Jesús es más sencillo que una campaña electoral. Entrada en Jerusalén
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
1. Domingo de Ramos y campaña electoral.
Ayer comenzaba la campaña electoral. Los líderes políticos entran cada cual con su ideología e intereses en las ciudades.
Jesús entró en Jerusalén de modo mucho más humilde y por razones muy diversas a las de una campaña electoral. Jesús entra en Jerusalén porque ha llegado su hora de entregar su vida y redimir nuestra existencia.
El Domingo de Ramos es el ocaso de los mesías y mesianismos triunfalistas de los poderosos de este mundo, que tienen dinero y poder, pero nada más queso: dinero y poder. La bondad, la justicia liberadora, el perdón entran en la vida humildemente…
En el torbellino de “slogans” políticos, noticias y acontecimientos de la vida en los que estamos inmersos: corrupción, desahucios, crisis, situación socio-política, tensiones eclesiásticas, además de las cuestiones personales, la Semana Santa puede ser un tiempo de calma, de cierto silencio interior, de contemplación de Cristo crucificado y resucitado.
2. Tres actitudes de Jesús.
Hemos escuchado la pasión del Señor según San Lucas. Y en esta tradición hay dos gestos, tres actitudes de Jesús que nos hacen bien, que sanan nuestra alma:
1.1. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
1.2. Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso, (Lc 23,43).
Lo último que hace Jesús entre nosotros es lo que ha hecho toda su vida: perdonar. Son gestos de una bondad infinita.
* ü Nos pille como nos pille la vida y la muerte tengamos confianza (te lo aseguro) en Jesucristo. Dios y Jesucristo no se cansan nunca de perdonar. La confianza en Dios Padre es el acto de fe más fundamental que podemos hacer y en el que podemos vivir.
* ü hoy: no mañana, hoy, -ahora- estamos ya salvados. Es el hoy de San Lucas: hoy nos ha nacido un salvador, hoy se cumple la salvación que acabáis de escuchar, hoy ha entrado la salvación a esta casa. Hoy estarás conmigo en el Paraíso. Hoy estamos ya salvados: esa incógnita queda despejada por el Señor en la cruz.
Gocemos, disfrutemos hoy ya de una historia que solamente termina bien. “Dios no se cansa de perdonar”.
* ü El Paraíso es el símbolo de que esta historia nuestra (cuya realidad fáctica no podemos, no sabemos describir) termina bien en Dios.
1.3. Padre en tus manos confío mi espíritu (mi vida).
Jesús se sintió abandonado por Dios, por eso rezó en la cruz el salmo 21: Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado.
Durante toda su vida Jesús ha confiado en el Padre, pero es en la cruz donde proclama su confianza, su fe, en Dios Padre: Mi vida la pongo en tus manos, a tus manos encomiendo mi espíritu
También nosotros hemos podido tener, quizás estamos viviendo y tenemos recorridos de sufrimientos, dudas, angustias, sufrimientos de todo tipo, enfermedades. No temamos. Nuestra vida está en manos de Dios Padre. En tus manos pongo mi vida.
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