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La Iglesia católica española pierde creyentes y practicantes: se desploman las bodas, bautizos y comuniones

Miércoles, 24 de junio de 2020

los-obispos-espanoles-con-el-papaEn 2001 el 70% de los enlaces se celebraban ‘por la Iglesia’. En 2019, apenas fueron el 20%

Más allá de lo formal –casi dos tercios de los españoles se declaran católicos, y más de tres cuartas partes han sido bautizados–, la práctica religiosa y sacramental en nuestro país ha vivido un brusco descenso en los últimos años

En apenas una generación, los fieles han ido abandonando los templos. Ya no se casan por la Iglesia, y cada vez menos se bautizan o hacen la primera comunión, históricamente los ritos de entrada en la Iglesia católica. Las primeras comuniones han pasado de 245.427 en 2012, a 222.345 en 2018, mientras que en el caso de los bautizos la cifra ha caído en picado: de 268.810 bautizos en 2012, a 193.394 en 2018

A finales de junio, diócesis como Plasencia o Valencia serán las primeras en comenzar a celebrar comuniones, bautizos y bodas en los templos católicos, ceremonias que se han visto frenadas por el impacto del coronavirus. Y, salvo algunas colas en lugares ‘de moda’ (Los Jerónimos en Madrid, y muchas de las basílicas en Sevilla, además de las catedrales de Burgos, Ávila o León), lo cierto es que el retorno de los ritos sacramentales no tendrán la afluencia de otros años. ¿La razón? No sólo la COVID–19, sino el hecho de que la sociedad española, en la práctica, ha dejado de ser católica.

Más allá de lo formal –casi dos tercios de los españoles se declaran católicos, y más de tres cuartas partes han sido bautizados–, la práctica religiosa y sacramental en nuestro país ha vivido un brusco descenso en los últimos años. Un descenso que se convierte en auténtico desplome cuando cruzamos los datos de bodas, bautizos o comuniones, las grandes celebraciones que históricamente han llenado los 23.000 templos católicos de nuestro país.

Incluso el Papa Francisco ha animado, en más de una ocasión, a volver a una Iglesia de pequeñas comunidades, sabiéndose –al menos en Europa– en clara minoría respecto a otras épocas en las que ser católico era parte consustancial del Viejo Continente.

Mientras se escuchan los exabruptos de más de un cardenal y varios obispos (Reig, Munilla, Cañizares, Sanz…), lo cierto es que la Iglesia española sigue estando en los niveles más bajos de aceptación social, aunque su peso sociopolítico sigue siendo muy fuerte en un país que apuesta por la laicidad.

Los datos del CIS de hace un año resultaban tajantes: por primera vez, los no creyentes se situaban por encima de los católicos practicantes. Así, aunque dos de cada tres españoles se declaran católicos, apenas el 22,7% acuden a misa o se confiesan. Los agnósticos o no creyentes suman el 29%. Si sumamos al 2,3% de los que afirman pertenecer a otra religión, concluimos que tres de cada diez ciudadanos no quiere saber nada de la Iglesia católica.

“Si no cambia la cosa, sólo celebraremos funerales”

¿Qué le queda a la Iglesia? Los ritos… y cada vez menos. La práctica religiosa de los últimos años ha vivido un auténtico desplome. Especialmente relevantes son los datos de las bodas. Si en 2001 el 70% de los enlaces se celebraban ‘por la Iglesia’, el año pasado el porcentaje descendió al 20%.

El derrumbe en las dos últimas décadas ha sido espectacular: en el año 2000 unas 163.000 parejas se unían por la Iglesia. El año pasado, la cifra se dividió por cuatro (41.975), según datos de la propia Conferencia Episcopal.

En apenas una generación, los fieles han ido abandonando los templos. Ya no se casan por la Iglesia, y cada vez menos se bautizan o hacen la primera comunión, históricamente los ritos de entrada en la Iglesia católica. Las primeras comuniones han pasado de 245.427 en 2012, a 222.345 en 2018, mientras que en el caso de los bautizos la cifra ha caído en picado: de 268.810 bautizos en 2012, a 193.394 en 2018.

Sólo han aumentado, y mínimamente, los sacramentos ‘de adultos’: confirmaciones (en 2012 110.065; en 2018, 129.171) y las unciones de enfermos (de 20.493 en 2012 a 25.663 en 2018).

¿Qué quiere decir esto? Los expertos consultados lo tienen claro. “Hemos perdido a la infancia, lo que quiere decir que estamos a punto de perder, si no lo hemos hecho ya, a la juventud. Y que, si no cambia la cosa, dentro de poco solo celebraremos funerales” lamenta un obispo español que prefiere mantenerse en el anonimato.

Los escándalos de abusos –”No sólo sexuales, sino de poder”–, la histórica ligazón de sectores católicos predominantes con los poderes económicos y políticos de este país, y la sensación de que la institución se ha alejado de los debates que interesan a la sociedad son algunas de las razones. “Curiosamente –analiza este prelado–, cuando tenemos en Roma a un Papa que es el paradigma de la globalización y de la cercanía. Algo hemos tenido que hacer muy mal para que no nos quieran”, asume.

Millones en las clases y en la ‘X’ de la Renta

Sin embargo, otros datos, precisan fuentes episcopales, podrían dar una imagen diferente de la situación. Según la Memoria de Actividades de la Iglesia española, más de 8,3 millones de personas acuden regularmente a las 9,5 millones de misas que anualmente se celebran en nuestro país. Una potencia de presencia pública que sólo pueden igualar algunos clubes de fútbol y que, en su día, la Iglesia utilizó en las calles para oponerse a los proyectos progresistas del primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, como Educación para la Ciudadanía y, especialmente, la ley del matrimonio igualitario.

Pese a notable descenso, más de tres millones de escolares optan por la clase de Religión Católica en las escuelas, que gracias a la llamada Ley Wert cuenta para nota en las escuelas, algo que el nuevo proyecto de ley educativo que se tramita en el Congreso pretende eliminar.

Además, las cifras de la Renta, obtenidas por los contribuyentes que marcaron la x correspondiente en su declaración han subido de forma espectacular en los últimos años, alcanzando un récord de 285 millones de euros en el último ejercicio.

Fuente Religión Digital

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