Un profesor trans ganó el juicio contra la Universidad mexicana que lo despidió por discriminación
Loren Daniel Ibarra se convirtió en el primer profesor trans en México en ganarle un juicio a una Universidad por discriminación.
Loren Daniel Ibarra se convirtió en el primer profesor trans en México en ganarle un juicio a una Universidad por discriminación. La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) lo despidió injustificadamente tras exigir que se reconociera su identidad de género. Luego de cinco años una de las instancias de justicia donde presentó su caso reconoció y comprobó que la UANL violó su derecho a la no discriminación.
“Que una autoridad se haya atrevido a investigar a la UANL es increíble. Mencionar que sí fue discriminación es importante por el mensaje que da y que, por mucho que se intente esconder y burocratizar. Lo importante es la rendición de cuentas y esa es mi motivación. Estoy muy feliz que se haya logrado. Para mí es como si se acabara un ghosting de cinco años que me hicieron todas las instituciones que me dijeron todo este tiempo que lo que viví no era nada”, dijo Loren a Presentes.
De acuerdo a su abogada María Romero, defensora de los derechos humanos de la organización El Clóset LGBT, esta sentencia es la primera en su tipo en todo México. Reconoce y acredita que hubo discriminación en un entorno laboral y donde se menciona, además, que fue en contra de una persona trans.
El laudo, como se conoce a la resolución final del conflicto laboral, fue emitido el pasado 2 de agosto por Mónica Díaz Fraustro, presidenta de la Junta Especial Número Siete de la Local de Conciliación y Arbitraje del Estado de Nuevo León.
En México la Junta de Conciliación y Arbitraje es un órgano autónomo encargado de impartir justicia, generar soluciones y dar fin a conflictos entre relaciones laborales, y si bien no está incorporada al poder judicial, sus sentencias son vinculantes.
Qué ordena la sentencia
La sentencia ordena que la UANL restituya a Loren Daniel en sus actividades como docente y auxiliar administrativo dentro de la Facultad de Psicología, puestos que desempeñaba antes de ser despedido por transodio.
La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) de Nuevo León debe estudiar las circunstancias de vulnerabilidad de Loren Daniel con el objetivo de ser ingresado al Registro Nacional de Víctimas.
Para que a Loren se le reconociera como víctima de discriminación tuvo que comprobar daño moral por medio de peritajes psicológicos que lo acreditaran. Loren tuvo que repetir su historia tres veces frente a tres profesionales distintos. El primero, parte de su defensa, acreditó el daño moral. El segundo, un psicólogo por parte de la UANL, revictimizó y patologizó a Loren. Hubo un tercer peritaje psicológico solicitado por la Junta de Conciliación, ésta vez sin estigma, y acreditó que Loren tuvo daño moral provocado por el despido injustificado.
Tras la sentencia emitida la UANL aún puede ampararse. Loren comenta que de lograrlo y prolongarse aún más su proceso de justicia, buscará escalar su caso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Yo solo exigí que se respetara mi identidad”
Loren Daniel cursó licenciatura, maestría y doctorado en la UANL y tras un desempeño sobresaliente en 2015, Álvaro Antonio Ascary Aguillón Ramírez (entonces subdirector administrativo de la Facultad de Psicología) le ofreció una oferta de trabajo. Así Loren comenzó su relación laboral con la Universidad como trabajador administrativo de tiempo completo y profesor de asignatura en esa Facultad.
En enero de 2016 Loren se presentó ante sus grupos con pronombre masculino. Así comenzó su transición social frente a su alumnado y para octubre de ese año Loren ya contaba con su identidad de género reconocida en su acta de nacimiento. A partir de ahí Loren decidió avisar a Aguillón Ramírez (quien ya fungía como director de la Facultad de Psicología de la UANL) sobre su proceso de transición y entregó su documentación rectificada a la Coordinación de Recursos Humanos.
“Todavía me acuerdo, fue el 23 de enero de 2017 cuando tuve una cita con el director. Le conté sobre mi transición y la necesidad de rectificar mis datos. En esa junta, me hizo ver que no había ningún problema con ser trans y que simplemente siguiera desempeñando mi trabajo. Pero la rectificación de mis datos en el contrato no sucedía y me daban mil razones sin sentido”, recuerda Loren en entrevista con Presentes.
