La Iglesia cubana se opone a incluir el matrimonio gay en la futura Constitución
Raúl Castro con Dionisio García y el cardenal Ortega
Denuncia el “colonialismo ideológico” que hay detrás
Polémica por el artículo 68, qu incluye la posibilidad de bodas y adopción por uniones homosexuales
El arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba, Dionisio García, ha abierto la veda contra la propuesta de la Asamblea Nacional de Cuba de abrir las puertas al matrimonio igualitario en el texto de la nueva Constitución de la isla. La Iglesia católica cubana se suma así de forma oficial a las iglesias evangélicas, que ya se habían pronunciado en contra. Además de los tradicionales argumentos que ya han utilizado en países como España contra el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio, la Iglesia cubana asegura que llevar el matrimonio igualitario a la isla sería «imperialismo cultural» por parte de los países ricos, que «influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas».
La Iglesia católica arremetió contra la propuesta de cambiar la definición de matrimonio en la nueva Constitución que se debate en Cuba, una iniciativa que achacó al “colonialismo ideológico” y que, de aprobarse, permitiría la eventual legalización de las uniones homosexuales en la isla.
Como explicamos ampliamente finales de julio, la propuesta de reforma de la Constitución aprobado por la Asamblea Nacional de Cuba actualiza la definición de matrimonio, que pasa a ser la unión concertada «entre dos personas», sin mención expresa al sexo de los contrayentes (la redacción actual sigue definiendo el matrimonio como «la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello». Una reforma que tendría como consecuencia directa posibilitar la extensión del matrimonio a las parejas del mismo sexo. «Como ya en la Constitución estaba establecida la figura del matrimonio heterosexual desde la heteronormatividad, entonces creo que tenemos el deber de situar otra visión del matrimonio, mucho más inclusivo, que garantice derechos que hasta el momento no hemos estado garantizando. Y una cosa que le digo a muchas personas: darle derechos a los que no los tienen no significa quitárselos a los que ya lo tienen», explicaba por entonces Mariela Castro, directora del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) y diputada de la Asamblea.
Es importante destacar que el proceso de reforma constitucional no ha concluido. Una vez que el proyecto ha sido aprobado de forma unánime por los diputados se abre un proceso de «consulta popular», que se extenderá desde el 13 de agosto hasta el 15 de noviembre, tras lo cual el texto volverá a la Asamblea Nacional. Los activistas LGTB cubanos ya temían desde el inicio que durante este proceso se manifestasen con fuerza los grupos de presión homófobos. Las iglesias evangélicas, cuya penetración entre la población también se está produciendo en Cuba, fueron las primeras en reaccionar. La Liga Evangélica de Cuba, la Convención Bautista de Occidente, la Convención Bautista de Oriente, la Iglesia Metodista en Cuba y la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios acordaron hace semanas una declaración conjunta contra el matrimonio igualitario en la que argumentan que la «ideología de género» no tiene relación alguna con la cultura cubana, «ni con los líderes históricos de la Revolución», ni con otros países comunistas como «la antigua Unión Soviética, China, Vietnam y menos aún Corea del Norte».
El arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, señaló en una carta publicada en la página web de la Conferencia de Obispos de Cuba que el cambio, recogido en el artículo 68 del borrador de la nueva Carta Magna, “preocupa a muchos” por su “alcance posterior“, ante la posibilidad de aprobar las bodas y adopciones entre personas del mismo sexo.
Es la primera vez que la Iglesia católica se posiciona públicamente en este debate, que parte de una modificación de la definición de matrimonio en la actual Constitución (1976), pasando de “la unión voluntaria de un hombre y una mujer” a “la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello”.
Donde la Iglesia católica cubana introduce nuevas aportaciones, por así decirlo, es a la hora de presentar el matrimonio igualitario como una imposición de los países ricos a los países pobres, una forma de «colonialismo ideológico». El argumento no es nuevo, y de hecho ha sido ya muy utilizado por iglesias cristianas en África, pero en América Latina no había tenido hasta ahora tanto protagonismo. Dionisio Gómez apela así a la ideología, posiblemente en un intento de tocar la fibra sensible de los diputados cubanos, como ya intentaron los evangélicos.
El prelado cree que una idea “tan ajena” a la cultura cubana como la de permitir el matrimonio homosexual viene “de países en los que existen grupos poderosos con gran capacidad económica y de influencias”.
