“¿Por qué el foco sólo en la Iglesia católica?” Algunas respuestas a monseñor Argüello
De su blog Rumores de ángeles:
“Porque la Iglesia es una institución ejemplar, normativa y pendiente del ‘más le valiera'”
“Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque, además de ejemplar, es una institución normativa: dice a los demás, a la gente, a todo el pueblo, como tiene o cómo debe comportarse”
“Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, por exigencia de transparencia, que es hija de la verdad y de la justicia”
“Los obispos franceses han pedido y asumido la investigación estadística independiente, real y libre. ¿Será que los obispos franceses quieren menos a la Iglesia que los españoles?”
“Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque la institución en España necesita una potente cura de humildad, soltar el lastre de los privilegios, reconocer sus muchos pecados y humillarse ante el pueblo, vestida de saco y ceniza. Con verdad, justicia y reparación”
No es la primera vez que el secretario de la Conferencia episcopal, Luis Argüello, expresa esa sentencia y se hace esa pregunta. Pero, esta vez, la volvió a repetir, tras una Plenaria del episcopado, en la que algunos de sus compañeros pidieron otra actitud y una investigación seria e independiente de los abusos en la Iglesia española. Y, además, lo hizo a los pies del Apóstol, lo que le confiere un plus de simbolismo y gravedad.
Por sus explicaciones posteriores, no se trata, pues, de una pregunta retórica, sino de una afirmación absolutamente convencida de uno de los obispos con más predicamento de la galaxia episcopal española de los últimos años. Todo un ‘mirlo blanco’ que, desde el casi anonimato de auxiliar de Valladolid, pasó al estrellado mediático, social y episcopal, tras ser elegido secretario de los obispos. Y, ahora, su nombre suena para los más altos puestos-servicios de la geografía eclesiástica patria: desde arzobispo de Valladolid a arzobispo de Madrid.
Líder consolidado del presente y del futuro episcopal español, Luis Argüello tiene que conocer (y conoce) perfectamente la respuesta a su ‘terrible’ pregunta. Pero, por si acaso, y sin afán de dar lecciones a nadie, en pleno clima sinodal, me atrevo a aventurar públicamente algunas respuestas. Sin intención, tampoco, de ser exhaustivo y con ánimo de clarificar el oscura panorama en el que se debate la Iglesia española respecto a la plaga de los abusos del clero.
-Se pone el foco en la Iglesia, porque, como bien sabe, monseñor, es una institución ejemplar, que da y debiera dar ejemplo en todos los órdenes de la vida y, especialmente, por lo tanto en el respeto a la sacrosanta dignidad de las personas.
–Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque, además de ejemplar, es una institución normativa: dice a los demás, a la gente, a todo el pueblo, como tiene o cómo debe comportarse. La Iglesia predica una moral, cuyos fundamentos dice estar basados nada menos que en el ley natural. En épocas pasadas (y no tan pasadas, monseñor, porque usted y yo las hemos vivido), impuso por todos los medios, incluidos el orden civil, sus dogmas morales. Y, en la actualidad, intenta influir al máximo en los partidos políticos, para que sean ellos los que los impongan.
-Se pone el foco en la Iglesia, por la función social que cumple o quiere cumplir. La religión, dicen ustedes, no es sólo una cuestión privada, sino que tiene una amplia repercusión pública y ayuda a los españoles a ser también mejores ciudadanos, ayudando, como decía, hace unos días, el presidente del episcopado, cardenal Omella, “a la cohesión, a la humanización y al bien común de España”.
– Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque la institución eclesial no es una ONG (aunque pida como ellas) ni un partido político (aunque, a veces, se comporte como tal) ni una multinacional (aunque, en este caso, aparezca a los ojos de la gente como una sucursal díscola de Roma).
–Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, por exigencia de transparencia, que es hija de la verdad y de la justicia. Esa tan moderna y cacareada transparencia, que obliga a implementar protocolos, pero que no parece haber cambiado la actitud secretista y oscurantista de la casta episcopal.
-Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque nadie se cree que sean “sólo pequeños casos”. Nadie puede creer que en la España franquista, donde el Caudillo ejercía su poder dictatorial “por la gracia de Dios”, haya menos casos que en la laica Francia, con una Iglesia fiscalizada y sin privilegios. Y usted sabe bien que, en aquella época, el cura (y no digamos el obispo) era una autoridad no sólo religiosa, sino también civil, que hasta expedía los certificados de buena conducta.
Pero los obispos franceses han pedido y asumido la investigación estadística independiente, real y libre. ¿Será que los obispos franceses quieren menos a la Iglesia que los españoles? Además, si no se hizo una investigación seria, independiente y exhaustiva, cómo puede asegurar usted que se trata sólo de “pequeños casos”? ¿Y cuántas víctimas son pocas?
-Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, porque la institución en España necesita una potente cura de humildad, soltar el lastre de los privilegios, reconocer sus muchos pecados y humillarse ante el pueblo, vestida de saco y ceniza. Con verdad, justicia y reparación. Sólo si la gente ve a la Iglesia realmente postrada, arrepentida y dispuesta a resarcir a sus víctimas, podrá creerla y volver a confiar en ella. Y, sobre todo, cuando vea a la institución que está dispuesta a resarcir económicamente a las víctimas a fondo, rascarse el bolsillo, vender lo que haga falta y endeudarse, si fuese necesario. Ésa es la prueba del algodón para una institución tan avara y tan agarrada, que lleva siglos cumulando bienes y dineros.
–Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, por parte de los propios católicos, preocupados por la falta de confianza de la gente en la institución, sólo al nivel de la absoluta desconfianza en los políticos. Creemos que es urgente recuperar la credibilidad y la confianza en la Iglesia.
-Los propios católicos ponemos el foco en nuestra Iglesia, monseñor, porque sabemos que es mejor una vez rojos que ciento colorados y que la permanente sospecha mina e impide cualquier intento de recuperación de la confianza social.
-Los propios católicos ponemos el foco en la Iglesia, monseñor, para acabar con el acoso y con el miedo a las cifras y a los datos, por muy duros y dolorosos que sean. Nos duele esta iglesia con miedo a la verdad, siempre a la defensiva, siempre echando balones fuera. ¿No será que el que la teme la debe? Sean proactivos, cumplan los deseos del pueblo santo de Dios, dejen que se investigue, abran sus archivos, faciliten el conocimiento de la verdad. Eso se llama examen de conciencia. Siempre se lo han exigido a los penitentes. ¿Por qué no se lo aplican a ustedes mismos?
-Los propios católicos ponemos el foco en la Iglesia, monseñor, por vergüenza torera.
–Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, por mandato evangélico y por el “más le valiera”. “Ay de quien escandalizare a uno de estos pequeñuelos; más le valdría atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar”.
-Se pone el foco en la Iglesia, monseñor, para que cumpla y haga realidad de verdad la tan cacareada “tolerancia cero”, la única forma de acabar con la condescendencia inoculada en las venas de la institución, con el sistema de encubrimiento vigente durante tantos siglos y, por lo tanto, con el clericalismo, la plaga de la Iglesia, como dice el Papa Francisco.
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