Las personas LGBT+ conocemos el impacto que tienen los discursos de odio en las vidas
A raíz del atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se intensificó el debate social sobre un tema que hace ya varios años nos viene preocupando a las comunidades LGBTIQ, en particular a las personas Travestis / Trans
A raíz del atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en los últimos días se intensificó el debate social sobre un tema que hace ya varios años nos viene preocupando a las comunidades LGBTIQ, en particular a las personas Travestis / Trans: ¿Cómo se pueden regular/sancionar los mensajes de odio que envían los medios de comunicación a las sociedades?
Parecería que hablamos “medios de comunicación” como algo abstracto. Pero en realidad estamos frente a un entramado de estrategias políticas. Éstas controlan y redireccionan el destino de un país a través de sus votos. Además calan profundo, configurando las emociones de las personas, entre ellas la más nociva: el odio.
Frente a una crisis económica y social a nivel mundial y local, pondera el miedo, uno de los mejores amigos del odio: su razón de ser. La crisis no es solo una amenaza económica, sino existencial. Nos deja desamparadxs y muchas veces desprotegidxs, vulnerables a recibir información que nos permita encontrar culpables.
Qué vidas merecen la vida
Las comunidades Trans siempre hemos sido blanco fácil para los discursos de odio en los medios de comunicación. Desde titulares estigmatizantes, patologizantes y criminalizantes de nuestras identidades hasta mensajes muy concretos de incitación a la acción. Hemos escuchado a conductoras, políticas, decir: “que se autoperciban como quieran, pero no por eso tenemos que pagar de nuestros bolsillos sus planes sociales”; “que salgan a laburar”; “el gobierno nos quiere distraer y se ocupa de estos vagos cuando estamos en un país que se esta prendiendo fuego”; “Hay niñxs con discapacidad que no tienen para medicaciones y se atiende a estos engendros”, etc.
Cuando decimos que debemos promover a un cambio social para que sean efectivos nuestros derechos, aquí nos encontramos con uno de los mayores obstáculos. Hay una sociedad que escucha en la permeabilidad de la desesperanza y desesperación este tipo de mensajes. Y como si esto fuera poco, el odio incita a la acción, a eliminar el problema de raíz, que para muchxs se traduce en ataques Transodiantes, crímenes de odio hacia nuestras poblaciones. Pero, sobre todo con un respaldo social que en la mayoría de los casos garantiza impunidad, insensibilidad y falta de empatía por nuestras vidas.
Cristina Fernández de Kirchner con Diana Sacayán, asesinada por odio tránsfobo..
Como dice la filósofa Judith Butler: “Solo reconocemos ciertas vidas como humanas y reales”. Por lo tanto, hay vidas que merecen ser vividas y otras no.
El dolor es mayor cuando el odio viene de movimientos o compañerxs que parecen comprender problemáticas estructurales de las violencias y cómo se canalizan en el género y las identidades de genero.
El atentado contra la vicepresidenta nos paralizó y nos duele. El atentado puede leerse como respuesta, en parte, como respuesta a miles de horas de odio en los medios. Por eso desde hace tiempo las personas LGBT+ venimos pidiendo que se denuncie y se regulen estos discursos. Porque las consecuencias son reales.
¿Podrán lxs compañerxs entender que no se trata sólo de denunciar a quien desboca el mensaje odiante sino de prevenir los efectos concretos que tienen esos mensajes sobre nuestras vidas?
Fuente Agencia Presentes
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