26.1. Fiesta de la Palabra: para leer, celebrar y “vivir” la Biblia
Canto de Dios: Iniciación a la Palabra (hermenéutica)
Desde antiguo se viene comparando la Biblia con la música de Dios, y así lo ha destacado el Papa Francisco al instituir esta Fiesta de la Palabra, para leer y celebrar, compartir y liberar, como germen e impulso de Dios en el camino de los hombres. Desde ese fondo he querido:
- Presentar de nuevo dos reflexiones que expuse hace unos meses en youtube sobre la hermenéutica en la Biblia y en la historia (estudio) de las religiones, poniendo de relieve el hecho de que la Biblia sólo es palabra de Dios en la medida en que se escucha, se lee, se comparte, se interpreta y se celebra, como una obra musical, que no es la “partitura” en sí, sino la celebración de su música.
- Exponer algunos elementos básicos de la hermenéutica o interpretación de la Biblia, en línea judía y cristiana, conforme a mi libro Biblia‒Ciudad. Esta segunda parte es más técnica y servirá para descubrir el otro lado de la Biblia, como libro de instrucciones, para manejar, entender, re-interpretar y aplicar la Biblia, en la vida de los hombres y mujeres que la leen y quieren entenderla, actualizarla, recrearla, recreándose por ella.
Un ejemplo triste. La Biblia de Pizarro y Atahualpa
‒ Escucha y cumple: Ésta es la Palabra de Dios, y ella te pide que te conviertas a la verdadera fe de Jesucristo.
Atahualpa tomó el libro, lo puso en su oído y no oyendo nada lo dejó caer al suelo. Entonces, el P. Valverde, buen teólogo, alumno de Salamanca y escolar de los Dominicos de Valladolid, exclamó: ¡Cristianos, este hombre ha arrojado por tierra los evangelios, que son la palabra de Dios, prendedle…!
Aquel fue un encuentro fallido… No se podía presentar la “Palabra de Dios” (que se expresa en la Biblia) de esa manera… Para Atahualpa aquel libro no podía ser palabra de Dios, no le podía hablar. Por su parte, Valverde y los españoles tampoco sabían (o no querían saber) lo que implica la Biblia, que es la experiencia de un encuentro personal con Dios…
Evidentemente, para que Atahualpa escuchara la “música” de la Biblia, Valverde y sus colegas soldados tendrían que habérsela cantado y vivido de otra forma y para ello no estaban (=no querían estar) “preparados”. Fue tristísimo: La Biblia en el suelo y Atahualpa condenado, al fin, a muerte y ejecutado, con la excusa de que la había “profanado” la Biblia. El Papa Francisco es heredero de aquel desencuentro y “crimen” de la Biblia. En esa línea se puede hablar de muchas biblias “malas”:
- La Biblia amuleto, de los que la llevan o tienen en casa como un talismán protector, en línea de idolatría más que de Palabra de Dios.
- La Biblia incensada en las celebraciones, biblia olorosa y lujosa en un ambón callado, que a nadie habla.
- La Biblia arrojadiza propias, de aquellos que la emplean sólo para argumentar y condenar a los demás, sin jamás llegar a sus entrañas para dejarse convertir por la Palabra.
- La Biblia olvidada y polvorienta, en el rincón de una oscura esquina o biblioteca de la casa, como el arpa del poeta (Becquer), con mil melodías y gritos de amor escondidos y mudos en su seno.
- Biblia clerical, domada o dogmatizada por algunos, que la interpretan e imponen a su medida, mientras el conjunto de los fieles no pueden leerla, porque está prohibido que piensan… Esa era la Biblia de mis tías muy mayores de Ceberio, heredada de su hermano cura de principios del siglo XX en un gran armario al que los niños no podíamos llegar…
Esas y otras semejantes son biblias muertas, que están ahí pero no hablan, que no son (no se hacen) palabra de vida, ciudad donde uno habita por dentro. En contra de eso, ha de estar en nuestra casa y parroquia la Bibia compartida, de la familia y de la juventud, Biblia que se lee y estudia, que se goza y de discute, que se aprende en la medida en que se lee al caminar.
