Al amor de Dios, ¿le limita la justicia divina?
Paco Rabal en Nazarín, la obra de Benito Pérez Galdós que Luis Buñuel llevó al cine.
Juan de Burgos Román
Madrid.
ECLESALIA, 25/09/20.- Imagina que te llegan estas dos informaciones:
1ª.-Tu amigo Andrés te dice que ayer a las 12 AM estuvo hablando con Ataulfo en Cádiz.
2ª.-Tu amigo Baltasar te dice que ayer a las 12 AM se encontró con Ataulfo en Oviedo.
Es obvio que una, al menos, de estas dos informaciones no puede ser cierta ¿Cómo procederías tú para averiguar cuál de ellas dos pudiera ser la falsa?
Si Andrés es de tu total confianza, pensarás que la información que te dio Baltasar será la falsa; y, al revés, si te fías plenamente de Baltasar, pensarás que fue Andrés el que te dijo algo incierto. Así que, si te interesa averiguar la verdad, procederás de muy distinta manera según el grado de fiabilidad que te ofrezca cada uno de tus dos amigos; en el primer caso, iras detrás de ver si Baltasar se equivocó (o te mintió) y, en el segundo, iras a ver si fue Andrés el que no te dijo la verdad. Todo depende de en quién de los dos, Andrés o Baltasar, tengas fe y en cual no, o a cuál de los dos le concedes tú más credibilidad.
Imagina ahora que te llegan estas dos informaciones:
1ª.- Unos hermanos en la fe te dicen que el amor de Dios es tan grande que, tras la muerte, Él nos regalara a todos, sin excepción (salvo a los que pudieran rechazarlo, lógicamente) un vivir en plenitud por toda la eternidad.
2ª.- Otros hermanos en la fe te dicen que, a pesar de que el amor que Dios nos tiene es infinito, como resulta que también es infinita su justicia, ha de ocurrir que, tras la muerte, no le será dado conceder un vivir en plenitud a gentes que mucho pecaron.
Es obvio que una, al menos, de estas dos informaciones no puede ser cierta ¿Cómo procederías tú para averiguar cuál de ellas dos pudiera ser la falsa?
Si tus adentros te dicen que el amor es, en Dios, lo definitivo, que Él es amor y que todo lo demás está subordinado a ese gran amor, entonces darás crédito a la primera de las anteriores aserciones y, si quieres investigar sobre ello, te pondrás a ver si los textos evangélicos en los que se habla de condenaciones eternas se deben entender no textualmente, te pondrás a ver si resulta que, los tales textos, quieren decir cosa distinta de la que parece a primera vista, a confirmar que el amor, en Dios, no puede estar mediatizado por nada, a ir detrás de averiguar como puede de ser la justicia divina para que nada pueda ella mermarle al amor.
Pero si tu sentir va por el lado de percibir que la justicia divina está, digamos, en pie de igualdad con el amor de Dios, que Dios es tan amoroso como justiciero, lo que impediría que algunos pudieran acogerse a ase amor a causa de sus muchas maldades, pues la justicia así lo exigiría, entonces darás crédito a la segunda de las antedichas informaciones y, si quieres investigar sobre ello, entonces te situarás dando crédito a la interpretación literal de los textos evangélicos en los que aparecen condenaciones eternas, rechazando cualquier otro modo de entenderlos, lo que sería, supondrías, tergiversar el verdadero mansaje divino.
Y es que, en el fondo, todo depende del Dios en el que cada uno crea.
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