Viernes Santo. Celebración de la Pasión. Ciclo B. 02 abril, 2021
“Yo soy”
Hoy corremos el riesgo de perdernos entre tantos encuentros y desencuentros que se dan en estos dos capítulos del Evangelio de Juan. Además creemos que nos lo sabemos de memoria: el arresto, el sumo sacerdote, las negaciones de Pedro, Pilato, los gritos de ¡crucifícalo!, Jesús en la cruz, María y Juan, la lanza que atraviesa el costado, José de Arimatea y Nicodemo dando sepultura al cuerpo.
Es la “parte fea” de la vida de Jesús. Son los momentos en los que nos gustaría cerrar los ojos y los oídos. Y nos pasa en nuestra vida también. En los momentos de dolor, de incertidumbre, de enfermedad que lleva a la muerte… queremos cerrar el corazón y no sentir porque duele mucho.
Al comienzo de todo este relato, Jesús dice “Yo soy”. En una primera lectura podemos pensar que es algo así como “presente” o “aquí estoy”. Pero los judíos que lo escucharon supieron entender el significado y por eso “comenzaron a retroceder y cayeron en tierra”. Esas dos palabras son el nombre que Dios le había dado a Moisés (Ex 3,14) para que pudiera decir a los israelitas que Dios mismo lo estaba enviando. Jesús es Dios encarnado. También nosotras podemos escuchar ese nombre en nuestras vidas: en la enfermedad, en la soledad, en lo que experimentamos como fracaso, ante una persona que nos descoloca…
Otro detalle. El proceso ante Pilato es importante para Juan, le dedica más espacio que los demás evangelistas. Llama la atención ese doble escenario: en el interior del palacio y fuera donde estaban los que lo acusaban. Dentro hay una conversación entre él y Jesús en la que el primero le pregunta sobre su identidad y parece no encontrar nada peligroso el él. Fuera, necesita guardar las apariencias, parecer un hombre respetable y poderoso. Si observáramos nuestra forma de actuar… Quizás nos parecemos más a Pilato de lo que nos gustaría… Hoy es un buen día para callar y escuchar a Dios en el silencio, en el interior de nuestro palacio.
Oración
Haznos escuchar, Trinidad Santa, tu nombre en el interior de nuestro ser.
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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa
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