Para los que tienen y leer esa Biblia, quiero ofrecer las reflexiones que siguen, partiendo de lo que he dicho en Ciudad-Biblia, libro preparado precisamente para los que quieran celebrar esta fiesta del 26.1.2020.
HERMENÉUTICA BÍBLICA
Presentación básica de algunos elementos de hermenéutica, para situar, entender y revivir la Biblia como palabra de Vida en la vida de los hombres.
La Biblia es Palabra de Dios en la medida se lee y actualiza, se comenta y aplica, de una forma viva, activa, comprometida y creadora dentro de una comunidad de creyentes, es decir, de lectores vivos que descubren y despliegan a través de ella su experiencia y camino creyente.
Tres principios
- La Biblia es Palabra de Dios en la medida en que habla, esto es, Dios sigue hablando por ella en el corazón y en la mente de los hombres y mujeres que la toman como referencia básica de su encuentro con Dios. Cerrada en sí, como libro que está ahí, como una “cosa”, por bella o importante que sea, la Biblia no es palabra de Dios.
- La Biblia es un libro vivo de toda una comunidad creyente… Cuando algunos particulares, por importantes que sean (ministros‒jerarcas o estudiosos‒escribas…) se apoderan de ella y la toman como propia, esa Biblia deja de ser Palabra de Dios y se convierte en ideología o signo de poder de algunos grupos especiales de especialistas (perdónese la redundancia).
- El Papa Francisco ha querido “devolver la Biblia a todos los cristianos católicos”, pues antes, por siglos, había estado secuestrada por estamentos jerárquico‒académicos, de forma que ella no era el libro de reverencia de la Palabra de Dios, sino texto heráldico o de dominación de algunos.
Todo el judaísmo es una interpretación bíblica, como he puesto de relieve al final del estudio del AT (Biblia y judaísmo). Teniendo eso en cuenta, quiero recoger algunas normas de la lectura e interpretación de la Biblia, elaboradas por el judaísmo, desde el mismo interior del texto, entendido como un libro vivo.
Punto de partida.
Los escribas judíos (los grandes rabinos) no se preocupan por deducir de la Biblia unas teorías sobre Dios o sobre el mundo, sino por fijar a partir de ella y de las tradiciones del judaísmo unas normas de vida para el pueblo. Ciertamente, ellos saben que la Ley es gracia, don de Dios, revelación de un misterio que les sobrepasa, regalo sagrado y salvador que Dios mismo ha querido dar a su pueblo para guiarle sobre el mundo a lo largo de una historia que se narra en los libros proféticos (la primera parte de los libros proféticos son los que suelen llamarse históricos, de Josué a 2 Reyes).
Reglas de interpretación
Hay varios métodos de exégesis rabínica, que pueden resumirse en las reglas de Hillel, de R. Ismael o de R. Jose ha-Galili (siglos I y II d. C.).
Son reglas intra-textuales, centradas en la misma dinámica literal del texto, leído e interpretado desde sí mismo, dentro de una comunidad que quiere mantenerse fiel a la tradición. Se distinguen del método helenistas (más simbólico y dogmático) y de la crítica moderna (en línea histórico-literaria).
- Qal wahomer, se pasa “de lo ligero a lo pesado”, de lo menor a lo mayor, de un ejemplo concreto a un principio fundamental.
- Gezerah shawah,o búsqueda de lugares paralelos, en los que se ponen de relieve las semejanzas internas de varios textos, que se iluminan entre sí.
- Al tiqrey: el sentido cambia con la vocalización o la puntuación del texto canónico (consonántico, sin vocales) y puede vocalizarse de diversas maneras, su sentido se encuentra abierto a una variación casi infinita de sentidos.
