El activista Daniel Valero ‘Tigrillo’ publica un libro desmonta-tópicos sobre el mundo LGTBI
La lacra de la LGTBIfobia sigue más viva que nunca. De hecho, 629 incidentes de odio por orientación sexual o identidad de género fueron recogidos en 2017 por las entidades LGTBI a través de sus servicios u observatorios. Y lo peor es que aún hay muchos empeñados en intentar crear desunión y falta de solidaridad dentro del colectivo. «El sistema en el que vivimos fortalece los privilegios de quienes están más alto en la pirámide social, haciendo que los que estamos abajo creamos que somos enemigos los unos de los otros», señala a Dosmanzanas el periodista jerezano y youtuber Daniel Valero a.k.a Tigrillo, de 25 años y autor de LGTB para principiantes (Mueve tu lengua) —un manual donde ha intentado desmontar estereotipos y prejuicios que surgen con frecuencia dentro y fuera de ese colectivo—.
Para el activista —que se define a sí mismo como un ‘maricón autodidacta’—, esa situación de especie de guerrilla interna es similar a la que se produce —en muchos casos— entre mujeres cuando se menciona el tema de la alta competitividad. Parece que se las ha educado para que reaccionen de una forma negativa al éxito de sus compañeras. «Mira, por ejemplo, lo de Ciudadanos en el Orgullo: la causa nunca ha sido demostrar que ellos van más a muerte que nadie con el colectivo LGTB. Uno de los motivos de todo el circo que han montado es dividir al colectivo desde dentro, para que estemos más ocupados discutiendo entre nosotros que cuestionando el hecho de que no estén haciendo políticas que nos resulten útiles. Creo que nos hace falta mucho trabajo y crear muchas redes de apoyo entre nosotros, un sentimiento de pertenencia a una comunidad con el que sí que seríamos imparables», explica.
Hemos hablado de algunos de los tópicos más manidos sobre el colectivo LGTBI con Valero.
Las personas pansexuales y las de género no binario no existen en realidad
«Entiendo que quienes lo afirman puedan no estar informados, por ejemplo, del tema de la pansexualidad. Al fin y al cabo, sigue siendo un debate abierto y no todos pensamos siquiera que sea necesario el uso de un término que ya tenemos definido con la bisexualidad», explica el activista LGTB. «De cualquier forma, como recomendación general, diría que intenten conocer a personas de todo tipo, con distintas experiencias y formas de ver el mundo. Si ya se animan, podrían seguir a activistas de todo tipo en redes sociales, leer algún que otro ensayo de la temática, etc. Las opciones son ilimitadas para darse cuenta de que existe una diversidad increíble y que no todo encaja en los tres moldes que tenemos en la cabeza, pero que ni siquiera han sido así toda la vida, ¿o es que alguien piensa que el binarismo de género nació de forma ‘natural’ y ha sido siempre así en todas las sociedades?».
Es absurda la manía de querer ponerle etiquetas a todo
«Cuando ponemos una etiqueta no solo nos ponemos nombre a nosotros; ponemos nombre a una opresión que estamos sufriendo. Por supuesto que sería maravilloso un mundo en el que todos fuéramos simplemente personas sin más, pero llamarnos así ahora mismo solo invisibilizaría los problemas que sufren ciertas partes de
la población sobre las que hace falta un trabajo concreto. Cuando a un chico afeminado, con pluma, con cierta vestimenta atribuida más a mujeres que a hombres, le pegan una paliza al grito de ‘maricón’, no se la dan porque sea una persona, sin etiquetas: se la dan por maricón. Hay que visibilizar y normalizar ciertas formas de ser, orientaciones e identidades, porque son las que están sufriendo todo esto», comenta Valero.
Las relaciones homosexuales llevarán al fin de la raza humana
«Supongo que para la gente que lo cree es difícil de entender porque cuando les dices ‘colectivo LGTB’ tienden a entender ‘hombres cis y gays’, así como lo único que existe, pero vaya, que existen personas bisexuales, personas trans, y mil combinaciones distintas que hacen que la procreación ‘natural’ entre personas LGTB sea plenamente posible y sin problema alguno. Y ya si nos salimos de ahí, existen otras formas como el método ROPA, muy utilizado por las parejas de mujeres cis y lesbianas. Que no se preocupen, que el mundo está ya bastante bien poblado, y la gente LGTB no va a ser el problema que lleve a la raza a la extinción», asegura el autor del libro.
Muchas mujeres se hacen lesbianas porque odian a los hombres
«Si una mujer sale y se acuesta con otras mujeres no es porque odie a los hombres; es porque le gustan las mujeres y ya. Supongo que [a quienes así lo creen] les cuesta imaginar un escenario en el que una mujer hace algo y no está directamente relacionado con que ellos sean el motivo principal de ese algo, pero vaya, que pasa, fíjate», subraya.
El colectivo se lleva dinero en subvenciones y pagas del Estado solo por ser gais, lesbianas, bisexuales y transexuales
«Estaría muy bien que fuese así, la verdad, que trabajar es muy cansado. Pero ya en serio: existen asociaciones dedicadas a la prevención de las ITS como el VIH, por ejemplo, o asociaciones que ofrecen cursos de educación en diversidad afectivo-sexual para intentar reducir los casos de violencia y acoso que desgraciadamente sigue sufriendo la parte más joven del colectivo (y la mayor también, vaya). Algunas de ellas llegan a recibir alguna
subvención, como otras tantas asociaciones. La diferencia es que estas reciben bastante menos y las usan para luchar contra la discriminación, mientras que otras que reciben ventajas fiscales del Estado usan el dinero para sacar autobuses con mensajes de odio. O para montar chiringuitos de los que vivir sin pegar palo al agua, como Santiago Abascal o Díaz Ayuso, ambos enchufados de Esperanza Aguirre. Lo primero recibe mucho menos dinero y es bastante más útil, qué queréis que os diga. Pero no, a título privado no recibimos subvención alguna ni dinero alguno. Hacerse activista es quizá el camino más erróneo a elegir para hacerse rico, diría yo», apostilla Valero.
Fuente Dosmanzanas
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