¡Malditas sean todas las guerras!
Malditas las industrias de armamento
que se alimentan perpetuando los conflictos.
Malditas las mentes criminales
que nos privan de convivir, dialogar
y entendernos de forma cordial,
tratándonos como seres humanos.
Malditas sean las leyes injustas
y las decisiones despiadadas
que solo buscan el enfrentamiento.
Malditos los organismos internacionales
y las organizaciones de defensa
que fomentan o permanecen indiferentes
ante la muerte de tantas víctimas inocentes
y el recrudecimiento de las hostilidades.
Benditos sean quienes salen a las calles
para gritar: «No a la guerra, a todas las guerras»;
quienes buscan cualquier resquicio
que dé una oportunidad a la paz;
quienes acogen y cuidan a las personas heridas
y desplazadas por los combates.
Benditos sean quienes sacan a la luz
las raíces del conflicto y trabajan por eliminar
los obstáculos para que los acuerdos
sean sinceros y duraderos en el futuro;
quienes despliegan una gran humanidad
para recrear la humanidad perdida
en los enfrentamientos y el odio inhumano.
*
Miguel Ángel Mesa
***
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda
la difusión de sus artículos, indicando su procedencia.
Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).
Comentarios recientes