- Tartey misma’ o búsqueda de un segundo sentido. Los textos pueden leerse y entenderse de diversas maneras, según el contexto en el que se sitúen; por eso es importante buscar otro sentido en el texto.
- Binian: consiste en encontrar una “ley común” que puede obtenerse a partir de la lectura de tres o cuatro textos, y aplicarse a otros textos semejantes.
- Gematría. Se funda en la equivalencia numérica de las letras de una palabra, que puede compararse con otras palabras que tengan los mismos números. Esta norma, aplicada de un modo sistemático por algunos cabalistas ha convertido la Biblia en un campo apasionante de investigación simbólica.
- Notaricón: consiste en descomponer una palabra en sus letras, a modo de acróstico, de manera que cada letra aparezca como inicio de una nueva palabra, para componer de esa manera frases distintas, conforme al posible contexto.
Tres momentos de una historia
Toda la historia judía, desde el signo I‒II hasta la actualidad puede entenderse como un proceso de interpretación de la Biblia, un proceso en el que pueden destacarse tres momentos:
- Misná. Del siglo I al III d.C. El judaísmo fija las grandes tradiciones orales que sirven para interpretar y actualizar la Escritura, en un esfuerzo ingente por actualizar y adaptar su contenido.
- Talmud. Del siglo IV al VIII‒IX después de Cristo, se actualiza y comenta la Misná fijándose de un modo casi completo la “tradición oral”, es decir, las normas de vida que derivan de la experiencia israelita a lo largo de los siglos.
- c. Cábala. Se desarrolla especialmente entre el siglo IX y el XIII d.C., recogiendo tradiciones de tipo esotérico, que sirven para expresar y actualizar el sentido más místico de la Biblia.
HERMENÉUTICA CRISTIANA
Los cristianos toman su Biblia como expresión de la Palabra de Dios, que se ha desarrollado de forma privilegiada en el camino que va de Israel a Cristo. No niegan el valor sagrado de otros libros, de oriente y occidente, y en especial del Corán, al que pueden toman y toman también como sagrado. Pero, para ellos, la revelación básica de Dios se da en la Biblia judía y de un modo especial en los evangelios del Nuevo Testamento, que trasmiten el testimonio de Jesús, para ser acogido y actualizado.
Los cristianos confiesan en su Credo que el Espíritu Santo habló por los profetas y por eso ellos quieren entender la Escritura con la ayuda del Espíritu Santo. En su principio, la exégesis cristiana siguió los métodos judíos, aunque después puso más de relieve las técnicas de la interpretación helenistas, poniendo de relieve los cuatro → sentidos de la Escritura. Más tarde, a partir de la Edad Moderna, nos cristianos han desarrollado una lectura científica de la Biblia.
Punto de partida. Lectura canónica
Tanto judíos como cristianos empiezan tomando la Biblia de un modo “canónico”, es decir, como “libro unitario”, aunque formado por diversos libros, como son como un relato continuo en el que se contiene y expresa la palabra de Dios. Por eso, sus libros han de entenderse a modo de unidad, iluminándose unos a otros.
- Esta lectura acepta la diacronía (el proceso temporal de la revelación), pues tiene que reconocer y valorar el surgimiento y canonización de los textos, como elementos integrales del gran libro de Dios.
- Ésta es sobre todo una lectura sincrónica y sinóptica, pues compara los diversos textos entre sí, tomando la unidad del canon como punto de partida y contexto de interpretación del conjunto de los libros.
- Ésta es una lectura confesional, es decir, abierta a la fe, partiendo del Canon de libros inspirados por Dios, en sentido judío (Biblia Hebrea) o cristiano (AT y NT).
- Ésta es una lectura orante y práctica: una respuesta del creyente a la Palabra del Dios que le habla, llevándole al compromiso de la vida, en plano judío o cristiano.