“Imagínate, el día del maestro (11 de mayo) se me reconoció como el mejor docente en la evaluación al desempeño magisterial que aplica el Centro de Evaluación de la UANL y en la ceremonia, la coordinadora de recursos humanos, la licenciada Ana Laura Guajardo de la Garza, me nombró en femenino y el diploma tenía mi nombre anterior. Así pasaron los meses hasta que terminó el semestre. Yo solo quería no tener que explicarle al banco que era una persona trans cada quincena que llegaba mi pago. Yo solo exigí que se respetara mi identidad”, concluye Loren.
La transfobia terminó por romper su proyecto de vida
El 12 de mayo de 2017 Loren se dio de alta en el servicio médico de la UANL como parte de sus derechos laborales. “En mi expediente escribieron que yo tenía trastorno de la identidad sexual, ¿puedes creerlo? …una universidad”, dice con indignación Loren.
El 7 de agosto de 2017, a inicios de un nuevo semestre, Loren se presentó a trabajar en su horario habitual. Al salir de su primera clase fue citado por la dirección. En esa reunión Aguillón Ramírez le dijo que le quitaría las 15 horas de docencia que tenía asignadas.
“Las razones que me dio fue que según él tenía muchas responsabilidades asignadas al ser trabajador administrativo, docente y estar haciendo mi tesis de doctorado. Algo sin sentido porque mi desempeño como profesor nunca fue mediocre, al contrario, la misma facultad me evaluaba como sobresaliente”, comenta Loren.
El 15 de agosto Loren dejó de dar clases luego que el director de la Facultad ordenara quitarle su responsabilidad como profesor de asignatura. Ese primer despido injustificado rompió con el proyecto de vida de Loren pues su objetivo es ser profesor-investigador.
De agosto de 2017 a febrero de 2018 Loren Daniel continuó recibiendo un trato diferenciado y exclusión por parte Aguillón Ramírez, quien continuaba afirmando que Loren “no contaba con el perfil de docente”. El departamento de recursos humanos aún no corregía su nombre y género en la plantilla laboral.
En los meses siguientes Loren buscó varias vías para recuperar su trabajo como docente pero continuó recibiendo negativas por parte de la UANL. Entonces, decidió denunciar la discriminación que vivía.
Segundo despido injustificado y omisión de la CEDH
El 15 de febrero de 2018, Loren levantó una queja por discriminación ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León (CEDH). Pero no le brindaron opciones de medidas de protección como pudo ser una asesoría legal para ampararse y no perder su empleo.
A la fecha, la CEDH no ha investigado ni emitido recomendación alguna y mantiene sin revisar al menos cinco quejas interpuestas por Loren.
Para el 16 de marzo de 2018 la coordinadora de recursos humanos de la UANL le informó a Loren que estaba “en rescisión laboral” por la queja que había interpuesto ante la CEDH. Así fue despedido sin justificación de su segundo empleo como auxiliar administrativo de la Facultad de Psicología.
“La coordinadora mencionaba mi queja de la CEDH como ‘demanda laboral’ y en todo momento se negó a darme explicaciones de la anulación de mi contrato. Solo me dijo que cualquier asunto lo hiciera por escrito ante el departamento jurídico de la UANL”, recuerda Loren.
“A uno como víctima o como sobreviviente le exigen que cumpla los términos, a pesar de estar en una situación caótica. Pero ellos no cumplen sus propios términos. En cuatro años llevo muchos procesos y quejas diferentes. Irónicamente, unas de esas quejas de la CEDH son porque no se han resuelto las otras quejas. Es absurdo que quienes deben amparar nuestros derechos humanos sean también quienes los obstaculizan y quienes nos abandonan”, agrega Loren.
En enero y abril de este año, Presentes se comunicó con la CEDH para buscar respuestas ante la omisión de la resolución de las quejas pero en ningún momento respondieron a nuestra solicitud. El 18 de julio respondieron: “solo los solicitantes pueden tener acceso al estatus y resolución de la queja”. Pero ninguna queja ha sido resuelta.
