Encontrar a Jesús.
La alegría es la flor de la salud. (Proverbio)
14 de febrero. DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO
Mc 1, 40-45 “Se le acercó un leproso y, arrodillándose, le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme”
Un leproso que, saltándose las leyes se acercó a Jesús y le suplicó que lo curara. Y Jesús lo hizo tocándole la cabeza. Una caricia brotada de la ternura de su corazón, loco de amor por los hombres.
Encontrar y seguir a Jesús significa adherirse a él en la fe, prolongar su obra, su misión.
Podemos considerar rasgos más destacados de este relato de Marcos los siguientes:
a) La fecundidad del testimonio: el enfermo recién curado empezó a divulgar el hecho y su fama se extendió hasta tal punto que Jesús ya no podía entrar en ningún pueblo. Esta fe en Jesús se contagia, no puede encerrarse ni confinarse.
b) El gozo ante el descubrimiento de Jesús como Mesías: este clima de alegría, que llena el corazón de los discípulos, se manifiesta en la reiterada mención del típico verbo griego “eurekamen”: ¡lo hemos encontrado!
La alegría es una cualidad de todas las personas que desean vivir la vida en positivo, como podemos constatar tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo:
“Porque el Señor tu Dios está en medio de ti
como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo,
te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos” (Sofonías 3, 17)
“Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él” (Salmo 18, 24)
“Os he dicho esto para que participéis de mi alegría y vuestra alegría se colmada” (Juan 15, 11)
“Tened siempre la alegría del Señor; lo repito, estad alegres” (Filipenses 4, 4)
Beethoven, lo cantó de esta manera en la Novena sinfonía: “¡Alegría, hermoso destello de los dioses, hija del Elíseo; ebrio de entusiasmo entramos, diosa celestial, en un santuario!”.
En la mitología griega, Εὐφροσύνη, Eufrósine (en griego ‘júbilo’, alegría’) era una de las tres Cárites, hija de Zeus y de Eurínome.
Poema de Alejandra Rivas (poematrix.com)
Encontrarse es vivir nuevamente esa experiencia
en la que en que tú, solo tú, has florecido.
Navegar por metas a punto de cumplir
pero seguir esperando aquello que te hace
ser quien eres.
Sus sonrisas son como el cielo,
que te dicen cuando debes de descansar
y cuando debes seguir adelante.
El suspiro de un nuevo día es gozar de
una nueva oportunidad para vivir juntos en familia
y no perder esa esperanza que brota por
miles de heridas.
Encontrarse con un amigo no se compara
a tenerlo siempre cerca, desde que te vieron nacer.
Vicente Martínez
Fuente Fe Adulta
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