Profundización. Los cuatro sentidos de la Biblia
Los maestros cristianos de la Edad Antigua y del Medievo, siguiendo una inspiración judía que se encuentra ya en Filón de Alejandría, han desarrollado cuatro “sentidos” o, mejor dicho, cuatro lecturas creyentes de la Biblia, implicadas entre sí:
- Letra, libro de estudio. Lo primero es el estudio de la “letra”, es decir, del texto en sí, en su propia lengua original (si se puede) y en su contexto de historia. Sin esta base de letra y de historia, la lectura bíblica se vuelve ideología o pura fantasía, de forma que cada uno ve en ella lo que quiere o imagina. Así lo destacaron los Santos Padres, sobre todo los de la escuela de Antioquía.
- Alegoría, libro de profundización. Tras la letra viene el “sentido”, que los antiguos llamaban “alegoría” o “teología”, y que solían interpretar en clavesimbólica. La Biblia no es un texto de pura ciencia física o astronómica (caso de Galileo), sino libro para creer y para descubrir el misterio de Dios que habla a los hombres en la historia. Así lo han destacado, sobre todo, los maestros de la escuela antigua de Alejandría,
- Moral, una guía para actuar, es decir, para guiar las costumbres (=mores) de los creyentes. Así lo supieron los buenos cristianos antiguos (monjes); así lo ha descubierto la teología de la liberación. Esta exégesis aplica los textos a la vida de los creyentes, en una línea de práctica personal y comunitaria, desde el compromiso de la Iglesia en el mundo, como supieron autores que van Juan Crisóstomo a Juan XXIII.
- Anagogía, libro para orar. Se llamaba “anagogía” el camino de ascenso que conduce al creyente a la contemplación de los misterios. En esa línea, la misma lectura se vuelve así oración, partiendo de la historia del pueblo de Dios, que cada creyente actualiza en su vida o tomando como propios los salmos y otros textos de plegaria. Como testigos de esta forma de oración podemos citar a san Agustín o san Juan de la Cruz.
Aproximaciones confesionales
A lo largo de la historia de la Iglesia, especialmente en la Edad Moderna, se han dado diversas actitudes y matices “confesionales” en la forma de lectura de la Biblia. :
Ortodoxos, lectura litúrgica. Iconos bíblicos.
Mantienen la tradición antigua, de tipo sirio, copto o bizantino. Insisten en una lectura integral, en continuidad con los Santos Padres y en armonía con la liturgia de la Iglesia. Más que un libro para descubrir la fe en privado (protestantes) o para fijar las doctrinas y dogmas (católicos), ellos ven la Biblia como libro para celebrar la liturgia de la vida. En esa línea representan sus grandes misterios en los iconos, desde el Icono de la Trinidad (con los tres ángeles de la visión de Abrahán, en Mambré: Gen 18), hasta los iconos de la Anunciación, el Bautismo o la Resurrección de Jesús.
Católicos, visión dogmática. El Magisterio de la Iglesia.
A partir de Trento(1545-1563), la Iglesia Católica ha intentado evitar el “libre examen” de los protestantes, impidiendo a los simples fieles el acceso a la Biblia en lenguas “vulgares”, dejando que sea el Magisterio el que la intérprete de un modo autorizado.
Desde el Vaticano II (Constitución Dei Verbum, Sobre la Divina Revelación: 1965), los católicos han retomado la lectura y estudio universal de la Biblia, buscando un cado un modelo de lectura integradora, que vincule exégesis bíblica con teología y espiritualidad, recogiendo los elementos más valiosos de la tradición antigua, desde su perspectiva unitaria, moderada por el Magisterio, es decir, por la fe del conjunto de la comunidad de os creyentes.
Protestantes, libre examen.
Superando el esquema ortodoxo y la interpretación normativa de la Biblia, marcada por la jerarquía, a partir del siglo XVI, ellos pusieron de relieve la interpretación personal (privada) de la Biblia. Su actitud ha sido ejemplar y ha marcado el estudio moderno de la Biblia, en clave de libertad, pero, cerrada en sí misma, podría correr el riesgo de caer en un subjetivismo.
