modificar los hábitos personales, familiares y comunitarios alimenta la preocupación frente a las responsabilidades incumplidas de los sectores políticos y la indignación ante el desinterés de los poderosos. Advirtamos entonces que, aun cuando esto no produce de inmediato un efecto muy notable desde el punto de vista cuantitativo, sí colabora para gestar grandes procesos de transformación que operan desde las profundidades de la sociedad.
72. Si consideramos que las emisiones per cápita en Estados Unidos son alrededor del doble de las de un habitante de China y cerca de siete veces más respecto a la media de los países más pobres, podemos afirmar que un cambio generalizado en el estilo de vida irresponsable ligado al modelo occidental tendría un impacto significativo a largo plazo. Así, junto con las indispensables decisiones políticas, estaríamos en la senda del cuidado mutuo.
73. «Alaben a Dios» es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo.
Dado en Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán, el 4 de octubre, Fiesta de san Francisco de Asís, del año 2023, décimo primero de mi Pontificado.
[1] Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, Global Climate Change Background, 2019.
[2] Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, Documento final, octubre 2019, 10: AAS 111 (2019), 1744.
[3] Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (Sceam), African climate dialogues communiqué, Nairobi, 17 octubre 2022.
[4] Cf. Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), Climate Change 2021, The Physical Science Basis, Cambridge and New York 2021, B.2.2.
[5] Cf. Íd., Climate Change 2023, Synthesis Report, Summary for Policymakers, B.3.2. Para el Informe 2023 se hace referencia a https://www.ipcc.ch/report/ar6/syr/downloads/report/IPCC_AR6_SYR_SPM.pdf.
[6] Cf. United Nations Environment Program, TheEmissions Gap Report 2022: https://www.unep.org/resources/emissions-gap-report-2022.
[7] Cf. Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, Earth System Research Laboratory, Global Monitoring Division, “Trends in Atmospheric Carbon Dioxide”: https://www.esrl.noaa.gov/gmd/ccgg/trends/
[8] Cf. IPCC, Climate Change 2023, Synthesis Report, Summary for Policymakers, A.1.3.
[9] Cf. ibíd., B.5.3.
[10] Estos datos del Intergovernmental Panel on Climate Change se basan en aproximadamente 34.000 estudios; cf. IPCC, Synthesis Report of the Sixth Assessment Report (20/03/2023): AR6 Synthesis Report: Climate Change 2023.
[11] Cf. IPCC, Climate Change 2023, Synthesis Report, Summary for Policymakers, A.1.2.
[12] Cf. ibíd.
[13] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 101: AAS 107 (2015), 887.
[14] Ibíd., 105: AAS 107 (2015), 889.
[15] Ibíd., 106: AAS 107 (2015), 890.
[16] Ibíd., 104: AAS 107 (2015), 888-889.
[17] Ibíd., 105: AAS 107 (2015), 889.
[18] Ibíd., 139: AAS 107 (2015), 903.
[19] Ibíd., 220: AAS 107 (2015), 934.
[20] Cf. S. Sörlin – P. Warde, “Making the Environment Historical. An Introduction”, en Íd., Nature’s End: History and the Environment, Basingstoke – New York 2009, 1-23.
[21] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 139: AAS 107 (2015), 903.
[22] V. Soloviev, Los tres diálogos y el relato del anticristo, Madrid 2016, 195.
[23] Cf. S. Pablo VI, Discurso a la FAO en su 25ᵒ aniversario (16 noviembre 1970), 4: AAS 62 (1970), 833.
[24] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 11: AAS 112 (2020), 972.
[25] Ibíd., 174: AAS 112 (2020), 1030.
[26] Ibíd., 172: AAS 112 (2020), 1029.
[27] Ibíd.
[28] Cf. ibíd., 170: AAS 112 (2020), 1029.
[29] Ibíd.
[30] Ibíd., 175: AAS 112 (2020), 1031.
[31] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 179: AAS 107 (2015), 918.
[32] Ibíd., 167: AAS 107 (2015), 914.
[33] Ibíd., 169: AAS 107 (2015), 915.
[34] Ibíd., 111: AAS 107 (2015), 982.
[35] Ibíd., 57: AAS 107 (2015), 870.
[36] Ibíd., 68: AAS 107 (2015), 874.
[37] Ibíd., 86: AAS 107 (2015), 881.
[38] Ibíd., 97: AAS 107 (2015), 886.
[39] Ibíd., 100: AAS 107 (2015), 887.
[40] Ibíd., 223: AAS 107 (2015), 938.
[41] Cf. D.J. Haraway, When Species Meet, Minneapolis 2008, pp. 205-249.
[42] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 89: AAS 107 (2015), 883.
[43] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 215: AAS 105 (2013), 1109.
[44] Cf. United Nations Environment Program, Emission Gap Report 2022: https://www.unep.org/resources/emissions-gap-report-2022.
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