“Han penetrado los organismos internacionales de tal manera que muchos de éstos y gobiernos de países ricos influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas, financiando en ellos a grupos afines a sus ideas y presionando a los gobiernos de los mismos hasta el punto de condicionar, en muchas ocasiones, la ayuda económica, para que apliquen políticas como estas“, agrega.,
«¿De dónde surgen y nos llegan estas ideas tan ajenas a nuestra cultura? De países en los que existen grupos poderosos con gran capacidad económica y de influencias. Se valen del creciente proceso de globalización y tratan de influir para crear una cultura uniforme que acepte y adopte sus criterios descalificando a los de los otros. Es lo que entre nosotros a veces se ha llamado el ‘imperialismo cultural’. Han penetrado los organismos internacionales, de tal manera, que muchos de estos y gobiernos de países ricos influyen en países menos desarrollados necesitados de ayudas económicas, financiando en ellos a grupos afines a sus ideas y presionando a los gobiernos de los mismos hasta el punto de condicionar, en muchas ocasiones, la ayuda económica, para que apliquen políticas como estas. Es un nuevo colonialismo ideológico», asegura.
El arzobispo de Santiago asegura que si de lo que se trata es de «no dejar desvalidas» a las personas «que conviven y comparten sus bienes y no son un matrimonio», lo que se debe hacer es «buscar los medios legales que protejan a quienes se encuentren en esos casos, pero esto no debe tomarse como argumento para cambiar la definición de una institución de orden natural como es el matrimonio que ha resguardado la continuidad de la humanidad [sic]».
“Ignorar lo que por naturaleza nos ha sido dado o ir en contra de las leyes y procesos inscritos, incluso genéticamente, en nuestro ser, trae siempre consecuencias lamentables, ya sea de inmediato o con el correr de los años“, según la misiva del arzobispo.
Asegura que “la institución del matrimonio es tan antigua como la humanidad, está en el mismo origen del hombre y de las primitivas formas de organización social (…), pero, en todas, están presentes y relacionados entre sí los dos sexos, hombre y mujer”.
Además, califica de “simplista y falso“ que el rechazo al matrimonio homosexual provenga solo de los cristianos, “pues esta postura está avalada por la experiencia, la historia y las ciencias que estudian al ser humano y su comportamiento”.
García alerta de que, entre las consecuencias de redefinir el matrimonio en la Constitución, está también la modificación de los contenidos educativos en las escuelas, los ámbitos culturales y los medios de comunicación “para adaptarlos a esa nueva propuesta“, lo que generaría un “innecesario cambio cultural“.
“Es falso alegar que es propio de una revolución hacer cambios como este, romper con las tradiciones. La manera de celebrar un matrimonio sí puede ser considerada una tradición, pero no el matrimonio en sí“, argumenta.
Como alternativa, el arzobispo de Santiago propone “buscar los medios legales que protejan a quienes se encuentren en esos casos”, pero pide que eso no se use como argumento “para cambiar la definición de una institución de orden natural como es el matrimonio, que ha resguardado la continuidad de la humanidad a lo largo de los siglos“.
La Iglesia católica se suma de esta forma a otras organizaciones religiosas que en las últimas semanas se han posicionado contra el cambio en la definición constitucional del matrimonio que propone el borrador de Carta Magna que los cubanos comenzaron a debatir este mes.
Varias iglesias cristianas de la isla llamaron a sus fieles a “luchar” contra el artículo 68, convocaron ayunos y repartieron volantes con una ilustración de un hombre y una mujer, en defensa del “diseño original de la familia”, a lo que el colectivo LGTBI ha respondido con campañas a favor de “un diseño muy original“.
La modificación del concepto de matrimonio respondería a una reivindicación histórica de la comunidad LGTBI del país, donde hasta hace pocas décadas los homosexuales eran perseguidos e internados en campos militares de trabajo, uno de los episodios más oscuros de la Revolución liderada por Fidel Castro.
Los cubanos de dentro y fuera de la isla debatirán el borrador constitucional hasta mediados de noviembre, cuando una comisión liderada por el expresidente Raúl Castro estudiará las propuestas aportadas en la discusión del texto, incorporará las que se consideren oportunas y lo remitirá de nuevo al Parlamento para su aprobación final.
En febrero del año próximo la nueva Constitución será sometida a referendo
Fuente Agencias/Religión Digital/Dosmanzanas
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