Un amor auténtico nunca se opone a otro amor auténtico
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
01.- Placer y muerte
Decía el neurólogo y padre del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939) que la vida es al mismo tiempo: eros (placer) y thanatos (muerte).
La vida es una búsqueda del bienestar, del placer, de la felicidad pero, al mismo tiempo, un encuentro continuo con el esfuerzo, el sufrimiento, el dolor y la muerte. Esto es evidente, la vida humana es así.
La vida no es solamente placer, bienestar, felicidad, sino que la otra cara de la moneda es el sufrimiento, el dolor…
02.- Asumir el dolor
Siempre el ser humano ha tratado de paliar y aliviar el dolor -y la muerte-. Es natural.
Sin embargo el momento cultural actual margina y elude la dimensión de esfuerzo de la vida.
Es lógico que una civilización puramente hedonista no pueda admitir, ni sepa abordar el esfuerzo, el sufrimiento, el mismo trabajo como modo de colaborar con Dios y con la humanidad en la tarea de hacer un mundo habitable. Mucho menos afrontamos el problema de la muerte.
Todo lo queremos fácil, rápido y con el menor esfuerzo.
Pero la vida es placer y muerte.
03.- No es sano el masoquismo espiritual.
Tampoco era sana aquella vida oscurantista y exageradamente ascética, llena de negaciones y penitencias en muchos casos sin sentido alguno y más cercanas a un enfermizo masoquismo o sadismo que al esfuerzo cristiano y humano. No es deseable aquella espiritualidad ni aquel estilo de vida.
El Génesis es más saludable y vitalista que los cilicios y las disciplinas medievales y de tiempos posteriores. Lo que Dios había creado era bueno.
04.- El que se busca a si mismo se pierde.
Es una afirmación de gran contenido. Nos pasamos la vida “buscándonos” a nosotros mismos: una salud mejor, para lo cual hacemos footing, aerobic, nos volvemos medio macro.bióticos, nos perdemos por los sueños de una eterna juventud, que termina en una fugaz ancianidad. Nos buscamos y queremos “pasárnoslo” bien: “mi vida, mi casa, mi coche, mi partido político y mi partido de fútbol, mi dinero y mis vacaciones”. Al final uno vive sólo en el claustro de su soledad supuestamente placentera.
Nos hiciste poco inferior a los ángeles, dice el salmo 8, pero el capitalismo nos ha hecho poco –muy poco- superiores a los primates.
05.- La vida no es una existencia solitaria.
El que pierda su vida por MÍ, encontrará la vida.
La vida es comunidad y solidaridad, acogida. La forma humana de vivir es entregar la vida (lo demás es vegetar).
La madre no pierde la vida cuando da a luz.
La mujer sunamita, de la región de Sunam- (1ª lectura) le propone a su marido: acojamos al profeta Eliseo, le preparamos una habitación… Le reciben y le cuidan.
Eliseo se lo agradece con vida. Lo mismo que sucedió con Sara ya anciana que concibió a Isaac, o con Ana, la madre de Samuel, o con Isabel la madre de Juan Bautista, Dios les concede –en su ancianidad- una nueva vida. La maternidad en la ancianidad era signo de vida. Sean relatos históricos o míticos, Dios es Dios solidario, Dios de vida.
Un amor auténtico nunca se opone a otro amor auténtico. El amor a Dios no se opone al amor de la familia; el amor matrimonial no se opone al amor der Dios, ni al amor a los hijos, ni a la empatía de la amistad íntima o la fraternidad comunitaria y eclesial. El amor perfecciona, realiza la persona. El amor como la bondad crece cuando se comunican.
Seamos abiertos y generosos en la vida. Demos la vida, precisamente para vivirla en plenitud.
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