Un día alguien me llamará
Del blog Pays de Zabulon:
A veces tengo el sueño
de que algún dia alguien me llame
y que, plenamente enamorado,
Lo seguiré dejando todo,
Habiendo encontrado el objetivo final de mi vida.
Este sueño, como bien sé,
Está escrito en la herida primaria
de no haber sido amado lo suficiente, mimado o llamado.
Herida, sí, pero que me abre a la conciencia.
de que ue estamos hechos para ser amados por completo.
Durante mi vida, a veces me he engañado a mi mismo
confundiendo, por ejemplo, la plenitud con el amor humano,
O a veces solo una u otra señal de interés.
con esta expectativa inconsciente de ser recibido completamente,
proyectando mi deseo – mi necesidad – de ser acogido
En la más mínima señal de amistad o de reconocimiento.
Fue en los días en que mi sueño aún era un deseo sin palabras,
Pero conozco bien la fuerza de la ilusión.
y que aún podría esperar que los demás
llenaran el pozo cuya fuente está en mí.
Y sin embargo, un día alguien me llamará,
y será el Señor Dios creador del universo.
No me llamará de manera grandilocuente.
porque después de todo, este universo ya está aquí en mí y yo en él.
De repente, su presencia me rodeará.
Y sabré que ya vivo en su casa.
y que quiero disfrutarlo para siempre.
¿Por qué se esto?
Una herida, por supuesto, pero también este punto de conocimiento ciego,
Cuando se toca algo esencial que uno no puede perderse.
Lo sé, lo sé por siempre.
Lo sé por mí mismo, lo sé por los demás.
Antes de amar,- que no sé cómo hacerlo solo-.
Estoy hecho para ser amado.
Lo sé porque, ciertamente,
ya estoy probando algo de esta presencia.
Cuando digo que no será algo grandilocuente …
Esta presencia, ya está aquí. Está aquí, en mí, en nosotros.
Solo tengo que acogerla, quererla, dejarla crecer
y dejar que el Señor toque a los que me encuentro.
¡Qué increíble paradoja!
Yo, el mal recibido, aprendo a acoger,
y convertirme en acogida.
*
Zabulon – 27/02/2019
*
En nuestro corazón, la vigilancia,
Lámpara encendida por el Señor,
Se renueva con su llama.
En el canto común de nuestra alegría.
(…)
Aquí está el novio que nos llama,
Corramos a las bodas del Cordero.
Pero que el camino parezca largo:
¿Cuándo aparecerás la última mañana?*
(Himno de Laudes – miércoles 27 de febrero)
***
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