15 años de cárcel para el Republicano acusado de prostitución de menores
En marzo de 2017, Ralph Shortey fue detenido por la policía del Condado de Cleveland, en Oklahoma, mientras estaba en la habitación de un motel junto a un chico de 16 años, una caja de condones, un bote de lubricante y olor a marihuana.
Shortey era senador republicano y dimitió en cuanto le detuvieron; además había sido jefe de campaña de Trump en Oklahoma. Shortey había conocido al chico de 16 años a través de internet y le había prometido dinero para irse de vacaciones de Spring Break a cambio de “cosas sexuales“. La carrera política de Shortey se caracterizaba por su férrea defensa de la familia y los valores tradicionales (casado desde 2002 con su novia del instituto y padre de cuatro hijas); por oponerse radicalmente a cualquier medida legislativa que facilitara la vida de las personas LGTB+… Y por proponer una ley para prohibir el consumo alimenticio de fetos abortados. Shortey presentó esa ley sin ningún tipo de prueba de que alguien estuviera comiendo fetos pero aseguró que estaba ocurriendo y que las empresas alimenticias jamás lo admitirían porque “sería una pesadilla de relaciones públicas“.
Pues para pesadilla de relaciones públicas la suya. Tras ser detenido y haber dimitido de su cargo, Shortey se declaró culpable de prostitución de menores para que la fiscalía retirara tres cargos de posesión de pornografía infantil. Finalmente el ex-senador ha sido sentenciado a quince años de prisión tras una vista en la que Shortey aprovechó para disculparse ante sus votantes y sus “hermanos Cristianos“; y también ante su familia, a la que pidió perdón por haberla destrozado y por haber llevado durante tanto tiempo una “doble vida de pecado“.
El abogado de Shortey, Ed Blau, intentó que la sentencia no fuera demasiado dura al presentar a varios testigos que trataron de explicar por qué un hombre de familia cristiano y conservador había cometido esos delitos con el argumento de que sufrió abusos sexuales y por eso a pesar de ser heterosexual siente la necesidad de abusar él también de menores…
“Esos demonios“, explicó el letrado Ed Blau, “le han seguido desde el pasado y le han llevado a un comportamiento auto-destructivo. En este punto su vida está destruida. La vida de su familia está destruida. La vida de la víctima está destruida.”
La fiscalía, que pedía 25 años de cárcel para Shortey, explicó en la vista que, tras el delito, la víctima quedó en estado de paranoia y que “se siente como un proscrito, como si ni siquiera perteneciera a su propia familia“.
El juez, Timothy DeGiusti, no creyó la historia del abogado defensor y condenó a Shortey a 15 años de cárcel y a pagar daños y perjuicios a la víctima. “Es una tragedia que ha creado usted mismo“, sentenció DeGiusti, “pero una tragedia al fin y al cabo“.
Fuente | LGBTQNation, vía estoyBailando
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