Abriendo el corazón
Del blog de Henri Nouwen:
Hay tres cualidades espirituales que caracterizan a un seguidor de Jesús, convertido o transformado: Intimidad, Compasión y Gratitud. El amor de Dios, más que una enseñanza moral, es algo íntimo y delicado. Somos amados de una forma muy personal, por un Tú que nos conoce íntimamente y continúa amándonos fielmente, aun cuando nos comportemos mal, nos auto despreciemos, o rechacemos a Dios. Esta presencia personal de Jesús, que nos habla al corazón, nos llama naturalmente a la intimidad con nosotros mismos y con aquellos a quienes amamos. Poner en práctica esta realidad de ser amados se llama compasión. Pero hay que saber superar dos obstáculos difíciles para alcanzar esta cualidad espiritual: la tendencia a sentir lástima de los demás y la tendencia a juzgarlos.
(Cuantas veces decimos a alguien: rezaré por ti. Ello supone entrar profundamente en el otro y rezarle a Dios desde su centro. La compasión está en el corazón de nuestra plegaria por los otros. Cuando rezo por el mundo, me convierto en el mundo).
Tampoco la gratitud es una enseñanza moral, sino una respuesta espontánea al descubrimiento de que somos amados. La gratitud brota del reconocimiento de que todo lo que existe es don divino, fruto del amor. La fecundidad y la gratitud van siempre unidas, agradecer multiplica. Podemos vivirla también como una disciplina, es decir, el esfuerzo explícito por reconocer que todo lo que soy y lo que tengo me ha sido dado como don de amor, don que tengo que celebrar con alegría (Devuélveme la alegría de la salvación). Optar por la gratitud en vez de quejarme y lamentarme; puedo ser agradecido cuando alguien me critica, aunque mi corazón responda con amargura; puedo optar por hablar de la bondad y la belleza, aunque mi ojo interno siga buscando a alguien para acusarle de algo feo. Puedo elegir perdonar y sonreír, y así, a pesar de todo, conseguiré vivir plenamente esta cualidad del discípulo.
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(Ideas de Henri Nouwen)
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