Cómo vivir las tensiones en los grupos
Domingo XXIII del Tiempo Ordinario
6 septiembre 2020
El relato de Mateo parece recoger las “normas” que se fue dando aquella comunidad para regular la convivencia entre sus miembros, particularmente en casos de conflicto doctrinal.
Toda comunidad necesita normas o referencias, no solo para tratar de armonizar las relaciones entre las personas, sino para evitar arbitrariedades por parte de la autoridad. Aunque, con frecuencia, este segundo objetivo suele quedar en entredicho al reservarse la propia autoridad la interpretación de la norma.
Por ello, aun siendo necesaria, la regulación se convierte fácilmente en manipulación, en cuanto hay absolutización de la norma y apropiación de su interpretación por parte de algún grupo. Cuando eso ocurre, es ese grupo de poder quien maneja la norma en beneficio propio, juzgando y condenando fácilmente a quienes discrepan.
No solo eso. Cuando la norma –o una interpretación de la misma– se absolutiza, suele utilizarse como pretexto para juzgar y condenar al otro –que será “considerado como pagano o publicano”–, al mismo tiempo que para justificarse uno mismo, en cuanto “cumplidor” de la ley. Es la trampa del legalismo, tan frecuente en grupos rígidos, también religiosos.
En todo grupo o comunidad, las tensiones son inevitables. Son resultado de la diferencia de necesidades y de aspiraciones que vive cada uno de los miembros. La clave está en el modo de gestionarlas. Cuando su gestión no es adecuada, desembocan en conflicto abierto; cuando es acertada, se convierten en oportunidad de aprendizaje y de crecimiento para las personas y para la propia comunidad.
La gestión adecuada de las tensiones parece requerir la capacidad de conjugar con acierto la autenticidad con la flexibilidad: ser fiel a sí mismo –eso es ser auténtico–, al mismo tiempo que flexible ante las demandas de los otros. Lo cual a su vez implica un grado notable de humildad y de libertad interior, como condiciones de un diálogo honesto, en el que no se busca tener razón ni favorecer el propio interés, sino la verdad de la relación y el bien de las personas.
¿Cómo vivo las tensiones en cualquier grupo?
Enrique Martínez Lozano
Fuente Boletín Semanal
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