ACTUALIZACIÓN. TRES APROXIMACIONES ANTROPOLÓGICAS
No hay en el mundo otro libro que haya sido más estudiado y aplicado que la Biblia. Entre las formas de aproximación actual a la Biblia podemos destacar
- Aproximación psicológica. Los textos bíblicos ofrecen un tipo de psico-drama, y de esa forma no ofrecen un testimonio del despliegue de la mente. Más que leídos, los textos de la Biblia han de ser recreados, de manera que nosotros mismos lleguemos a ser transformados por ellos. En esta línea se están abriendo amplios campos de investigación y estudio. No se trata de tomar desde fuera una teoría psicológica para aplicarla después, sino de dejar que la misma Biblia aparezca como testimonio clave del despliegue de la vida humana, en plano de maduración personal.
- Aproximación feminista. La Biblia ha tendido a entenderse como un libro de hombres/varones. Ahora descubrimos que ella es también un texto de mujeres, por lo que dice y omite. Así, las mismas mujeres quieren recuperar aspectos olvidados pero fuertes, de la acción y presencia femenina en la Escritura. Por eso es muy importante descubrir y valorar la forma en que ellas leen e interpretan la Escritura en la actualidad. No se trata de inventar algo nuevo, sino de caer en la cuenta de que toda lectura se inscribe en un contexto masculino/femenino, y de aplicarlo a la lectura de la Biblia, descubriendo y aplicando los matices de una visión femenina de sus temas.
- Aproximación liberadora. La Biblia no ha sido nunca sólo un libro para leer y orar, sino también para cumplir (en el plano del sentido moral, citado en pág. anterior), un libro que recoge la esperanza de liberación de los oprimidos, desde el Génesis y Éxodo hasta el Apocalipsis. Así lo han puesto de relieve en los últimos decenios muchos investigadores y pastores de las iglesias, especialmente en América Latina, recuperando y actualizando los rasgos principales de la tradición profética del AT y del evangelio cristiano.
Ha sido desarrollada de un modo especial en los últimos tres siglos (desde la Ilustración del XVIII), partiendo de un contexto cultural protestante, siendo aceptada después por cristianos (católicos y ortodoxos), por judíos y por no creyentes. Pone de relieve el aspecto más cultural (histórico, literario) del texto. Incluye, en sentido general, tres niveles de “crítico” (investigación) y tres de “hermenéutica” (comprensión y aplicación):
TRES CRÍTICAS:
- Textual. Fija el texto en su original, con la ayuda de la paleografía, la filología comparada y otras ciencias. Su primera función es cotejar los testimonios (manuscritos: papiros, pergaminos), llegando en lo posible texto primitivo. Esta es una labor que viene dado por los editores y los traductores del AT y del NT.
- Histórico cultural. Sitúa la Biblia en su contexto, en las culturas del Antiguo Oriente, con la ayuda de ciencias como la arqueología comparada y la historia de las culturas (y religiones) para entender mejor su origen, su desarrollo y sus aportaciones, desde la perspectiva de nuestro tiempo.
- Literaria. Aplica a la Biblia los métodos de estudio de los textos literarios (elaborados en parte precisamente estudiando la Biblia), analizando convergencias divergencias respecto a otros textos y culturas del entorno (Egipto y Mesopotamia, Siria y Fenicia, Persia, Grecia y Roma, etc.). No olvidemos que la Biblia es un texto clave de la literatura mundial.
TRES MOMENTOS HERMENÉUTICOS:
- Entender el texto. La Biblia ofrece unos mensajes (palabras) que han de escucharse, en su perspectiva original, como expresión de una cultura y experiencia específica, de tipo social, religioso y humano. Se trata, pues, de volcarse al texto, para descubrir su sentido.
- Actualizar el texto. No basta entender el texto “para sí” (en sí mismo), sino “para nosotros”, para descubrir así lo que dice en nuestro contexto cultural y social, religioso y eclesial.
