Ser que colma la sed
Ser que colma la sed
Lo que aparece en el término
estaba en el origen
pero no lo sabíamos.
Para esto venimos a la vida:
para conocerlo,
con-nacerlo,
para experienciarlo
en los diversos estratos de nuestro devenir.
Y cuando nos hemos colmado de existencia,
dejar de ser
para realmente Ser,
liberando nuestra pequeña individualidad
en el Ser total
que tiene sed de nuestra sed.
Irresoluble es la cuestión de saber
si la gota,
una vez que ha entrado en el Mar
y ha dejado de ser gota,
es consciente de ser Mar.
Irresoluble es la pregunta
porque está planteada
desde la gota,
no desde el Mar.
Ser mar
Ser gota
gota en el Mar,
mar en el Mar,
mar de Mar.
El Mar no inquiere por la identidad de la gota,
porque todo él está hecho de esa agua
que contiene todas las gotas que de ella surgen
y que a ella vuelven sin cesar.
No hay gotas
Solo Mar
Todo Mar.
Este saberse agua de las olas y de las gotas es revelación,
resultado de un don,
culminación
de la aventura de existir
Saberse agua
de
ese
Mar,
saberse mar
de
ese
Mar.
Al mismo tiempo, el Mar también es Rostro,
Rostro supremo,
Rostro original
que subyace a todos nosotros.
Todas las gotas contienen su reflejo
y nuestros rostros encuentran en él
su acabamiento.
Rostro que se devela a medida que cada gota
alcanza el Océano.
“Sé sin dejar de ser tú misma”, dijo Ramana
A una humilde aldeana desde la majestad infinita
de su estado de Presencia.
Ambos ardieron en silencio,
Mirándose mutuamente.
No hay más ser que el Ser
del que todos los seres beben.
Su beber les da el ser
para quedar absorbidos en él.
“Quien beba de esta agua no volverá a tener sed”.
Somos en el Ser.
Somos Ser.
Somos porque el Ser
es nosotros,
siéndonos…
*
Javier Melloni
***
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