Este es mi cuerpo…
¿Quieres honrar el cuerpo de Cristo? No permitas que sea objeto de desprecio en sus miembros, es decir, en los pobres, que carecen de paños para cubrirse. No lo honres aquí, en la iglesia, con telas de seda mientras que fuera lo olvidas cuando sufre por el frío y la desnudez.
El que ha dicho: «Éste es mi cuerpo», confirmando el hecho con la palabra, ha dicho también: «Me visteis hambriento y no me disteis de comer» (cf. Mt 25,35) y «Os aseguro que, cuando dejasteis de hacerlo con uno de estos pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo» (Mt 25,45) […].
Aprendamos, pues, a pensar en honrar a Cristo como él quiere. En efecto, el honor más agradable que podemos rendir a aquel a quien queremos venerar es el que él mismo quiere, no el que nos inventemos nosotros […]. Haz que los hombres se beneficien de tus riquezas.
Dios no tiene necesidad de vasos de oro, sino de almas de oro […]. Por consiguiente, mientras adornas el lugar del culto, no cierres tu corazón al hermano que sufre. Éste es un templo vivo más precioso que aquél.
*
Juan Crisóstomo,
Homilía sobre el evangelio de Mateo,
50, 3ss: en PG 58, cois. 508ss.
***
Comentarios recientes