“Lo que ha vivido Loren también es violencia de género”
La primera instancia que Loren buscó para obtener justicia fue con la Unidad para la Igualdad de Género (UNIIGÉNERO). Esta instancia tiene como objetivo “impulsar una cultura para prevenir y erradicar la discriminación y violencia de género”, como se lee en su propia página web. Con esa base Loren presentó una queja pero hasta la fecha la UNIIGÉNERO ha sido omisa frente a la discriminación que vivió.
“De UNIIGÉNERO solo tuve una respuesta después de cuatro años. Lo que me dijo la coordinadora de UNIIGÉNERO, la Doctora María Luisa Martínez Sánchez, que es una mujer que pertenece a ONU Mujeres, fue que yo como hombre no podía poner una queja de violencia de género, que eso era nada más para mujeres”, recuerda Loren.
El protocolo de UNIIGÉNERO (actualizado hasta 2019) no cuenta con una definición de violencia de género. Tampoco tiene perspectiva interseccional sobre la violencia de géneros. En su definición de discriminación usa el término ‘preferencia sexual’ de manera incorrecta para referirse a orientación sexual, identidad y expresión de género.
“La ONU ha descrito puntualmente que la población LGBT+ estamos dentro de esta violencia de género porque se nos trata cómo se nos ve. Es importante que se entienda que lo que ha vivido Loren también es violencia de género por ser un hombre trans”, explica María Romero, abogada litigante del caso.
Múltiples violaciones a sus ddhh
Tras la obstaculización de la justicia de la CEDH y UNIIGÉNERO, Loren buscó asesoría jurídica de la asociación civil El Clóset LGBT. Su abogada María Romero ha interpuesto más de doce procesos jurídicos en contra de Álvaro Antonio Ascary Aguillón Ramírez y la UANL por discriminación basada en la identidad de género.
Romero menciona que le han violado múltiples derechos humanos: “A una vida digna, a la igualdad, a la no discriminación, a la justicia pronta y expedita. A la verdad con tantos procesos jurídicos sin respuesta, al libre desarrollo a la personalidad y eso se traduce con haberle quebrado su proyecto de vida y sus objetivos que tiene por ser investigador. Que todo eso lo viva una persona, es demasiado y Loren ha sido muy valiente y aguantador pero es algo que ni en Nuevo León ni en otro lado puede repetirse”, agregó Romero.
En estos cinco años, la comunicación social de la UANL y la UNIIGÉNERO no han emitido pronunciamientos sobre el despido por transodio contra Loren Daniel. Álvaro Antonio Ascary Aguillón Ramírez continúa laborando en la Universidad.
¿Qué sigue?
Tras cinco años de lucha por justicia, quejas, demandas laborales y denuncias, un hashtag (#TransfobiaUANL) para visibilizar su caso, casi 100 días en un plantón instalado en las inmediaciones de la Rectoría de la UANL, violencia institucional, peritajes psicológicos, revictimización y vivir en incertidumbre económica y laboral, Loren Daniel siente que “al fin se cierra un ciclo”.
“Al fin puedo sentir tranquilidad porque como persona sobreviviente se reconoció con evidencia que lo que viví no está bien y fue discriminación. Al mismo tiempo me siento motivado porque aunque todo este proceso fue muy confrontativo, no con la uni, sino con mi agresor, siento que estos cinco años solo son un motivante más para que la Facultad esté mejor”, agrega Loren.
Aunque la sentencia menciona que la UANL debe restituir sus puestos de trabajo, Loren se siente ambivalente. Dice que e no ve a la UANL como un espacio seguro para él. Pero al mismo tiempo siente motivación por el poder transformador que estos cinco años pueda traerle a él y a la universidad.
“Mi motivación es que esta pesadilla de cinco años se convierta en el sueño que tuve desde el día uno que entré, dar clases y desde el día uno que me despidieron que fue, ojalá me regresen mi trabajo. Me están motivando mucho mis ex alumnos. Estos cinco años son un motivante nada más para que la Facultad esté mejor”.
Fuente Agencia Presentes
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