Eduardo Martínez: El universo podría ser consciente.
Científicos alemanes se han apoyado en las matemáticas avanzadas para sugerir que todo tipo de materia inanimada podría ser consciente, tal vez incluso el universo.
Las matemáticas podrían confirmar que una antigua sospecha científica puede ser cierta: el universo alberga algún tipo de consciencia.
La idea no es nueva: desde 2004, una hipótesis científica, conocida como Teoría de la información integrada (IIT), se ha propuesto explicar la naturaleza básica de la consciencia.
Pretende identificar si los objetos del universo y sus interacciones expresan “un punto de vista subjetivo”.
En el supuesto de que así sea, esta teoría se propone descubrir si esos procesos sutiles pueden describirse matemáticamente.
Este modelo matemático considera que la consciencia podría ser como una nueva ley de la física que explicaría por qué se agrupan los componentes elementales del Universo.
Nueva perspectiva
Esta hipótesis, tan documentada como cuestionada por la comunidad científica, ha resurgido ahora porque un equipo de matemáticos y físicos alemanes ha profundizado en la citada teoría y llegado a una conclusión sorprendente.
Tal como informa al respecto New Scientist, lo que están descubriendo estos científicos alemanes parece sugerir que, si queremos lograr una descripción precisa de la consciencia, tendremos que abandonar nuestras intuiciones y aceptar que todo tipo de materia inanimada podría ser consciente, tal vez incluso el universo en su conjunto.
Para llegar a esta conclusión, estos científicos han profundizado en la IIT y desarrollado un modelo matemático que podría cuantificar y medir la consciencia.
Usando las matemáticas, aseguran poder predecir cuán consciente es un sistema dado, lo que, según uno de los autores de esta aproximación, Johannes Kleiner, del Centro de Filosofía Matemática de Múnich, sería “el comienzo de una revolución científica.”
Valor phi
IIT se basa en un valor llamado phi que representa la interconectividad de un nodo, ya sea una región del cerebro, circuitos biológicos o un átomo.
Ese valor representa el nivel de conciencia del nodo. La corteza cerebral, por ejemplo, tiene un alto valor phi porque contiene un grupo denso de neuronas ampliamente interconectadas.
Sin embargo, hasta ahora ha resultado imposible calcular el valor phi de un cerebro humano porque averiguarlo llevaría un tiempo equivalente a la edad del universo.
Los matemáticos alemanes habrían conseguido simplificar este proceso de forma significativa, tal como explican en un artículo publicado en el repositorio de prepublicaciones científicas ArXiv.
Los laberintos de la consciencia
Esta investigación representa un paso relevante en la vieja aspiración de las neurociencias por conocer mejor la naturaleza y los mecanismos de la consciencia.
Detrás de esta aspiración está comprender los trastornos mentales, las enfermedades neurodegenerativas, las lesiones cerebrales y las funciones cognitivas.
Hasta ahora, todo lo que sabemos sobre el cerebro indica que la consciencia surge de los sistemas físicos y que es un fenómeno tan objetivo como la gravedad, ya que podemos observarla a través de los procesos cerebrales.
Información y matemáticas
La IIT añade que la consciencia puede definirse como una medida de la cantidad de información que procesa un sistema.
Eso no significa que un sistema que procesa mucha información necesariamente sea consciente.
Para que emerja la consciencia, es necesario algo más: que los componentes de ese sistema procesen información entre ellos.
Es un proceso biológico complejo: cualquier sistema que posea alguna cantidad de información integrada experimenta algo.
El cerebro es un claro ejemplo de sistema consciente: no solo procesa información, sino que todos sus componentes (las neuronas) también lo hacen intercambiando señales entre ellas.
Según los científicos alemanes, las matemáticas avanzadas pueden llegar a donde las neurociencias no han podido y desentrañar la proeza de la naturaleza que nos permite leer este artículo y darnos cuenta de ello.
Eduardo Martínez de la Fe
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