Si Dios quiere.
¡Cuántas veces me ha hecho mi padre volver de la cama a la cocina por no haber dicho “hasta mañana, si DIOS QUIERE”! Y es una frase que ahora la oigo menos, pero sí de vez en cuando. Y además se dice como signo de convencimiento cristiano como que todo depende de la decisión de Dios.
Voy descubriendo que Dios siempre me acompaña y está conmigo en todas las realidades. Pero Él deja libre a la naturaleza.
Da la impresión de que algo va a ocurrir porque la voluntad de Dios es esa. Como que Dios dirige y gobierna la marcha del mundo, la vida de cada uno y de toda la creación. Por eso, todo lo supeditamos a la voluntad de Dios. Me cuesta creerlo así, porque Dios no está dirigiendo y organizando los acontecimientos. La vida, la muerte, el aprobado, el suspenso, las guerras, la paz… todo sucede según los hombres actuemos y pongamos los medios y las causas PARA QUE EL RESULTADO SEA UNO U OTRO.
Sería fácil el que lloviese en caso de sequía, el que se curase una enfermedad, el que aprobase unas oposiciones. Bastaría con pedírselo a Dios o encender una vela a un santo, para que lo que deseamos ocurriese.
Así lo vemos en el Antiguo Testamente, pues todos los infortunios, las enfermedades y hasta la misma muerte aparecen queridos y originados por Dios. Lo expresa así el libro de Isaías “Dios dice al profeta: Yo, creo la luz y las tinieblas, yo mando el malestar y la desgracia, yo hago todo” (Is.44,7).
Constantemente se lee en las páginas del Antiguo Testamente la ira de Dios contra su pueblo. ¿Cómo se puede decir esto? Cuando se escribe esto, la ciencia aún no se había desarrollado. No se conocían las causas de la naturaleza. Esto hizo que se concibiese a Dios como causa inmediata de los bienes y de los males.
Muchas realidades y calamidades, que en aquella época no tenían explicación, eran consideradas sobrenaturales y por lo tanto venidas de Dios. Él era el autor de todo lo que ocurría.
Hoy sigue esta mentalidad en muchísimas ocasiones “Dios se lo ha llevado (ante la muerte), rogativas para que llueva, velas a los santos… Una mentalidad de Dios como agente de todo lo bueno y lo malo. Pero vamos a dar el gran salto del Nuevo Testamento. Jesús anuncia un Mensaje nuevo: Dios no manda males a nadie. Dios solo manda el bien.
Para demostrarlo Jesús pasó haciendo el bien, solo el bien, curó, dio vida, quitó el hambre… Anuncia la Buena Noticia de que Dios nos quiere. Devuelve la vida a los muertos.
Ante el ciego de nacimiento, confirma que eso no es un castigo ni por los pecados del enfermo ni por los de su padre. Los muertos al caerse la torre no son castigados por Dios, es fruto del quehacer humano. Jesús no explicó quien provoca los males, pero sí explicó que no los provoca Dios. Las enfermedades no son enviadas por Dios.
¡Hasta hay una frase que podemos cambiar “no hay ningún pájaro que caiga sin que lo permita Dios! Los nuevos traductores dicen “ningún pájaro cae sin que caiga con él Dios” Es decir: Dios está con el que sufre.
Termino resumiendo: ¿Hasta mañana si Dios quiere? No. Hasta mañana, acompañado por Dios.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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