Piden absolución para Luz Aimé Díaz, presa por travesti, migrante y pobre
En julio de 2018, la joven de 22 años fue acusada por “robo agravado y privación de la libertad agravada”. Estuvo 8 meses presa en el Penal de Ezeiza y hoy se encuentra con arresto domiciliario. El 20 de febrero comenzará el juicio oral.
Por Alejandra Zani
En un cuarto del Hotel Gondolín, cumpliendo su prisión domiciliaria, Luz Aimé Díaz (22) espera la llegada de su juicio. La acusan por “robo agravado y privación de la libertad agravada” en un crimen del que su defensa asegura que no tuvo conocimiento ni participación. Esta acusación le valió 8 meses de prisión en el Penal de Ezeiza.
“Una noche del 2018, Luz estaba trabajando en una esquina del barrio en Palermo y dos personas la contrataron para un servicio sexual. Fue llevada a un departamento donde realizó su trabajo y luego se fue. Dos meses más tarde, mientras trabajaba en la misma esquina, la detuvieron. La acusaban de un crimen que ocurrió en el departamento en el que había estado, pero del que ella no sabía nada”, explica Andrea Alcalde, docente de Proyecto Formativo Ocupacional en el Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, a Presentes.
Luego se supo que, poco tiempo antes de que Luz entrara al departamento, las personas que pidieron su servicio habían maniatado y violentado a un hombre de 50 años perteneciente al colectivo LGBT+ que se encontraba en una habitación contigua a ellos. Este hombre sobrevivió al ataque, aunque gravemente herido.
El paso de Luz por el departamento fue prueba suficiente para el Poder Judicial, que no indagó acerca de la presencia de más gente en la escena. “Son personas de las que no hay rastro. El fiscal ni siquiera ahondó ni intentó buscarlos. Por eso decimos que la Justicia es patriarcal, machista y heteronormativa, porque pretende responsabilizar a una identidad travesti que estaba realizando su trabajo y se la acusa de ser la organizadora de un crimen contra un miembro del colectivo, cuando los verdaderos ejecutores están libres y probablemente sigan cometiendo los mismos delitos”, continúa Alcalde. Por este motivo y desde julio de 2018, Luz estuvo en prisión preventiva a disposición del Juzgado Criminal Número 40 a cargo de la jueza Paula González.
Una Justicia binaria y heteronormativa
En una primera instancia, a Luz se le otorgó una defensa oficial que no estaba formada en perspectiva de género y que no respetó su identidad. Le decían ‘el travestido’. “Por eso decidimos formar un comité de justicia integrado por docentes del bachi, por abogadas y por una psicóloga”, cuenta Alcalde. También se propuso para Luz una defensa particular conformada por la abogada Luli Sánchez, quien también trabajó con el juicio de Diana Sacayán, Natalia Dalessandro, quien estuvo en la querella contra Lucas Carrasco, y Lara Bertolini, teórica y activista travesti y traVajadora judicial.
Durante 8 meses, Luz estuvo privada de su libertad en el Penal de Ezeiza. La Comisión por la Memoria (CPM) a través del programa Comité contra la Tortura, en un informe de 2019 sobre lugares de encierro en la provincia de Buenos Aires expone que “el uso abusivo de la prisión preventiva tiene consecuencias específicas para las travestis y trans”. Esto se deba a que “los sistemas de exclusión que atraviesan antes de ingresar al penal se agravan por la prisionización y la mayor exposición a las violencias” y concluye con la idea de que “este contexto de desigualdad estructural no es tenido en cuenta por el Poder Judicial al momento de resolver la prisión preventiva”. Recién en abril de 2019 se le otorgó la prisión domiciliaria.
Fuente Agencia Presentes
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