- 3. Aplicar el texto. La Biblia es un libro para la acción y sólo se entiende en la medida en que se pone en práctica. El puro espectador, que mira las cosas desde fuera, nunca entenderá la Biblia.
LECTIO DIVINA, LECTURA ORANTE
Es una lectura también trabajosa, pues exige un tipo de preparación y decisión creyente. Pero su trabajo es más interior, de vida creyente, en la línea de lo ya dicho al hablar de los “cuatro sentidos” (letra, alegoría, moral, anagogía). Pueden distinguirse en ella seis momentos:
- Lectio.
Hay que empezar leyendo el texto, y para ello hace falta cierta preparación: conocer los libros y las tradiciones básicas, saber algo de historia. Se pueden escoger ciertos textos, para días especiales, o realizar una “lectio continua”, como hace la liturgia.
- Meditatio.
Dejar que el texto repose en silencio interior, pensando en lo leído (rumiando, se suele decir). Esta meditación no es sólo intelectual, sino que puede y debe ser también imaginativa, dejando que lo leído (en especial sobre Jesús) incida e influya también en la fantasía, cambiando así por dentro nuestra mente.
- Comunicatio.
Este momento sólo puede darse cuando hay lectura común y los orantes comunican y comparten su experiencia, para enriquecerse unos a otros. En este contexto el lector puede hablar también con un amigo o director espiritual, que acompaña la lectura.
- Oratio.
Es el momento de profundización personal,entendida como acogida y respuesta, de forma que la Palabra de Dios se vuelve fuente de comunicación, de diálogo encuentro del orante con el Dios de Cristo.
- Contemplatio.
Más allá de la simple pensar y profundizar está el contemplar, que consiste en desbordar e nivel de las palabras, dejando que sea el mismo Dios (el Cristo) quien actúe en el interior de mi persona.
- Actio.
Al final del proceso está la acción, es decir, el compromiso de seguir a Jesús, de cumplir la voluntad de Dios, esto es, de servir a los hermanos, a favor de la justicia del Reino de Dios.
LECTIO HUMANA, UNA LECTURA TRABAJOSA
Le llamo científica en el sentido extenso de la palabra. Incluyo tres niveles de “crítico” (en el sentido de investigación), dos de “hermenéutica” (en el sentido de comprensión) y un nivel final de aplicación práctica, en un plano personal y social.
- Crítica textual.
Fija el texto en su original, con la ayuda de la paleografía, la filología comparada y otras ciencias. Su primera función es cotejar los testimonios (manuscritos: papiros, pergaminos), llegando en lo posible texto primitivo (cf. ediciones AT y NT).
- Crítica histórica.
Sitúa la Biblia en su contexto, en las culturas del Antiguo Oriente, con la ayuda de ciencias como la arqueología comparada y la historia de las culturas (y religiones) para entender mejor su origen, desarrollo y sus aportaciones.
- Crítica literaria.
Aplica a la Biblia los métodos de estudio de los textos literarios (elaborados en parte precisamente estudiando la Biblia), analizando convergencias divergencias respecto a otros textos y culturas del entorno (Egipto y Mesopotamia, Siria y Fenicia, Persia, Grecia y Roma, etc.).
- Hermenéutica 1: entender el texto.
La Biblia ofrece unos mensajes (palabras) que han de escucharse, en su perspectiva original, como expresión de una cultura y experiencia propia, de tipo social, religioso, humano.
- Hermenéutica 2: actualizar el texto.
No se trata sólo de entender el texto “para sí”, sino “para nosotros”, en nuestro contexto cultural y social, religioso y eclesial: qué dice, si algo dice, en nuestro tiempo y circunstancia.
- Acción, aplicación.
La Biblia es un texto para la acción y sólo se entiende en la medida en que se pone en práctica. El puro espectador, que mira las cosas desde fuera, nunca entenderá la Biblia
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