El hombre espera por naturaleza algo que no está en su naturaleza
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
1.- El final del mundo no coincide con el final del ser humano.
Comenzamos hoy el año litúrgico con el tiempo de Adviento, con el primer domingo de Adviento.
El Adviento es un tiempo –como toda la vida- de esperanza, de activar y fortalecer la esperanza.
El evangelio de hoy nos ofrece una visión esperanzada del final de la historia humana y lo hace con un lenguaje apocalíptico, algo tremendista, pero no se trata de una descripción científica del fin del mundo.
El tiempo y la historia humana terminan en la bondad de Dios. Y ello no es catastrófico sino salvífico y amable
2.- Se acerca, está ya presente nuestra liberación.
En este nuevo año litúrgico nos acompañará el evangelio de San Lucas, que subraya la presencia de la salvación ya aquí y ahora. En el evangelio de San Lucas la salvación se ha hecho ya presente por medio de JesuCristo en nuestra historia:
- Hoy estamos ya salvados:
Lc 2, 11 Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Lc 4, 21 Al comienzo de su ministerio en la sinagoga: Hoy se cumple ante vosotros esta profecía”.
Lc 5, 26 Tras la curación del paralítico, todos quedaron atónitos y alababan a Dios llenos de temor, diciendo: Hoy hemos visto cosas extraordinarias
Lc 19, 5.9 Jesús levantó los ojos y le dijo:
– Zaqueo baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Jesús le dijo:
Hoy ha llegado la salvación a esta casa.
Lc 22, 34 Te aseguro, Pedro, que hoy mismo, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces.
Lc 23, 43 Jesús le dijo (al buen ladrón):
Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Hoy, no mañana, los pobres, oprimidos, esclavos y pecadores; estamos salvados hoy.
La alegría futura se hace presente en el hoy de nuestra historia.
3.- Habrá signos.
Siempre hay signos en la vida: siempre hay señales de angustia catastrófica: la incertidumbre de la pandemia que se alarga, los que mueren en pateras o en el río Bidasoa, algunas opciones políticas que causan vértigo, las guerras, además de los crónicos fracasos personales, la inseguridad propia de la salud, la decadencia por la edad, los conflictos familiares, laborales, eclesiásticos, etc.
Cuando empiecen a suceder estas cosas, se acerca vuestra liberación.
Siempre que es media noche, comienza el nuevo día, aunque todavía quede mucha noche.
4.- Esperanza.
La esperanza es la relación amable que establecemos con el futuro; me refiero -sobre todo- al futuro absoluto, una relación llena de sentido.
La esperanza es la “materia” de la que estamos hechos los seres humanos. Vivimos porque algo en nuestro interior nos convoca a un futuro pleno.
La esperanza es la confianza en que nuestra vida tiene horizonte. Creemos que estamos en buenas manos, porque estamos en manos de Dios.
No podemos depositar toda nuestra esperanza y confianza en ninguna clase de institución humana: partidos políticos, Iglesias o gobiernos. Todos ellos pueden equivocarse y fallar.
Es útil tener buenos líderes, por supuesto. Pero, en última instancia, nosotros no podemos basar nuestra esperanza de futuro en ninguna clase de líderes humanos porque ninguno de nosotros, individualmente -o en conjunto-, tiene capacidad suficiente para salvar al ser humano.
Nosotros confiamos y esperamos en Dios.
Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor. (Salmo 120).
Me pase lo que me pase (y nos va a pasar de todo), que no me pase sin Ti, Señor.
5.- La esperanza es muy frágil.
La esperanza es una planta muy delicada, se puede secar pronto, a veces la esperanza es intermitente, aparece y desaparece en nuestro caminar.
Por eso mismo, porque es muy débil, como el sentido de la vida, hemos de cuidarla y cultivarla.
Escribía el poeta francés Charles Peguy:
La Fe es la que se mantiene firme por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que se da por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que se levanta todas las mañanas.
6.- Vivir lúcidos.
No es razonable vivir aletargados, con la sedación como norma de vida. La esperanza no adormece, abre ventanas a los problemas.
Orad
La oración es ver la vida desde o ante Dios y ello confiere una seriedad, lucidez y horizonte a la existencia. La oración es un modo de vivir lúcidos, atentos y confiados. La oración es un lugar en el que crece la esperanza. En la oración están presentes las miserias y las esperanzas humanas.
Comencemos el adviento con buen ánimo y esperanza, porque ha llegado el tiempo de la gracia, de la misericordia y del perdón de Dios:
Velad y orad
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